1. Ausencia de apoyo. La ausencia de apoyo social está identificada como un importante factor de riesgo para la aparición de depresión, particularmente en adultos mayores. Ciertos temperamentos son más proclives a sufrir aislamiento social, y a privarse, por ende, del mencionado apoyo. Debido a la relación que existe entre la genética y el temperamento se describe entonces un papel en la herencia a la hora de abordar el tema de la depresión.
Esta interacción se podría representar así:
Apoyo social -------- Temperamento -------- Genética
De acuerdo al modelo psicobiológico propuesto por C. R. Cloninger y colaboradores, se asocian marcadamente con depresión las personas con un puntaje temperamental que refleja: miedo a la incertidumbre de situaciones nuevas, acentuada preocupación acerca del futuro y evidente tendencia a fatigarse (1).
2. Experiencia de infelicidad marcada. Cuando a pesar del gran esfuerzo que una persona realizó no consigue lo que se propone; se educó con esmero a un hijo, y éste ha pervertido su camino; se sembró con esfuerzo la tierra, y la sequía anuló la cosecha; estudió la persona con esmero, pero su economía no le permitió graduarse; perdió el matrimonio, enviudó, dijo adiós a sus padres; todas estas tristes y desoladas experiencias llenan de desesperanza al más fuerte, y son, con frecuencia, carriles que llevan a la depresión (2).
El autor conoció a una sobreviviente de la segunda guerra mundial. Había perdido toda su familia en los genocidios nazis perpetrados en Europa. Nunca había podido recuperarse. Se movía lentamente, y el ambiente juvenil de que le hicimos rodearse los estudiantes no le arrancó en toda la tarde ni siquiera una sonrisa. Las experiencias de depresión en la posguerra están perfectamente documentadas.
3. Alcoholismo.
4. Drogadicción (3).
5. Enfermedades físicas. Antes de atribuirse la depresión a causas psicológicas, psiquiátricas o espirituales, debe tenerse la seguridad de que la persona no esté enferma físicamente. Síndromes endocrinos como el hipotiroidismo y las insuficiencias suprarrenales, pancreáticas o hipofisarias pueden cursar con depresión. Las enfermedades respiratorias obstructivas crónicas (EPOC), sea la bronquitis crónica o el enfisema pulmonar, por la hipoxia que impone al trabajo del cerebro la asocian también; un síndrome anémico por la misma razón puede causarla. El cáncer, los dolores crónicos, las penosas enfermedades recurrentes y progresivas, con mecanismos autoinmunes vinculados, como la esclerosis múltiple o la lateral amiotrófica, el lupus eritematoso sistémico y la artritis reumatoide pueden verse también acompañados de este mal; situaciones clínicas invalidantes como la enfermedad de Alzheimer, los cuadros cerebrovasculares, los síndromes de insuficiencia coronaria, la enfermedad de Parkinson y las epilepsias la asocian del mismo modo; enfermedades que siembran de incertidumbre el futuro, como el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), lo mismo cuando cursa silente que cuando se expresa, se vincula a niveles profundos de afectación emotiva y suicidio. En situaciones que no son exactamente enfermedades sino estados fisiológicos como el postparto puede aparecer también, debido a los grandes reajustes endocrinos que se deben lograr. Todos estos estados aparecen asociados con una frecuencia más alta de depresión con respecto a la que sufren los que no las padecen (4) (5) (6) (7) (8) (9).
Está documentada bíblicamente la existencia de un mundo espiritual en tinieblas. Colosenses 1:12, 13 señala: “…con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”.
Ese mundo se oculta a la visión humana para operar con mayor efectividad. Primera de Corintios 4:5 afirma: “Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas...”.
El reino espiritual de las tinieblas tiene efectos devastadores en la vida los hombres. Mateo 8:16 relata: “Y cuando llegó la noche, trajeron a él [a Jesús] muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos”. Lucas 11:14 agrega, en apoyo de esto: “Estaba Jesús echando fuera un demonio, que era mudo; y aconteció que salido el demonio, el mudo habló; y la gente se maravilló”.
