El niño llora de hambre
Y ya no sé qué pensar
Su llanto lleva las cosas
Más allá del bien y el mal (1).
No hay un modo mejor de explicar lo qué es la metaética. A veces los poetas llegan en auxilio de los filósofos. Tardaríamos mucho tiempo en comprender las raíces gnoseológicas del concepto, cuánto de objetivo o subjetivo puede estar presente en un juicio moral. Es largo el camino que se debe andar antes de saber si es acertado, en lógica filosófica, llamar a algo “bueno” o “malo”; pero bastó una esquela y ya se entendió. No hay dudas, la poesía es un fecundo atajo para la comprensión humana.
La metaética es la ética de la ética, y escruta los caminos por los que se llega a los códigos éticos y los juicios morales. No dice al hombre lo que es bueno o malo, pero escudriña en las relaciones que existen entre los valores morales y el esquema objetivo de la realidad (2). Ya sé que no entendió nada. ¿Cómo explicarle algo tan complejo? Tal vez debe empezar por decirse que, ciertas cosas en la vida, redimensionan los juicios éticos. No llame “mal” al robo de aquel pan que calmó el hambre del niño. No llame “mal” al exceso de velocidad que llevaba la madre desesperada mientras llevaba su hijo al hospital; o a la tardanza laboral del padre que no pudo llegar formalmente al trabajo y cumplir, porque su hijito se asía de su mano en el primer día de la escuela, y no lo liberaba.
Escuchaba a un profesor de teología, muy amado, contarnos sobre los tropiezos de conciencia que sufrió un cristiano alemán a cuya casa llegaron los nazis buscando a un judío que tenía escondido. Confundido, oró, y un fúlgido pensamiento bíblico llenó su corazón: “ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gá. 3: 28). Es así que negó a los soldados nazis tener al judío allí, y se escudó tras aquellas palabras del apóstol Pablo. Muchos, en rechazo al trato de Dios con él, llamarán sin tapujos a aquello que dijo “mentira descarada” o “sórdido irrespeto al orden”. Al respecto, usted es libre de calificarlo como desee, pero lo que no puede, de ningún modo, es llamar “mal” a la mentira que escondió a un judío a quien buscaban los nazis para quitarle la vida. La discusión será larga, y muchos no se pondrán de acuerdo, mientras no tengan presente que, aquel cristiano de la historia, se movió en planos metaéticos. Para el juicio ético-moral de aquella Alemania este cristiano fue un villano. Desde una perspectiva metaética fue un héroe: salvó la vida de un judío a riesgo de la suya.
Por caminos metaéticos, no comprensibles para este mundo, se mueve el cristiano mil veces. Los juicios morales de los tiempos que vivimos nos endilgan con etiquetas cruentas, donde se lee “desobediencia”, “soberbia”, “exclusivismo”, “terquedad”, “proselitismo”, “ignorancia”, “homofobia”. Un día este mundo profano sabrá cuánto desconoció de los inescrutables caminos del juicio bíblico-moral del creyente. La metaética cristiana es celestial, y los hijos de Dios no pueden ser juzgados por los códigos morales de este tiempo. Tales verdades se transparentan en las palabras del apóstol:
“¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? (…) ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?” (I Co. 6: 2, 3).
“…el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie” (I Co. 2: 15).
“Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo. Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor. Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios” (I Co. 4: 3-5).
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(1) Facundo Cabral. https://www.youtube.com/watch?v=cHUqT9v1F6k Accedido: 2 de octubre de 2020, 11: 45 PM.
(2) Artículo: “Metaética”. Definición de. https://definicion.de/metaetica/ Accedido: 21 de diciembre de 2020, 2: 55 PM.
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