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lunes, 31 de enero de 2022

¿Conoce el «Árbol de problemas» de la UNESCO?

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), se vale de un esquema conceptual conocido como “El árbol de problemas”. Lo he recomendado a algunos estudiantes de Global University. Es esta una técnica gráfica donde se identifica un problema central, cuya solución se contempla desde la perspectiva de causa y efecto. Luego de haber sido definido un problema importante, son expuestas tanto las causas que lo generan como los efectos negativos que trae o traerá. Tales cosas se interrelacionan en el mencionado gráfico.

¿Cómo se elabora el árbol de problemas?

A. Se define el problema central. Este será el tronco del árbol.

B. Las causas esenciales y directas de ese problema se ubican como las raíces de ese árbol.

C. Los efectos de ese problema se distribuyen en la copa del árbol y en sus frutos.

D. Se examinan, finalmente, el problema, las causas y los efectos, a la búsqueda de lógica e integridad en el esquema completo (1).

 

Miremos al mundo en que vivimos:

 

Inflación, tasas de interés, precios de gasolina y petróleo.

Tráfico humano, de armas y drogas.

Totalitarismos, intolerancias, crisis de identidad.

Guerras, crímenes, muertes.

Abortos, divorcios, frustraciones.

Misoginias, violencias, abusos infantiles.

Alcoholismos, depresiones, enfermedades.

Identidad sexual, pornografías, parafilias.

Migraciones, xenofobias, racismos.

Soledades, suicidios, eutanasias.

 

El mundo es un tupido bosque de problemas. ¿Cómo llegará a ser el árbol que lo describa?

 

 

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(1) UNESCO. “Árbol de problemas”.

https://es.scribd.com/document/470025384/Arbol-de-problemas-Organizacion-de-las-Naciones-Unidas-para-la-Educacion-la-Ciencia-y-la-Cultura Accedido: 17 de mayo de 2022, 3: 30 p.m.



domingo, 30 de enero de 2022

La preferencia creciente por los Salmos, mientras avanza la vida

Cambian las preferencias con los tiempos, porque los humanos no somos hechos, sino procesos. Algunos no lo entienden hasta que les sucede... Cambian las comidas que servimos, los amigos que toleramos, los libros que leemos, todo cambia.

Cambia también el lugar de la Biblia al que preferimos ir en los momentos de silencio. También cambia. Los jóvenes prefieren la literatura bíblica narrativa; ellos leen y releen los evangelios; se aventuran con Josué en Jericó, se enfrentan a Goliat; enardecidos, acompañan a Josías en el despertar de la nación; aman ver a Ezequías resistiendo a los asirios, disfrutan ver caer a estos últimos a las puertas de Jerusalén.

Avanza la vida, y es curioso vernos cada vez con más frecuencia hojeando los Salmos. Estos no solo están en la justa mitad de la Biblia escrita; con el tiempo llegan a estar en el centro mismo de la vida; ocupan, de hecho, toda la atención de los ancianos. Es que, con los años, vamos descubriendo que los Salmos nos reflejan como lo hace un fiel espejo. Los salmistas se desdoblan entre todas las flaquezas humanas. Ellos reclaman a Dios por la prosperidad de los impíos; prorrumpen con voces de angustia frente a la enfermedad o el desamparo; mojan de lágrimas la almohada, reclaman promesas, prometen silencios, bendicen, imprecan, se abaten, se alegran. Toda la condición humana, desde la más profunda miseria hasta la más célica exaltación en gloria, todo está allí.

Los Salmos reflejan nuestra vida, con toda su fealdad y belleza, pobreza y riqueza. En ellos están nuestras bravuras y cobardías, nuestros atinos y torpezas.

Aquella infausta tarde también Jesús se vio en ellos... Él murió con las palabras del Salmo 31: 5, en los labios: “En tu mano encomiendo mi espíritu”.




sábado, 29 de enero de 2022

Maestro bíblico: vacuna a tus alumnos, y no estoy hablando de COVID

Luisa Jeter de Walker (1913-1998), fue directora del Instituto Bíblico Pentecostal de las Asambleas de Dios en Manacas, Cuba, entre 1952 y 1955 (1).  Ministró con efectividad en escuelas dominicales a todo lo largo de su vida ministerial, y tras el desarrollo de un vastísimo trabajo en la enseñanza, concluyó que el 75% de los adolescentes varones y el 65% de las hembras entre los 12 y 17 años, abandonaban la escuela dominical, y con ella la iglesia, para no volver nunca más (2). Tristes, pero verificadas estadísticas. Un maestro de escuela dominical debe ministrar a sus jóvenes con ese pensamiento en el corazón: más de la mitad de ellos se irán… No lo dirá, pero, como maestro, lo debe saber. ¿Qué hacer frente a esto? Tengo una respuesta: vacúnalos.

¿¡Vacunar!? ¿Qué es vacunar? Lo explico: ciertas historias y doctrinas se fijan en la memoria para siempre una vez que se oyen; una de ellas es la del hijo pródigo. La contó Jesús en Lucas 15 mientras hablaba a los fariseos y escribas. Narra el alejamiento de un joven del hogar, y la forma en que despilfarró los bienes de su anticipada herencia, viviendo perdidamente. Llega el bellísimo relato a su punto cenital en el instante en que, habiéndose arrimado el joven a un hacendado en busca de trabajo, sintió que los cerdos que cuidaba le aventajaban: tenían algarrobas por comida. Recordó, entonces, a los trabajadores de sus campos, y a su padre, y pronunció aquel grandioso: “Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros” (Lc. 15: 18, 19). 

 

Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.  Y el hijo le dijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo’. Pero el padre dijo a sus siervos: ‘Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado’ (Lc. 15: 21-24).

 

A todo niño y a todo joven se les debe contar muchas veces esta historia. Las tres cuartas partes de los varones (75%) la necesitarán años después. Las dos terceras partes de las muchachas (65%) tendrán que usarla para regresar…

Casi siempre sabía si un paciente iba a morir, porque ciertas enfermedades y condiciones llevan indefectiblemente a la muerte; podía predecirlo como médico; nunca se los decía. ¿Qué hacía entonces? Los vacunaba con el evangelio, porque el evangelio es vacuna para la eternidad. Creo que algunos de ellos me esperan en el cielo, así lo quiera Dios. Siguiendo el mismo camino, la historia bíblica del hijo pródigo, es vacuna para el regreso a la fe del más apartado de los jóvenes, esos que un día sentirán que los cerdos más enlodazados les llevan ventajas... ¡Eso sucederá!

