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sábado, 22 de enero de 2022

Figuras retóricas de la Biblia: alegorías.

Una alegoría es una figura retórica en que se unen varias metáforas. Su naturaleza figurativa es evidente (1). Greidanus, citado por J. Scott Duval, la define como “una extensa metáfora” (2).

Un ejemplo sería:

 

“Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo” (Jn. 6: 51). La interpretación de esta alegoría aparece en boca del Señor Jesús, en ese mismo contexto del capítulo 6.

 

Otro ejemplo sería:

 

Salmo 80.

 

8 Hiciste venir una vid de Egipto;

Echaste las naciones, y la plantaste.

9 Limpiaste sitio delante de ella,

E hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra.

10 Los montes fueron cubiertos de su sombra,

Y con sus sarmientos los cedros de Dios.

11 Extendió sus vástagos hasta el mar,

Y hasta el río sus renuevos.

12 ¿Por qué aportillaste sus vallados,

Y la vendimian todos los que pasan por el camino?

13 La destroza el puerco montés,

Y la bestia del campo la devora.

 

Esta alegoría, como lo indica el contexto del Salmo 80, tiene que ver con el traslado de Israel de Egipto a Canaán, su historia siguiente en que echa raíces, y el posterior destrozo que hacen en ella los poderes gentiles.

 

En la Biblia hay pocas alegorías. No confunda la alegoría, como figura retórica, con el método alegórico, que es una forma de interpretación bíblica en que se “espiritualizan” pasajes bíblicos, identificando en ellos imágenes que no tienen. El método alegórico es peligroso porque abandona el verdadero mensaje del texto (3), no así la alegoría que es un recurso de expresión donde la imagen se ve con claridad y, como se explicó, a veces aparece precediendo a la interpretación, como se vio arriba en las palabras de Jesús.

 

 

__________

 

 

(1) Eric A. Lund. HermenéuticaIntroducción bíblica. Sección 1. Miami: Editorial Vida. 1989, pp. 89, 90.

(2) J. Scott Duvall; J. Daniel Hays. Hermenéutica: Entendiendo la Palabra de Dios.  Barcelona: CLIE, 2001, p. 257.

(3) Ibíd., pp. 258, 259.



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