El Evangelio de Juan usa la palabra parakletos (παράκλητος) para referirse al Espíritu Santo (14:16, 26; 15:26). La palabra es traducida como «Consolador» en la versión Reina-Valera Actualizada, Reina- Valera Revisada de 1995 y Nueva Versión Internacional. Es traducida «Defensor» en la Dios Habla Hoy [1].
William Barclay afirma que, hoy día, las palabras «consolador» y «confortar» no transmiten la suficiente profundidad al significado de la palabra original. «La función del Espíritu Santo es la de llenar a una persona con aquel Espíritu de poder y de coraje que le darán la capacidad para afrontar triunfantemente la vida» [2].
La palabra parakletos significa: «uno que es llamado a estar al lado» de otro. Jesús agrega aspectos adicionales de la función del parakletos. En 14: 16, 17 es el «Espíritu de verdad»; en 15: 26 es el «Espíritu de verdad» que da testimonio de Cristo; y en 16: 7 afirma que el Espíritu vendrá cuando Él se haya ido a su Padre. El Espíritu Santo es la presencia constante de Cristo para ayudar, iluminar, fortalecer, y exhortar al creyente [3].
En 20: 22 el Jesús, resucitado ya, aparece a sus discípulos. Su misión no es solamente consolarlos, sino también fortalecerlos para su ministerio: «Como me ha enviado el Padre, así también yo os envío». Y entonces sopló y dijo: «Recibid el Espíritu Santo» (20:21, 22). Sin su poder, dirección y fortaleza sería imposible cumplir su misión. Es interesante que tanto en el hebreo como en el griego la misma palabra significa «soplo» y «Espíritu». Su presencia es activa y continúa moviéndose e influyendo en nuestra vida [4].
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