Translate

viernes, 30 de septiembre de 2022

La más grande profecía de toda la historia, no hay otra mayor

Por miles los judíos invaden los vados del Jordán. El poder en el Espíritu que se transparenta en Juan el Bautista no se parece a nada que hayan visto nunca. Tiemblan consternados los más fornidos. Aquel día, entre muchos miles, se acercó un hombre que parecía común. «Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos» (Is. 53: 2). Para todos es uno más. Esa es la escena en que Juan le ve, y de pronto, para él, ¡el mundo entero se partió en dos! El más adusto profeta de todos los tiempos, aquel rústico ser crecido en el desierto, vestido de pelo de camello, quedó paralizado, gélido, sobrecogido, y señalando a Aquel que se acercaba, prorrumpió: «He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Jn. 1: 29b).

«¡¿Qué dice?!», se preguntaron todos. «¡¿Quién puede quitar el pecado del mundo?! ¡Perdió la razón el profeta! ¡Debe una explicación!». No la puede dar, porque tampoco él entiende lo que dijo.

Cualquier otra profecía de la historia fue más legible. Desde aquella que vino a través de Jeremías y anunció los setenta años de cautiverio, hasta el mensaje de Abdías y la destrucción de Edom. Desde Jonás hasta Zacarías, todo el mundo entendió lo que los profetas dijeron; ¡hasta los pérfidos ninivitas! «¿Dónde nacerá el Mesías?», preguntó Herodes. «En Belén de Judea» (Mi. 5: 2), así le contestaron. «¿Cómo lo saben?», preguntaría. «Entendimos perfectamente lo que dijo el profeta Miqueas», pudieron contestar.

Ahora rompe los aires la más incomprensible de todas las profecías de la historia. La mayor en dignidad, y la más inextricable. La que no comprenderán ni siquiera los propios discípulos hasta que tiene lugar el terremoto de la resurrección. ¡La que millones no entienden hoy todavía! ¡La que judíos, islámicos e hindúes ni en sombras ven!

De Juan el Bautista vino la más grande profecía de toda la historia: «He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo». No hay ni habrá en el eterno mar del tiempo, en la más lejana ola del océano infinito una profecía mayor. 

Así dijo Jesús:

 

¿Qué salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?  Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los que tienen vestidura preciosa y viven en deleites, en los palacios de los reyes están. Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta.  Este es de quien está escrito: He aquí, envío mi mensajero delante de tu faz, el cual preparará tu camino delante de ti. Os digo que entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista (Lc. 7: 24b-28a).

 

No puede mirarse de otro modo: del profeta mayor vino la más grande profecía de toda la historia.



jueves, 29 de septiembre de 2022

Supe aquel lejano día que, al escribir, adoro a Dios

Una de las asignaturas más enriquecedoras del programa de la Facultad de Teología en su época de oro, entre 2004 y 2009, fue «Teología de la adoración». La impartió en La Habana la renombrada Profesora María Landa, compañera en el ministerio y la vida del Profesor Guillermo Landa.

Parecía que la parcelación de la asignatura se estructuraría en base a la adoración de los cantores en el Templo de Jerusalén, o en lo relacionado a los Salmos, algo así. Lejos de eso, para sorpresa de los más, la asignatura incluía temas tan dispares como el bautismo en agua o la contribución financiera de los diezmos como vehículos de adoración al Dios de los cielos; y es que, todo lo que se haga para glorificar a Dios, en Espíritu y en verdad, le adora. Algunos lo tuvimos que aprender.

Supe aquel lejano día que, al escribir, adoro a Dios.   



miércoles, 28 de septiembre de 2022

Está dedicado a un judío

Es uno de los libros más grandiosos que se hayan escrito nunca. Toda persona medianamente instruida lo leyó más de una vez. Todos lo aman. Es El pequeño príncipe

Fue una inspiración del piloto francés Antoine de Saint-Exupéry. Está escrito en un lenguaje gráfico, tierno y metafórico. Cada escena es notablemente significativa. Las altas lecciones que se tejen entre sus páginas marcan para bien la vida. No hay dudas: la lectura de este pequeño libro ennoblece.

Más allá de todo esto, debe decirse que, en él, nada es más conmovedor que la dedicatoria. El libro está dedicado a un judío. Así se lee:

 

A León Werth:

 

Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona grande. Tengo una seria excusa: esta persona grande es el mejor amigo que tengo en el mundo. Tengo otra excusa: esta persona grande vive en Francia, donde tiene hambre y frío. Tiene verdadera necesidad de consuelo. Si todas estas excusas no fueron suficientes, quiero dedicar este libro al niño que esta persona grande fue en otro tiempo. Todas las personas grandes han sido niños antes (pero pocas lo recuerdan). Corrijo, pues, mi dedicatoria:

 

A Leon Werth

Cuando era niño

 

Werth no era un judío rico. Su destino era incierto en aquel momento. Hoy cualquiera dedica un libro a un judío porque Israel es un país respetable y próspero; pero Exupéry no lo escribió hoy; lo escribió en 1943. En ese momento los judíos son la estirpe más execrable de Europa. Están siendo enviados a campos de concentración y cámaras de gas. Fue una editorial norteamericana la que publicó el libro, en 1943 (Reynal & Hitchcock). Los propios franceses no pudieron hacerlo hasta después de la liberación de la ocupación nazi (editorial Éditions Gallimard).

Quizá ahora entienda un poco mejor la grandeza de la dedicatoria. Suelen dedicarse los libros a los familiares cercanos o a las personas ilustres que llenan el tiempo y la historia. Este libro, que perdura en el recuerdo de todo el que lo lee, está dedicado a un judío que tiene hambre y frio, de cuyo destino nadie puede sentirse seguro, de cuya amistad todos se avergüenzan. Era su amigo.

No necesito discutirlo con nadie: la dedicatoria hecha a aquel desdichado amigo judío es lo más bello de todo el libro.

 

martes, 27 de septiembre de 2022

Son miles...

Nada más gratificante que llegar al hogar de un buen hermano en Texas y encontrar en una posición de privilegio, sobre una mesa céntrica y visible, uno de mis humildes libros. Este domingo 25 de septiembre de 2022, me sucedía. Al llegar con mi esposa al acogedor hogar de dos de mis hermanos más queridos advertía al lado del sofá principal, en una mesa aledaña, un ejemplar de Memorias del Pastor Benjamín de Quesada. Tenía huellas visibles de una lectura reciente. No pude sustraerme a la invitación que la escena me hizo y pedí permiso al hermano para tomarle una fotografía.

