Translate

jueves, 31 de diciembre de 2020

Gloria a Dios: 31 de diciembre de 2020

Parecía que 2020 sería un año de inactividad, plagado de temores paralizantes y restricciones, bajo el inclemente azote de la inesperada pandemia de COVID-19.  Murieron, de hecho, decenas de amigos queridos, y hermanos en la fe. El mundo hizo luto sobre 1.8 millones de vidas perdidas, mientras Norteamérica se resintió como ninguna otra nación. En derredor muchos experimentaron auténtico terror y, enclaustrados en sus casas, guardaron meses de forzosa reclusión. Quebraron trabajos y colapsaron despensas; crecieron las depresiones y los divorcios; todo se mutó en un caos que no respetó edades ni estratos sociales; el COVID-19 se expandió impertérrito desde el último cantón chino hasta el mismísimo Palacio de Buckingham y la lujosa Casa Blanca.

Paradójicamente, para mi esposa y para mí, fue un año de inusitada y fructífera actividad. Escribimos trescientos ochenta artículos para el blog Gratitud y se amplió el alcance efectivo hasta sesenta y cinco países. No puedo contar la cantidad de publicaciones que circularon en otros medios, y dejaré la tarea a mis amigos y editores. Solo diré que estoy asombrado por tan inmerecido éxito. Lo recordaré siempre.

Se escribieron seis libros. Todos se subieron a Amazon. Estos fueron:

Rosita Drake Peña: el más poderoso ministerio intercesor de las Asambleas de Dios de Cuba en toda su historia. ASIN: B08HW34S36 Publicado el 14 de septiembre.

Gobierno eclesiástico. ASIN: B0851LL5JL. Publicado el 26 de febrero.

Eolayo Caballero González: apuntes biográficos acerca de la vida del más notable presidente nacional de las Asambleas de Dios de CubaASIN: B0851MXV12Publicado el 23 de febrero.

La Santa Cena.  ASIN: 1660899168. Publicado el 16 de enero.

El último discurso de Jesús. ASIN: 1656280159. Publicado el 6 de enero.

Nuestro catálogo de libros en AmazonASIN: 1655554921. Publicado el 6 de enero.

 

El 18 de diciembre se abrió una página de Facebook como «Librería cristiana», y se compartieron las direcciones-Amazon en que se encuentran estas importantes publicaciones con el propósito de que sean bendición a todos. El 21 de diciembre se abrió otra página Facebook, como «Historia de las Asambleas de Dios en Cuba», y se comenzó exitosamente y con mucha aprobación del cielo y de los hermanos, la presentación de imágenes inspiradoras de la gloriosa historia vivida por las Asambleas de Dios hasta hoy.

Fue este 2020, el año de inició de nuestro ministerio educativo en la mil veces prestigiosa Global University, institución educativa de las Asambleas de Dios de más alta acreditación académica en los Estados Unidos.

Se cumplieron por nosotros inesperados recorridos por todo Texas y Oklahoma. Se predicó y enseñó presencialmente y en línea. Dios nos guardó siempre.

En este año que ya termina, fueron probados los amigos; los verdaderos permanecieron, los vanos se alejaron…

En este año fue probada la fe. En la gracia de Dios, pese a que, desde marzo, se cancelaron bruscamente todos los compromisos, pudimos pagar, sin excepción, todas las facturas. Nuestro humilde diezmo, ÍNTEGRAMENTE, llegó a las oficinas correspondientes. No fuimos carga al Estado. Nunca nos faltó comida, agua o techo. No pedimos nada. Candidatos idóneos para colapsar, nos sostuvo la bendita gracia del Señor Jesús. 

Nuestros padres, muy ancianos ya, cruzaron el año. Nuestras hijas lucharon profesionalmente contra la pandemia. Estuvieron todo el tiempo en la primera línea, en serio peligro de contagio. Con un muro alto, Dios las guardó. ¡Cómo  no pensar en eso con la más sentida gratitud!  

Lejos esté de nosotros toda jactancia personal; en cada momento supimos llorar “con los que lloran” (Ro. 12: 15), y en esta hora recordamos con añoranza a los hermanos que ya no están. Oramos hoy, por todos los que quedan, conscientes de que solo nos guardó y nos guardará siempre la misericordia del Señor. Él es quien escoge, en su amor y soberanía, el camino que cada uno ha de seguir: “si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos” (Ro. 14: 8).

Te abrazo y felicito en esta hora, en mi nombre y en el de mi esposa y familia. Acción de gracias por cada minuto vivido. Ya termina este histórico 2020. Fue toda una forja de amor y fe y, para nosotros, el año más activo desde que el Rey del cielo nos movió a los Estados Unidos. Así lo quiso Dios.

 

Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti. Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida. No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré tu generación, y del occidente te recogeré. Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra, todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice (Is. 43: 1-7). 



miércoles, 30 de diciembre de 2020

¿Cuándo termina el liderazgo?

En el minuto en que se muestra a la persona que se lidera que no se confía en ella, en ese momento el liderazgo terminó. Quedan las prerrogativas administrativas, pero el liderazgo auténtico, ese que arrastra voluntades con la voz y la fuerza del ejemplo, ese terminó.

Lo más desacertado que puede hacer un líder es demostrarle a esa persona, que está bajo su dirección, que no confía en ella. El rechazo inmediato y la desconfianza creciente hacia el líder es todo lo que sigue. Toda indicación que haga, toda orden que dé, recibirá una bien disimulada desaprobación interior. Las circulares que envíe tendrán un solo destino, el de los archivos pasivos. Dejarán de esforzarse para apoyarlo. Dejarán de seguirle, y cómo ya escribió la autoridad mayor en este tema, John Maxwell: “Si crees que eres un líder y no tienes a nadie siguiéndote, sólo estás dando un paseo” (1).

En cualquier área en que le toque liderar, sean niños, jóvenes o adultos, luche para que esas personas lideradas sientan que usted confía en ellas. El efecto contrario es el camino al fracaso en el liderazgo.

No lo inventé. Así está en los manuales especializados en el tema. La experiencia lo verifica con creces.

 

 

__________

 

(1) Las 10 cualidades del líder más importantes. https://amazonia-teamfactory.com/blog/las-10-cualidades-del-lider-mas-importantes/ Publicado: 8 de mayo de 2019. Accedido: 30 de diciembre de 2020, 2: 45 AM.




martes, 29 de diciembre de 2020

Hipóstasis

El adjetivo hipostático deriva del sustantivo hipóstasis, palabra procedente del griego que significa en castellano: “El ser o la sustancia de la cual los fenómenos son una manifestación” (1). De ahí que muchas veces se entienda su significado como «esencia».

