Nada me preparó para ver hoy el desolado páramo de ruindad humana que tuve delante. Lo tienen todo, pero si hay algo más, lo quieren también. Los estrados de los sabios fueron disputados, con toda rapacidad, por los más completos ignorantes. Allí se fundieron, en fraterno abrazo, los peores odios y las más azufradas xenofobias, mientras me venían al corazón las palabras del más universal de los cubanos, José Martí: “Tristes ojos míos, que tanta tristeza vieron” (1).
Me levanté, y me fui.
Regresé a mis alturas.
“Cercando andan los malos, cuando la vileza es exaltada entre los hijos de los hombres” (Sal. 12: 8).
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(1) José Martí. “El Presidio Político en Cuba. 1871”, p. 321. Accesible en: https://revista-iberoamericana.pitt.edu/ojs/index.php/Iberoamericana/article/viewFile/2597/2785 Accedido: 6 de marzo de 2021, 10:00 PM.
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