En Lucas 13:10-12 aparece: “Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad”.
Lucas 8: 26-35, describe el más grandilocuente testimonio de posesión demoniaca y liberación:
Y arribaron a la tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea. Al llegar él a tierra, vino a su encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros. Este, al ver a Jesús, lanzó un gran grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz: '¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes'. (Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre, pues hacía mucho tiempo que se había apoderado de él; y le ataban con cadenas y grillos, pero rompiendo las cadenas, era impelido por el demonio a los desiertos.) Y le preguntó Jesús, diciendo: '¿Cómo te llamas?' Y él dijo: 'Legión'. Porque muchos demonios habían entrado en él. Y le rogaban que no los mandase ir al abismo. Había allí un hato de muchos cerdos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y les dio permiso. Y los demonios, salidos del hombre, entraron en los cerdos; y el hato se precipitó por un despeñadero al lago, y se ahogó. Y los que apacentaban los cerdos, cuando vieron lo que había acontecido, huyeron, y yendo dieron aviso en la ciudad y por los campos. Y salieron a ver lo que había sucedido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio; y tuvieron miedo.
La Biblia es prolija tanto al describir casos de posesión u opresión demoníaca como al dejarnos ver los efectos de la liberación espiritual que tuvieron lugar en los tales. Con mucha frecuencia la depresión es consecuencia de la actividad demoníaca, y se evidencia con más claridad en los casos en que ésta alcanza nivel psicótico, con alucinaciones visuales, auditivas y demás.
Ese mundo espiritual no se puede desconocer como causal en la depresión. Está lleno de voces, contenciones e influencias. Por él corren personalidades reales, perfectamente organizadas, que compiten por la destrucción de los seres humanos, lo que consiguen alejándoles de Dios. Segunda de Corintios 10: 3-5 nos deja saber:
Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.
La depresión, y todos los males del alma, con una frecuencia elevadísima, no son más que expresiones de esta gran guerra en la que están involucrados todos los humanos, y de la que el apóstol Pablo escribió en Efesios 6:12, cuando sentenció: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.
__________
(1) Yuh J, Neidershiser J, Reiss D y colaboradores, “Asociación Genética entre la Depresión, el Temperamento y el Apoyo Social” (The Role of Temperament and Social Support in Depressive Symptoms: A Twin Study of Mid-Aged Women). Journal of Affective Disorders 106(1-2):99-105, Feb 2008. Ver en: http://www.bago.com/BagoArg/Biblio/psiqweb668.htm Accedido el 3 de febrero de 2019, 11:45 PM.
(2) S.a. MedlinePlus. “Depresión”. https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/003213.htm Accedido el 4 de febrero de 2019, 12:45 AM.
(3) S.a. MedlinePlus. “Depresión”, Ibíd.
(4) The National Institute of Mental Health. Mental Health Information. “Las enfermedades crónicas y la salud mental: Cómo reconocer y tratar la depresión”. Ver en: https://www.nimh.nih.gov/health/publications/espanol/las-enfermedades-cronicas-y-la-salud-mental-como-reconocer-y-tratar-la-depresion/index.shtml Accedido el 5 de febrero de 2019, 1:56 PM.
(5) Gary Collins, Consejería cristiana efectiva. Gran Rapid, Michigan: Portavoz, 1992, pp. 58-59.
(6) Oliver Brachfeld, Los sentimientos de inferioridad. Barcelona: Editorial Luis Miranda, 1959, p. 239.
(7) Josh Mc Dowell, El secreto de amar y ser amado. Estados Unidos: Editorial Betania, 1988, p. 160.
(8) Octavio Ríos, La depresión a la luz de la Biblia. Monografía. 2004. Facultad de Teología. Asambleas de Dios de América Latina, p. 4.
(9) Jay H. Stein, Medicina Interna. Tomo II. La Habana: Editorial Científico-Técnica, 1987, p. 2237.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su comentario a este artículo se recibe con respeto y gratitud.