Maestro bíblico, ¡despierta! ¡Pastor, atiende lo que les están enseñando a esos niños y a esos jóvenes! ¡Métete en las aulas! Enviaba a mi esposa a verificar el contenido de las clases de los niños bajo mi pastorado. Sorprendía muchas veces a los maestros de escuela dominical gastando el tiempo, haciéndoles dibujar triángulos y círculos. La clase de la escuela dominical la pretendían reducir a un espacio de infructuoso entretenimiento. “Son muy pequeños; no pueden entender todavía”, argumentaban. “¡Falso!”, tronábamos nosotros. “¡Puedo contarte muchas las historia bíblicas que me enseñaron a los cinco años!”. Es que mis maestras bíblicas me vacunaron (¡de qué manera!), y el día que tuve la urgente necesidad de regresar, no me fui con el brujo o el espiritista; no entré a la sede de la Fe Bajai, ni me fui donde el hinduista. Estaba vacunado. Por la gracia y el infinito amor de Dios en Jesucristo, encontré el camino de regreso. La vacuna funcionó.

Maestro bíblico, este domingo, mira las caritas de esos pequeños, de esos jóvenes que Dios puso bajo tu cuidado. Las estadísticas tienen voces propias y anuncian al entendido que muchos de ellos se apartarán, por eso no demores un minuto más. Hoy es el día. Maestro bíblico: vacuna a tus alumnos. Pastor, cerciórate de que la vacuna sea la correcta.

  

 

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(1) Pedro Torres, “El Superintendente dice”. La Antorcha Pentecostal. No. 5, mayo de 1955, p. 2.

(2) Luisa Jeter de Walker. Métodos de enseñanza. Miami: Editorial Vida, 1996, p. 24.




viernes, 28 de enero de 2022

Lo invito a hacer batido de rana

Me encanta oír al Ing. químico John M. Pendleton. Es uno de los científicos creacionistas más destacados del mundo. De origen estadounidense trabaja desde hace muchos años en Zacatecas, México. Tuvimos el privilegio de tenerle en Cuba en reiteradas ocasiones, y un par de veces disfruté su visita a mi sede en Santa Amalia, La Habana, por coordinaciones que hiciera la Presidenta de las Damas y Coordinadora Regional del grupo Koinonía, Biria Legrá Jardines, madre de mi esposa.

Entre los muchos medios que usa el Ing. Pendleton para dar a conocer su importante trabajo, hay una página web. Usa la dirección: https://www.creacionistas.com Allí aparecen veinte conferencias. Ayer escuchaba una, muy refrescante, relacionada con el origen de la vida. El destacado investigador ponía un ejemplo que me amenizó la noche entera. En él invita a los que defienden la posibilidad de síntesis de vida en un laboratorio a que participen de una experiencia; consiste en hacer un batido de rana, así como lo lee. Usted agarra una rana, y la coloca dentro de una licuadora; activa a continuación el interruptor y deja encendido un rato el motor con el rotor dando vueltas a altas revoluciones, hasta que el batido quede bueno… Puede añadirle azúcar. Si es ranófilo, a estas alturas debe de habérsele hecho la boca aguas. Bueno, el asunto no es el gusto que le despierte la receta, la cosa viene después. Dentro del vaso de esa licuadora están todos los ingredientes de la rana. ¿Está de acuerdo conmigo? Entonces, puesto que usted tiene todos los ingredientes, el Ing. Pendleton lo invita: “hagamos una rana”. (1)

Nada más lógico, ¿verdad? ¿Qué impide que reconstruyamos al humilde anfibio si tenemos todos los ingredientes? Hacemos iPhone, naves cósmicas, satélites artificiales, automóviles eléctricos que no necesitan chofer, aviones supersónicos, cohetes intercontinentales, cámaras de espionaje, glucómetros inteligentes; hacemos eso y mucho más, ¿¡cómo no vamos a hacer una rana, si tenemos todos los ingredientes en la licuadora!? Vamos, hombre, anímese, empecemos a unir partes y sustancias. Podemos simular cualquier condición de temperatura, presión, descargas eléctricas. A nuestra disposición están todas las magias de la tecnología. ¿Qué le parece la idea? ¿No se embulla a meterse con Pendleton en el laboratorio?

No, no le anima la idea, porque sabe que nunca podrá lograr tal objetivo.

La vida es un atributo de Dios. “Tus manos me hicieron y me formaron” (Sal. 119: 73a). La más diminuta célula de cualquier ser vivo, está vitalizada por un espíritu que no puede fabricarse en el laboratorio. Solo la vida puede engendrar vida. Todo intento adicional de hacerlo no es más que una forma maquillada de sostener la teoría de la generación espontánea. Esta fue derruida por otro químico, en 1861. Este hizo algo tan sencillo como calentar el cuello curvo de un balón de destilación para que no entraran gérmenes invisibles. Este revolucionario investigador se llamó Louis Pasteur, y fue uno de los enemigos más grandes que tuvo la teoría de la evolución. No puede pasarse por alto que el hombre que partió en dos la medicina, el genial Pasteur, fue un reactivo creacionista y un acérrimo enemigo de Darwin, científicamente hablando. (2)

Bueno..., ¿qué hacemos con el batido? ¿Nos lo tomamos? Es lo único que podemos hacer, porque la rana que licuamos ya es historia. No la podremos recomponer ni disponiendo del producto interno bruto de los Estados Unidos. 

Batido de rana... Es el recurso apologético más gracioso que haya oído en cuarenta años. Me hizo la noche.

 

 

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(1) John M. Pendleton. “El origen de la vida”.  https://www.creacionistas.com Accedido: 27 de enero de 2022, 2: 50 pm.

(2) Ibíd.



jueves, 27 de enero de 2022

¿Dónde está la esencia de la ministración?

A la hora de dar un consejo bíblico-pastoral, impartir justicia en la grey, o sembrar un bien, es el principio más grande a tener en cuenta. Sea lo que se haga de parte del Señor, téngalo presente: más importante que lo que dices es lo que transmites.
Puedes hablar de paz con la grandilocuencia de Cicerón, pero si no transmites paz al hablar, reposo de alma y armonía del espíritu con las palabras que pronuncias, para nada sirve el esfuerzo hecho. Ese principio está detrás de las palabras del apóstol Pablo, cuando dijo a los revueltos corintios: "y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve" (I Co. 15: 3b).
Al ocupar un lugar en el púlpito todo hijo de Dios debe de haber sido previamente instruido: él debe poner atención a lo que va a decir, pero más que todo a lo que va a trasmitir. Esto último va más allá de las palabras que hable y de la canción que cante; es la esencia misma de la ministración.
No ascienda súbitamente a la plataforma; eche primero una mirada, una larga mirada a la grey, y busque amor para ella en su corazón, porque Cristo murió por ellos. Santifique sus pensamientos. Prometa la gloria a Dios. Pida la asistencia y presencia del Santo Espíritu. Ore antes de exponer la Palabra (algunos ya no lo hacen). Tenga temor. Es un asunto delicado el subir allí: se está acercando a la Presencia de Dios; "en los que a mí se acercan me santificaré" (Éx. 10: 4). No ofrezca "fuego extraño". Recuerde la triste experiencia de Nadad y Abiú (Lv. 10: 1, 2).
Aquel serafín tomó un carbón encendido del altar, tocó con él los labios de Isaías, y fue quitada su culpa (Is. 6: 6, 7). Para que suceda algo en los bancos donde están sentados los afligidos por la culpa, debe de estar ardiendo el púlpito; este es el altar desde donde Dios ministra al dolor y a la necesidad humana. Sus carbones deben tocar los corazones de la gente; para eso deben estar encendidos.
Escoja bien las palabras, lea y prepárese, cuide la sobriedad del vestir, pero recuerde, sobre todas las cosas, que más importante que lo que dice es lo que transmite. En lo que transmite está la esencia de la ministración.
 


miércoles, 26 de enero de 2022

¿Qué necesita Cuba?

