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miércoles, 31 de marzo de 2021

Una vez más...

«Despiértate, salterio y arpa; despertaré al alba» (Sal. 108: 2).
Vimos el sol salir tantas veces... La sorpresiva y tenue claridad entraba por la ventana y nos tocaba los ojos, mientras estábamos inclinados a la cabecera de una cama, auscultando a un paciente grave. Aletargado por el largo insomnio me preguntaba de dónde vendría aquel claro halo que daba color magenta al cristal. Descubría, para entonces, que ya amanecía. Anticipado al alba, una vez más...
Con los años cambiaría la perspectiva; nos llegaría el incomparable espectáculo del amanecer no desde las ventanas del hospital, sino por los cristales del auto, cruzando con mi esposa las inacabables carreteras interestatales de Texas, Oklahoma, Arkansas, Missouri, California, Arizona y Nuevo México. Siempre, en aquel minuto, cuando el primer rayo de luz hacía la solemne advertencia de un nuevo día, me venía, al encuentro del sol, aquel lejano pensamiento: «Una vez más...».
Ya casi no los vemos. Ya no solemos anticiparnos al alba. Ahora, en la mesa de trabajo, nos sorprenden los crepúsculos, premonitorios del fin, del encuentro eterno con Aquel que nos dio el alba, y con él, la vida de cada día. 


martes, 30 de marzo de 2021

Siete razones de un científico para creer en Dios (VII)

El pensamiento universal de Dios

 

Cressy Morrison afirmó:

 

El hecho de que el hombre puede concebir la idea de Dios es en sí mismo una prueba única. La concepción de Dios surge de una facultad divina del hombre, no compartida con el resto de nuestro mundo, la facultad que llamamos imaginación. Por su poder, el hombre y solo el hombre, puede encontrar evidencia de cosas que no se ven. Los horizontes que este poder abre no tiene límites; de hecho, a medida que el hombre se perfecciona, la imaginación se convierte en una realidad espiritual (1) (2) (3).

 

Es notable: no ha sido encontrada una sola tribu indígena sobre la tierra que no tenga dos pensamientos: uno, el de un creador; y dos, el de un juicio postrero. Tal universalidad fue colocada por Dios y deformada en el tiempo por el pecado. Los que gustan defender la idea de la existencia en filosofía de pruebas de la existencia de Dios llaman a esta universalidad “Prueba ontológica”. La expuso y defendió Agustín de Hipona (San Agustín) (4).

 

 

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Fuentes consultadas

 

(1) Abraham Cressy Morrison. Seven Reasons Why A Scientist Believes In GodWestwood, New Jersey, 1962.

(2) _____. Siete razones de un científico para creer en Dios. Trabajo de divulgación apologética de la Iglesia Evangélica Pentecostal de Cuba. Material de impresión ligera. 1986.

(3) Trueth Seeker. “Siete razones de un científico para creer en Dios”. https://es.truth-seeker.info/existe-dios/siete-razones-cientifico-creer-dios/ 18 de mayo de 2016. Accedido: 2o de febrero de 2021, 4: 18 pm.

(4) M. Rosental y P. Iudin. Artículo: “Pruebas de la existencia de Dios”. Diccionario filosófico. Argentina: Ediciones universo, 1973, p. 381.




lunes, 29 de marzo de 2021

Siete razones de un científico para creer en Dios (VI)

La economía de la naturaleza

El equilibrio en la naturaleza muestra una sabiduría infinita. Hace años, una especie de cactus fue plantado en Australia como valla de protección. Al no tener enemigos naturales el cactus pronto comenzó un crecimiento vertiginoso; este continuó hasta que las plantas cubrieron un área como Inglaterra en extensión. Muchos habitantes abandonaron sus regiones. Los entomólogos recorrieron el mundo buscando un recurso defensivo, hasta que, finalmente, encontraron un insecto que se alimentaba exclusivamente de cactus. Este no tenía enemigos en Australia, de modo que pudo controlar pronto al molesto vegetal. Al disminuir este último disminuyó también la nube de insectos. Ambos se equilibraron.

Estos equilibrios y balances se han establecido universalmente. ¿Por qué no dominan la tierra los insectos? Como carecen de pulmones, tales como los que el hombre posee, respiran a través de tubos, pero cuando los insectos crecen de tamaño, sus tubos no crecen en proporción, por lo tanto, nunca ha habido un insecto de gran tamaño. Esta limitación en el crecimiento los ha mantenido bajo control. Si esta limitación física no existiese, los insectos crecerían desmedidamente a dimensiones inimaginables y peligrosas para la supervivencia humana (1) (2) (3).

Tales equilibrios son la huella de una inteligencia previsora.

 

 

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Fuentes consultadas

 

(1) Abraham Cressy Morrison. Seven Reasons Why A Scientist Believes In GodWestwood, New Jersey, 1962.

(2) _____. Siete razones de un científico para creer en Dios. Trabajo de divulgación apologética de la Iglesia Evangélica Pentecostal de Cuba. Material de impresión ligera. 1986.

(3) Trueth Seeker. “Siete razones de un científico para creer en Dios”. https://es.truth-seeker.info/existe-dios/siete-razones-cientifico-creer-dios/ 18 de mayo de 2016. Accedido: 2o de febrero de 2021, 4: 18 pm.



domingo, 28 de marzo de 2021

Siete razones de un científico para creer en Dios (V)

La programación del código genético


Los genes son segmentos de ácido desoxirribonucleico (ADN) y representan códigos biológicos que determinan la formación de una proteína específica. Se encuentran en número de cientos a miles en cada cromosomas. Estos últimos, organizados en veintiséis pares, están localizados dentro del núcleo de cada célula (1). El cuerpo humano contiene treinta billones de células (2). Ahora, asómbrese al saber que, si los genes de toda la humanidad se pudieran reunir, cabrían en el diminuto espacio de un dedal (3) (4) (5).