La Cristología es una ciencia bíblica e histórica apasionante, y el término «unión hipostática» se usa mucho para describir las controversias cristológicas del siglo IV. Tardó cuatro siglos la iglesia en asentar sus criterios respecto al misterio de las naturalezas divina y humana, unidas en Cristo. Estas no están pareadas como dos compartimientos independientes a la semejanza de dos habitaciones en una casa a las que separa una pared. Cristo es una unión inseparable de dos esencias, con un solo centro de conciencia. Es el misterio de la «unión hipostática». Tales cosas son un profundo secreto y la teología no puede hacer más que acercarse tímidamente, son hondo temor y comprensión limitada. Se trata del Hijo de Dios.

La Cristología y la Soteriología (teología de la salvación), son dos acercamientos suficientemente extensos. Pese a que ambas tienen como centro a la persona de Jesús se tratan como capítulo separados en la teología sistemática. La Cristología, de su parte, lleva muchas consideraciones históricas; no puede, de hecho, ser entendida, si no se analizan las controversias que suscitó en los diferentes concilios que la trataron. Muchos rehúyen el tema cuando imparten la asignatura, pero es realmente apasionante.

 

                                                                                                                          

__________

 

 

(1)    Lewis Sperry Chafer, Teología sistemática tomo 1 (Barcelona, España: Editorial Clie, 2009), 388.




lunes, 28 de diciembre de 2020

Sunshine Louise Marshall Ball (1895–1993)

Sunshine Louise Marshall Ball

Sunshine Louise Marshall Ball (1895–1993). Compañera en la vida y el ministerio de Henry C. Ball, primer superintendente del Distrito Latinoamericano de las Asambleas de Dios. Sunshine L. Marshall Ball, nació en 1895, en Lampasas County, Texas, Estados Unidos. Murió el 19 de agosto de 1993, en Bexar County, Texas. A la espera de la resurrección sus restos descansan en San Fernando Cemetery #3, San Antonio, Bexar County, Texas. Parcela. Section 24 (1).

Tuvo, junto a su esposo, un importante papel en el trabajo evangelístico en Monterey, México. La sangrienta revolución mexicana (1910-1917) le sorprende y empuja a la frontera, donde persevera en su peligroso trabajo (2).

Además de acompañar al Rev. Henry Ball en los avatares del ministerio, se le recuerda como a una gran escritora. Es autora de Daniel y Apocalipsis, un libro ameno con bosquejos, tablas y gráficos, para facilitar el estudio escatológico. En La Luz Apostólica, principal publicación seriada de las Asambleas de Dios en Texas, para hispanos (se publicó entre 1916-1973), tuvo por años Sunshine de Ball, la sección “Yo me acuerdo”, en la que rescató importantes remembranzas históricas de algunas de las cuales nos nutrimos en la redacción del tomo I de Historia de las Asambleas de Dios en Cuba. Gloria a Dios por su vida.

  

 

__________

 

 

(1) Sunshine Louise Marshall Ball.  https://es.findagrave.com/memorial/157817497/sunshine-louise-ball Accedido: 27 de diciembre de 2020, 8:00 PM.

(2) Editado por Margaret Lamberts Bendroth, Virginia Lieson Brereton, Virginia Brereton. Woman and Twentieth-Century ProtestantismIllinois: University of Illinois, 2002, p. 34.



domingo, 27 de diciembre de 2020

Henry Cleofas Ball (1896-1989). Primer Superintendente del Distrito Latinoamericano de las Asambleas de Dios


Henry Cleofas Ball (1896-1989)

Henry Cleofas Ball (1896-1989). Primer Superintendente del Distrito Latinoamericano, fundado en 1918. Ocupó ese puesto hasta 1939. Fundó el «Instituto Bíblico Latinoamericano» en San Antonio, Texas. Creó y costeó la primera edición de «Himnos de Gloria» Fundó la revista «La Luz Apostólica» y la Casa Editorial «Life Publishers International». Su respaldo misionero fue importante en los momentos embrionarios del movimiento pentecostal cubano en la década de 1930.

Nació en Brooklyn, Iowa, el 18 de febrero de 1896. Por recomendaciones médicas, ante la salud delicada del pequeño Henry, su madre, viuda ya, y su abuelo, en una humilde carreta tirada por tres burros, le llevaron al estado de Nuevo México, donde el clima parecía más apropiado. Decidieron instalarse en Texas. Allí, H. C. Ball se convirtió a los catorce años, en el contexto de la predicación y el trabajo de un ministro bautista. Siguiendo, sin embargo, la dirección de su madre se unió a la Iglesia Metodista de Kingsville, Texas, en 1910.

Bajo la ministración de Félix A. Hale, evangelista de las Asambleas de Dios, recibió el bautismo en el Espíritu Santo. Éste predicaba en una carpa en Kingsville. Cuenta Ball acerca de aquellos días: “Era mi intención permanecer en la iglesia metodista, mas en aquel tiempo los pentecostales eran considerados como un elemento de discordia, y eran menospreciados. Los jefes se opusieron y trataron de estorbarme de predicar, especialmente acerca del bautismo del Espíritu Santo. Yo informé a mis superiores que sólo permanecería en la iglesia metodista si me fuese posible predicar las doctrinas bíblicas. Me dieron una carta de despedida”.

Escuchando a un predicador venezolano sintió por primera vez el llamado de ir a predicar entre latinos. Luchó con todas sus fuerzas para aprender bien el español. En respuesta a su esfuerzo, dedicación y llamamiento en 1915, Arch P. Collins, E. N. Richey, y F. Hale, le ordenaron como ministro de las Asambleas de Dios.

En 1918 se casó con quien sería su compañera en la vida y el ministerio, Sunshine Marshall, reconocida escritora de cuya letra nacería el incomparable «Daniel y Apocalipsis».

Sus actividades crecientes en el evangelismo hispano le llevaron a ser electo como primer Superintendente del Distrito Latinoamericano en 1918, puesto que ocupó hasta 1939.

Recordando con nostalgia los días de su comienzo y sus batallas para que los latinos fuesen llenos del Espíritu Santo, se escuchó decir a H. C. Ball:

 

…los anglos me decían que los latinos jamás serían pentecostales, y yo comencé a creer que esto era cierto, pues celebramos cultos desde enero hasta julio de 1915 sin que nadie recibiese el Espíritu Santo, sólo algunos se convirtieron. Mas el 4 de julio de 1915 bautizamos a trece en agua, y esa misma tarde en la escuela al repartir la Santa Cena el poder comenzó a venir sobre los creyentes y nueve recibieron la plenitud del Espíritu Santo. ¡Gloria a Dios! Habíamos celebrado el culto y al final celebramos por primera vez la Santa Cena. Cuando repartí el pan y llegué a la hermana Isidra Garza, ella no recibió el pan, sino tenía la cabeza agachada. Le hablé varias veces [para] que tomara el pan, y cuando no lo hizo, me bajé para decírselo al oído y descubrí que hablaba en lenguas extrañas. Sus mejillas se bañaban de lágrimas. Yo [le] había servido a su hijo, Lamberto, antes de ella, así que fui a él y le avisé que su mamá había recibido el Espíritu Santo. El corrió a ella, como si estuviese asustado, y le preguntó si se sentía bien. Ella le habló asegurándole que era glorioso lo que había recibido. Lamberto sólo alzó las manos al cielo y luego fue bautizado en el Espíritu Santo.