Por años he dado la misma respuesta cuando me preguntan, líderes y misioneros del mundo entero, qué necesita mi pueblo en cuanto al evangelio. Ministerialmente hablando, Cuba necesita tres cosas:

 

1. Enseñanza acreditada

2. Apoyo económico

3. Ministración en el Espíritu

 

La enseñanza acreditada tiene que ver con el hecho de que, hace mucho tiempo, Cuba tiene maestros bíblicos altamente competitivos, que pueden instruir al pueblo de Dios en la práctica totalidad de las áreas bíblicas. No es necesario ya, movilizar un misionero para que imparta un curso de mayordomía; de hecho, no lo podrá hacer con eficacia, porque la economía cristiana cubana solo la entienden los cristianos cubanos. Hablo en serio… No necesita el pueblo cristiano de Cuba cursos de matrimonios, o de homilética bíblica. Gracias a Dios, hace muchos años, esto no es necesario. Sin embargo, la acreditación que confieren las universidades y facultades teológicas de los países desarrollados sí es muy necesaria. Muchos rechazan el esforzarse en pro de adquirir un título reconocido, pero este abre puertas anchas al desenvolvimiento del ministerio, y le da reconocimiento académico al que lo recibe. No basta con estudiar, es necesario acreditarse, y esa es un área donde Cuba, históricamente, flaquea. Sostengo que la enseñanza acreditada está entre las tres necesidades perentorias de la Iglesia en la isla.

El apoyo económico se explica solo. La Iglesia cubana, y el cubano en general, carecen de solvencia para construir un templo, siquiera reparar su plomería, o batallar contra las inevitables grietas de sus paredes. El 95% de los pastores no tiene transporte personal, y los miembros de las iglesias esperan apoyo económico frente a las crisis familiares, que alcanzan su punto más álgido en las enfermedades y muertes. Los recursos con que se apoya a las comunidades son un instrumento eficaz a la hora de expresar el amor de Cristo hacia los vecinos del templo, pero son muy costosos. La impresión de literatura cristiana supone inversiones elevadas que no pueden esquivarse; se trata de biblias (para lo que Cuba moviliza permisos especiales internacionales), tratados evangélicos, o libros.

La ministración en el Espíritu tiene que ver con el hecho de que abunda una buena predicación en la isla, pero la ministración en el Espíritu, siempre necesaria, es más urgente que nunca. Cuba es, además, un lugar de mucha hechicería, donde se sienten con fuerzas las tinieblas desde que se abandonan las aguas internacionales para entrar a territorio insular. Quién vaya al verde caimán debe de estar seguro de que Dios le envió. Insisto en que no necesita el evangelio cubano y su pueblo, en general, la explicación en el púlpito de Juan 3: 16. Cuba necesita de hombres y mujeres que se paren ardiendo frente a las congregaciones, y confronten el desorden y la necesidad “con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios” (Ro. 15: 19a). Eso necesita.

Más de una vez me han hecho la pregunta, y siempre he dado la misma respuesta, solo que, con los años, me he visto cambiando el orden de los puntos, hasta el extremo de que, frisando la ancianidad, los he invertido completamente. Es así como, al contestar hoy, afirmo que Cuba necesita:

 

1. Ministración en el Espíritu

2. Apoyo económico

3. Enseñanza acreditada

 

Creo que así es más bíblico.




martes, 25 de enero de 2022

Surge el Fondo Unido Misionero (FUM) de las Asambleas de Dios de Cuba

En la XLII (cuarenta y dos) Convención Nacional de las Asambleas de Dios (todavía no se hablaba de Conferencia General Bienal), celebrada en el Templo de Infanta y Santa Marta, La Habana, Cuba, entre los días martes 23 y viernes 26 de junio de 1981 (1) (2) (3), se aprobó un plan financiero que contemplaba la creación de un presupuesto anual para las necesidades de la obra: sostén pastoral, construcción y reparación de templos y casas pastorales, literatura, presbiterios, jubilación de ministros y demás. Este fondo existiría en lo adelante bajo el nombre de Fondo Unido Misionero (FUM). Absorbería las funciones que tenía la caja de ayuda a ministros necesitados, creada en 1964 por iniciativa del Rev. Eolayo Caballero González (4) (5).

El FUM fue una bendición general para la Obra y permitió una transición más adecuada de los ministros hacia la jubilación. Este asunto era muy complejo en los años anteriores.

 

 

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(1) Alvio García, ed. “Junio 23-26”. La Antorcha Pentecostal, enero-marzo de 1981, p. 3.

(2) Alvio García, ed., “Crónica de la XLII Convención Nacional”. La Antorcha Pentecostal, ab-may-1981, p. 11.

(3) Hugo Vidal Vidal. Libro de Actas de elecciones, Acta No. 7, folio 049-063. 23 al 27 de junio de 1981. XLII Convención Nacional de la Iglesia Evangélica Pentecostal de Cuba (Asambleas de Dios). Templo de Infanta y Santa Marta, La Habana.

(4) Alvio García, ed., “Crónica de la XLII Convención Nacional”. La Antorcha Pentecostal, ab-may-1981, p. 11.

(5) Octavio Ríos Verdecia. Historia de las Asambleas de Dios en Cuba. Tomo II. Tyler: Independent Publishing, pp. 437, 438. A su alcance en: https://www.amazon.com/gp/product/1792871546?pf_rd_p=c2945051-950f-485c-b4df-15aac5223b10&pf_rd_r=K8R4ZTEXAKRWWNRXBQB5



lunes, 24 de enero de 2022

Dos puertas

Dos puertas. Una abre al cielo. La otra, al infierno. Dos puertas. Solo dos.

Un día los humanos tratamos de fabricar otra que diera a limbos y purgatorios. No resultó. Se desplomó la idea con los siglos, porque no era bíblica. Es que no son tres, son dos; una da al cielo; la otra, al infierno.