¿Cómo puede tan diminuta estructura contener la codificación misma de la vida humana en su totalidad? Desde el color de los ojos hasta la velocidad a la que se moverá la última enzima, todo está allí.

Se necesita más fe bioquímica y filosófica para creer que un ser humano, y el conjunto de todos sus congéneres, se formarán solos, por el accionar del código ultramicroscópicas organizado y secuencial de tales estructuras, que para creer en un Creador inteligente que dirige tal cosa como el director de una inmensa orquesta que pone en armonía hasta el último instrumento.

 

 

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(1) David Finegold. “Genes y cromosomas”. Manual Merckhttps://www.merckmanuals.com/es-us/hogar/fundamentos/genética/genes-y-cromosomas Actualizado: julio de 2021. Accedido: 20 de febrero de 2021, 12: 01 a.m.

(2) Manuel Ansede. “Somos simplemente 30 billones de células”. El Paíshttps://elpais.com/elpais/2016/01/11/ciencia/1452535268_778792.html Publicado: 12 de enero de 2016. Accedido: 20 de febrero de 2021, 12: 20 a.m.

(3) Abraham Cressy Morrison. Seven Reasons Why A Scientist Believes In GodWestwood, New Jersey, 1962.

(4) _____. Siete razones de un científico para creer en Dios. Trabajo de divulgación apologética de la Iglesia Evangélica Pentecostal de Cuba. Material de impresión ligera. 1986.

(5) Trueth Seeker. “Siete razones de un científico para creer en Dios”. https://es.truth-seeker.info/existe-dios/siete-razones-cientifico-creer-dios/ 18 de mayo de 2016. Accedido: 2o de febrero de 2021, 4: 18 pm.




sábado, 27 de marzo de 2021

Siete razones de un científico para creer en Dios (IV)

La inteligencia humana


El Dr. Cressy Morrison, afirmó:

 

Ningún otro animal ha dejado alguna vez un registro de su capacidad de contar hasta diez o incluso de comprender el significado de ‘diez’. Mientras que el instinto es como una sola nota de una flauta, hermosa pero limitada, el cerebro humano contiene todas las notas de todos los instrumentos de la orquesta. No hay necesidad de extenderse sobre este cuarto punto; gracias a la razón humana podemos contemplar la posibilidad de que somos lo que somos sólo porque hemos recibido una chispa de Inteligencia Universal (1) (2) (3).

 

El ser humano es la única criatura capaz de auto contemplarse a través de la razón. Antes de colocar los ladrillos de una casa ya la construyó dentro de su mente; programa conscientemente el futuro, interpreta el pasado, toma decisiones en el presente; la razón humana es como una luz dada por el Creador. Fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios en cuanto a esta capacidad de razonar, sentir y actuar. “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” (Gn. 1: 26).

  

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Fuentes consultadas

 

(1) Abraham Cressy Morrison. Seven Reasons Why A Scientist Believes In GodWestwood, New Jersey, 1962.

(2) _____. Siete razones de un científico para creer en Dios. Trabajo de divulgación apologética de la Iglesia Evangélica Pentecostal de Cuba. Material de impresión ligera. 1986.

(3) Trueth Seeker. “Siete razones de un científico para creer en Dios”. https://es.truth-seeker.info/existe-dios/siete-razones-cientifico-creer-dios/ 18 de mayo de 2016. Accedido: 2o de febrero de 2021, 4: 18 pm.



viernes, 26 de marzo de 2021

Siete razones de un científico para creer en Dios (III)

Los asombrosos instintos animales

 

Nada más asombroso que la orientación instintiva de los animales. El salmón joven pasa años en el mar, para luego regresar a su propio río, y viajar, como si dispusiera de un mapa, hasta la misma ubicación en que fluye el afluente en el que nació. Si se le cambia, experimentalmente a otro afluente lo reconocerá al instante y luchará contra la corriente hasta terminar en el destino que tiene «previsto».

Las anguilas migran cuando alcanzan la madurez desde todos los estanques y ríos del mundo rumbo a las profundidades abismales que están cerca de Las Bermudas. Allí se reproducen y mueren. Las crías al nacer nadan, y encuentran su camino de vuelta a los ríos, lagos o estanques. Ninguna anguila americana ha sido atrapada en Europa; ninguna anguila europea ha ido a dar a aguas americanas. La naturaleza incluso ha retrasado la madurez de la anguila europea por un año o más para compensar su viaje más largo. Esta es una asombrosa previsión.

Una avispa con una esgrima precisa clava su aguijón en el saltamontes, en el lugar correcto para que no muera; se busca con eso que quede vivo pero adormecido, como una reserva de «comida en conserva». A continuación, la mencionada avispa pone sus huevos para que sus hijos, cuando salgan del cascarón, pueden picar sin matar el insecto del que se alimentan; el saltamontes muerto sería fatal. La avispa madre entonces vuela a otro lugar y muere; nunca verá a sus crías.

Tales misterios son deslumbrantes. Trazan huellas de una inteligencia superior, previsora y extraordinaria. Son evidencias de Dios.

 

 

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Fuentes consultadas

 

(1) Abraham Cressy Morrison. Seven Reasons Why A Scientist Believes In GodWestwood, New Jersey, 1962.

(2) _____. Siete razones de un científico para creer en Dios. Trabajo de divulgación apologética de la Iglesia Evangélica Pentecostal de Cuba. Material de impresión ligera. 1986.

(3) Trueth Seeker. “Siete razones de un científico para creer en Dios”. https://es.truth-seeker.info/existe-dios/siete-razones-cientifico-creer-dios/ 18 de mayo de 2016. Accedido: 2o de febrero de 2021, 4: 18 pm.




jueves, 25 de marzo de 2021

Qué rigidez la del «Estructuralismo»

El «Estructuralismo» es una de las corrientes teóricas más influyentes del siglo XX. Esa cosa rara floreció en Francia en la sospechosa década de 1960. Resumidamente «es un método de interpretar un texto basado en la presuposición de que la mente humana, independientemente de la cultura o el tiempo, procesa los datos de un modo previsible, reflejando modelos universales de pensamiento y cosmovisión, que se revelan en el lenguaje. La suposición es que el texto contiene estos modelos integrados, sea que el autor esté consciente de ellos o no. Por consiguiente, el sentido del texto no yace en las palabras como expresión del pensamiento intencional del autor, sino en el texto mismo (…)». Y lo que es peor: «Para el crítico estructural tienen poca importancia cómo se entendió el texto históricamente» (1).

