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jueves, 24 de diciembre de 2020

Aquella Navidad

Sócrates partió en dos a la madre de todas las ciencias; se habla así de filosofía presocrática y postsocrática. Otro tanto hizo Pasteur en la medicina; determinó la era premicrobiana y la postmicrobiana. Freud dividió la historia de la psiquiatría cuando trajo al mundo la noción del inconsciente; una fue la psiquiatría antes de Freud, y otra vino a ser después. Einstein revolucionó para siempre la física con su concepción del espacio-tiempo curvo, y la relatividad del tiempo. El redimensionamiento de la comprensión del Universo fue tan dramático que él genio judío-alemán se encontró escribiendo palabras en que pedía perdón a Newton.

Sócrates dividió la filosofía; Pasteur la medicina; Freud la psiquiatría; Einstein la física. Jesús partió en dos toda la historia…

Eso fue la Navidad. El Eterno irrumpió en el tiempo y para siempre partió en dos la historia de todos los hombres. El mundo entero vino a ser uno antes de Cristo y otro después de Él. Persona alguna tuvo más impacto en el destino de la humanidad que Aquel que nació en el pesebre, aquella Navidad.




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