Decidimos en esta vida cuál se abrirá. Pilato preguntó a las multitudes judías enardecidas: “¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo?”. El eco de esta pregunta se prolonga hasta alcanzar al último hombre de la historia. De la respuesta que se dé, depende la puerta que se abrirá. A la que da al cielo se refirió Juan el Bautista cuando, hablando de Jesús, dijo: “…a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios (Jn. 1: 12). En esta puerta pensaba el apóstol Pablo, cuando escribió: “si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación” (Ro. 10: 9, 10). Esta puerta estaba en el corazón del apóstol Juan, en el Espíritu, cuando condensó la Biblia entera en una sola expresión: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Jn. 3: 16). 

Es la puerta que da al cielo. Se abre para los que reciben a Cristo como Señor y salvador personal, para los que confiesan su nombre, y no se avergüenzan de Él.

Penosamente, la respuesta que dieron las multitudes aquella mañana no fue la de Juan el Bautista, Pablo o Juan. Ellos rechazaron a Cristo ante el procurador romano de Judea, y gritaron: “¡Crucifícale!” (Jn. 19: 6, 15). Al hacerlo, abrieron la otra puerta, la que da al infierno. Los que murieron sin cambiar el eco de aquel tenebroso grito la hicieron abrir.

¿Sabe?, entre las dos puertas, Cristo habló más de la que da al infierno. En resumidas palabras Él habló más del infierno que del cielo. Describió al primero como “fuego eterno” (Mt. 18: 8). ¿Ha contemplado un horno? ¿Ha estado presente en un crematorio? ¿Puede imaginar un instante la experiencia de ser dotado de un cuerpo que no se consuma por las llamas, con resistencia para sufrir el tormento del fuego eterno? Así lo describió Jesús. Él dijo que aquel hombre rico de su historia “en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: ‘Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama’” (Lc. 16: 23, 24). Jesús hizo solemnes y temibles advertencias al describir la dimensión de juicio que significa el infierno. Él dijo: “Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga” (Mr. 9: 43, 44). “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mt. 10: 28).

Judas 1: 7, retrotrae la memoria de un juicio que resalta como imagen misma del infierno: “como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno”.

Jesús murió para salvarnos de ese infierno. Él dijo: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Jn. 10: 9, 10). 

Cristo es el pivote sobre el que gira el destino eterno de los hombres: cielo o infierno. Tú decides en esta vida qué puerta se abrirá. Nadie lo puede hacer por ti. Es la más personal de todas las decisiones, en la que no determinan padres, hermanos, amigos o vecinos, nadie sino tú; y en tal asunto nada valen los fluctuantes patrones morales de la humanidad. Seremos juzgado con un código bíblico y celestial: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” (I Co. 6: 9, 10).

Cristo no murió por gusto. El juicio de un infierno que se eternizará en el apocalíptico «Lago de fuego y azufre», es aterrador. Él fue azotado con crueldad, escarnecido con saña y crucificado entre ladrones; padeció tormentosos dolores e inexpresables angustias. Finalmente, murió consumido por la sed, la fiebre y la asfixia del crucificado. En aquellas tres horas de tinieblas, Él llevó el pecado del mundo. Al hacerlo puso a tu alcance una puerta.  Abrirla te lleva al cielo.

Tener en poco el valor de aquella sangre derramada, es el pecado mayor, y la forma más segura de abrir la puerta que lleva al infierno.

 

El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: ‘Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor’. Y otra vez: ‘El Señor juzgará a su pueblo’. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! (He. 10: 28-31). 

 

Todo el juicio futuro fue dado al Hijo de Dios. Políticos, sociólogos, moralistas de todos los tiempos, tratan de configurar una referencia de justicia, pero Jesús dijo:  

 

…El Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo (…). El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida (…). Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre (…) porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación (Jn. 5: 22, 24, 26, 27-29).

 

Consulté las estadísticas en tiempo real de la población mundial (1). Hoy, 23 de enero de 2022, murieron 170.720 personas. Inescapablemente fueron rumbo a la eternidad a través de una de las dos puertas. Hoy lo hicieron ellos. Un día, tal vez cercano, lo harás tú… Sin importar la edad que tengas, puedes estar, en este mismo momento, pisando el umbral de la eternidad.

Dos puertas, solo dos. No yerres. Ya muchos lo hicieron. Recibe a Cristo como salvador personal, y abre la puerta que te permitirá entrar rumbo al cielo.

Allí te espero.

 

 

 

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(1) Población mundial.  Estadísticas en tiempo real. https://countrymeters.info/es/World Accedido: 23 de enero de 2022, 23: 59.59 h.




domingo, 23 de enero de 2022

Ministrando hoy en la radio

Madrugamos hoy, para estar temprano en la radio, con el director de programación, presidente del Grupo de Evangelismo de Tyler, y entrañable hermano en la fe, Félix Gutiérrez, un hombre de Dios incansable.

El programa se transmitió por Mega 99.3 FM, alcanzando por la amplificación de las redes, a todos los Estados Unidos, México y Centroamérica, de donde se reciben las más entusiastas llamadas. Se encuentra a su alcance en Facebook, en la dirección: https://fb.watch/aJU25Uylq_/

Hoy giramos en torno a ese polémico tema que tiene que ver con el discernir la voluntad de Dios. Esta fue la estructura sermonaria:

 

Título: “¿Cómo discernir la voluntad de Dios?”.

 

Texto: “Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual” (Col. 1: 9).

 

Desarrollo

 

I. Discierna la voluntad de Dios a través de su Palabra (II Ti. 3: 16, 17; Jn. 10: 35; I Ts. 5: 22).

II. Discierna la voluntad de Dios a través de su Espíritu (Jn. 16: 13; I Jn. 4: 1).

III. Discierna la voluntad de Dios leyendo las circunstancias (Ro. 15: 33; I Co. 14: 33).

IV. Discierna la voluntad de Dios escuchando a los consejeros (Prov. 3: 7; 11: 14; 23: 22).

 

Conclusiones

 

No se perderá si sigue ese orden; si consulta Su Palabra, Su Santo Espíritu, si lee el lenguaje de las circunstancias y oye finalmente a los consejeros que Dios pone a su alcance, padres, pastores, ancianos en la fe, aquellos que “por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal” (He. 5: 14b).

Aprendimos. Ahora a practicar.




sábado, 22 de enero de 2022

Figuras retóricas de la Biblia: alegorías.

Una alegoría es una figura retórica en que se unen varias metáforas. Su naturaleza figurativa es evidente (1). Greidanus, citado por J. Scott Duval, la define como “una extensa metáfora” (2).

Un ejemplo sería:

 

“Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo” (Jn. 6: 51). La interpretación de esta alegoría aparece en boca del Señor Jesús, en ese mismo contexto del capítulo 6.

 

Otro ejemplo sería:

 

Salmo 80.

 

8 Hiciste venir una vid de Egipto;

Echaste las naciones, y la plantaste.

9 Limpiaste sitio delante de ella,

E hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra.

10 Los montes fueron cubiertos de su sombra,

Y con sus sarmientos los cedros de Dios.

11 Extendió sus vástagos hasta el mar,

Y hasta el río sus renuevos.