Se evidencia en sí como un tremendo reduccionismo, un determinismo y, por qué no, un tremendo fatalismo. Por ese camino es el texto el que lee al autor y no el autor al texto.

 

 

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(1) James Reinaldo. Diccionario de HermenéuticaSpringfield, Missouri: Gospel Publishing House, 2012, p. 81.



miércoles, 24 de marzo de 2021

Siete razones de un científico para creer en Dios (II)

El ingenio de la vida

 

El Dr. Abraham Cressy Morrison (1864-1951), químico y escritor norteamericano, ex presidente de la Academia de las Ciencias en Nueva York, publicó en Reader’s Digest, en enero de 1948, un pequeño trabajo apologético, al que llamó: «Siete razones de un científico para creer en Dios». Él describió, como su segunda razón el ingenio de la vida. Así escribió:

 

El ingenio de la vida para llevar a cabo su propósito es una manifestación de la inteligencia que todo lo penetra. Lo que la vida misma es, nadie lo has desentrañado (…). La vida, escultora, da forma a todos los seres vivos; como un artista diseña cada hoja de cada árbol y colorea cada flor. La vida es un músico y hace que cada pájaro cante sus canciones de amor; los insectos se llaman entre sí en la música de sus sonidos multitudinarios. La vida es un químico sublime, que da sabor a frutas y especias, y perfume a la rosa que cambia agua y ácido carbónico en azúcar y madera, y, al hacerlo, libera oxígeno para que los animales pueden tener el aliento de vida (…). La naturaleza no creó la vida; rocas mezcladas con fuego y un mar sin sal no pueden cumplir con los requisitos necesarios. ¿Quién, entonces, la ha puesto aquí? (1) (2) (3).

 

El escritor argentino, Ernesto Sabato, afirmó: “El ser humano sabe hacer de los obstáculos nuevos caminos porque a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer” (4). Esto no es solo poesía. La capacidad de expresión y penetración de la vida va desde las más lejanas cumbres nevadas hasta los más profundos fosos oceánicos. Tiene la vida un principio inherente que le lleva a la preservación y a la multiplicación, con una fuerza extraordinaria, sin paralelos en toda la obra de la ingeniería humana.


 

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(1) Abraham Cressy Morrison. Seven Reasons Why A Scientist Believes In GodWestwood, New Jersey, 1962.

(2) _____. Siete razones de un científico para creer en Dios. Trabajo de divulgación apologética de la Iglesia Evangélica Pentecostal de Cuba. Material de impresión ligera. 1986.

(3) Trueth Seeker. “Siete razones de un científico para creer en Dios”. https://es.truth-seeker.info/existe-dios/siete-razones-cientifico-creer-dios/ 18 de mayo de 2016. Accedido: 2o de febrero de 2021, 4: 18 pm.

(4) Ernesto Sabato. La resistencia (Ensayo. Quinta carta), http://biblio3.url.edu.gt/Libros/sabato/resistencia.pdf , p. 75.



martes, 23 de marzo de 2021

Siete razones de un científico para creer en Dios (I)

La probabilidad de la vida


Abraham Cressy Morrison (1864-1951), químico y escritor norteamericano, ex presidente de la Academia de las Ciencias en Nueva York, publicó en Reader’s Digest, en enero de 1948, un pequeño trabajo apologético, al que llamó: «Siete razones de un científico para creer en Dios». No calculó para entonces el impacto siguiente que tendría. Este trabajo hasta hoy es leído y usado desde todos los estrados en los que se defiende la legibilidad de Dios en la naturaleza. El Dr. Morrison, en la introducción a su artículo, explicó:

 

A pesar del tiempo transcurrido y los avances científicos llevados a cabo, todavía estamos en los albores de la ciencia, y cada nueva luz no hace sino iluminar de forma más brillante el trabajo de un Creador inteligente. En los 90 años que han pasado desde Darwin hemos hecho grandes descubrimientos; con un espíritu de ciencia humana y creencia basada en el conocimiento nos acercamos cada vez más cerca de ser conscientes de Dios. Yo cuento siete razones para mi creencia.

 

Estas son razones que él argumentó debían llevar a un científico serio a creer en Dios.

 

Primera razón

 

El Dr. Cressy Morrison propuso un experimento de cálculo probabilístico: diez monedas, marcadas del uno al diez, son colocadas y mezcladas en un bolsillo. A continuación, debe calcularse la probabilidad de que estas sean sacadas en orden numérico, del uno al diez. Matemáticamente la probabilidad de que se saque primero el número uno es una entre diez; que se saquen el uno y el dos seguidos, una de cada 100; que se saques el uno, el dos y el tres en esa secuencia, es de una de cada mil, y así sucesivamente. La probabilidad de que se extraigan todas las monedas en el orden propuesto, del uno al diez sería de una posibilidad entre diez mil millones.

 

Si esta se va a graficar para mejorar su comprensión, sería así:

  

1

1/10

1, 2

1/100

1, 2, 3

1/1000

1, 2, 3, 4

1/10 000

1, 2, 3, 4, 5

1/100 000

1, 2, 3, 4, 5, 6

1/1.000 000

1, 2, 3, 4, 5, 6, 7

1/10 000 000

1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8

1/100 000 000

1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9

1/1000 000 000

1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10

1/10 000 000 000

   

Siguiendo este cálculo, son tantas las condiciones necesarias para la vida en la tierra que esta no podrían existir desde la perspectiva de la casualidad. Citemos los ejemplos naturales que argumenta C. Morrison:

 

La Tierra gira sobre su eje a mil millas por hora; si lo hiciese a cien millas por hora, los días y las noches serían diez veces más largos de lo que son ahora. Si esto fuese así, el calor del sol quemaría toda la vegetación durante el día, mientras que en la larga noche las briznas que hubiesen logrado sobrevivir se congelarían indefectiblemente.

