«Y entró Jesús en Jerusalén, y en el templo; y habiendo mirado alrededor todas las cosas, como ya anochecía, se fue a Betania con los doce» (Mr. 11: 11).
Deténgase y relea las palabras de Marcos con las que describe la escena: «y habiendo mirado alrededor todas las cosas . . . se fue».
El Señor revisó con sus ojos a cada persona, funcionario, soldado, mesa, silla; reparó en los muros, y en cada hendija del Templo a su vista.
Miró alrededor todas las cosas; con una larga mirada miró... Y después se fue. Dios se fue.
Y cuando Dios no está en el Templo no hay otra cosa por hacer que irnos con Él: «se fue a Betania con los doce». Los doce se van con Él.
Él lo miró todo, y se fue; y sus discípulos con Él.
Nada queda por hacer si Él se va; nada queda por hacer, sino irnos con Él.
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