12 ¿Por qué aportillaste sus vallados,

Y la vendimian todos los que pasan por el camino?

13 La destroza el puerco montés,

Y la bestia del campo la devora.

 

Esta alegoría, como lo indica el contexto del Salmo 80, tiene que ver con el traslado de Israel de Egipto a Canaán, su historia siguiente en que echa raíces, y el posterior destrozo que hacen en ella los poderes gentiles.

 

En la Biblia hay pocas alegorías. No confunda la alegoría, como figura retórica, con el método alegórico, que es una forma de interpretación bíblica en que se “espiritualizan” pasajes bíblicos, identificando en ellos imágenes que no tienen. El método alegórico es peligroso porque abandona el verdadero mensaje del texto (3), no así la alegoría que es un recurso de expresión donde la imagen se ve con claridad y, como se explicó, a veces aparece precediendo a la interpretación, como se vio arriba en las palabras de Jesús.

 

 

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(1) Eric A. Lund. HermenéuticaIntroducción bíblica. Sección 1. Miami: Editorial Vida. 1989, pp. 89, 90.

(2) J. Scott Duvall; J. Daniel Hays. Hermenéutica: Entendiendo la Palabra de Dios.  Barcelona: CLIE, 2001, p. 257.

(3) Ibíd., pp. 258, 259.



viernes, 21 de enero de 2022

Abel Calzada, mi mejor albañil


Abel Calzada Reina

El 20 de enero de 2022, partió con el Señor, Abel Calzada Reina, padre de nuestros entrañables hermanos en la fe, Dra. Rita María, Roberto y Teresa Calzada. Nuestro amigo Abel, vino a la vida el 10 de enero de 1938, y nos deja tras su partida reciente la memoria de aquel esforzado albañil que trabajó duramente en 2006, en los cimientos y ampliación del Templo “Palabras de Vida”, Asambleas de Dios en Santa Amalia, La Habana, Cuba. Lo recuerdo como el mejor de los albañiles; el primero en llegar, en todo momento a pie de obra, íntegro, siempre correcto, limpio, su trabajo era puro orden. Era curioso ver como se ponía a ordenar, barrer y recolocar escombros, durante el trabajo. Los demás albañiles le decían: “Abel, deje eso para el final…”, pero él nos enseñaba a todos, cuando decía: “En la medida en que se desordena, se ordena”. Al final de la tarde, cuando se acababa la jornada, todo estaba limpio. Nos enseñó un modelo de trabajo válido para todos los oficios de la vida. Me he encontrado muchas veces siguiendo ese ejemplo.

La ampliación del Templo fue un trabajo muy difícil, porque el cimiento no era rocoso, y hubo que excavar muy profundo. Recuerdo a Abel, y a su hijo Roberto, mi entrañable amigo Roberto, bien enterrados en el fango arenoso, a dos metros bajo el nivel del suelo, subiendo y bajando, moviendo inmensas lajas de piedra, de varias toneladas, a fin de garantizar un cimiento confiable sobre el que levantar la estructura. Así lo hicieron. Finalmente, después de mucho trabajo, se logró llegar al final, y el Templo ampliado fue inaugurado, para la gloria de Dios, el 24 de diciembre de 2006.

Quede en todos nuestra gratitud a Abel Calzada, con quien su hija, la Dra. Rita, tuvo un trato profundo en la fe, que nos permite sentirle en el cielo. Toda la comunidad cristiana de Santa Amalia agradece a este esforzado trabajador y padre de familia por su honda dedicación, en aras de que se pudiera disponer de un local mayor, que, por su nueva capacidad, pronto recibiría eventos distritales y nacionales. Todos fuimos bendecidos.

Llegue a toda la familia, nuestro mensaje de condolencia y amor. Acción de gracias por la vida de Abel Calzada, y un “hasta la vista”, porque esperamos abrazarle pronto en el encuentro eterno de los hijos de Dios, en ese cielo, donde “ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Ap. 21: 4bc). 


Rev. Octavio Ríos Verdecia

Revda. Elizabeth de la Cruz Legrá

Dra. Elízabeth Ríos de la Cruz

Dra. Viria Ríos de la Cruz

Pta. Biria S. Legrá Jardines

Ing. Héctor M. González Sánchez



jueves, 20 de enero de 2022

Si consultaran a Dios para casarse...

Si consultaran a Dios para casarse, el 50% de los matrimonios no terminaría en divorcio. No crecería la cifra al 62%, tras segundas nupcias; ni a un 70% para el grupo de los que tienen la sofocante experiencia de una tercera (1).

 

Si consultaran a Dios para casarse, el 60% de la delincuencia juvenil, que es un fruto demostrado de hogares fracturados, no estaría perseguida por la justicia (2); tales muchachos ocuparían asientos en las escuelas y talleres de preparación.

 

Si consultaran a Dios para casarse, millones de niños no vivirían abrazados por el hambre, la mendicidad y el frío.

 

Si consultaran a Dios para casarse, no conocerían tantos esa depresión que llega al fracasar el más grande proyecto de vida, que es el amor en pareja.

 

Si consultaran a Dios para casarse, mucho mermarían los ingresos a los manicomios, las cárceles y los patíbulos.

 

Si consultaran a Dios para casarse, se vaciarían las tabernas y salas de apuestas; serían menos los alcohólicos y apostadores; sería menos la ruina.

 

Si consultaran a Dios para casarse el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe no encendería bombillos rojos con señales de alarma ante las crecientes tasas de feminicidios y violencias domésticas (3).

 

Si consultaran a Dios para casarse, no habrían caído al 50% las firmas nupciales, ante la pandemia irrefrenable de los que ya no quieren compromisos (4).

 

Si consultaran a Dios para casarse, no se desintegrarían tantos núcleos familiares, para nunca más recomponerse, los más de ellos.

 

Si consultaran a Dios para casarse, las infidelidades y los desacuerdos no serían el tema central de los largometrajes y las novelas. Dejarían de hacerse millonarios los productores, a expensas del dolor de aquellos que creen normal haber perdido el hogar.

 

Si consultaran a Dios para casarse, millones evitarían el penoso esfuerzo que se necesita para recomponer los jirones rotos de lo que un día fue la soñada unión.

 

Si consultaran a Dios para casarse, no correrían ríos de lágrimas de los ojos de tantos, a quienes se les apaga el deseo mismo de existir; esos que se miran cada día al espejo, pensando si alguna vez volverán a reír.

 

Si consultaran a Dios para casarse, el ocio siguiente y los esfuerzos de socialización errática no llevarían a relaciones morbosas que despeñan para siempre una vida limpia.

 

Si consultaran a Dios para casarse, los hijos no perderían el patrón varonil del padre y la imagen femenil de la madre, exponiéndoles la vida en lo adelante a las sandeces contemporáneas que tuercen destructivamente la identidad sexual. Tal nocivo veneno les llega al escuchar a otros que también crecieron entre padres que no consultaron a Dios para casarse...

