Septiembre de 2020. Siempre pensé que, para probar a los amigos, hacían falta fieros leones de la sabana, osos enhiestos del bosque o anacondas del río. ¿Quien iba a decirnos que bastaría un pequeño virus? ¡Qué poder ha tenido el SARS-CoV-2 del COVID-19, para polarizar a la gente! Nunca vi tantos amigos correr lejos, o dejar sonar tan largos timbres de teléfonos para, finalmente, no contestar. Lejos quedaron puertas que un día estuvieron abiertas.
No fueron necesarias guerras cruentas, terremotos devastadores, mareas penetrantes, huracanes o asteroides del cielo. Bastó un COVID, y fueron probados los amigos.
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