Avanzada la década de 1940, los misioneros norteamericanos se reían con los chinos de La Habana porque estos últimos ¡no se entendían entre ellos! Walker Hall, que hablaba en perfecto cantonés, escribía: “¡En ocasiones nos hemos divertido grandemente al encontrar a los chinos de aquí tratando de entenderse los unos a los otros, y en ocasiones los hemos escuchado apropiarse de frases de español con las cuales se han familiarizado para poderse comunicar!” (1). A decir verdad, debe de hacer sido simpática la escena, porque los chinos, para occidente, son la evocación misma de lo ininteligible.
No crea, sin embargo, que tal cosa solo sucede con nuestros congéneres asiáticos; hace no mucho me sucedió con nuestros avanzados y cultos amigos norteamericanos, con cuyo inglés no sabe usted cuánto lucho. Debía impartir una conferencia de “Reconstruccionismo”, una doctrina que afirma, entre sus postulados, que la sociedad tiene que ser, y será, reconstruida de acuerdo a la ley bíblica del Antiguo Testamento, algo que se conoce como teonomía; este proceso, calculan ellos, puede tomar miles de años. El “padre de esta criatura” es el teólogo calvinista, historiador y filósofo norteamericano Rousas John Rushdoony (1916 – 2001). Claro que debía hablar de esta figura, que tuvo su epicentro en Tyler, Texas, pero, ¿cómo se pronunciaba eso…?
Es así que escribí en la pizarrra “Rousas Rushdoony”, y me quedé pensando…, cuando de pronto entró a la oficina el profesor norteamericano E. H. Le pregunté entonces: “Profesor, ¿cómo debo pronunciar eso?, y le señalé a la pizarra. Tras un instante de examen me contestó: “Pronuncie: ‘Rusuus Rushduuni’”. Repetí dentro de mí, veinte veces: “Rusuus Rushduuni…”, así, con un montón de “u”. No pasó mucho tiempo antes de que entrara el profesor norteamericano M. C., misionero para Uruguay; así es que repetí mi pregunta en desconfiada comprobación. Cual no sería mi sorpresa cuando me dijo: “Pronuncie: ‘Rousas Roshduuny’…”. Bueno, me sentí como Walker Hall entre los chinos…
Acá tengo acceso a internet abierta y rápida, y dispongo, como todo el mundo, de un programa on line de pronunciación, así es que ayer indagué otra vez. El programa tiene varias voces. La femenina contestó: “Ruisas Rashduny…”; la voz masculina pronunció: “Roousas Rashduny…”.
¡Lejanas constelaciones del espacio infinito…!, esto llega a exasperarme porque es toda una prueba de paciencia. ¡En español “Paco” es “Paco” !, y cuando gritamos “¡Facundoooo…!”, ¡no importa qué hispano lo vocifere, Facundo mira para ver quién lo llama!
Todavía no sé cómo se pronuncia Rousas John Rushdoony, pero empiezo a entender por qué en los últimos tiempos chinos y norteamericanos se están llevando tan bien. No es difícil entender ese extraño acercamiento.
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(1) Walker y Nell Hall, “Cuba’s Chinese of Christ”. The Call of Cuba, diciembre de 1950, p. 4. Archivos de Historia. Asambleas de Dios de Cuba. Ver en: Octavio Ríos Verdecia. Historia de las Asambleas de Dios en Cuba. La Habana: Editorial Calitad, Tomo I. p. 221.
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