A estas alturas ya circulan por miles nuestras publicaciones. En la gracia de Dios llenamos Texas, un estado que es más grande que Francia. Todos las semanas recibimos reportes de lecturas desde la soleada Florida, la lejana California y el norteño Washington. Líderes de México, Puerto Rico y Centroamérica nos leen con efusión inmerecida que no saben cuánto agradezco. 

Dios ha sido bueno. Estados Unidos ha representado una grandiosa oportunidad de expansión publicitaria que nunca imaginé pudiera llegar a tener.

Allá, en mi recordada Cuba, quedaron otros miles... Todos los hogares pastorales y bibliotecas de las Asambleas de Dios tienen ejemplares, cuidadosamente distribuidos de Historia de las Asambleas de Dios en CubaAlas en el corazón o Reglas Parlamentarias, entre muchos otros títulos. «Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros» (II Ts. 3: 1).

Nada más gratificante para nosotros, frente a los que lucharon con todas sus fuerzas en pro de silenciarnos para siempre.

Miles y miles... Nada más gratificante.



lunes, 26 de septiembre de 2022

Nunca codicies el ministerio de tu hermano

Dos pastores querían para sí, mi sede pastoral. Pertenecían a mi presbiterio. Trabajaron unidos en un resuelto ataque infamatorio. Un mes después, a la reunión presbiterial siguiente, los dos vinieron con el brazo derecho fracturado. Los dos…

Tuve un presbítero que ambicionaba enfermizamente mi iglesia. La quería para su hermano y sin recato alguno lo decía. La noche antes de ir a hacer mis ratificaciones se le metieron en el patio de la casa para robarle. No pudo dormir en toda la noche. Fue aquella una advertencia del cielo, parecida a la que Dios hizo a Moisés cuando le salió al encuentro para matarlo (Ex. 4: 24). Al día siguiente vino como un corderito a hacer las ratificaciones. Su hermano, como de costumbre, parqueó su deslustrada camioneta en la esquina de la cuadra. El tal presbítero salió de mi sede, una vez más, como desencantado perro faldero, «con el rabo entre las patas». Cuando usted trata de robar, otro le trata de robar a usted. Tal vez aprendió algo.

Poco tiempo después vino otro; este no era presbítero. Trabajaba en comisiones nacionales. Quería pastorear y entendió que mi sede quedaba cerca de su oficina. Era idóneo echarme fuera y colocarse allí. Así es que se me apareció. Quería conocer el Templo. Lo revisó todo, hasta el bautisterio, e hizo saber a sus amigos: «Vengo para acá pronto. Este es el lugar». Una semana después bajo una extraña fuerza exterior fue levantado en peso y arrojado contra el suelo. Se fracturó clavícula y brazo. Casi se mata. Tuvieron que inmovilizarlo más de un mes. Nunca más vino.

Tuve otro presbítero que de inteligencia nunca va a morir. Este vino resuelto a crear un barullo. Qué frustrado se sintió; mis miembros estaban advertidos. Casi se mata de una caída al salir. Se le rompió la motocicleta; no arrancó; tuvo que irse a pie. Muy poco después perdió la iglesia. Él dijo: «Si saco en mi ratificación dieciocho votos en contra me voy». Sacó veintidós.

Antes de todo esto, tuve un presbítero que se reía cada vez que me atacaban. Él decía en el Distrito, siempre sonriente: «Yo no sé por qué le pasan a Octavio esas cosas». Se ofreció para ir a intervenir más de una vez. Ninguno de los Ejecutivos, ni el Distrital ni el Nacional se lo permitió, porque no era constitucional. De risa en risa, de burla en burla…, por ese camino le tocó también sufrir las ratificaciones. No solo sacó una aplastante cantidad de votos en contra; también le hicieron una carta de desaprobación dirigida al Comité Ejecutivo General, firmada por la mitad más uno de los miembros. Fue todo para él. Hoy vegeta por California. Yo no sé por qué le pasó eso…

Un alto líder nacional se propuso destruir a un pastor. Se le quería expropiar de la importante sede en que estaba. Es verdad que se advertían desequilibrios y algún que otro desorden, pero cualquiera de nosotros los tiene peores. El asunto es que, los más cercanos, notábamos que no había una razón de peso que justificara una intervención. Tanto era así que el superintendente de ese distrito no quiso hacerlo; de hecho, no lo hizo. Si hubiese sido aquel, el pastor del más intrincado campo de Majayara, nadie habría hablado de intervención, pero aquella sede…, ¡cuánta ambición despertaba en algunos! Resumidamente, el alto líder nacional decidió asumir el peso de la destrucción ministerial total de aquel pastor. A pocas horas de consumarse totalmente este, en uno de los momentos más vergonzosos de la historia de la organización pentecostal cubana, aquel líder cayó fulminado mientras predicaba en el exterior. Nunca más fue persona. Depuesto de su cargo por el Comité Ejecutivo murió, un año después.

Con un poco de observación llega a advertirse que no le va nada bien en la tal pretensión al que codicia ministerios que no le han sido dados.

Nunca debió pasar. Es triste, muy triste.

«No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo» (Ex. 20: 17).

Recibe hoy un consejo; si quieres lo tomas, si no quieres no lo tomas; igual te lo voy a dar: nunca, nunca, nunca codicies el ministerio de tu hermano.



domingo, 25 de septiembre de 2022

Tengo la economía más segura de los Estados Unidos

Está sostenida desde el cielo. De algún modo Dios la sacará adelante. No sé cómo, pero así será, porque, en la gracia de Dios, siempre fue así. Es mi economía.
No le daré claves, ni pasos a seguir con relación a esa seguridad. Rechazo esos lenguajes que proponen: "siete pasos para prosperar financieramente"; "haga esto y será millonario". Las más de las veces no sé si hice algo que ayudó a la llegada de la bendición, como presumen algunos que definen sus acciones como claves para el crecimiento y la estabilidad financiera que disfrutan. A la verdad, la única recomendación que puedo hacer es: colóquese bajo la misericordia de Dios, porque "El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente" (Sal. 91: 1). Es todo.  
Al momento de escribir esas palabras tengo $100.00 USD para enfrentar el pago de $1400.00 USD. Cero amilanamiento. Que no cunda el terror. Mi economía no es la más fuerte, pero es la más segura: está sostenida desde el cielo.
"Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra" (Sal. 121: 1, 2).


sábado, 24 de septiembre de 2022

Ya no hay escándalos...

«Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró» (Job 1: 20)

Los amigos de Job, al verle «alzando los ojos desde lejos, no lo conocieron, y lloraron a gritos; y cada uno de ellos rasgó su manto, y los tres esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo» (Job 2: 12).