El sol, fuente de nuestra vida, tiene una temperatura de 5.000 grados Celsius. La tierra está a una distancia precisa para que ese «fuego eterno» caliente lo suficiente con suficiencia. Si este calor se redujera a la mitad, nos congelaríamos. Si creciera en un 50% nos asaríamos.

La inclinación de la tierra, en un ángulo de 23 grados, produce las estaciones. Si tal inclinación no tuviera lugar, los vapores del mar se desplazarían al norte y el sur, acumulando el hielo.

Si la luna estuviese a solo 50 mil millas de distancia, nuestras mareas serían tan grandes que dos veces al día todos los continentes quedarían sumergidos.

Si la corteza de la tierra fuera diez pies más gruesa, no habría oxígeno.

Si el océano fuera unos pies más profundo, el dióxido de carbono y el oxígeno habrían sido absorbidos. No existiría la vida vegetal.

Si la atmósfera fuese más delgada, los meteoritos, que se queman en el espacio con tanta frecuencia se impactarían la tierra, incendiándola por doquier (1) (2) (3).

 

Debido a los cálculos probabilísticos que tales cosas suponen no hay una posibilidad alguna de que la vida en nuestro planeta sea un accidente.

Si a tales consideraciones de C. Morrison sumamos los cálculos probabilísticos relacionados con el origen, concluiremos en que nunca el azar pudo crearla. La dificultad mayor para toda la concepción no creacionista del origen de la vida es que los microorganismos más sencillos son extraordinariamente complejos; esta es una verdad chocante y ha hecho suponer a los científicos que cuando se crearon o completaron las bacterias, el 99,9% de la bioquímica de las formas superiores de vida estaba descubierta ya. Existen dos mil enzimas que son fundamentales para toda forma de vida, aquella que va desde el microorganismo más simple hasta el hombre. Las enzimas son proteínas que aceleran las reacciones químicas, de manera que logran, en segundos, reacciones que, de otro modo, requerirían meses. Siendo las enzimas proteínas, están formadas por aminoácidos; estos aminoácidos ocupan en las enzimas posiciones casi invariables en general, pero existen veinte aminoácidos que deben ocupar unas veinte posiciones imprescindibles para un funcionamiento biológico adecuado; son los aminoácidos biológicamente más importantes. En este punto se unen la bioquímica y la matemática, porque es fácil calcular la probabilidad de conseguir esas asociaciones por combinaciones al azar. La cifra alcanzada desafía la imaginación de quien sea el más notable escritor de ciencia ficción, porque es de 1040 000. Esa es la probabilidad de que se logre al azar la combinación de aminoácidos imprescindibles para formar el “cuerpo” de las dos mil enzimas indispensables. El número de combinaciones requerido para encontrar la vida sobrepasa en muchas potencias de diez al de todos los átomos del universo.  Al concluir este análisis Nalin Chandra Wickramasinghe, en el momento de la publicación Profesor de Matemáticas Aplicadas y Astronomía en el University College de Cardiff, en Gales, Gran Bretaña y director del Instituto de Estudios Fundamentales de Sri Lanka, comentó: “Un huracán que soplara sobre los restos de un avión que hubiera estallado tiene mayores probabilidades de ensamblar las trizas de chatarra en un nuevo Boeing 747 que un proceso al azar de crear la vida combinando sus componentes” (4).


 

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Fuentes consultadas

 

(1) Abraham Cressy Morrison. Seven Reasons Why A Scientist Believes In GodWestwood, New Jersey, 1962.

(2) _____. Siete razones de un científico para creer en Dios. Trabajo de divulgación apologética de la Iglesia Evangélica Pentecostal de Cuba. Material de impresión ligera. 1986.

(3) Trueth Seeker. “Siete razones de un científico para creer en Dios”. https://es.truth-seeker.info/existe-dios/siete-razones-cientifico-creer-dios/ 18 de mayo de 2016. Accedido: 2o de febrero de 2021, 4: 18 pm.

(4) Nalin Chandra Wickramasinghe. “La vida vino del espacio”. Correo de la UNESCO. Francia.  Depósito legal, mayo de 1982, pp. 36-38).



lunes, 22 de marzo de 2021

La Cabaña

Me sentía mal cada vez que visitaba La Cabaña. Me embargaban tinieblas desde que llegaba hasta que me iba. Demoré en darme cuenta de la relación que tenía el lugar con aquellas sombras de alma que terminaba por tener cada vez que estaba allí. Mi amor a los libros me llevaba, y estaba presente en cada Feria desde que se comenzaron a hacer, anualmente, en 2000. La Cabaña era la sede principal del evento nacional. A veces fui el primero en llegar. Invertía unos $200.00 MN y cerca de $10.00 CUC. Con ese, mi habitual presupuesto, regresada premiado con valiosas publicaciones, pero la alegría del enriquecimiento literario se me eclipsaba por las experiencias espirituales que sufría en el lugar. Un día ya no fui más…

La Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, en la principal bahía de La Habana, fue construida entre 1773 y 1774, después de la toma de La Habana por los ingleses. Fue tan alto su costo y tan pretendida la fastuosidad de sus muros que se cuenta como Carlos III intentaba verla con un telescopio desde Madrid. Protegía a La Habana de ataques por mar. Guarecía en sus celdas a los peores bribones. Recluían allí, a la par, a los que disentían con relación a la colonia, de modo que ante sus farallones fueron fusilados en los siglos XVIII y XIX nadie sabe cuántas personas. Luego, devenida Cuba en República, continuó la Fortaleza su triste suerte como lugar de sufrimiento y muerte de miles de personas. Tras el triunfo revolucionario los fusilamientos en sus fosos eran diarios. Cientos de hermanos en la fe, de todas las confesiones cristianas, estuvieron en sus lúgubres galeras. Cuántas personas por siglos encontraron allí el dolor y la muerte…