 

Si consultaran a Dios para casarse, se venderían más biblias que horóscopos, y los pastores estarían más ocupados que los abogados.

 

Si consultaran a Dios para casarse, cuántos podrían decir, para bendición, como el bíblico Josué: “…yo y mi casa serviremos a Jehová” (Jo. 24: 15c). 

 

Si consultaran a Dios para casarse… Esta reflexión pudo ser un poema. No lo fue, como no lo fue la vida de los que no consultaron a Dios para casarse. A muchos abre hoy una puerta el Dios de las segundas oportunidades; no la menosprecien, porque resuena entre las grietas de la más escarpada cordillera el eco de aquella triste prosa: “si consultaran a Dios para casarse, si consultaran a Dios…”.

 

 

 

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(1) Isabel González. Noticias Ya. “Datos señalan que hay más matrimonios que divorcios”.

https://noticiasya.com/washington-dc/2016/09/27/datos-senalan-quehay-mas-divorcios-que-matrimonios/ Publicado el 27 de septiembre de 2016. Accedido el 16 de marzo de 2019, 10:47 am.

(2) Carlos Vázquez González. “Teorías criminológicas sobre delincuencia juvenil”. Accedido en: https://www.ucipfg.com/Repositorio/EPDP/pcEPDPv03/EPDP-04-JSPP/EPDP02/Lecturas/1/Modulo%201_6.pdf p. 13. Accedido: 21 de enero de 2022, 6: 41 pm. Es un extracto de: Consideraciones penales y criminologías, Colex, Madrid, 2003.

(3) ONU. Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe.  https://oig.cepal.org/es/indicadores/feminicidio Accedido: 21 de enero de 2022, 6: 41 pm.

(4) Álvaro Meriño. “La tasa de divorcios en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico” (OCDE). https://elordenmundial.com/mapas-y-graficos/tasa-divorcios-ocde/ 21 de septiembre de 2020. Accedido: 21 de enero de 2022, 6: 41 pm.




miércoles, 19 de enero de 2022

¿Qué luz das?

“La persona tiene que definir qué luz da”, decía mi esposa ponderando conductas inciertas en nuestro perímetro cercano. Repensando el asunto advertí al rato cuántas clases de luces pueden expedirse. Aquel fuego fatuo de los campos es la luz pobre que emanan de la tierra los cuerpos que se desintegran; es como un triste adiós. “…Titilan, azules, los astros, a lo lejos”, escribía Neruda en su Poema XX (1), honrando la lejana y apenas visible luz de las estrellas. Aquella luz de la Luna puede ser notable, pero solo llega en la noche, una semana al mes. Aun la gran luz del Sol calienta y sustenta la vida, pero solo la verá durante el día; la extrañará en otoño…

En los albores del Evangelio, Juan el Bautista, profeta mesiánico, anunció la llegada a la historia de la luz mayor; una que no solo alumbraría de día o de noche, o a lo lejos, en la perdida distancia. Él dijo: “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo” (Jn. 1: 9). En atención a la luz más grande que se haya encendido nunca, Jesús dijo a sus discípulos: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn. 8: 12b).

Esa luz viene a la vida de todo el que recibe a Cristo como salvador personal, y coloca sobre la Cruz la carga de toda la culpa personal. Desde entonces se pasa de la condición de reo a la de perdonado, de la muerte a la vida, de las tinieblas a su luz admirable (I Pe. 2: 9).

Esa luz que vive en nosotros y disipa toda la oscuridad interior, brilla con fulgor inusitado desde ese día en que nos convertimos a Cristo. Esa luz es importante para todos y nadie la apaga. Esa luz visibiliza el cielo en la tierra. Por eso Jesús dijo a sus discípulos en el Sermón de la Montaña: “Vosotros sois la luz del mundo” (Mt. 5: 14).

No importa la condición desde la que hayas caído, inclina tu frente allí donde estás, rinde tu vida a Cristo, y brilla; brilla cada vez más, con esa luz que todos necesitan, con esa luz que nunca se apagará.

 

 

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(1) Pablo Neruda. Veinte poemas de amor y una canción desesperada. 1924. Algún día en alguna parte. https://algundiaenalgunaparte.com/2016/02/26/poema-xx-puedo-escribir-los-versos-mas-tristes-esta-noche-de-pablo-neruda/ Accedido: 18 de enero de 2022, 8:00 am.




martes, 18 de enero de 2022

El único camino para vencer el miedo

Hace no mucho tiempo descubrí que todo el mundo tiene miedo. Recuerdo haber escuchado esta percepción en una entrevista que le hicieran al Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez. Tal vez el asunto de este miedo tan extendido descansa en que la humanidad no logra contestar las preguntas esenciales de la vida, y es muy duro caminar hacia el fin llenos de incertidumbres. Por otro lado, y al decir de Earle Albert Rowell, “el futuro es un oscuro e impenetrable arcano” (1). Nada más intimidante que ese futuro, sobre el que arroja sombras alargadas el tenebroso pasado.

No solo las hijos de Adán nos acercamos unos a otros en vanidades, egoísmos y jactancias; también nos acercamos en miedo. El mundo tiene miedo, y frente a las universales amenazas que cercan de modo permanente a la familia humana, no hay personas valientes. Los que pretenden dar esa imagen de coraje interior no son sino hábiles enmascaradores de sus temores. ¿Sabía que la palabra persona viene de una voz griega [prósopon (πρόσωπον)] que significa máscara? La palabra vino al español como una contribución de la teología patrística griega, y ninguna describe mejor lo que somos y el estado en que vivimos.

Sabe, yo también he tenido mucho miedo. Fue aquella tarde en que se conjuraron la persecución, la soledad, y la más aplastante tristeza, que tuve la experiencia del miedo mayor. Parecía me apagaría para siempre cuando saltaron de mi Biblia aquellas palabras del cielo que me fueron por antídoto: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (II Ti. 1: 7). Así escribió el apóstol Pablo a un joven sacudido por el ministerio; se llamaba Timoteo. Cada joven como él, debía de leerlas, porque los jóvenes tienen mucho miedo.

Hoy corro más que Juan Manuel Fangio, pero la primera vez que estuve en una autopista interestatal de siete carriles, donde todos conducían a 85 millas por horas, incluidos remolcadores y camiones de dieciocho ruedas, frisé la experiencia del terror. Que bien lo disimulé. Steven Spielberg no sabe lo que se perdió conmigo. Al llegar a casa, muy entrada la noche, vencido, recostado sobre mi escritorio, decidí no manejar más el auto, y le dije al Señor: “No puedo…, no voy a poder. Traté, pero no puedo…”. Dios rompió mi silencio; pocas veces le he oído con más nitidez. Él me habló con voz penetrante, y muy profunda; me dijo: “No tengas miedo…”.

Este es, hoy, mi concepto de cristiano para ti: un cristiano en un humano que también siente miedo, pero aprendió a vencerlo usando la Palabra de Dios y el poder del Espíritu Santo.