El fuego descendió y esa tarde nueve fueron llenos de la plenitud de lo alto. Creo que nunca terminamos con la Santa Cena ese día. El Señor interrumpió nuestro culto como lo hizo con Pedro en la casa de Cornelio. Este fue el comienzo de la obra latinoamericana en los Estados Unidos.

 

Muy temprano en su ministerio comprendió la importancia de la página impresa. En 1916, mientras estaba pastoreando en Kingsville, fundó la revista La Luz Apostólica, que más tarde llegaría a ser la publicación oficial del Distrito Latinoamericano del Concilio de las Asambleas de Dios y una referencia indispensable para la comprensión de los orígenes del movimiento pentecostal en América Latina. El impacto que causó esta revista mensual que, inicialmente se publicó con objetivos evangelísticos, llega hasta nuestros días. Existió entre 1916 y 1973. En estos momentos el Flower Pentecostal Heritage Center se encuentra luchando por rescatar los números más antiguos, con el propósito de colocarlos en línea.

El anhelo de ver crecer y fortalecer las misiones llevó a H. C. Ball a buscar nuevas puertas abiertas para el evangelismo. Promovió además las convenciones anuales entre los convertidos mexicanos para proveer confraternidad, unidad e instrucción.

Los sueños literarios de Ball con frecuencia sobrepasaban sus posibilidades financieras. Publicó un himnario en español, titulado Himnos de Gloria, que fue impreso sin música. Este libro fue un éxito instantáneo. En 1921, con el humilde fondo de herencia que le dejó su padre al partir, H. C. Ball publicó una nueva edición con su música. Se vendieron cientos de miles de los dos libros, a los que siguieron otras publicaciones.

Paradójicamente H. C. Ball,  que nunca asistió a un Instituto Bíblico, fue escogido por Dios para fundar el Instituto Bíblico Latinoamericano en San Antonio, Texas, en 1926.

Con el paso del tiempo sus actividades trascendieron más allá de sus obras educacionales y literarias y de sus responsabilidades distritales, para incluir un período de dos años de trabajo misionero en Chile, de 1941 a 1943, año en que el Departamento de Misiones Foráneas le eligió para servir como el primer Secretario de Campo, nombramiento en función de América Latina y de las islas del Caribe. Después de su nombramiento otros secretarios de campo —ahora llamados directores regionales— le seguirían en la historia para otras partes del mundo. H. C. Ball viajó mucho visitando todos los campos misioneros de la América Latina. Siguió en ese puesto hasta 1953. A partir de entonces dedica toda su atención a la producción de literatura en español, para lo cual funda, en 1946, un departamento, conocido en la actualidad como Life Publishers International.

En sus últimos años, muy anciano ya, no podía estar activo. Se sentaba por horas cantando los himnos en español o tocando el órgano. Cuentan los que tuvieron el privilegio de estar cerca de él que, cuando oraban en su derredor, levantaba su delgado brazo y señalaba al cielo.

El 27 de mayo de 1989 fue promovido a la gloria. A la espera de la resurrección, descansa en San Fernando Cemetery #3, San Antonio, Bexar County, Texas, EUA. Parcela-              Section 24. Ver en: https://es.findagrave.com/memorial/157817444/henry-c_-ball  

De él escribiría Frank Finkenbinder, en 1968, relatando la historia del Concilio del Distrito Latinoamericano de las Asambleas de Dios:

 

Es a nuestro muy amado. . . hermano H. C. Ball a quien se le atribuye el honor de ser su fundador. Fue él quien inició la primera iglesia local en la ciudad de Kingsville, Texas. . .  obra que aún permanece y en donde recientemente se ha edificado un muy elegante templo, y que cuenta con una muy numerosa feligresía. Él fue quien abrió nuestra primera Casa de Publicaciones y promovió enérgicamente la circulación de literatura cristiana en el idioma español. Fue él que, al ver la demanda para himnarios adecuados para esa nueva vida espiritual entre los hispanos, allá en el año 1916, dio publicidad a la primera edición del himnario Himnos de Gloria, himnario que hasta el día es el favorito entre muchos. De allí para acá ha publicado cuatro otros muy distinguidos himnarios en español, todos los cuales han tenido muy extensa circulación en casi todos los países en donde se habla el español.

 

Victor De León, quien fuera Superintendente Asistente del Distrito Latinoamericano del Pacífico e historiador del pentecostalismo hispano, en su libro The Silent Pentecostals resume su vida, si es posible hacerlo. Allí se puede leer: “El trabajo del Hno. Ball en los campos de evangelismo, administración, entrenamiento de ministros, y la producción de literatura en español le ganó el reconocimiento internacional. En muchas áreas llegó a ser uno de los estrategas misioneros más perspicaces y creativos que el movimiento pentecostal, y en particular las Asambleas de Dios, ha tenido”.

Debe decirse que, de un diminuto principio para las Asambleas de Dios y para el movimiento pentecostal general en Latinoamérica, el Espíritu Santo levantó en el siglo XX una multitud incontable de iglesias organizadas en varios Distritos. El siervo que Dios usó para esa obra se llamó Henry Cleofas Ball. Que el Señor lo recuerde en su favor el día de la eternidad.

Este es el hombre que está situado en la encrucijada que determina la entrada a Cuba de May Kelty. Noble instrumento el que Dios usó en el camino que llevaría a los cubanos a ser llenos del Espíritu Santo.

Veremos a H. C. Ball, en la historia de las Asambleas de Dios de Cuba, una y otra vez venir, entrar y salir, aconsejar, predicar, decidir. Interactúa con los cubanos de continuo. Presente en las Convenciones de la isla, sus imágenes aparecen infinidades de veces en los Archivos de Historia de las Asambleas de Dios de Cuba que no olvidarán jamás el bendito peso de sus contribuciones al bienestar del evangelio pentecostal cubano.

