Balances al llegar a la tercera edad.
En la gracia de Dios sobreviví a:
Ocho brutales escuelas al campo.
Cinco intentos de envenenamiento.
Un plan de linchamiento.
Tres atentados, uno a muerte.
Treinta años de cerrado espionaje; dieciocho de ellos con micrófonos en la ventana.
Ocho años de «período especial», eufemismo cubano para referirse a la hambruna masiva. Ocho años...
...En azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces (...), azotado con varas (...), apedreado (...), náufrago en alta mar (...), en caminos (...); en peligros de ríos (...), de ladrones (...), de los de mi nación (...), peligros en la ciudad (...), en el desierto (...), en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez (II Co. 11: 23, 25-27)
En la gracia de Dios logré:
El amor de una incomparable esposa.
Dos preciosas hijas, cristianas, médicos, bendiciones.
Pastorear treinta años.
Construir un Templo.
Predicar cuatro mil sermones.
Llevar miles de almas a un estadio.
Escribir cuarenta libros.
Sembrar árboles.
Regalar flores.
Suficiente para una vida.
Gracias, Señor Jesús. Recibe la gloria.
«Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén. (I Ti. 1:17).
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