Un día, leyendo las obras del Presbítero Alberto I. González Muñoz, presidente de la Convención Bautista de Cuba Occidental entre 2002 y 2007, descubrí un puente de identificación con aquellas experiencias que tenía, cada vez que iba. Él escribió:

 

Siempre que visitamos la fortaleza tengo mi momento de depresión. La última vez, esperé que la multitud de visitantes comenzara a salir y cuando casi no quedaba nadie entré a uno de sus salones de exposición, que corresponde, según su tamaño a la descripción que [Herbert] Caudill (1) hace de las galeras. Cerré los ojos e imaginé aquello lleno de hombres presos. Y di gracias a Dios porque ahora es un sitio turístico y porque se llena diariamente de hombres, mujeres y niños que van allí a recrearse. ¡Ojalá fuera posible que esto sucediera con todas las cárceles del mundo! (2).

 

Ojalá, Pastor, y un día sea así. Mientras tanto creo que nunca más iré, al menos mientras esté de este lado de la vida.

 

 

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(1) Herbert Caudill. Presidente de la Convención Bautista de Cuba Occidental hasta 1965, en que es acusado y recluido en la Fortaleza de La Cabaña, junto a cerca de cincuenta pastores.

(2) A. González. Y vimos su gloria. La Habana: Editorial Bautista de la Convención Bautista de Cuba Occidental, 2007, p. 53.




domingo, 21 de marzo de 2021

¿Clic o click?

¿Cuál es la forma correcta de escribir: click o clic? Depende del idioma en que esté escribiendo. La forma correcta en español es clic; este es el término que aparece en el Diccionario de la Real Academia Española. La palabra «click» no es todo lo correcta que digamos en español; se corresponde con la grafía del vocablo en inglés. Si se escribe click en un documento donde se está escribiendo en español entonces debe de usarse letra cursiva, dando a entender que se trata de un término foráneo.

Clic es la onomatopeya que representa el sonido que tiene lugar cuando se acciona el ratón (tampoco debe escribirse mouse) de la computadora.

Ejemplos de uso en el sistema operativo Windows de la computadora: “Vaya a la Barra de Menús, y haga clic en la pestaña Vista y luego en Panel de Navegación”.

Algunos usos coloquiales de la palabra clic pueden ser: “Con un solo clic se resuelve ese problema” (1).

 

 

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(1) Artículo: Clic o click. “Enciclopedia de lengua y literatura”. https://enciclopediadelenguayliteratura.com/clic-o-click/ Accedido: 21 de marzo de 2021.



sábado, 20 de marzo de 2021

Ver, mirar, observar

Ver implica usar el órgano visual (1). Mirar, en su acepción más directa, es dirigir la vista a un objeto (2). Observar es examinar atentamente (3).

De modo que podemos ver sin mirar u observar. Podemos mirar sin observar. Lo que no podemos es mirar sin ver; mucho menos observar sin mirar y ver; o, finalmente, ver sin usar los órganos visuales.

Crece la intencionalidad en el tránsito de ver a observar, pasando por el intermedio de mirar.

 

Ejemplos:

 

Vi muchos mexicanos en Texas.

Mira el mar, que quieto está.

Es necesario observar los síntomas de la enfermedad.

 

Cuando lo que miras no vale la pena, no sigas mirando; mucho menos lo observes. Busca ver en otra dirección.  


  

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(1) Artículo: “Ver”. Diccionario de la Lengua Española. Real Academia Española. https://dle.rae.es/ver?m=form Accedido: 9 de febrero de 2022, 11: 30 pm.

(2) Artículo: “Mirar”. Diccionario de la Lengua Española. Real Academia Española. https://dle.rae.es/mirar?m=form Accedido: 9 de febrero de 2022, 11: 35 pm.

(3) Artículo: “Observar”. Diccionario de la Lengua Española. Real Academia Española. https://dle.rae.es/observar?m=form Accedido: 9 de febrero de 2022, 11: 30 pm.



viernes, 19 de marzo de 2021

Escuchar es algo más que oír

Escuchar y oír, a veces se usan como verbos intercambiables, pero tienen diferentes significados. El Diccionario de la lengua española define las diferencias entre ambos:

Oír es percibir con el oído los sonidos o las palabras (1).

Escuchar es prestar atención a lo que se oye, sean sonidos o palabras (2). Implica intencionalidad (3).

El campesino oye un trueno, mientras trabaja.

El psicoanalista escucha al paciente.

 

El Diccionario panhispánico de dudas en el artículo relacionado con «escuchar», comenta cuán intercambiables pueden ser los términos en el español clásico:

 

Puesto que oír tiene un significado más general que escuchar, casi siempre puede usarse en lugar de este, algo que ocurría ya en el español clásico y sigue ocurriendo hoy: «Óyeme agora, por Dios te lo ruego» (Encina Égloga [Esp. 1497]); «Óyeme y deja de leer ese periódico» (Fuentes Cristóbal [Méx. 1987]). Menos justificable es el empleo de escuchar en lugar de oír, para referirse simplemente a la acción de percibir un sonido a través del oído, sin que exista intencionalidad previa por parte del sujeto; pero es uso que también existe desde época clásica y sigue vigente (…), en autores de prestigio, especialmente americanos, (…): «Su terrible y espantoso estruendo cerca y lejos se escuchaba» (Cervantes Persiles [Esp. 1616]) (3).

 

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(1) Artículo: “Oír”. Diccionario de la lengua españolahttps://dle.rae.es/oír?m=form Accedido: 19 de marzo de 2021, 9:01 pm.

(2) Artículo: “Escuchar”. Diccionario de la lengua española https://dle.rae.es/escuchar?m=form Accedido: 19 de marzo de 2021, 9:11 pm.

