Entre las figuras literarias usadas en Juan 14: 15-26 resalta la metáfora. «Consolador» es un término metafórico para referirse al Espíritu Santo. Erick Lund define la metáfora como una figura retórica en que se busca alguna semejanza entre dos objetos o hechos caracterizándose uno con lo que propio de otro [1]. Debe preguntarse: ¿qué caracteriza al Consolador que es apropiado para usarlo metafóricamente al referirse Jesús al Espíritu Santo? El análisis histórico da la respuesta. El Consolador [en griego parakletos (παράκλητος)] era una persona que, en los juicios, era convocada para estar al lado de otra acusada. Debía animarla, fortalecerla y respaldarla. El papel histórico de esta función se ha perdido, pero el conocimiento de esta perdura y es de reconocimiento generalizado para la cristiandad [2].
Cuando se usa en esta porción la palabra «mundo» («el mundo no le ve ni le conoce») se está recurriendo a una sinécdoque, que es una figura retórica que se caracteriza por poner el todo por la parte o la parte por el todo [3]. En este caso Jesús está usando el término totalizador de «mundo» para referirse a todas las personas que no son convertidas que, como obviamente se puede inferir, no es toda la humanidad. Este recurso retórico debe ser entendido partiendo de la comprensión de que la mayoría dominante de la gente ha rechazado el evangelio y de que la escala de valores que prima en la humanidad no es la del evangelio.
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