Los antiguos:

 

Rompían a dar gritos.

Lloraban públicamente.

Se rasgaban la ropa.

Se vestían de cilicio.

Echaban ceniza sobre sus cabezas.

Se derrumbaban en tierra.

 

Eso hacían los antiguos.

¿Qué es lo que los diferencia de nosotros? Una sola cosa: para ellos existían los escándalos; para nosotros, no.

Triste época. Ya no hay escándalos.

 

¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! 

¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos! 

¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida; 

los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho! 

Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel (Is. 5: 20-24).



viernes, 23 de septiembre de 2022

Es el destino de los burladores de la fe en Cristo

Burlarse de Jehová de los Ejércitos y de su pueblo, Israel; tal fue el error de Senaquerib, rey asirio de los tiempos de Ezequías, rey de Judá entre los años 716 a. C. y 687 a. C. Así envió a decir a Ezequías: 

 

¿Qué dios de todos los dioses de estas tierras ha librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre de mi mano a Jerusalén? (II Re. 18: 35).

No te engañe tu Dios en quien tú confías, para decir: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria. He aquí tú has oído lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, destruyéndolas; ¿y escaparás tú? ¿Acaso libraron sus dioses a las naciones que mis padres destruyeron, esto es, Gozán, Harán, Resef, y los hijos de Edén que estaban en Telasar? ¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva? (II Re. 19: 10-13).

 

La burla estaba explícita. Aquel asirio comparó a Jehová, Rey del cielo y de la tierra, con la sarta de paganidades inmundas que invocaban las naciones vecinas. La célica respuesta, en boca del profeta Isaías, no se hizo esperar. Así contestó Dios:

 

¿A quién has vituperado y blasfemado? ¿y contra quién has alzado la voz, y levantado en alto tus ojos? Contra el Santo de Israel.  Por mano de tus mensajeros has vituperado a Jehová, y has dicho: Con la multitud de mis carros he subido a las alturas de los montes, a lo más inaccesible del Líbano; cortaré sus altos cedros, sus cipreses más escogidos; me alojaré en sus más remotos lugares, en el bosque de sus feraces campos (...). 

Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: No entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella; ni vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte. Por el mismo camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová. Porque yo ampararé esta ciudad para salvarla, por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo (II Re. 19: 22, 23, 32-34).

 

Humeaban en los aires los donaires triunfales de aquel patán asirio, cuando el mundo espiritual se conmovió. Así lo registra la historia bíblica:

 

Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová, y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil; y cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo era cuerpos de muertos. Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, y volvió a Nínive, donde se quedó. Y aconteció que mientras él adoraba en el templo de Nisroc su dios, Adramelec y Sarezer sus hijos lo hirieron a espada, y huyeron a tierra de Ararat. Y reinó en su lugar Esarhadón su hijo (II Re. 19: 35-37).

 

Ese es el destino que espera a los burladores de la Palabra y el Evangelio: la derrota, la vergüenza y la muerte. Tras ella viene la perdición eterna.

Es el destino de los burladores de la fe en Cristo.



jueves, 22 de septiembre de 2022

Traspapelado entre viejos libros...


Traspapelado entre viejos libros. Ya amarillo por el tiempo. A treinta y cinco años de aquellos difíciles días. Esquela escrita al dorso de una orden de laboratorio. Tuvo más significado que algunos diplomas, al venir de un Profesor tan renombrado, riguroso y exigente como el Dr. Armando Cuán Lago, Profesor de profesores. Unidad de Cuidados Intermedios (UCIM). Hospital Docente Clínico Quirúrgico «General Calixto García», La Habana, Cuba, 19 de julio de 1987.
Quede en la memoria con mi aprecio.


miércoles, 21 de septiembre de 2022

Biblia, con mayúscula

Revisando trabajos de terminación de estudiantes de la Universidad, me sulfura ver escribir «Biblia» con minúscula. Su uso en singular lleva letra mayúscula inicial. Lo contrario no solo denota ignorancia de elementales reglas de la buena redacción, sino además irrespeto total a Dios.
Recuerde que, además de ser sustantivo propio, Biblia es sustantivo santo. 
«Sumamente pura es tu palabra, y la ama tu siervo» (Sal. 119: 140).


martes, 20 de septiembre de 2022

¿Sabe qué es lo que más aborrece Dios en el «Top siete»? Se va a sorprender

Los que definen a un Dios tolerante en nombre de un amor inclusivo deben saber que, bíblicamente, hay cosas que no solo el Rey del cielo rechaza, a más de esto, las aborrece. Se va a asombrar cuando vea que hay un Top siete en la enumeración de los aborrecidos de Su alma. La lista sigue una cadencia creciente hasta llegar a la posición siete, cifra que siempre es significativa de lo completo y supremo, en la visión de Dios.

Comienza en Proverbios 6:16-19, el número uno, por el daño menor de «los ojos altivos», y ya en la posición tres, sube el Señor a «las manos derramadoras de sangre inocente». Sin dudas que ha avanzado en la percepción y rechazo a un mal mayor. Visto así, en la posición siete y última: ¿qué está en el colofón de lo aborrecible para el corazón del Santo Creador? ¿Sabe lo que aparece? ¿Qué es lo que más desprecia y rechaza el Santo de Israel? ¿Quiénes ocupan la posición cimera entre los aborrecibles de su Alma?

Se va a sorprender: no hay persona alguna a la que más aborrezca Dios que a aquel «que siembra discordia entre hermanos».

No será así el orden en la torcida escala de valores que tenemos tú y yo, pero, a los Santos ojos del Ser Supremo, el «que siembra discordia entre hermanos» es aún más aborrecible que el de «ojos altivos», «lengua mentirosa», «manos derramadoras de sangre inocente», «corazón que maquina pensamientos inicuos», «pies presurosos para correr al mal» y «el testigo falso que habla mentiras». 

¿Por qué es así? No lo sé exactamente, pero creo que tiene que ver con el nivel de afrenta al Espíritu. La Iglesia es Su Iglesia. Ni usted ni yo morimos por ella. Cristo murió por ella, y su última oración, a pocos minutos de ir a la Cruz fue: «que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste» (Jn. 17: 21)El «que siembra discordia entre hermanos» interfiere en la respuesta al sublime clamor que hiciera el Salvador en el minuto más triste y doloroso de Su Vida.

No hay aborrecimiento mayor para Dios que el que despierta en Su corazón aquel «que siembra discordia entre hermanos». «Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él» (I Co. 3: 17a). 

