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sábado, 17 de octubre de 2020

El payaso Josué

Así se llamaba, Josué, y era el payaso más payaso que haya conocido. Actuaba en el circo de La Habana. Su comicidad interpretativa descansaba en entender las cosas al revés, o en otra dirección. Así hacía con todo lo que los niños en el circo le decían. Si uno de aquellos pequeños gritaba: “¡Josué, reparte helado!”, él contestaba: “¿he’lado o he’frente?”, y se ponía de lado, haciendo reír al público. Si lo halagaban, se ofendía; si lo ofendían se halagaba. Un día hizo un acto de magia, sacó un conejo de una caja vacía, y todos le gritaban, eufóricos: “¡Bravo, Josué!, ¡bravo!”; él tronó entonces: “¡¿Quién es el que está bravo?!”. La imposibilidad absoluta en cuanto a una comunicación coherente, esa era la comicidad del payaso Josué. Así lo recuerdo de niño, entendiéndolo todo mal…

Al crecer creemos que dejaremos atrás las experiencias de la infancia en lo tocante a esas personas que conocimos, y que doraron de inocencia los tiempos primeros de la vida. Luego descubrimos que no será así; nos acompañarán siempre. Desde mi humilde perspectiva creí un día dejar atrás al payaso Josué; no podía para entonces imaginar cuántos como él, asumirían para sí, en la vida real, el papel de aquellos a los que no se les puede hablar o escribir sin que hagan la más torcida interpretación de lo que se les dice. Me asombra pensar en cuántos Josués desde entonces conocí …

Casi a diario encuentro a uno. Trato de amarle, desde estratos profundos de mi alma, sin que me someta la obligación de hacerlo, les honro, o les defiendo porque sé que están bajo fuego cerrado, y quiero ser amigo, pero qué difícil es, porque todo lo entienden al revés, y yo termino, una vez más, diciendo: “Dios mío, otra vez el payaso Josué…”.

Parece que la infancia estará conmigo para siempre. A la par que recordaré las tardes crepusculares en que elevaba cometas de papel en el litoral habanero, “cuando el canal era un río, cuando el estanque era el mar, y navegar era jugar con el viento, era una sonrisa a tiempo…” (1), así, a la par, me acompañará siempre el payaso Josué. Son muchos los que me ayudan a recordarlo.

Gracias por no permitirme olvidar la infancia. A veces, entre lágrimas, regreso allí.

 

 

 

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(1) Joan Manuel Serrat. “Barquito de papel”. Álbum Mediterráneo. Zafiro/Novola. 1971. https://www.youtube.com/watch?v=hkscQIOUhtE  Accedido: 17 de octubre de 2020, 5:03 PM.




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