“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía…”.

Hace poco estuve en el umbral mismo de la muerte. No tuve miedo.

 

 

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(1) Earle Albert Rowell. El libro invicto. Buenos Aires: Casa Editora Sudamericana. 1942. Sp.




lunes, 17 de enero de 2022

La Obra del Espíritu Santo

Hoy tenía lugar en redes una ardiente discusión. Un reconocido intelectual defendía una total aberración. Para hacerlo usaba la Biblia, violentando todos los resortes de la más elemental hermenéutica. Mi esposa me decía: “Por claros que estén esos principios en la Palabra, convencer de pecado es obra del Espíritu Santo”. Es una gran verdad y Jesús lo enseñó, cuando dijo a sus discípulos, apuntando a la entrada del Espíritu a la tierra que tendría lugar tras su partida: “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado” (Jn. 16: 8-11).

No es posible, por grande que sea la suficiencia argumental de un humano, pretender arrobarse para sí una prerrogativa que solo la tiene el Espíritu: convencer de pecado.

Hoy veía la tan explosiva polémica en redes. Giraba en torno a la defensa de una de las más connotadas inmoralidades contemporáneas. No solo pedían tolerancia, más allá de esto pugnaban por legitimidad y protagonismo. Para ello, como se explicó, usaban la Biblia. Tomaban un versículo aislado, lo torcían y sacaban de él un extraño jugo de aceptación a la depravación que propugnaban.

Para nadie es un secreto que la Biblia ha sido utilizada en la historia para defender cualquier cosa. Dictadores ateos, inquisidores, modistas, filósofos, todo el mundo en su momento echó mano del santo libro para fundamentar criterios, a veces tan disparatados como beber orina medicinalmente: “Bebe el agua de tu misma cisterna, y los raudales de tu propio pozo (Prov. 5: 15).

Es verdad que hay pasajes oscuros, de difícil interpretación, en el libro de Dios: Moisés es enviado a Egipto, al rescate de Israel, sin embargo: “…aconteció en el camino, que en una posada Jehová le salió al encuentro, y quiso matarlo (Ex. 4: 24). Jefté hace un extraño voto (no se hacía en Israel): “Si entregares a los amonitas en mis manos, cualquiera que saliere de las puertas de mi casa a recibirme, cuando regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová, y lo ofreceré en holocausto”. Salió a recibirle la hija (v. 34). ¿Qué hizo con ella? No está claro… ¿Qué son los demonios? No conteste precipitadamente que son “ángeles caídos” porque no tiene todo el respaldo bíblico que se quisiera. Muchos pasajes reflejan significados que están velados en sombras complejas, sin embargo, los textos que tratan acerca de la moral humana, la ética de Dios para los hombres, lo que espera el Santo de Israel de los humanos, esos textos y pasajes son claros en su comprensión y significado, como lo puede ser un rayo de luz, brillan como Marte en perihelio, y no hay espacio para las interpretaciones tan retorcidas que usan en nuestro tiempo. Pese a eso, a brazo partido, se defienden y escalan posiciones mundiales los más encumbrados heraldos de la depravación. Hoy leía lo que publican, y frente al fornido atrincheramiento bíblico que hacían los tales, me venían a la memoria las palabras de Antonio Machado, cuando escribió: “Nada hay más temible que el celo sacerdotal de los incrédulos”. (1)

Podemos brindarles a las personas nuestra amistad (vaya si lo hacemos); podemos compartirle a la gente el amor de Cristo, asistirlos, acercarles a la Palabra de Dios, orar; todo eso lo podemos hacer; lo que no podemos, porque no es prerrogativa humana, es convencer al mundo de pecado; eso solo lo puede hacer la Obra del Espíritu Santo.

Si una persona, no importa el estado en que se encuentre, inclina su frente, y abre su corazón al Rey del cielo; si una mujer, hombre o niño, levanta por un instante su cabeza, y mira arriba, y vive un minuto de respetuosa sinceridad con su Creador, si hace algo así, Él le guiará a la verdad, porque el Espíritu Santo guía a la verdad. Él le convencerá de pecado, porque el Espíritu Santo, Él, y solo Él, convence al mundo de pecado.

Oro en favor de las personas que hoy vi defender lo indefendible. Oro para que les llegue ese minuto de santo encuentro con el Espíritu, y Él haga en ellos lo que solo Él puede hacer: convencerles de pecado.  

 

 

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(1) Antonio Machado. Tu voz amante. Selección. La Habana: Gente Nueva, 2009, p. 164.




domingo, 16 de enero de 2022

Una persistente errata en las publicaciones cubanas acerca de la fecha de muerte del Prof. Dr. José Emilio Fernández Mirabal


Es asombroso que, estando presente todavía la generación de los que fuimos sus alumnos y una buena parte de sus compañeros de trabajo, se mantenga una terca errata para la fecha correspondiente a la muerte del Prof. Dr. José Emilio Fernández Mirabal, presidente de la Sociedad Cubana de Medicina Interna por tantos años. Todas las publicaciones que reportan su deceso lo hacen remontar para 1994. Esa fecha es errónea; la muerte del célebre profesor cubano tuvo lugar entrada la noche del sábado 4 de marzo de 1989.

El Profesor Fernández Mirabal llegó con un edema agudo del pulmón al antiguo Cuerpo de Guardia del Hospital Docente Clínico Quirúrgico “General Calixto García”, donde trabajó desde la década de 1950. No era la primera vez que lo sufría; como en años anteriores, él mismo lo anunció al entrar: “¡Esto es un edema agudo del pulmón!”. Fue internado y asistido de inmediato en Cuidados Especiales del Cuerpo de Guardia por la Dra. Ories Overoff, para entonces residente de tercer año de Medicina Interna, y se reportó la situación a la guardia de Cuidados Intensivos (UCI). Desde UCI vino a evaluarlo la experimentada intensivista, Dra. Ileana Sánchez Mayola. Previa estabilización se decidió su traslado. Mientras este ocurría, el Profesor Fernández Mirabal creía que le estaban transportando a la Unidad de Cuidados Intermedios (UCIM) donde se sentía tan a gusto cada mañana con sus amigos. Iba allí con frecuencia, y sus tertulias con el Prof. Dr. Sergio Pérez Abalo y el colectivo de UCIM en general, eran conocidas en el hospital como refrescantes pródromos de cada jornada. Ya en el ascensor del edificio en que se integraban UCIM, Neurocirugía y UCI, de algún modo, advirtió que le conducían a la UCI, hacia la que sentía no poca aversión. Contra todo lo que se pudiera desear, comenzó a protestar enérgica y entrecortadamente: “¡A Terapia no...!”. El disgusto que sintió y los movimientos agitados que hizo, lo llevaron a decaer inmediatamente, e hizo, tras obvias arritmias, en el propio ascensor, un paro cardiorrespiratorio. La reanimación cardiopulmonar comenzó en tan difícil contexto y fue prolongada; concluyó ya en la UCI. Penosamente, y pese al esfuerzo grande que se hizo, falleció.