 

 

__________

 

 

La bibliografía de esta información está cuidadosamente acotada en: Octavio Ríos. Historia de las Asambleas de Dios en Cuba. A su alcance en Amazon. ASIN: 1729039081




sábado, 26 de diciembre de 2020

Versión moderna de la Biblia del Movimiento de la Prosperidad

Estoy preparando para este año que comienza, una edición de la Biblia apropiada a la moderna «Teología de la Prosperidad», movimiento también conocido como «confesión positiva» o «Palabra de Fe». Como hay una serie de textos bíblicos que no encajan en tan «reputada» doctrina contemporánea debo hacer cambios significativos. Será un proceso laborioso. Empecemos por I de Reyes 18: 36, 37: “Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos”. Elías está rogando en el Monte Carmelo que descienda fuego del cielo y consuma el holocausto, y el pueblo vea que Jehová es el Dios verdadero. Este texto está, obviamente, defectuoso. Eso de estar rogando no encaja. Este texto debe de ser traducido como: “Yo decreto, por la autoridad que me ha sido dada, que ahora mismo, cae fuego del cielo sobre este holocausto. Profetizo una llama viva, para que toda esta gente vea la clase de poder que yo tengo, y entonces… ¡ofrenden!”. Ahora sí se ve bien.

En la versión moderna de la Biblia de la «Teología de la Prosperidad» no cayó fuego del cielo, sino dinero. Eso es más atractivo. Su lectura traerá más «convertidos».

El texto de Jesús suplicando, y no declarando, es «espurio» para la tal doctrina; no debe entonces de aparecer. Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente” (He. 5: 7). Algo tan humilde no encaja tampoco. No hay dudas que, para aquellos que esperan una declaración regia de confesión financiera y proclamación de autoridad, es decepcionante.

Santiago 2: 5, hay que retirarlo inmediatamente: “¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman?”. ¡Oh, cuánto daño hace ese texto! En caso de que cree problemas quitarlo, entonces lo escribiré con letras muy pequeñas, y en las notas al pie aclararé que no aparece en los manuscritos griegos más antiguos. Como a nadie le interesa verificarlo, así estará bien. Nuestros predicadores deben de ser instruidos para que nunca lean un texto así.

Gálatas 2: 10, donde se lee “que nos acordásemos de los pobres”, debe traducirse como: “acordaos de pedirles dinero a los pobres”. Se refiere a qué es más fácil pedirle dinero a los pobres bajo la promesa de que así prosperarán. Recuerde que, con los ricos, eso no funciona, ellos ya prosperaron.

Sin dudas que tendré mucho éxito con esta publicación. Será un best seller. Son cientos de miles los que correrán a comprarla, los que ya cambiaron la Biblia en sus corazones, los que quieren que signifique lo que no significa.



viernes, 25 de diciembre de 2020

Mi rechazo a la teología kenótica

Me trajo ya algunos problemas, y no voy a dejar por eso de rechazarla. Cuando me fui de Cuba una importante escuela teológica la enseñaba como doctrina establecida. Se trata de la kenosis, una perspectiva teológica que se apoya en una interpretación de Filipenses 2: 6, 7, donde se afirma, acerca de Jesús: “…el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres”. La palabra griega kenosis proviene de kenoo, que generalmente significa «vaciarse». Aparece traducida en Filipenses 2: 7 como «despojarse». Desde esta escritura se llegó a una interpretación teológica muy peligrosa, que defiende el criterio de que Cristo, durante sus días en la tierra se «vació» de algunos de sus atributos divinos, como la omnisciencia, la omnipresencia y la omnipotencia. Apoyan esta conclusión con pasajes en los que Cristo aparece preguntando, como si dependiera, para saber, de la información que le darán. En Marcos 9: 21, Jesús interroga al padre del joven lunático: “¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto?”.

Empiece por decirse que, durante mil ochocientos años, ningún maestro de la iglesia, ni siquiera aquellos para quienes el griego era lengua materna, afirmaron que aquel «despojarse a sí mismo» de Filipenses 2:7 significara que el Hijo de Dios hubiera renunciado a algunos de sus atributos divinos. La tal teología kenótica vino a la existencia en Alemania, entre 1860 y 1880 y en Inglaterra, entre 1890 y 1910. Son momentos muy recientes de la historia, y tal postura, por ende, pasa por alto la interpretación de los padres de la Iglesia. ¿Enseña Filipenses 2:7, que Cristo se despojó de algunos de sus atributos divinos? ¿Lo confirma el Nuevo Testamento? Absolutamente no. El texto mismo, en el versículo 7, describe qué significaba para Cristo ese «despojarse», y no era otra cosa que tomar la “forma de siervo, hecho semejante a los hombres”. El versículo 8, termina de explicar la idea, cuando afirma: “y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Ese «despojar» del Señor Jesús implica cambio de papel y posición, no pérdida de atributos esenciales ni naturaleza. Para la doctrina de la divinidad de Cristo es muy peligroso el camino que toma la teología de la kenosis. La Nueva Versión Internacional evita este escollo de la interpretación traduciendo «se despojó a sí mismo», como: «se rebajó voluntariamente» (1). No estamos afirmando tampoco que esa libertad interpretativa sea correcta.

El análisis del contexto acude en auxilio. Si se detiene y observa los versículos anteriores, Pablo está pidiendo a los filipenses: «Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros» (vv. 3, 4). Y para enrumbarles en este espíritu de humildad, les escribe: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (v. 5). Es entonces que aparecen las palabras génesis de la actual controversia kenótica: «el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (vv. 6-8). Como afirma Wayne Grudem:

 

Al presentar a Cristo como un ejemplo, Pablo quiere que los filipenses lo imiten. Pero, por supuesto, no está pidiendo a los cristianos filipenses que se «despojaran o «dejaran a un lado» sus atributos o habilidades esenciales. No les está pidiendo que «renunciaran» a su inteligencia, fortaleza o capacidad y se convirtieran en una versión disminuida de lo que eran. Más bien, les está pidiendo que pongan el interés de otro por encima del suyo: «Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás» (Fil. 2:4). Y debido a que esa es su meta, encaja bien con el contexto entender que está usando a Cristo como el ejemplo supremo de uno que hizo exactamente eso: puso por delante los intereses de otros y estuvo dispuesto a despojarse de algunos de sus privilegios y posición que le pertenecían como Dios (1).

 

En 1992, el campeón mundial de boxeo, Mike Tyson, fue a la cárcel por tres años. Quedaba privado de su cinturón de campeón; perdía su libertad, derecho a votar y aun el respeto de muchos de sus conciudadanos, pero, ¿sabe una cosa?, a ninguno de sus compañeros de cárcel se le ocurrió cuestionar que, en aquel hombre, que limpiaba tranquilo la sala común del penitenciario, despojado de toda gloria deportiva, estuviesen todas las prerrogativas del campeón mundial. Hasta donde se sabe, a ninguno se le ocurrió verificarlo. A su salida de allí, en su primer combate, en agosto de 1995, en Las Vegas, Peter McNeeley, su retador, duró solo 89 segundos… (2).

 

Cristo era completamente Dios, completamente hombre. El misterio de la unión hipostática o de esencias hace inseparables sus dos naturalezas. La divina estaba velada en su humillación, y ese es el único camino para la comprensión de Filipenses 2: 6, 7. Así lo describiría Isaías: «Le veremos, más sin atractivo para que le deseemos» (Is. 53: 2d).

