Translate

miércoles, 21 de octubre de 2020

Tanto tienes, tanto vales

Cuando el dinero es la única regla de medida. En la primavera del año 1209, Francisco de Asís se presentó al papa Inocencio III. Al hacerlo pedía el apoyo de la Iglesia para el levantamiento de una Obra que Dios le indicó hacer. Desde su estrado el papa le miró mientras hablaba. La pobreza de su ropa cubría su piel enjuta. No hizo acompañar sus palabras con presentes, ni usó el pasaporte del favor, que es el dinero. El conjunto evidenciaba pobreza, y el papa pesó el valor del santo por el aspecto de su cuerpo emaciado y su bolsa vacía. Usó entonces aquella regla que te aplicaron a ti aquella tarde en que, como Mafalda, deseaste que el mundo se detuviera para bajarte: Tanto tienes, tanto vales. Le negó el pedido y le despidió (1).
Esa noche Inocencio III tuvo un sueño; en él, la Basílica de San Juan de Letrán, catedral de la diócesis de Roma, se venía abajo, y un hombre, con su mano en alto, la sostenía, y no caía. Al esclarecerse la visión, el papa se estremeció: ese hombre era Francisco de Asís. Se levantó muy turbado, y mandó de inmediato por él, y todo lo que le pidió lo puso a sus pies (2).

Cuando el dinero es la regla de medida dentro de la propia iglesia. La evidencia está en la epístola de Santiago. Tuvo que ser escrita. Léala, y sabrá por qué. Escandaliza saber que el apóstol no le está escribiendo a los impíos, sino a la Iglesia: «Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? Pero vosotros habéis afrentado al pobre…» (Stg. 2: 5, 6). Las personas más ricas en dones que pude tener cerca eran pobres. Nunca conocí a un millonario profeta, ni siquiera con una palabra de ciencia que no fuera otra cosa que el fingir de su propia mente. Nunca vi a un rico creíble en dones del Espíritu; necesitaban información para poder profetizar, y cuando les llegaba la acomodaban en favor del que más tenía. Atacaban los reclamos y las reacciones del pobre, y nunca las acciones deleznables del rico que las provocó. Al final culpaban a Dios: «así lo quiere el cielo, es un propósito; el atropello de tus derechos es tu bien…».

No lo puedo mirar de otra manera: aquellos que definen el valor de un hermano por el peso de la bolsa que lleva son el epítome mismo de la miseria.

Facundo Cabral, el rey de la ironía, anunciaba un día, al comienzo de un gran concierto: «¡Desde este momento el dinero tendrá fecha de vencimiento para que nadie tenga poder para usarlo sobre sus hermanos!» (3).

Ojalá y un día así sea.

  

 

__________________

 

 

(1) Redacción ACI Prensa. “12 hechos que tal vez no conocías de la vida de San Francisco de Asís”. https://www.aciprensa.com/noticias/san-francisco-de-asis-12-hechos-fascinantes-que-quiza-no-sabias-de-el-95058 Publicado: 3 de octubre de 2020. Accedido: 20 de octubre de 2020, 11: 59 p. m.

(2) Ibíd.

(3) Miguel E. Mendoza. “Facundo Cabral dicen por ahí”. https://www.youtube.com/watch?v=F0U5MsjbUIo Accedido: 20 de octubre de 2020, 11: 59 p. m.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Su comentario a este artículo se recibe con respeto y gratitud.