(3) Artículo: “Escuchar”. Diccionario panhispánico de dudas. https://www.rae.es/dpd/escuchar Accedido: 19 de marzo de 2021, 9:21 pm.



jueves, 18 de marzo de 2021

William M. Ramsay: del escepticismo a la fe

Quiera Dios que, en muchos investigadores, se repita la historia de Ramsay. William Mitchell Ramsay (1851-1939), fue un destacado arqueólogo británico y a la par un notable erudito de Nuevo Testamento. Su relación con la Biblia comenzó en una atmósfera de escepticismo de su parte. Ramsay consideraba inexactas las afirmaciones históricas de Lucas. Dudaba especialmente en lo relacionado a la precisión del Libro de los Hechos de los Apóstoles. Un gran viaje al Medio Oriente y una cuidadosa investigación le llevarían a descubrir la exactitud histórica de los escritos bíblicos de Lucas. Como investigador era un hombre honrado y de mente abierta, y las conclusiones de aquel memorable viaje que hiciera, influyeron definitivamente en su aceptación del evangelio (1).

Publicó varias obras, entre las que destaco Un comentario histórico sobre la epístola de San Pablo a los gálatas, en 1899, donde la teología histórica tiene mucho que agradecerle. Resalta Ramsay como el principal proponente de la teoría surgalacia, que lleva a la conclusión de que la Epístola a los gálatas fue la primera que escribió Pablo entre aquellas que aparecen registradas en el Nuevo Testamento. Tan revolucionaria reordenamiento de las cartas paulinas, que siguen hoy importantes eruditos bíblicos, la debemos a un hombre que se movió desde el extremo escepticismo hasta la más noble fe. Es curioso.

 

 

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(1) Emery Herbert Bancroft. Fundamentos de teología bíblica. Gran Rapid, Michigan: Editorial Portavoz, 1977, pp. 27-28.



miércoles, 17 de marzo de 2021

No es que tenga un mal corazón, es que no tiene corazón

No era su nombre, pero le llamaré Tomás. Era el negro más malo del barrio. Tenía un mal corazón. Mataba a los gatos, robaba ropas de las tendederas mientras se secaban, usaba armas, traficaba drogas… Era terrible aquel negro. La policía ‘vivía’ detrás de él. En mis más remotos recuerdos están las escenas de verle corriendo, desde el balcón de mi casa, huyendo de un policía que le perseguía y ordenaba a gritos detenerse, mientras hacía disparos al aire con un inmenso revólver. Tomás entraba a una ciudadela cercana, que ya no existe, una inmensa urbe delincuencial que estaba situada justamente en la encrucijada de las calles Amistad y Concordia, donde vivían, si se le puede llamar vivir a aquello, cerca de doscientas personas, iguales o peores que él. El policía lo perseguía hasta la entrada de aquel peligroso “edificio”, y terminaba de disparar las últimas balas en la acera, pero ¡no se atrevía a entrar!

Esa escena se repetía a cada rato, y me llevó a preguntarme si habría alguien que tuviera un corazón más malo que el de Tomás.

Un día murió la viejita Caridad. Se trataba de una ancianita muy decente, y nosotros la conocíamos, así es que acompañé a mi madre a la funeraria. Como no entendía muy bien aquello, porque tenía para entonces unos siete años, me dediqué a mirar a la gente hablar; estos y aquellos entraban y salían. Así me sentía, a gusto y distraído, cuando de pronto, allí, en la puerta, de pie, muy serio, limpio, vestido con toda pulcritud, ¡estaba Tomás! Me quedé paralizado, pensando: “¡¿Qué hace ese negro aquí?!”. El ambiente era de respeto y decencia, cordialidad, solidaridad, amistad… “Esto sí se ha puesto interesante”, pensé. “Con tal de que no llegue el policía con el revólver y tengamos que salir todos por la ventana! ...”.

Con la imprudencia propia de un niño me le quedé mirando. Él, desde luego, no me prestó ninguna atención, y se fue, muy tranquilo y serio, hasta donde estaban los familiares de la ancianita que murió, y les dijo algo que no entendí, pero que transparentaba respeto, porque ellos se pusieron de pie y con cordialidad le estrecharon la mano. Tomás se retiró entonces con no poca discreción hasta una esquina, y se sentó allí, un poco a la derecha, casi frente a nosotros, con un aire de prudencia que se esperaría de la persona más decente del mundo. Yo estaba estupefacto. Permanecí largo rato asombrado, y en voz muy baja, le dije a mi madre: “¿Viste?, vino Tomás” …

Tales cosas llevan a recordar al rey Salomón diciendo en la oración de dedicación del Templo en Jerusalén: “…Porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres…” (I Re. 8: 39f).

Pasaron muchos años. No hubiera querido, pero me tocó la triste suerte de ver morir a una joven. Si la muerte es una experiencia triste cuando se trata de un anciano, no hay palabras para describir lo que se experimenta cuando la persona que muere es joven… No sabe, entonces, cuánto me asombró ver a Evaristo, así le llamaré, una persona cercana y comprometida socialmente con ella, mofarse en aquel largo día de agonía, mientras se apagaba la última luz en aquella vida. Mi esposa y yo no éramos cercanos, pero estábamos estrujados de dolor. Por un momento llegué a pensar que no tenía los espejuelos puestos, al ver nublada la pantalla de mi laptop. Al tocarme el rostro vi que no se trataba de los lentes: las lágrimas me habían alterado la refracción…

Aquel degenerado ser, tan cercano a ella, como si fuera un día de fiesta nacional, se burlaba de todo, pública e irresponsablemente, mientras los afectados le veían. Alguien me dijo al teléfono: “¡Qué corazón tan malo tiene este señor que presume tanto de ser un ‘dechado inmaculado de virtud’!”. Mientras le escuchaba y reflexionaba en la inverosímil escena que protagonizara uno con las apariencias de la más prístina decencia, a quien nunca persiguió un policía con el arma desenfundada, no lo pude evitar: me vino al recuerdo Tomás… Era el negro más temible del barrio, y aquella noche él me enseñó que, por malo que fuera su corazón, era justo eso, un corazón. Le vi en mis recuerdos de niño, en aquella funeraria, tranquilo, sentado con aquella familia dolida. Él bandolero más grande del barrio… En aquel oscuro ser, había un corazón.

