En medio del caos apocalíptico, mientras se destruye el mundo bajo los peores cataclismos de la historia, convulsionando en un mar donde se funden la rebelión satánica y la humana. testifica el apóstol Juan:
Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS (Ap. 19: 11-13).
Es el «entonces» más importante de la historia. Ha terminado ese día la presunta hegemonía de la bestia, el falso profeta y los reyes de la tierra. A la cabeza de «los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio» (v. 14), con una espada aguda en su boca (v. 15), viene a la tierra el Rey de reyes y Señor de señores.
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