«Principios a seguir», «pasos a dar», «métodos», «técnicas», «fórmulas»; a ellas se refieren las publicaciones cristianas contemporáneas como «infalibles caminos que llevan a la conversión de las almas».
Jesús dijo: «El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu» (Jn. 3: 8).
Al hablar así, el Señor se alejó de todos los esquemas humanos. Los «principios», «pasos» y «técnicas» son meras distracciones académicas. Los caminos de Dios son inextricables, porque son celestiales.
Históricamente el mundo se llenó de líderes que, con «técnicas», «gobiernos» y «métodos», hicieron morir la Obra del Espíritu. Todos los avivamientos, desde Jerusalén en Tierra Santa, hasta Asbury en Kentucky, cesaron cuando los hombres trataron de ordenarlos.
Y así no obra Dios. «El viento sopla de donde quiere...; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va».
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