Desvanecido entre las brumas de lejanos tiempos quedó el nombre del primer hombre que quiso expresar algo que flotara intermedio entre las oscuras tinieblas de lo negro y la prístina pureza de lo blanco. Él dejó a la posteridad un legado: es el color gris.
Tal vez lo tomó del otoño. En él no hay calor ni frío. Es el tiempo en que los árboles detienen los frutos y, resignados, dejan caer las hojas que, sin rumbo, mueve el viento. Por cuanto dar sombra es su sentido mismo de vida, el árbol en otoño es un extraño intermedio entre el ser y el no ser…
El blanco perfecto no acepta la intromisión de puntos oscuros, ni el negro admite vetas claras. Lejos de esto, el gris lo esconde todo. Es un color sin compromisos.
Cuando hay poca luz el blanco parece gris. Es el color más visible para la gente en los crepúsculos, esa hora que no es noche, mucho menos día.
Son grises las cenizas. No tienen el color del fuego, ni del objeto que quemó. Es un extraño matiz que debía estar en la bandera de todos los que navegan por la vida sin sentido de pertenencia.
Sí que fue gris el Guernica de Picasso, aquel icono de la muerte y la guerra.
En la ropa expresa un luto mayor que el negro. Era gris la camisa que usé el día que murió mi madre. Nunca más la tuve, porque no conoceré un luto mayor; no lo quiera Dios.
Eva Heller crearía con sus trabajos la psicología del color. Serios problemas los que tendría cuando llegó al gris. Era para ella “psicológicamente (…) el [color] más difícil de ponderar: demasiado débil para ser masculino (…), demasiado amenazante para ser femenino (…)”. Así se le escuchó decir: “No es cálido, ni frío. No es espiritual, ni material (…). [Es] el color sin carácter” (1).
Grande acierto el de Heller cuando lo describió así, porque:
Grises son los que esperan hasta oír qué dirán los demás.
Grises son los que buscan el aplauso universal; aciaga hora en que la gente desconoce que, pretender gustar a todos, es la clave del fracaso.
Gris es la estirpe de Judas, y la de todos los que con él corren para entregar al hermano.
Grises eran los tibios de Laodicea (2), que remedaron en sus almas las aguas termales.
Grises son los que, en la hora “de la angustia, la reprensión y la blasfemia”, miran al otro lado (3).
Grises fueron los que, a la entrada del Pretorio, guardaron silencio, mientras Pilato preguntaba qué hacer con Jesús. Los negros lo condenaron, los blancos rasgaron sus corazones. Los grises guardaron silencio.
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(1) Victor Mosqueda Allegri. “Color gris: significado y psicología”. https://www.lifeder.com/psicologia-significado-color-gris/ Accedido: 24 de septiembre de 2020, 8:05 PM.
(2) Apocalipsis 3: 16.
(3) Segundo de Reyes 19: 3; paráfrasis.
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