Introducción
Caer es la primera experiencia humana. El esfuerzo por aprender a caminar inevitablemente conduce a caídas. Todo ser humano las recuerda en sus memorias.
En la vida de la fe caer es bíblico. El sabio escritor de los Proverbios lo describe, cuando afirma: “Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse...” (Pr. 24: 16).
No solo es bíblico caerse; también es bíblico levantarse.
¿Qué es levantarse?
I. Levantarse es una orden.
“Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: ‘Levántate y come, porque largo camino te resta’” (I Re. 19:7).
“Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: ‘Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa’ (Lc. 5: 24).
“Mas él, tomándola de la mano, clamó diciendo: ‘Muchacha, levántate’” (Lc. 8: 54).
“Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: ‘Joven, a ti te digo, levántate’” (Lc. 7: 14).
II. Levantarse es una decisión.
“Y volviendo en sí, dijo: ‘¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre...’” (Lc. 15: 17, 18).
III. Levantarse es una bendición.
“Por lo cual dice: Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará Cristo” (Ef. 5: 14).
Conclusiones
Oiga la orden de levantarse. Tome la decisión. Disfrute entonces la bendición.
Ya tiene el sermón de este domingo.
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