Jesús dijo: «Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios» (Mt. 5: 9). ¿Quiere ser hijo de Dios? Oiga un consejo: colóquese en la lista de los «pacificadores» y no en la de los «aborrecidos de Su Alma».

Haga eso y le irá bien. 

Te abrazo en la distancia.



lunes, 19 de septiembre de 2022

Beberán cosa mortífera y no les dañará…

«...Y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño…» (Mr. 16: 18b). Son Palabras del Señor Jesús. Representan una promesa preciosa. No es para todo el mundo. La dio a sus discípulos en los pródromos de Su ascenso al cielo: «Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño…» (16: 17, 18).

Tienen significado literal relacionado con lo indemne que será el misionero a tanto daño físico programado por las tinieblas y sus oscuros representantes; pero, por años, la he extendido a mis lecturas, esas que, solo por compromiso académico, me he visto forzado a tener: Nietzsche, Hitler, Darwin, Lenin…

Antes de leer esas retorcidas publicaciones he orado: «Señor, beberán cosa mortífera, y no les dañará…». 

Haga usted lo mismo.



domingo, 18 de septiembre de 2022

Una pregunta que solo un pastor se hace

Frente a los desórdenes de la iglesia, inevitables cuando se reúne mucha gente, a esperar cuando está presente mucha juventud, el promedio de los críticos estalla en cólera. Muchos piden con urgencia remedio inmediato, un resarcir de justicia en favor del orden.

El orden, el orden…, claro que amo el orden. Los que en el ministerio expresamos un énfasis magisterial tenemos una sensibilidad mayor a los asuntos relacionados con el orden. La diferencia en la percepción se crea cuando se ha pastoreado por algunos años. Un pastorado es una reorientación de la experiencia y la vida, porque deja de mirarse al mundo como algo dividido entre buenos y malosblancos negros; y lo mismo sucede frente a la balanza que mueve oscilante en sus platillos el orden y el desorden.

«¿Sabe lo que hizo ahora aquel?». «¿Tiene idea de lo que dijo este?». Así llegan los reportes fiscales del entorno. Muchas veces sabía ya lo que había pasado, o lo que habían dicho, pero a diferencia de mis reporteros, al unísono de ese saber me nacía dentro una pregunta: «Si ese joven, caballero o dama, no estuviera aquí, en los atrios de la casa de Dios, ¿dónde estaría?». Miraba a mi alrededor; allí estaban las licoreras, las casas de drogas, los casi prostíbulos de la barriada de Santa Amalia… «Si no estuvieran aquí esos muchachos, ¿se irían allí?». Me los imaginaba borrachos, drogados, enredados en pandillas, robando. Cuando regresaba al pensamiento de lo que me habían contado, los sentía sin falta…

«Si no estuvieran aquí, ¿dónde estarían?». Es una pregunta que solo un pastor se hace.



sábado, 17 de septiembre de 2022

Prof. Dr. Jorge Orta Pires

Fue el profesional más ético que conocí. Vive aún. Se llama Jorge Orta Pires. Tener su mentoría en los difíciles trasiegos de las experiencias de pregrado fue una bendición. Recuerdo como hoy, el día que entró por primera vez a la sala Landeta, debe de haber sido en 1984. Era, para entonces, Residente de Medicina Interna, y la Dra. María Josefa Güeche García lo presentó a los estudiantes.

Más que médico, era un gran ser humano. Mis memorias más antiguas son las de verle llegar todos los días, antes de las 8:00 a. m., y estar una larga hora, a veces dos, curando a una paciente joven, negra, quemada, encamada, llena de úlceras de apoyo. Era una tarea diaria. Nunca vi alguien, ni antes ni después, que hiciera algo así.

También fue un gran honor ser su vecino. Vivíamos a una cuadra uno del otro. Así es que, además de compartir apagones y sequías, alguna que otra vez, coincidíamos en el traslado matutino al trabajo, a pie, como es común en Cuba. Me enseñó trillos y recovecos a tomar por la calle Lagueruela, a fin de alcanzar a llegar más temprano a nuestro Clínico Quirúrgico Docente “General Calixto García”, que fue nuestra segunda casa por quince años.

Compartimos muchas guardias entre 1984 y 1986, y siempre transmitió a todos, hábitos muy limpios de trabajo. Me recuerdo aprendiendo con él a hacer punciones lumbares por los llamados canales laterales, burlando las trabas anatómicas de las deformidades artrósicas. Perfeccionamos bajo su supervisión las técnicas para los abordajes venosos profundos. Le hice de ayudante en la reanimación de paros cardiorrespiratorios. Recuerdo uno que no pudimos salvar. Tal vez me vio sombrío, porque recuerdo que dijo, en un tono serio y reflexivo, mientras arreglaba lentamente la desordenada repisa de Cuidados Especiales: «Una vez más nos enfrentamos a la muerte…». Cómo olvidar la escena.

Me enviaron un día a acompañarle, ya como interno, a la valoración de un caso ingresado en sala de cirugía. Revisó al paciente, visiblemente distendido, para luego escribir en la historia clínica, con la letra legible que siempre le acompañó, la argumentación de una suboclusión intestinal. Claro que aprendí.

Fue el primer clínico al que oímos hablar de la artropatía de Charcot en el paciente diabético, penoso mal progresivo que asocia neuropatías periféricas con inflamaciones, luxaciones y destrucciones óseas. Toda una novedad docente.

Siempre recordaré la conexión que lograba con sus estudiantes, a diferencia de otros que pronto olvidan los días en que lo fueron. «El que estudia, sufre», decía al grupo, empáticamente. Muchos no sabían que la expresión era también bíblica: «…y el mucho estudio es fatiga de la carne» (Ec. 12: 12). Nos hacía entender que las noches sin dormir en la incorporación de gruesos volúmenes de información era el mal común de todos los médicos, y también «una enfermedad que se curaba con el tiempo».

Pese a la madura gravedad de su carácter sabía tener momentos de fino humor. Ya como especialista discutíamos en grupo, por órdenes de la dirección provincial del Ministerio de Salud Pública, un caso delicado por razones de Estado, que había hecho escala en China antes de llegar a nuestra centenaria institución. Durante la escala mencionada había tenido el paciente un cuadro de privación de conciencia y limitación motora; así llegó. Traía el diagnóstico de una enfermedad cerebrovascular oclusiva y, tras la discusión de nuestro colectivo, ahora con respaldo imagenológico, se hizo la verificación diagnóstica y el informe concluyente. El Dr. Orta cerró la reunión refrescantemente, diciendo: «Los chinos estaban claros».