No hay un solo lugar del Nueva Testamento en que pueda forzarse la interpretación de que Cristo no supiese la respuesta a aquello que preguntara, y no estuviese haciendo otra cosa que velar su esencia divina. Lo hizo aun cuando resucitó, mientras hablaba a los hombres de Emaús: “¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes?”. Jesús no necesitaba de la información que le darían aquellos atribulados discípulos en el camino.

El Señor dijo a Nicodemo: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo” (Jn. 3: 13). Los discípulos le adoraron, entendieron que Él era divino. El avergonzado Tomás se arrojó a sus pies, y le dijo: “¡Señor mío, y Dios mío!” (Jn. 20: 28). El ciego de nacimiento al descubrirle, le dijo: “Creo, Señor; y le adoró” (Jn. 9: 38). Los judíos entendieron perfectamente que Jesús decía ser Dios, y al acusarle, le dijeron: “Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios”. Juan, en el más celestial de los evangelios, afirma: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres (…). Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Jn. 1: 1, 2, 14). El apóstol Pablo, escribe a los colosenses: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad (Col. 2: 8, 9). Finalmente, Juan escribe, desde la más elevada nota de triunfo: “Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna” (I Jn. 5: 20).

No lo entenderé de otra manera: en ese pesebre de Belén estaba toda la grandeza de Dios. No hermano, no aceptaré nunca la kenosis del modo en que la interpretan, y en esta Navidad, una vez más, seguiré a C. S. Lewis, aquel que dijo, con belleza inigualable: “Hubo una vez en el mundo, un pesebre, y en ese pesebre, algo más grande que el mundo” (3).

 

 

__________

 

 

(1) Wayne Grudem. Teología sistemática. Miami: Editorial Vida, 1994, pp. 575, 576.

(2) “Así Vivió Mike Tyson en la Cárcel | Y Como Fue la Primer Pelea después de Salir de Prisión”. https://youtu.be/CjOs62om-2A Publicado: 5 de noviembre de 2019. Accedido: 25 de diciembre de 2020, 11:30 PM.

(3) “Dieciocho grandes citas o FRASES cristianas de C. S. LEWIS”. https://frasecristiana.co/c-s-lewis/ Accedido: 25 de diciembre de 2020, 11: 40 PM.




jueves, 24 de diciembre de 2020

Aquella Navidad

Sócrates partió en dos a la madre de todas las ciencias; se habla así de filosofía presocrática y postsocrática. Otro tanto hizo Pasteur en la medicina; determinó la era premicrobiana y la postmicrobiana. Freud dividió la historia de la psiquiatría cuando trajo al mundo la noción del inconsciente; una fue la psiquiatría antes de Freud, y otra vino a ser después. Einstein revolucionó para siempre la física con su concepción del espacio-tiempo curvo, y la relatividad del tiempo. El redimensionamiento de la comprensión del Universo fue tan dramático que él genio judío-alemán se encontró escribiendo palabras en que pedía perdón a Newton.

Sócrates dividió la filosofía; Pasteur la medicina; Freud la psiquiatría; Einstein la física. Jesús partió en dos toda la historia…

Eso fue la Navidad. El Eterno irrumpió en el tiempo y para siempre partió en dos la historia de todos los hombres. El mundo entero vino a ser uno antes de Cristo y otro después de Él. Persona alguna tuvo más impacto en el destino de la humanidad que Aquel que nació en el pesebre, aquella Navidad.




miércoles, 23 de diciembre de 2020

Anna Sanders

Anna Sanders (1869-1955)

NACIMIENTO, CONVERSIÓN Y LLAMADO

 

Anna Sanders, fundadora de las Asambleas de Dios en Ciudad México y cofundadora de las Asambleas de Dios en Cuba, nació en la isla de Bornholm [1], condado de Dinamarca, ínsula del lejano Mar Báltico, el 22 de septiembre de 1869. Sus padres, Jean Kristiansen Sanders y Hansingne Krestia de Sanders, disponían para su subsistencia de una pequeña granja. Era un modo humilde de vida porque la política estatal danesa, para entonces, no favorecía la pequeña propiedad en aras de formar colectividades [2].

La infancia de la pequeña Anna se meció entre las penurias del hambre y los dolores de la muerte. Dinamarca recién había terminado la penosa Guerra de los Ducados con Prusia y Austria (1863 y 1864), perdiendo los ducados de Schleswig y Holstein. Los daneses se vieron para entonces sumergidos en límites extremos de pobreza. La familia Sanders fue doblemente afectada, porque a la dura prueba del hambre sobrevino la de su hermana gemela: la muerte. En contextos de enfermedad, Anna ve partir a la eternidad a dos de sus pequeños hermanos [3]. Su padre, posteriormente, a fuerza de mascar tabaco desarrolló cáncer en la boca. Quedó entonces huérfana. Tuvo que abandonar la escuela, cuando apenas había alcanzado el séptimo grado. Hambre, muerte, orfandad, ignorancia… Todo lo necesario para fracasar en la vida [4].

Los juguetes de la pequeña Anna fueron su vaca y sus cerdos. Desde temprano ordeñaba a la primera, más tarde alimentaba a los segundos. Esta infancia tan dramática aceleró su madurez y con solo catorce años, el 16 de marzo de 1883, contrajo matrimonio con Andrew Koffued, en Bornholm. Al matrimonio le siguen siete años de trabajos en la pequeña granja familiar de la familia Sanders, tras los cuales pasa Anna por uno de las experiencias más demoledores que una mujer puede sufrir: muere inesperadamente su esposo [5].

Por razones quién puede saber de qué naturaleza, la madre de Anna decide trasladarse a Copenhague, capital de Dinamarca, en tanto Anna emigra a Winnipeg, capital de la provincia de Monitoba, Canadá. Se sabe por la historia que en 1901 el gobierno de Canadá permitía la afluencia de emigrantes europeos a esa ciudad, que tenía un carácter cosmopolita. Allí conoció a un acaudalado banquero y decidió rehacer su vida con un nuevo matrimonio. Obtiene a un tiempo la ciudadanía americana. Tenía para entonces cerca de treinta y tres años [6].

En 1907 el movimiento pentecostal llega a Canadá. Se ha extendido hasta allí desde el avivamiento de la calle Azusa en Los Ángeles, alcanzando Toronto, Vancouver y Winnipeg, la ciudad de Sanders [7]. Anna se acerca a la Iglesia Wesley Pentecostal Church, a cuyo frente está el Rev. D. M. Burtain. Bajo su ministerio conoce a Cristo; recibe el bautismo en el Espíritu Santo y se llena del poder de Dios. En encuestas que le hicieran en 1926 testificaría con pasión de estos hechos [8].