A las 8:00 a.m. del día siguiente, domingo 5 de marzo, entré de guardia. La muerte del ilustre profesor era la tormenta noticiosa de la mañana. Como residente de Medicina Interna recibí de mi homóloga, la Dra. Ories Overoff, guardia saliente, los Cuidados Especiales del Cuerpo de Guardia. Mientras nos actualizaba acerca de aquellos hechos, nos mostraba la cama donde le pusieron en la noche, y nos decía:

 

Mira las sábanas; no hemos podido cambiarlas todavía... Qué triste…, él me decía: ‘Ories, ¿ya me pusiste la morfina…’, yo le contestaba: ‘Si, Profesor, ya se la pusimos’; ‘¿y la aminofilina…’; ‘también, Profesor; oxígeno, nitroglicerina, no falta nada’. Se tranquilizó; parecía que se iba a recuperar. Era transportable. Este debe de haber sido su tercer infarto…

 

Según entrevista electrónica que le hiciera el 19 de mayo de 2012, al Dr. Gregorio Delgado García, Historiador del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) y amigo personal del Profesor Fernández Mirabal, la despedida de duelo y la ceremonia de sepultura se efectuó al día siguiente, 5 de marzo de 1989, en el cementerio de Melena del Sur, terruño del Profesor Mirabal. Por disposición propia del afamado internista, las palabras estarían a cargo del propio Dr. Delgado. El reconocido historiador habló en los dos homenajes que se hicieron allí. Ambos, el Profesor Mirabal y el Dr. Delgado, habían sido estudiantes en los mismos colegios, en el mismo Instituto de Segunda Enseñanza de Güines y, finalmente, en la Escuela de Medicina, aunque en años diferentes. Nadie mejor que él merecía tener a su cargo tan honrosa ceremonia.

Entre las ciento cincuenta minibiografías que se escribieron acerca de médicos cubanos apareció entonces la del Profesor Fernández Mirabal. En ella se incluyó esa penosa errata, y así se envió a las revistas médicas cubanas. Sin corrección llegó entonces a los artículos en línea, y hoy día la fecha de muerte aparece en todas las publicaciones como correspondiente a 1994. No es así; con toda seguridad estos agitados hechos tuvieron lugar en 1989.

Sin pretender hacer una biografía del finado maestro, el Profesor Dr. José Emilio Fernández Mirabal, nació el 15 de mayo de 1926, en Melena del Sur, La Habana, Cuba. Se graduó de Doctor en Medicina en 1952 y en 1977 se categorizó como Profesor Titular (1). El 21 de diciembre de 1984, sus alumnos le acompañamos en la defensa de su Doctorado en Ciencias Médicas, que tuvo lugar, exitosamente, en el Anfiteatro Central del Hospital Docente “General Calixto García”. Nuestro grupo de la sala le regaló para entonces un pequeño souvenir, como homenaje al éxito alcanzado.

Aunque por algunos meses el Profesor Fernández Mirabal brindó asistencia docente a las sedes de Pinar del Río, la práctica totalidad de su labor médico-asistencial, docente e investigativa la desarrolló en la sala Clínica Altos del Hospital Universitario “General Calixto García”.

 Se verifica la errata en la fecha de su muerte en la práctica totalidad de las publicaciones revisadas el 16 de enero de 2022, entre las que resaltan:

 

Enciclopedia colaborativa en la red cubana (EcuRed).

https://www.ecured.cu/José_E._Fernández_Mirabal Accedido: 16 de enero de 2022, 3:00 pm.

 

Enciclopedia virtual (eumet.net).

https://www.eumed.net/libros-gratis/2012a/1175/jose_fernandez_mirabal.html

Accedido: 16 de enero de 2022, 3:10 pm.

 

Alpízar Caballero, Lourdes Bárbara. “20 y con salud. Hospital Universitario ‘General Calixto García’”. Artículo de enero de 2016, p. 12. https://www.researchgate.net/publication/304492537_20_y_con_salud_Hospital_Universitario_General_Calixto_Garcia Accedido: 16 de enero de 2022, 3:20 pm.

 

Delgado García, Gregorio. “Fernández Mirabal, José E. (1926 – 1994)”. Revista de Ciencias Médicas. La Habana. 2011; 17, No. 1. A su alcance en: 

http://revcmhabana.sld.cu/index.php/rcmh/article/view/516/html Accedido: 16 de enero de 2022, 4:00 pm.

 

_____. Cuaderno de Historia de la Salud Pública. “En los dominios de Esculapio”. No. 84. Publicación de la Oficina del Historiador del MINSAP, pp. 146-150. A su alcance en: 

https://silo.tips/download/en-los-dominios-de-esculapio Accedido: 16 de enero de 2022, 4:10 pm.

 

El Prof. Dr. Fernández Mirabal fue miembro del Grupo Nacional de Medicina Interna del Ministerio de Salud Pública desde su estructuración en 1968, y fungió, muchos años, como presidente de la Sociedad Cubana de Medicina Interna y director de su Revista Nacional. Honró, como miembro, a numerosas instituciones científicas de América y Europa. Escritor prolijo y claro para tres generaciones, recibió numerosas condecoraciones de Cuba y el resto del mundo.

De él recibió mi grupo la primera conferencia de Propedéutica en el área clínica, correspondiente al tercer año de la carrera, en septiembre de 1983. Era el primer encuentro con la docencia en el Hospital. Es difícil olvidar la transparencia con que nos dijo: “No los voy a engañar: la medicina es dificilísima…”. Tenía expresiones que se hicieron apotegmas en boca suya; nos decía, por ejemplo: “Los médicos nuevos a los libros viejos; los médicos viejos a los libros nuevos y las revistas”. Era, por demás, un apologeta de la cultura clásica, tan perdida en el médico contemporáneo. Tenía, de hecho, una de las discotecas más grandes de Cuba.

Su incomparable enciclopedismo médico, rigurosidad académica, docente y asistencial, desde la que nunca le vi humillar a un estudiante; su alta competitividad técnica, el valor inspirador que transmitió, y su brillantez loable y general, le hacen recordar como una de las figuras más significativas de la Medicina Interna cubana en toda su historia.

Su biografía merece precisión. Sigo sin entender por qué no se repara la errata, pese a los reclamos que hemos hecho, más de una vez, los que estuvimos cerca de aquellos penosos hechos relacionados con su triste partida. ¿No es tiempo ya?

 

 

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(1) Delgado García, Gregorio. “Fernández Mirabal, José E. (1926 – 1994)”. Revista de Ciencias Médicas. La Habana. 2011; 17, No. 1. A su alcance en: http://revcmhabana.sld.cu/index.php/rcmh/article/view/516/html Accedido: 16 de enero de 2022, 3:10 pm.