En el complejo mundo de las interrelaciones lograba con sus compañeros de trabajo un equilibrio difícil de ver en otros; lo hizo idóneo para asistir profesionalmente al Prof. Dr. José E. Fernández Mirabal, en Cuidados Intensivos, en el contexto de uno de los penosos infartos que sufrió. El benemérito Prof. Mirabal era un paciente difícil en las manos de un médico idóneo.

Expresaba el Dr. Orta una sensibilidad profesional y humana muy grande, con raíces católicas. Tratamos este último tema alguna que otra vez. Era, al final, el clínico que todo el mundo hubiera querido tener a la cabecera de la cama el día de la enfermedad. 

Aquella mañana en que tuvimos noticias de que había cruzado a los Estados Unidos, en el pase de visita de la Unidad de Cuidados Intermedios (UCIM), el Prof. Dr. José E. Lara Tuñón, Vicedirector primero del Hospital, comentó al grupo: «Es una lástima, porque tenía futuro...». Algunos nos miramos, y sonreímos... Oré por él, a fin de que pudiera llegar en paz donde su madre y salir adelante. Así fue.

Compartí estas memorias el 26 de julio de 2012, a las 5: 13 a. m., desde Cuba, con mi viejo amigo, el Dr. Orlando Hernández, padre de las biopsias de cresta ilíaca en nuestra sala, con aquellos catéteres de Vil Silverman que se las ingeniaba para tener esterilizados siempre y que todos aprendimos a usar como alternativa a las cruentas biopsias esternales. Le escribía al Dr. Orlando, y le decía: «Es para mí una alegría muy grande que, a las muchas cosas buenas que recuerdo del Dr. Orta (...), pueda unir ahora la de saber cuánto te ayudó. Envíale a cada rato una postal en que pueda ver que le recuerdas, y si algún día se ven, dale un gran abrazo de mi parte». Hasta ese día.

Gracias a Dios por lo que significó, para tantos, el Prof. Dr. Jorge Orta Pires. Larga vida para él y familia. Disfrute de muchos éxitos profesionales, y podamos un día, todos los que tuvimos el privilegio de tenerle como Profesor, decirle unidos, con sentida gratitud: «muchas gracias».



viernes, 16 de septiembre de 2022

Es tiempo de ir más allá…

Se llamó Ezequías. Vino de la descendencia davídica y fue rey en Judá. Se le dedican palabras que sorprenden a la lectura: «En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá» (II Re. 18: 5).

¡Qué grandioso resumir de vida! ¿Cuáles serían las razones que le llevaron a merecer tales palabras? Pudiera parecer que la explicación se infiere del versículo que continúa: «...siguió a Jehová, y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés» (v. 6); pero hubo otros reyes antes de él que también fueron aprobados, y de ellos, sin embargo, no se dice algo así. El rey Azarías: «hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que su padre Amasías había hecho» (II Re. 15: 3). El rey Asa «hizo lo recto ante los ojos de Jehová, como David su padre» (I Re. 15: 11). Huelga decir que, en la evaluación final de sus vidas, estos no alcanzan ni en sombras la calificación que se usa para Ezequías. ¿Por qué?

Quizá tal cosa tenga que ver con que bajo el reinado de Azarías: «...los lugares altos no se quitaron, porque el pueblo sacrificaba aún y quemaba incienso…» (II Re. 15: 4). Con Asa sucedió otro tanto, pese a su rectitud «los lugares altos no se quitaron» (I Re. 15: 14). Con Ezequías hay un algo que va más allá: «El quitó los lugares altos, y quebró las imágenes, y cortó los símbolos de Asera, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel; y la llamó Nehustán» (II Re. 18: 4).

¿Leyó bien? Ezequías destruyó hasta la serpiente de Moisés; ¿¡aquella efigie de bronce que el más grande profeta de Israel levantó en el desierto para toda la nación!? Si, la destruyó, acabó con ella para siempre. ¡Yo nunca hubiera hecho algo así! ¡Era una pieza museológica! ¡Tenía más de cinco siglos! ¡¿Por qué no la guardó en el Museo de Antigüedades de Jerusalén!? No, no lo hizo, no la guardó; la despedazó, y la llamó despectivamente: Nehustán, que significa en hebreo: «cosa de bronce»; y le aseguro que, si lo hubieran dejado, desbarata también las Pirámides de Egipto, los Jardines Colgantes de Babilonia, el Gran Templo de la diosa Diana, el Faro de Alejandría, el Coloso de Rodas, la Estatua de Júpiter y el Mausoleo de Halicarnaso.

El celo de Ezequías por Aquel que hizo los cielos y la tierra fue más allá de todo lo que se pueda imaginar o entender. No trate de mirarlo por otro camino: con relación a todos los que le precedieron, él fue más allá...

 

Es tiempo de ir más allá, más allá de los errores de los que fueron antes de nosotros, por aprobadas que hayan sido sus vidas o ministerios. Es tiempo de ir más allá de aquellos que, por más que nos desbrozaron el camino, en muchas cosas se quedaron a medias. Es tiempo de ir más allá, más allá de nosotros mismos...

Proyéctate hoy más allá. Es el tiempo. Y cuando llegues al cielo, «cuando allá se pase lista», pueda una voz decir de ti: «En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él hubo otro como él en aquella familia, barriada, comunidad, iglesia…».

Se alegre el Señor ese Día por venir, cuando la voz del ángel, con santa aprobación, resuma tu vida diciendo: «en aquel lugar donde lo pusimos, en aquel humilde y lejano campo, en aquella escondida misión, ni después ni antes hubo otro como él». 

Así te bendiga Dios.



jueves, 15 de septiembre de 2022

Nuestra boda

Fue nuestra boda. Estamos hoy a treinta y tres años de aquel bello día. Se celebró el 15 de septiembre de 1989. Tuvo lugar en el Templo Central de las Asambleas de Dios de La Habana, Cuba, en Infanta y Santa Marta. Ofició el Rev. Jaime Rodríguez Fernández, nuestro Pastor. Conservamos fotografías y un humilde video de aquellas memorables horas, donde aparece la ceremonia, llena de hermanos queridos, algunos ya con el Señor.
Agradezco con amor a cada uno de los que estuvo allí. Los recuerdo a todos con alegría.
 Estuvimos juntos en todos los momentos difíciles de la vida. Soportamos unidos crisis. Se salvó siempre la alegría. Vencimos.
Con amor vendrían al mundo dos bellas doctoras: Elízabeth y Viria.
Treinta y tres años. Por la gracia de Dios, y solo por la gracia y el inmenso amor de Dios en Jesucristo, estamos aquí, y a nadie sino a Él daremos la gloria. 
"Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos" (Cnt. 8: 7). 


miércoles, 14 de septiembre de 2022

Dios

«¡Oh Jehová, Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra!» (Sal. 8: 9).