Fue discipulada de inmediato por William Mar, Clayton B. Doerr y Gordon Pierce [9]. Este último, que conducía una capilla en el cercano pueblo de Selkirk, impresionado, diría un día: “Tuve a la hermana Anna Sanders como oradora en la plataforma en varias ocasiones y cada vez ella nos trajo un mensaje refrescante del evangelio” [10].

La conversión de Anna colocó en una crisis insalvable su matrimonio. Su esposo no le discutía su frecuencia congregacional, cosa que se habría podido negociar, sino la aceptación de Cristo en su vida personal. Con frecuencia las curvas de inflexión en la vida tienen, en su punto cenital, una crisis. Anna la tuvo. Su esposo le dio tres días para decidir: Cristo o él. Tres días...[11].

Con los jirones del alma se va Anna Sanders a orar. Se recluye en el taller de Dios, a buscar la dirección del Espíritu Santo. Así está, cuando de pronto… tiene una visión:

 

Vi una ciudad muy grande, todas las gentes vestidas de negro

y las mujeres con la cabeza cubierta.

 

Así lo contó [12].

Corrió donde su pastor, el Rev. D. M. Burtain, buscando una interpretación. Este la tiene: “Dios te llama a predicar a un país muy lejos, y es México”. Muy impresionada regresa con su esposo; le consulta, le invita con la esperanza de que este comprenda y hasta se anime a acompañarla. Secamente este le dice: “¿Decidiste ya?”[13]. Era medianoche [14].

Todo lo que sabemos es que Anna Sanders ordenó sus maletas. Nada más le ataba[15]. Su esposo le acompañó hasta el barco. Una vez más hay algo a lo que la misionera en ciernes está diciendo adiós [16].

Llega a los Estados Unidos [17]. Corre el año 1910. Tiene cuarenta y un años. Nublado en sus recuerdos ha quedado el nombre de la ciudad a donde llega. Entra a un hotel para poco después salir. Ora, pide a Dios dirección. No sabe a dónde ir. Siente moverse con rumbo norte. Deja atrás dos cuadras cuando ve una carpa donde están predicando el evangelio. Busca al pastor una y otra vez. Logra verle al día siguiente; le cuenta la visión. El pastor le escucha en silencio y discierne la voz de Dios en su espíritu: el llamado es a México. Allí va a sufrir y a ser humillada en gran manera [18]. Anna contestó: “No importa. Estoy lista” [19]. Con el propósito de ayudarla el pastor le ofreció un trabajo humilde: lavar platos. Anna Sanders comentaría años después: “Por un momento pensé: ‘La esposa de un banquero haciendo eso’. Contesté: ‘Si esta es tu voluntad Señor, estoy lista para estar a tu lado’”. Hizo ese humilde trabajo durante tres meses con el propósito de reunir algún dinero y seguir adelante.[20].

 

LLEGADA A MÉXICO. 1921

 

Años pasarían antes de que se concretara el cumplimiento de esa visión. Entre 1911 y 1915 los historiadores le pierden el rastro a Anna Sanders en los Estados Unidos. Es posible que haya llegado a Wahpeton, cerca de Dakota del Norte [21]. Hay documentos que aseguran su reconocimiento como misionera en 1917. En 1919, con el apoyo de Floyd Baker inicia una obra en Dallas, Texas. Allí conoce a los hermanos Ruesga. Estos la invitan a unirse a ellos en el trabajo evangelístico y misionero de la ciudad de México. En 1920 Axel Anderson, misionero en San Luis Potosí, viaja a Dallas, Texas, con el propósito de entrevistarse con H. C. Ball, Superintendente del Distrito Latinoamericano y le cuenta, en presencia de Anna Sanders, acerca de sus experiencias en México [22]. Anna siente a Dios. Llegaría a la Ciudad de México en septiembre de 1921. Tenía cincuenta y dos años. El movimiento pentecostal despuntaba en México desde 1912-1915 [23] [24], pero su capital, Ciudad México, era un campo virgen a la visitación del poder de Dios.

Veinte años después, el 8 de septiembre de 1941, en la celebración del aniversario del comienzo de la Obra de las Asambleas de Dios en la Ciudad de México, en el Templo Getsemaní, Anna Sanders recordaría:

 

Dios me había dado un maravilloso llamamiento para traer el evangelio completo a México, y no podía tener descanso hasta que obedecí esta voz de Dios.

Veinte años han pasado, desde aquel día que yo, con el corazón palpitante, temerosa, sola, en un país extraño, de lenguaje desconocido para mí, bajé del tren en la capital de México, por primera vez llegada de los Estados Unidos de Norteamérica, pero mirando atrás está mi corazón lleno de gratitud hacia mi Gran Salvador por su amor, bondad y poder, y ninguno más merece honor y gloria.

Dios me concedió el honor de conocer a los hermanos Ruesga, quienes fueron salvos en Houston, Texas, conociéndonos en Dallas, donde yo estaba. En esa época el gobierno de México ofrecía pasaje libre a todos los mexicanos que radicaban en Estados Unidos, y habían nacido en México, para regresar a su país. Ellos aprovecharon la oportunidad de regresar, después me escribieron para venirme con ellos, pero temí por no saber hablar español.

Tuve también la oportunidad de conocer al hermano Anderson, que fue de San Luis, Potosí y visitó a los hermanos Ball, donde yo le vi por primera vez y mi ánimo de venir a México aumentó; pero para esto debí de arreglar mi documentación. Como soy nacida en Dinamarca, escribí al cónsul danés en Nueva Orleans, pero como había estado fuera de mi país por más de veinticinco años y había perdido mi derecho de ciudadanía por no haber arreglado mis papeles en Estados Unidos, no podía obtener ninguna ayuda de ningún consulado, (arreglemos nuestros papeles para ir al cielo, antes que pase el tiempo). Mientras tanto el hermano Anderson y su esposa habían llegado a Coyoacán, D.F., donde me escribieron una tarjeta, diciéndome que no era tan necesario para mí el pasaporte. Fui donde el cónsul mexicano en Dallas. Me dijo que necesitaba solamente una recomendación del presidente municipal de aquella ciudad, la cual no era tan fácil obtener, pero Dios obró maravillosamente conmigo y la obtuve. Más tarde servía ante el presidente municipal en México. Él me dio una muy buena carta para las autoridades de la frontera de México, y el cónsul puso el sello mexicano en ésta. Cuando llegué a San Antonio [Texas], el hermano Ball, dijo: “He trabajado entre los mexicanos por trece años y nunca he podido cruzar la frontera sin pasaporte”, mas yo le pedí que me acompañara al consulado mexicano de San Antonio.

