A mi regreso a Cuba, en 2014, tras un recorrido de dos meses por los Estados Unidos, mis hijas me preguntaron qué era lo que más me había impresionado. Jóvenes al fin, esperaban una respuesta relacionada con la tecnología avanzada de una sociedad que está totalmente informatizada. Sin dudas que, en Estados Unidos, el extranjero se siente muy impresionado por avances vinculados al transporte, la industria o las comunicaciones; sin embargo, no fueron estas las cosas que me hicieron sentir sobrecogido. Se asombrará, como se asombraron ellas, si le digo que lo que más me impresionó en los Estados Unidos fueron las personas.
El norteamericano típico es una persona tranquila con una educación extrema. Por cualquier cosa se disculpan. Tienen siempre el “excuse me” a flor de labios. Cuando usted entra a un mercado se desviven por atenderlo. Si piensan que necesita algo se acercan de inmediato. Siempre le tratan de “Señor” o “Señora”. Cuando usted se va, le dan las gracias, aunque no haya comprado nada. No importa que su inglés sea defectuoso, ellos se esfuerzan por entender. No les molesta que les pregunten. A una anciana se le cayó una prenda de vestir en una tienda de la ciudad de Springfield, MO.; tuve la reacción natural de inclinarme y alcanzársela. Tres personas no relacionadas con la anciana, me dieron las gracias… Llegué a sentirme extraño.
La policía es amable; nunca le detienen a menos que usted dé una razón; sin perder la seriedad tienen un trato cortés, y asumen su inocencia siempre. Hace poco un patrullero de carretera se acercó al tío Tomás para ver por qué estaba detenido su auto en un complejo vial de la ciudad de Tucson. Al advertir que se había quedado sin aire en una goma, el oficial se agachó con él y le ayudó a cambiarla. No se fue hasta que el tío pudo hacerlo. No le multó ni le requirió por las gomas gastadas de su pobre auto. Solo lo ayudó.
Sin desdecir por eso de los méritos que tienen las personas de mi país, o de otro lugar de América Latina, ni dejar de amarlos, debo ser sincero, y decir que tales cosas nunca antes las vi.
Fue lo que más me impresionó en los Estados Unidos, y así es hasta hoy. No tuvo que ver con los formidables soportes de información digital, o el semicomputarizado auto que manejo, los móviles con internet rápida o las compras seguras con garantías máximas a través de Amazon. No fueron los canales satelitales, o los sofisticados laboratorios clínicos. Lo que más me impresionó de los Estados Unidos fueron las personas.
Oh My God. Impresionante artículo. Muchas gracias profe. Que lindo de verdad.
ResponderEliminarGracias, mis hermanos. No sabe cuánto aprecio el esfuerzo que hacen para leer. Dios me los guarde siempre.
EliminarCuanta verdad mi hermano, gracias por tan excelente articulo. DIOS LES BENDIGA.
ResponderEliminarGracias a ustedes, hnos. Reciban mi mensaje de sincero aprecio.
EliminarDios te bendiga hermano hermosa reflexión ,si en nuestro país fuéramos así con esa cultura fuéramos muy felices.
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