 

Hay siete mil quinientos idiomas y dialectos. Él los habla todos sin acento foráneo. 

Conoce a las cuarenta mil millones de personas que ya existieron y a todos los que viven hoy. Sabe el nombre que tendrán los que un día nacerán.

Está en el íntimo pensamiento de cada corazón y entre miles de millones discierne tu voz.

No se mueve la hoja de un árbol sin su permisión. Con precisión cartesiana da lugar a cada grano de polvo y llama a las estrellas por su nombre.

En Él no está olvidado el cuervo que vuela ni el gusano que repta.

Decide el minuto final de cada uno; el médico no lo pospone, la enfermedad no lo adelanta.

Está en todas partes. Lo sabe todo. Lo puede todo.

Es Dios. 



martes, 13 de septiembre de 2022

Tuvo la oportunidad y no la vio

Félix (en griego Φηλιξ) fue gobernador de la provincia de Judea entre el 52 y el 58 d. C. Flavio Josefo, el más importante historiador judío de los tiempos neotestamentarios, documenta extensamente su historia. Codicioso, cruel, desordenado, condujo Judea a un ambiente de creciente delincuencia (1).  Ante él compareció Pablo. Con detalle el apóstol le presentó el evangelio: «Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré» (Hch. 24: 25).

«Cuando tenga oportunidad…», así dijo. Qué palabras tan extrañas. No aprovechó el llamado que Dios le hizo para salvación y vida eterna. Se espantó cuando la Palabra le confrontó con su vida inmoral y se alejó de aquella ventana de revelación, abierta en aquel encadenado sobre el que estaban los cinco ministerios y los nueve dones.

«Cuando tenga oportunidad…», cuántas veces se repite la escena en la historia; de cuántos modos se parafrasea: «cuando mi hija crezca», «cuando termine de construir la casa», «cuando salga del ejército», «cuando me jubile», «cuando me sane…». «Cuando tenga oportunidad…»

Triunfaron en la Biblia los que no dejaron escapar lo que para ellos era la última oportunidad: Naamán, el sirio; la madre cananea; Bartimeo, el ciego; Zaqueo, el publicano; aquel ladrón que estaba a la derecha, en la cruz… Estas personas están unidas en la historia por un matiz: no dejaron escapar lo que para ellos era la última oportunidad.

Esta puede ser tu última oportunidad. ¿La desestimarás como lo hizo Félix? No la dejes escapar: «Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación» (Ro. 10: 8-10). «Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro» (He. 4: 16).

Es hoy: «Hoy ha venido la salvación a esta casa» (Lc. 19: 9).

 

 

__________

 

 

(1) Flavio Josefo. Antigüedades judías. Madrid: Ediciones Akal, 1997. Cáp. XX, sección 7.



lunes, 12 de septiembre de 2022

Dios es bueno

Este no fue el mundo que Dios creó. No fue Su idea o diseño. Entender Su mente y las causales intermedias de todas las desgracias no es posible a la mente humana. De este lado de la vida nadie podrá jamás comprender los inescrutables caminos de Dios. Es bíblico pensar así, porque «Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos» (Is. 55: 9).
Apartando todos los incomprensibles, quedan para nosotros un puñado de verdades seguras para por ellas vivir, para por ella morir. Una tiene que ver con Su amor: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Jn. 3: 16). La otra tiene que ver con la seguridad de ese amor: «Ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro» (Ro. 8: 39).
Si no comprendemos los caminos por los que se trastorna este mundo, mucho menos entenderemos lo inmarcesible de ese amor de Dios, amor que no merecemos, amor que no inspiramos. 
Ese es el pensamiento de Dios para ti en este día: más allá de todo, Dios es bueno. 


domingo, 11 de septiembre de 2022

Cristo es de todos

El error de creer que Cristo es para el mundo occidental, para gente rubia y blanca, alta y sana… Billy Graham dijo una vez a gran voz: «Cristo le pertenece a todas las personas. Él le pertenece a todo el mundo» (1).

Es la verdad central de la Biblia: «Cristo murió por todos los hombres». En aquel minuto postrero, tras aquel «Consumado es» (Jn. 19: 30), se abrió el camino a la salvación para los hostiles judíos, los caníbales negros, los ocultistas hindúes, los cálidos latinos y los gélidos esquimales.

Muchos luchan hoy por presentar el evangelio como algo excluyente. Nada más lejos de la verdad; cosa alguna en la tierra es más inclusiva: fue un ladrón miserable la primera persona en entrar al paraíso tras la muerte de Cristo. Murió a su lado. No tenía condición moral alguna para aspirar a un algo así. Carecía de educación o bondad; ninguna de sus obras respaldaba el menor beneficio, pero en aquellos instantes finales en que terminaba la existencia, entre la asfixia y el dolor agudo de la crucifixión abrazó la verdad central del evangelio: aquel que moría a su lado era justo, tenía un Reino y volvería: «Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso (Lc. 23: 41-43)».

Fue un malhechor con baja catadura moral la primera persona beneficiada con la salvación tras la muerte de Cristo. Él tomó una decisión: abrazó el Evangelio. ¿Lo harás tú hoy?

«Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos» (II Co. 5: 15). 

 

 

__________

 

 

(1) Billy Graham. «Ceguera Espiritual». https://youtu.be/VDbalMYA-HQ Publicado: 25 de julio de 2022. Accedido: 26 de julio de 2022, 12: 00 M. 



sábado, 10 de septiembre de 2022

En el «corredor de la muerte»

Clive Stafford Smith reporta en el espacio web «Independent en español», que, para finales de 2021, dos mil quinientas personas estaban en el «corredor de la muerte» en los Estados Unidos. Esperan allí hasta ser ejecutadas (1). Parece una cifra grande; realmente la lista es mucho mayor: incluye a toda la humanidad, porque todos moriremos.

Nos diferenciamos, sin embargo, de aquellos dos mil quinientos en que ellos tienen consciencia de un fin cercano; pesan cada día, miden cada minuto, economizan al máximo el instante de cada respirar. Es paradójico: los que no están allí, en ese oscuro corredor, viven sin propósito, desperdigan el tiempo en las más vacuas tonterías; viven, en resumen, como si nunca fueran a morir, como si el tiempo les fuera por tesoro inagotable.

No puede mirarse de otro modo: el pecado ha matado a todos los que han vivido: «…como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron» (Ro. 5: 12). Visto así, todos estamos en el «corredor de la muerte». Vivamos con consciencia clara de que el fin se acerca: «…si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos» (Ro. 14: 8).