Cuando el Secretario vio mi carta de recomendación, dijo: “Señora, este papel no sirve para nada”. Entonces (...) exclamé: “Señor, ¡he venido dos mil millas desde Canadá para obedecer el llamamiento de Dios y ahora no puedo entrar a México!” [Sic.]. Algo rudo tomó el papel el secretario y desapareció; él fue con el cónsul y tardó mucho, mas los hermanos y yo orábamos, cuando de repente vino, puso la carta en mis manos, con cortesía y dijo: “El cónsul de Dallas no debió hacer esto, pero habiendo puesto el sello de México en esta carta, tenemos que permitir la entrada”. ¡Gloria a Dios, Todopoderoso!

Llegué a la capital de México solamente con $10.00 USD. Entonces el cambio no era más que dos por uno. Allí en la estación me encontraron los hermanos McClaren y Anderson. Me llevaron a Tacubaya para comer con los hermanos McClaren (...). Confieso que desobedecí a Dios porque yo sabía que el Señor me había mostrado que debía ir con los hermanos Ruesga, pero como tuve miedo por causa de que no podía hablar el español me fui con Anderson a Coyoacán. Tenía un cuarto por el cual pagaba $10.00 pesos de renta trabajando con ellos. Pronto cambiaron el domicilio donde tenían cultos con cuatro o cinco personas presbiterianas, a veces nadie.

Como mi corazón se entristecía por no aprender nada de la lengua española, todo era contra de mí, y recordé que no estaba en la voluntad de Dios, y es por eso que a veces sufrimos continuo. 

Para Navidad yo estaba muy angustiada en mi corazón, me arrepentí y prometí con muchas lágrimas a Dios que no volvería a ser desobediente. Él suplía mis necesidades y gracias a ÉL me mandó ayuda y fui a hablar con la familia Ruesga, con quienes nos entendimos inmediatamente y enseguida, juntos rentamos dos cuartos y ALLÍ COMENZÓ LA PRIMERA ORACIÓN, dos veces a la semana.

Enseguida vino un hermano de Dallas, Texas, con su esposa que yo conocía y, entre ellos y yo rentamos una vivienda en el número 78 de Constancia, allí tuvimos los primeros cultos. Fue casa muy chica: ocho adultos y tres niños era la congregación. Todos sentados en el suelo, pero orábamos mucho, ALLÍ PRINCIPIABAN LAS ASAMBLEAS DE DIOS”. 

Allí en Constancia, en aquellos días algunos fueron salvos, una niña ciega fue sana, otra fue bautizada con el Espíritu Santo, pero cuando Dios obró el diablo se presentó: Pocos días después volvió a visitarnos el hermano Anderson, quien se presentó con tres mujeres que dijeron ser pentecostales. Hablaban de la NUEVAN LUZ (...) pagaban la renta y fui enredada en esa cosa, y al comprender todo tuve que dejar la vivienda Constancia y me fui para el pueblo de la Piedad, allí me puse a coser (...) desalentada, triste; probaba vender Biblias pero no pude. Cosía ropa ajena pero en nada progresaba pues no estaba en la voluntad de Dios.

En aquel tiempo vino la terrible epidemia de la viruela, muchos murieron, alrededor de mil. Los niños del hermano Rangel se vieron muy enfermos, una chica murió. Los otros muchachos de cuatro y siete años de edad, respectivamente fueron donde no hubiera llagas. La hermana Efigenia de Guerrero, hermana en la carne del hermano, tan cundida de los granos que no había lugar. Rangel llevó a la cuñada, madre de los niños a La Piedad y los puso en un cuarto muy separado. Una mañana fui y miré adentro, saludé pero no me acerqué. Regresé a mi casa, entrando al cuarto oí una voz que dijo: “tú tratas de correr de las viruelas, mas de mí tú no puedes correr”. Reconocí que era la voz de Dios, tuve miedo y dije: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” “Ayuda a esta madre a cuidar a sus niñas”.

Enfrié el agua hervida, me puse a lavar esas llagas en los ojos de esas niñas; no había ojos, solamente llagas. Sus manitas estaban envueltas en trapos, y aun así la sangre penetraba en los trapos. También les hice una cosa de comer. Una vez tuve contacto con el vestido de la niña chica y sentía que la enfermedad se me pegaba.

Las señoritas de LA NUEVA LUZ fueron a visitarme en esa vez, quedándose en la mera entrada (...)  y hablando muy fuerte dijeron: “Tú no necesitas meterte con esa gente”, y se fueron.

(...) Yo me había contagiado de la viruela y tenía tanta hasta la planta de los pies que me causaba intensos dolores. Una vecina me decía: “lávate con alcohol caliente”. No podía yo estar parada pero con ambos pies y manos me dirigí hacia donde estaba una cazuelita y puse alcohol en esta pero en lugar de ayudarme me hizo peor. Mis sufrimientos eran terribles. Me fui hacia la cama otra vez y ahí yo me arrepentí de muchas cosas. Prometí con muchas lágrimas y de lo profundo de mi corazón que si el Señor me ayudaba y mandaba esas mujeres del lugar de donde vinieron y me daba la renta, volvería a tomar la obra que había dejado.

Después de haber orado a poco tiempo caí dormida y dormí hasta que el sol alumbraba por la ventana, a la siguiente mañana desperté sana, sí. ¡Para la gloria del Gran Salvador! ¡Aleluya!

Cuando ya pude caminar me dirigí a Constancia, mas las hermanas tenían miedo de mí, pensando que las contagiaba con las viruelas, pero les aseguré que el Señor me había fumigado (...).  Ellas dijeron que iban a regresar a Los Ángeles. Yo le di las gracias a mi amoroso Señor y tomé la obra otra vez. Cambié el orden de las cosas, pedí perdón a los hermanos porque no había sido bastante fiel (...).

Como no podía hablar bien el español [25] pedía que alguien predicara entre los hermanos (...), mi fe era muy débil. Una vez faltaban solamente dos días para pagar la renta de $50.00 y no había nada, ni siquiera para comer. En aquella noche estaba yo orando y en eso vi unos hombres que llevaba un ataúd color gris y se pararon frente a mí. Me infundieron mucho temor, una voz dijo: “¿Por qué tienes temor? ¿A quién temes más? ¿A Dios o al hombre?”. Contesté: “A Dios”. Él me dijo: “Tú has tenido todo para hacer la obra que Yo te llamé a hacer”. Contesté: “Pero Señor, ¡no puedo hablar!”. Él dijo: “¿Quién hizo la boca del hombre?”. Allí otra vez me arrepentí porque me fue mostrado que si yo no cambiaba entonces estaría en ese ataúd (...).

La voz divina llenó mi pobre alma y descansé (...). Dos días después recibí una carta que contenía solamente una dirección de un hermano en Canadá y un cheque de $77.00 (...),  caí de rodillas dando gracias a mi divino redentor.

