Las religiones, los partidos políticos y los sindicatos tienen miembros. El Reino de los cielos tiene ciudadanos. «Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo» (Fil. 3: 20).
Los miembros tienen derechos de membresía. Los ciudadanos tienen derechos de nacimiento.
Es importante ser miembro de una iglesia, pero es más importante ser ciudadano del Reino de los cielos. Cerciórese de tener esta segunda condición. Se adquiere con un nuevo nacimiento. Es decisiva en el rumbo de la vida eterna.
«De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios» (Jn. 3: 3).
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