«...Y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño…» (Mr. 16: 18b). Son Palabras del Señor Jesús. Representan una promesa preciosa. No es para todo el mundo. La dio a sus discípulos en los pródromos de Su ascenso al cielo: «Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño…» (16: 17, 18).
Tienen significado literal relacionado con lo indemne que será el misionero a tanto daño físico programado por las tinieblas y sus oscuros representantes; pero, por años, la he extendido a mis lecturas, esas que, solo por compromiso académico, me he visto forzado a tener: Nietzsche, Hitler, Darwin, Lenin…
Antes de leer esas retorcidas publicaciones he orado: «Señor, beberán cosa mortífera, y no les dañará…».
Haga usted lo mismo.
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