Contesté entonces a mi interlocutor: “No creo que esa persona tenga un mal corazón; creo que no tiene corazón. Son dos cosas distintas” …

No tuve tiempo para explicarle que eso lo aprendí hace medio siglo, en aquella luctuosa noche. Lo aprendí viendo a Tomás.



martes, 16 de marzo de 2021

¿Qué valen los que te denigran?

Esa especie configurada por personas que no tienen espejo en casa para advertir los defectos propios, y mucho menos capacidad de introspección para descubrir la crasa ignorancia en que navegan, abundan a la hora de formular criterios de lo que haces, dices o piensas. Se creen, de hecho, autorizados para definir lo que vales o significas. Te pregunto hoy: “¿qué valen ellos?”.

Navegábamos esta tarde en YouTube mi esposa y yo, cuando tropezamos al azar con una entrevista que se le hiciera a la pastora dominicana Lucy Cosme para el programa “El Especial”. Sus vínculos de antaño con notables personalidades de la sociedad dominicana, y el hecho de haber sido la primera pastora del celebérrimo cantautor, Juan Luis Guerra, le colocaron por años en el blanco de la crítica eclesiástica y general. Las palabras que dijo te ayuden a pesar en balanza lo que valen esos mordaces deslenguados a los que dedicaste ya mucho tiempo. Mientras removía sus recuerdos, así lo explicó:

 

…Toma tiempo que, a veces, se vean las verdades, o sea, a veces no te puedes defender; con que tú lo digas con tu boca no es suficiente. Tienes que esperar que te conozcan por tus frutos, que pasen años como han pasado, y tengas una trayectoria de veinte años como la que hoy tengo, que pesa más que mis años anteriores. Que sea Dios quien te defienda, que sea la vida, que sean los frutos, que lo que tú dijiste por esta boca si de verdad fue Dios quien lo puso, se convierta en realidad. Hay mucha gente que se atreve a decir cosas porque tiene rabia, porque es ignorante, a decirte que si estás con los famosos es porque ellos son más importantes, porque eres arribista, pero nunca estuvieron ahí con mis niños, nunca trabajaron para llevarlos a la Universidad; nunca me ayudaron en nada; no estuvieron en mis silencios ni en mis llantos, ni estuvieron en mis tiempos de ayuno y oración con Dios; nunca estuvieron en mis dolores como seres humanos, ni estuvieron en mis errores, ni en mis tiempos en que tuve yo que perdonarme a mí misma y perdonar a otros, pero seguir adelante siendo testimonio de Dios porque tenía un llamado irrevocable. Entonces hay que dejar a Dios ser Dios, a los demás hablar, y tú: sigue adelante haciendo lo que te toca. Dios sacará, como dice el Salmo 37, “tu derecho como la mañana, y exhibirá tu justicia como el mediodía” (Sic.) (1) (2).

 

 

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(1) “Exhibirá tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía” (Sal. 37: 6. RVR-1960).

(2) “Pastora Lucy Cosme…”. https://youtu.be/OH0es84bvGQ Publicado: 21 de febrero de 2012. Accedido: 16 de marzo de 2020, 4:00 PM.



lunes, 15 de marzo de 2021

Hasta hoy no supe que el enemigo era Barzini

“Hasta hoy no supe que el enemigo era Barzini”. Así dijo Vito Corleone, en la legendaria escena de “El Padrino”, cuando descubre en la Reunión de Familias, al verdadero enemigo.

Sin comentarios que expliquen cómo, a veces, tienes que recordar una escena así, cuando te toca, descubrir un Emilio Barzini entre tus cercanos. Es lo menos que quisieras hacer, retrotraerte a la adolescencia para recordar a Mario Puzo y a Vito Corleone, y, mucho peor que eso: recordar a Barzini, y sentirlo resurrecto en un “cercano amigo”.



domingo, 14 de marzo de 2021

Terminando de leer el formidable «Nuestro Nuevo Testamento», de Merrill C. Tenney

En mayo de 2019, tuve que reseñar la formidable obra de Merrill C. Tenney, Nuestro Nuevo Testamento. Fue una tarea encomendada por los profesores Max Gallardo y Donald H. Jeter, como parte de un trabajo de lectura colateral de Global University, Springfield, Missouri, Estados Unidos. Para entonces hice una rápida apreciación panorámica de la magna obra, quedando pendiente la lectura detenida. Como la sombra al cuerpo, esta presión me siguió, hasta cumplir con ella hoy. Hubo dos razones para hacerlo: una teológica-académica y la otra ética. Teológico-académica porque el libro es de una construcción formidable. Está bien escrito, y mucho mejor traducido. No es una mera compilación de información, sino un procesado y cuidadoso análisis de toda la literatura neotestamentaria, con criterios personalísimos del autor, a los que se agrega, en las divisiones finales, un invaluable capítulo sobre el reconocimiento del canon neotestamentario y la transmisión del texto bíblico. Las razones éticas a las que me referí tienen que ver con el hecho de que no es correcto imponer a los estudiantes la lectura de un texto que previamente no se haya leído de “tapa a tapa”, como me satisface haber hecho en estas últimas semanas.

Nuestro Nuevo Testamento, es un libro de quinientas once páginas con portada de tapa blanda que abarata sus costos, en diseño azul, vivo y atrayente. Está presentado en formato de nueve por seis pulgadas, hojas blancas y tamaño de letras e interlineado cómodos a la lectura. Se trata de una edición en español revisada y ampliada en 1989, por la Editorial Portavoz, filial de Kregel Publications, Grand Rapid, Michigan. ISBN 978-0-8254-1716-0. Esta perfecciona la primera edición en inglés, que se hizo bajo el título New Testament Survey, en 1961, por Wm. B. Eerdmans Publishing Co, Grand Rapid, Michigan.