Reciba hoy a Cristo como Salvador personal. Transfiera el peso inamovible de su culpa a la Cruz del Calvario y viva sin miedo en este «corredor de la muerte». Para cada ser humano es una verdad bíblica el hecho de que vamos a morir, pero para todo el que recibió al Señor Jesús como Salvador personal es una verdad bíblica mucho mayor el hecho de que «este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; Él nos guiará aun más allá de la muerte» (Sal. 48: 14).

No tenga miedo. Viva la victoria en Cristo en el «corredor de la muerte».


 

__________

 

 

(1) Clive Stafford Smith. Independent en español.  «He visto morir a seis personas y es hora de que Estados Unidos acabe con la pena de Muerte». https://www.msn.com/es-us/noticias/otras/he-visto-morir-a-seis-personas-y-es-hora-de-que-estados-unidos-acabe-con-la-pena-de-muerte/ar-AAPfEiK Publicado: 7 de octubre de 2021. Accedido: 14 de septiembre de 2022, 1: 23 p. m.



viernes, 9 de septiembre de 2022

En pañuelos de holán fino lloran la reina y el rey

Murió Isabel II. El luto llenó de inmediato a la corte británica este jueves 8 de septiembre de 2022; a la par, Gran Bretaña reconoció de inmediato al nuevo rey, Carlos III y a su reina consorte, Camila, polémica dama a la que rechazan todos los que amaron a Diana de Gales. Comienzan los preparativos para la magna ceremonia fúnebre (1) y el nuevo monarca lucha por extender la pena a todo el mundo. Guardaré silencio respetuoso al lado de todo el que, como él, sienta la súbita privación; solo que no puedo dejar de pensar: ¿cuánto costará el funeral de la finada monarca? ¿Importa eso? Sí, importa, porque hoy morirán de hambre dieciocho mil niños (2).

«En pañuelos de holán fino lloran la reina y el rey»; son palabras de José Martí. Aparecen en una de sus más sencillas poesías «Los dos príncipes». Fue publicada en la conocida revista La Edad de Oro. Cuenta la muerte y el luto que tuvo lugar en ocasión de la partida simultánea del noble hijo del rey y del humilde pastor del bosque (3). La diferencia entre ambas expresiones de dolor está acentuada por el incomparable Martí en aquellas palabras: «En pañuelos de holán fino lloran la reina y el rey…».

Evocando palabras de San Lorenzo, Martín Lutero resaltó en sus 95 Tesis, en la No. 59, que los pobres eran «los tesoros de la comunidad» (4).

Tenía dieciséis años la tarde en que leí el artículo: «Víctor Hugo» en aquel grueso tomo de la Enciclopedia de la Juventud, en la Biblioteca Nacional de Cuba. Escribí en mis apuntes sus últimos párrafos. Allí se leía, a la muerte del gran escritor y poeta francés:

 

El coche de los pobres, en que por expresa voluntad del finado fue conducido su cadáver, formaba un gran contraste con el magnífico cortejo que le acompañó a su última morada (…). Su testamento contenía una cláusula en la que compendiaba sus ideas: «Creo en Dios. Lego un millón de francos a los pobres. Renuncio a los sufragios de cualquier religión» (5).

 

Él también legó a los pobres Los miserables, la más grandiosa oda en prosa que se pueda haber escrito, en el punto más elevado de la literatura francesa de todos los tiempos. Víctor Hugo…, ¡cuánto de él me trajo al Evangelio!

 

Lloraré la muerte de la Reina contigo, pero no podré dejar de pensar en los que no podrán hacerlo «en pañuelos de holán fino» a la muerte de sus pequeños, esos dieciocho mil que dejarán de ser hoy, y no aparecerán en los titulares de ningún periódico del mundo. Si eres de los muchos que, aquí en Texas, echan el sobrante de comida a la basura, debes saber que, en el instante en que lo hagas, dos niños habrán muerto por hambre...

Ese es el verdadero «valle de lágrimas» (Sal. 84: 6). El mundo entero debía de amanecer de luto, con las banderas a media asta, todos los días. Todos los días.

 

 

__________

  

 

(1) Editorial. CNN. «Muere la reina Isabel II de Inglaterra a los 96 años». https://cnnespanol.cnn.com/2022/09/08/muere-reina-isabel-ii-96-anos-edad-trax/Publicado y accedido: 8 de septiembre de 2022.

(2) Redacción. ABC España. Artículo: «Hasta 18.000 niños de entre uno y cuatro años mueren de hambre cada día». https://www.abc.es/espana/abci-hasta-18000-ninos-entre-y-cuatro-anos-mueren-hambre-cada-201910160757_video.html Publicado y accedido: 16 de octubre de 2019.

(3) José Martí. La Edad de Oro. «Los dos príncipes». La Habana: Gente Nueva, 2000, pp. 101, 102.

(4) Juan Callejas. Bite. «95 Tesis: leyéndolas 505 años después de su publicación». https://biteproject.com/las-noventa-y-cinco-tesis/ Publicado y accedido: 31 de octubre de 2022.

(5) Yves Bernet. Víctor Hugo. Barcelona: Fapa Ediciones, 2002, pp. 18, 19.



jueves, 8 de septiembre de 2022

Caleb

Se llamaba Caleb y tenía ochenta y cinco años, esa edad en la que nadie quiere cambios ni problemas nuevos, en que muchos escriben testamentos y memorias y se sientan a la tarde mientras cae el crepúsculo.

Esa edad tenía, cuando se acercó a Josué, y pidió para sí: «Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí…» (Jos. 14: 12).

Aquellos campos de Hebrón eran montes llenos de gigantes. «Josué entonces le bendijo, y dio a Caleb hijo de Jefone a Hebrón por heredad (Jos. 14: 13)».

Tenía ochenta y cinco años Caleb, cuando pidió conquistar «un monte de gigantes».

No queda más por decir.



miércoles, 7 de septiembre de 2022

Mis ovejas oyen mi voz...

