Para los tiempos en que Daniel Defoe escribió Robinson Crusoe, quedar varado en una isla desierta era un castigo. Hoy día sería una experiencia de ensueños. Muchos se sentirían afortunados si tal suerte les llega, de modo que hay una pregunta que se ha hecho recurrente: “¿Qué libro te llevarías a una isla desierta?”. Todos, alguna que otra vez, hemos tratado de contestarla. Tengo una recomendación que pasa primero por un razonamiento: si se lleva una Biblia tendrá consigo una biblioteca. En ella encontrará poemas, narraciones épicas, historias, lecturas éticas de honda sabiduría, hasta cartas de amor para esos atardeceres insulares que vivirá, en tanto llega ese importuno barco a rescatarle. Toda una biblioteca con usted.
De modo que será algo muy práctico y hará economía de espacio. No dude acerca de mi recomendación; es una biblioteca en un solo libro. Eso es lo que significa la propia palabra Biblia: «colección de pequeños libros».
En caso de que se decida le deseo pueda disfrutar su estancia en su isla desierta. Estoy en una congestión de vehículos; ya la policía me avisó que debo pasar. By.
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