El error de creer que Cristo es para el mundo occidental, para gente rubia y blanca, alta y sana… Billy Graham dijo una vez a gran voz: «Cristo le pertenece a todas las personas. Él le pertenece a todo el mundo» (1).
Es la verdad central de la Biblia: «Cristo murió por todos los hombres». En aquel minuto postrero, tras aquel «Consumado es» (Jn. 19: 30), se abrió el camino a la salvación para los hostiles judíos, los caníbales negros, los ocultistas hindúes, los cálidos latinos y los gélidos esquimales.
Muchos luchan hoy por presentar el evangelio como algo excluyente. Nada más lejos de la verdad; cosa alguna en la tierra es más inclusiva: fue un ladrón miserable la primera persona en entrar al paraíso tras la muerte de Cristo. Murió a su lado. No tenía condición moral alguna para aspirar a un algo así. Carecía de educación o bondad; ninguna de sus obras respaldaba el menor beneficio, pero en aquellos instantes finales en que terminaba la existencia, entre la asfixia y el dolor agudo de la crucifixión abrazó la verdad central del evangelio: aquel que moría a su lado era justo, tenía un Reino y volvería: «Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso (Lc. 23: 41-43)».
Fue un malhechor con baja catadura moral la primera persona beneficiada con la salvación tras la muerte de Cristo. Él tomó una decisión: abrazó el Evangelio. ¿Lo harás tú hoy?
«Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos» (II Co. 5: 15).
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(1) Billy Graham. «Ceguera Espiritual». https://youtu.be/VDbalMYA-HQ Publicado: 25 de julio de 2022. Accedido: 26 de julio de 2022, 12: 00 M.
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