«Mis ovejas oyen mi voz...». Son palabras de Jesús. Aparecen en Juan 10: 27. No las dijo a creyentes humildes, sino a judíos hostiles. Temprano en la vida las leí y ya no pudieron salir de la memoria porque explican muchas cosas. Esencialmente la distinción de Aquella voz no tiene que ver con capacidad sino con identidad.
«Mis ovejas oyen mi voz...». Hay dos caminos para entender un algo así: uno tiene que ver con el oír la voz del primer llamado; ese descubrir a Cristo en la tumultuosa vocinglería del mundo. Es un inusitado advertir que Él existe y nos llama. 
El otro tiene que ver con el oír diario de su voz. Solo las ovejas pueden distinguir la voz del Pastor en ese día a día. Lo hace posible no solo su identidad como oveja, sino también el  tiempo que pasan con Él. 
El tiempo que pasa con Cristo acostumbra el oído del más ingenuo e indefenso humano en cuanto a discernir en el bullicio Aquella voz... Otros más inteligentes no la oyen. Ya sabe la razón: «Mis ovejas oyen mi voz...».


martes, 6 de septiembre de 2022

No les basta con cambiar el presente, también quieren cambiar el pasado

Bill Cole, profesor de cultura americana, comentó recientemente que, en El señor de los anillos, J. R. R. Tolkien impuso un mundo «esencialmente masculino y que los personajes femeninos son meras idealizaciones virginales», pese a lo cual «el mundo de Tolkien es maravilloso, así que ese rasgo no me puede parecer otra cosa»; así concluyó. Todo podría quedarse ahí, pero ya circulan rumores, y en un interesante artículo, publicado para Zenda, Carlos Mayoral deja saber que algunos pretenden en septiembre la presentación de una nueva serie de El Señor de los Anillos, que incluye un sinnúmero de enmiendas a lo que algunos consideran «la falta de inclusión tolkieniana». Con tal propósito colocaron en él enanos latinos y elfos negros, se suprimieron batallas y, con ello, elementos de violencia propios de la narrativa de Tolkien, ese «nazi exclusivista» (1).

La enfermiza cultura postmoderna que trastoca los más antiguos valores en función de ofrecernos un presente supuestamente mejor, donde todos seremos peligrosamente representativos, va más allá de querer cambiar los tablones del escenario, los personajes y los roles de la vida moderna: ellos quieren  cambiar también el pasado, torcer la percepción que tuvieron aquellos que nos precedieron, y con ello cambiar la posición de los escalones que nos trajeron hasta aquí.

Por ese camino: ¿quiénes llegarán a ser los miserables de Víctor Hugo?

 

 

__________

 

  

(1) Carlos Mayoral. Zenda/Romanzas y donaires/Tolkien, ese nazi. https://www.zendalibros.com/tolkien-ese-nazi/ Publicado: 1 de septiembre de 2022. Accedido: 6 de septiembre de 2022, 2: 21 p. m.



lunes, 5 de septiembre de 2022

No es la Iglesia, es Dios

La ley promulgada por Dios en el Monte Sinaí nos llega a través del Antiguo Testamento. Su aplicación puntual fue abolida en lo ceremonial por la Cruz. Su vigencia no es judicial. Tiene, sin embargo, una gran importancia para comprender dos cosas: la monstruosidad del pecado y el carácter moral de Dios. Cotidianidades y ligerezas que pueden parecer nimias hoy, son horribles vistas a través de los santos ojos del Creador. Considere algunos ejemplos de cuánto es así:
Idolatría: "Si el pueblo de la tierra cerrare sus ojos respecto de aquel varón que hubiere dado de sus hijos a Moloc, para no matarle, entonces yo pondré mi rostro contra aquel varón y contra su familia, y le cortaré de entre su pueblo, con todos los que fornicaron en pos de él prostituyéndose con Moloc. Y la persona que atendiere a encantadores o adivinos, para prostituirse tras de ellos, yo pondré mi rostro contra la tal persona, y la cortaré de entre su pueblo" (Lv. 20: 4-6). Dios demandaba ese "mirar al otro lado" de aquellos que intentaran pasar por alto la aplicación de la pena máxima al idólatra, aquel que adorara e invocara a ídolos. Puede considerarse el daño tan grande que hace algo así en la severidad del castigo divino no solo al que la practica, sino también al que la consiente.
Adulterio: "Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos" (Lv. 20: 10). En Juan 8: 3-5, los judíos pretenden que sea apedreada solo la mujer: "Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?". La ley los condenaba a los dos. Ellos querían atenuar la culpa del hombre, más que atenuarla, buscaban pasarla por alto. Sin embargo, a los ojos de Dios la culpa era horrenda en ambas partes hasta el punto de que la ley condenaba a muerte a los dos. 
Homosexualidad: "No te echarás con varón como con mujer; es abominación" (Lv. 18: 22). "Si alguno se ayuntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos; sobre ellos será su sangre" (Lv. 20: 13). Hoy día ganan espacio los homosexuales en las agendas globalistas. Aquellos que ayer les perseguían hoy les aplauden. Muchos tuercen las Escrituras para acomodar una interpretación permisiva a un algo así, en nombre de un "amor libre" que no tiene ningún fundamento bíblico. Nótese, sin embargo, que, en el carácter del Hacedor de los cielos y la tierra, tal cosa es tan dañina a la sociedad, es tal el nivel de abominación que supone, que en la ley paleotestamentaria del Señor se le aplica la sentencia máxima. 
No es la Iglesia, es Dios. 


domingo, 4 de septiembre de 2022

Historia del pentecostalismo en Cuba


Historia del pentecostalismo en Cuba, a su alcance en los fondos bibliotecarios de la Universidad Teológica Pentecostal de Cuba (UTPC) desde 2014. Resume el Tomo I de la reconocida y exitosa publicación Historia de las Asambleas de Dios en Cuba, presente en el fondo bibliotecarios de Global University, de los Archivos Mundiales de Historia de las Asambleas de Dios de los Estados Unidos (Flower Pentecostal Heritage Center), Springfield, MO., y de muchas prestigiosas universidades pentecostales de América Latina y Europa.


sábado, 3 de septiembre de 2022

Expresiones bellas

Hay expresiones bíblicas que sorprenden por su belleza. Una de ellas está en las palabras que Abigail dijo a David. Aparecen en Primero de Samuel 25: 29b. Allí se lee: «…con todo, la vida de mi señor será ligada en el haz de los que viven delante de Jehová tu Dios».

Otra expresión de hondo lirismo está en las palabras de aquella mujer de Tecoa enviada por Joab, general del ejército al rey David a fin de hacer regresar a Absalón. Se leen en Segundo de Samuel 14: 14: «Porque de cierto morimos, y somos como aguas derramadas por tierra, que no pueden volver a recogerse…».

Job se eleva en una expresión de incomparable esperanza: «Mas he aquí que en los cielos está mi testigo. Y mi testimonio en las alturas» (Job 16: 19). 

Con todo, ningunas como las que aparecen en Lamentaciones 3: 58: «Abogaste, Señor, la causa de mi alma; redimiste mi vida».