Su bosquejo, cuidadosamente organizado, es toda una batalla para seguir un orden cronológico e histórico, y se distribuye en cinco partes:

 

PRIMERA PARTE. EL MUNDO DEL NUEVO TESTAMENTO

 

El mundo político

El mundo social y el mundo económico

El mundo religioso

Judaísmo

El trasfondo judaico para el Nuevo Testamento. 200 aC-200 dC

 

SEGUNDA PARTE. LOS EVANGELIOS: RELATOS DE LA VIDA DE CRISTO

 

El Nuevo Testamento: su nombre y contenido

Los Evangelios como trabajos literarios

El Evangelio de Mateo

El Evangelio de Marcos

El Evangelio de Lucas

El Evangelio de Juan

La vida de Cristo

 

TERCERA PARTE. RELATOS ACERCA DE LA IGLESIA PRIMITIVA

 

Establecimiento de la Iglesia. Hechos 1: 1 al 8: 3

La transición. Hechos 8: 4 al 11: 18

La Iglesia gentil y la obra misionera de Pablo. Hechos 11: 19 al 15: 35 (Santiago, Gálatas)

El programa paulino. Hechos 15: 36 al 21: 16 (I y II a los Tesalonicenses; I y II a los Corintios, Romanos)

Pablo prisionero. Hechos 21: 17 al 28: 31 (Filemón, Efesios, Filipenses, Colosenses)

 

CUARTA PARTE. LOS PROBLEMAS DE LA IGLESIA PRIMITIVA

 

La Iglesia institucional. Las Epístolas pastorales. I de Timoteo, Tito, II de Timoteo

La Iglesia sufriente. I de Pedro

El rompimiento con el judaísmo. Epístola a los Hebreos

El peligro de las herejías. II de Pedro; Judas; I, II y III de Juan

La Iglesia que está en espera. Apocalipsis

 

QUINTA PARTE. CANON Y TEXTO DEL NUEVO TESTAMENTO

 

El canon del Nuevo Testamento

El texto del Nuevo Testamento y su transmisión

 

APÉNDICES

 

LISTA DE MAPAS

 

LISTA DE GRÁFICOS

 

 

A modo de conclusión, se recomienda esta lectura a estudiosos bíblicos de todos los niveles, especialmente de pregrado. En Nuestro Nuevo Testamento, de Merrill C. Tenney, se combinan la sobriedad académica y una refrescante lectura, donde se aprecia a un autor inteligente y reflexivo que escribe de sí, cosa esta que no todos logran hacer sentir, aun cuando lo hagan en el arduo mundo de la investigación.

Fue un placer leer, y no un arduo ejercicio de disciplina intelectual, como en otros casos. Gloria a Dios por esta obra.



sábado, 13 de marzo de 2021

El sabio tío Nelsio

Es el Pastor Nelsio Legrá Jardines, fundador de las Asambleas de Dios en Las Cuchillas, Baracoa, Oriente cubano. Como tío de mi esposa siempre le he tenido cerca. No solo tiene una memoria bíblica asombrosa, sino que es, además, un hombre sabio. Siempre dice algo que me deja impresionado. Hoy le llamamos desde los Estados Unidos. Por ciertas razones familiares nos sentimos muy preocupados. Con noble paciencia nos escuchó, y entonces nos dijo: “No se desesperen, y más que esto, no se desesperen nunca. Confíen en Dios siempre, porque la desesperación trae desconfianza, y la desconfianza aumenta el mal”.

Me quedé pensando… Desesperación que lleva a la desconfianza; desconfianza que hace crecer el mal… Nunca lo había visto así.

Gracias a Dios por el sabio tío Nelsio. Siempre me deja pensando.



viernes, 12 de marzo de 2021

Intercesores de stickers

Hace un año escribí a un notable espacio web de Noticias cristianas. Se estaba “acabando el mundo”. Esperaba alguna respuesta o una publicación. Bueno…, a decir verdad, respuesta tuve: un sticker.

Ayer escribí a ciertos intercesores; problemas grandes llevan a reacciones de intercesión extendidas; así es que mi esposa les llamó y escribió. Ya le contestaron. Le enviaron…, un sticker.



jueves, 11 de marzo de 2021

Luis Palau, con el Señor

Luis Palau (1934-2021)

Este jueves, 11 de marzo de 2021, partió a la presencia del Señor, Luis Palau. Su vida llenó la historia del movimiento evangélico hispano del siglo XX, en el que fue uno de sus más influyentes líderes. Todos los medios noticiosos cristianos del mundo dieron parte de inmediato, y las iglesias evangélicas se unieron de inmediato en sentida acción de gracias por la vida de quien fuera un extraordinario evangelista, misionero y educador cristiano de nuestro tiempo.

Nació Luis Palau, en Maschwitz (pronúnciese: mash-vits), ciudad de la provincia de Buenos Aires, Argentina, en 1934. Conoció al Señor a los doce años, y se inició como predicador del evangelio a los 19.  En 1960 vino a los Estados Unidos y estudió en la Universidad de Multnomah, en Portland, Oregón, donde conoció a Patricia Scofield. El matrimonio levantaría una familia de cuatro hijos: Kevin, Keith, Andrew y Stephen.

Temprano, perteneció al equipo de trabajo de Billy Graham, quien le impulsaría posteriormente al ministerio. Por más de 65 años se dedicó a la evangelización mundial, llevó adelante más 400 campañas evangélicas, escribió cerca de 50 libros y predicó en forma personal en más de 500 eventos masivos donde habló, presencialmente, a 22 millones de personas en 80 naciones del mundo. Su mensaje televisivo y radial alcanzó a 800 millones de personas en 112 países. Tal fue la obra colosal de una vida en total entrega a Aquel que le llamó.

“…En memoria eterna será el justo” (Sal. 112: 6b).