Desde aquel día Dios en su misericordia ha puesto su sello sobre la Obra y no ha hecho sino lo que Él ha querido (...) cuando la gente comenzó a creer (...)  querían ser bautizados con agua (...),  ninguna familia era casada legalmente, ¿cómo podría bautizarlos? Muchos fueron los gemidos y lágrimas en estos días, para tener la obra establecida, fui con un juez civil, le hablé (...), “usted no conoce cómo es de mala la gente, borrachos, derrochadores de dinero (...). Yo le mostré un Nuevo Testamento y le mostré que era Palabra de Dios y que tenía poder para cambiar al más vil pecador y le prometí que no se presentaría nunca a quienes no fueran cambiados de corazón. Me citó para que volviera (...), era necesario ver al Presidente Municipal (...); me presenté y esperé (...).  “Y ahora ¿qué es lo que usted desea?”. [Anna Sanders contesta] “Señor Raya [Presidente Municipal], que en el nombre del Señor Jesús, usted me haga el gran favor de conceder que los hombres se casen  exentos de pago”. Él se levantó (...). “Veremos cómo podemos ayudarle” (...). Fui muchas veces a pie desde Constancia hasta el Ayuntamiento (...), me dieron un documento para presentarlo (...).  “Para nada sirve”. Otro joven de la oficina soltó una carcajada. Entonces un hermano de los que me acompañaban dijo: “Ay, hermana, vámonos a casa a vivir como hemos vivido antes. Esto es demasiado”. Pero les dije: “Vayan ustedes a sus casa y oren por mí. Yo voy al ayuntamiento para ver otra vez al señor Presidente Raya”. Él estaba muy ocupado y no se le podía ver, y el mozo indicó: “Venga mañana a las 9:30”.

Me presenté y después de esperar hora y media dijo: “(...) está sumamente ocupado; no puede atender a ninguno”.

En mi corazón alcé un grito al Señor. Entonces oí claramente que Dios me habló: “Como fui con Moisés así seré contigo. No temas” (...); fui atendida dándoseme otro documento (...).

Cuando presenté al juez ese documento se enojó mucho y le dije: “Yo sé que usted es un buen hombre y ama a su pueblo, así que por favor, ayúdeme. Y él dijo: “POR ESTO TE VOY A AYUDAR”.

¿Creen ustedes. . .  que es muy fácil pasar por esto?

Yo sentía llorar amargamente, mas Cristo Jesús me ayudó. ¡Aleluya!

(...) La bendición fue invocada sobre las dieciséis parejas en la Iglesia (...).  Dios mandó a nuestro hermano Spake y él bautizó las primeras once personas.

Y con esto se estableció la Iglesia (Sic) [26].

 

De izquierda a derecha: Anna Sanders, David Ruega y esposa, y los esposos Bleisded, misioneros en Ciudad México. 

La inmensa Ciudad México, capital azteca, metrópoli de un país destinado a ser la décima economía mundial, no tiene, entre sus millones de habitantes, un solo cristiano bautizado con el poder del Espíritu Santo. La batalla está a la puerta. A la vez que la chispa se encienda ya todo está hecho, un pábilo prende a otro, pero ¿cómo prender al primero?… Los más horribles principados de México le harán resistencia. Se trata de potestades de las tinieblas de alto rango. ¿Qué general les enviará Dios para enfrentarles? ¿Algún teólogo recién devenido director, quizá un líder? Misterios del cielo: solo una persona en este mundo califica en ese instante para tan recia batalla: Anna Sanders. Para esta hora ha sido preparada. Mide cinco pies y tres pulgadas, pesa solo 119 libras [27]; cojea de una pierna, no es joven, pero sabe lo que quiere. No se irá. Habrá que vérselas con ella. Quieren guerra…, la tendrán. Anna aprendió a luchar en los peores frentes. Probada en los hornos de Dios por las más altas temperaturas, ha refulgido en pureza áurea su llamamiento misionero. No hay un presbítero, un evangelista de poder o un pastor de experiencia a quien ella pueda llamar. Para eso fueron los desiertos que cruzó, la soledad de los mares en que le vieron nadar, sin otra esperanza que la de ser sostenida por el Dios que la llamó. Ahora son comprensibles las palabras con que Dios le habló cuando tuvo la visión de los hombres que llevaban el ataúd gris: “(...) has tenido todo para hacer la obra que Yo te llamé a hacer”…

Basta de preámbulos con Anna Sanders. No flaquearán sus fuerzas ni cejará en el empeño hasta que caiga el poder del Espíritu Santo en Ciudad México, hasta que oiga a los aztecas hablar en nuevas lenguas…

Continúa Anna Sanders su emocionante historia: 

 

Muchos fueron salvos y sanos, mas el poder del Espíritu no había sido manifestado porque no podíamos tener nuestro culto más tarde de las 21:30 y debíamos cerrar el zaguán, mas la oración cambia las cosas: nos cambiamos a otro lugar, una cuadra más delante de la calle de la Constancia y allí el dueño nos dio la llave para poder abrir y cerrar conforme a nuestro gusto. Ahí tuvimos tres días y tres noches de oración.

Al primer culto después de la oración, siete personas cayeron bajo el poder de Dios, sin que ninguno las tocara y les hablare, mas ninguno recibió el bautismo aquella noche. El domingo por la mañana a las 9:30 [5 de mayo de 1923] tuvimos nuestra Escuela Dominical, después de mucha oración, y en esta yo conté trece personas bajo el poder de Dios, y dije al Señor: “Tú tiene que bautizarlos. Tú tienes que arreglar todas las cosas que yo no puedo”.

Allí bautizó los hermanos Ruesga y Juanita Medellín [28]. Ella habló en claro inglés, lengua que ella nunca había conocido (...) [29].

Otras personas recibieron el bautismo en las siguientes noches y treinta y seis fueron bautizadas en tres semanas.

Ahora alabamos al Señor con todo el corazón porque ha escuchado nuestras peticiones y visto nuestras lágrimas.

Ahora que han transcurrido veinte años y viendo las grandes maravillas que Dios ha hecho con su poder, misericordia y amor, a Él será todo el honor y la Gloria.

 

Anna Sanders. México, D. F., 8 de septiembre de 1941. Templo Getsemaní, Ciudad de México (Sic) [30]. [Ha sido respetado el original.]

 

El 15 de septiembre de 1924, Anna Sanders y David Genaro Ruesga ordenan para el ministerio a los hermanos Rubén Arévalo y Daniel Gómez, mediante imposición de manos [31].

El fuego estaba prendido…

Viaja Anna Sanders a los Estados Unidos donde permanece cerca de un año y regresa el 15 de febrero de 1926 [32]. El trabajo estaba dando un precioso fruto y el crecimiento obligó a trasladar la Obra hacia Conchita No. 19. En 1926, apenas tres años después de aquel glorioso 5 de mayo de 1923, en que se derramó el Espíritu Santo en la calle Constancia, se celebró en Ciudad México, la Primera Convención de las Asambleas de Dios en México. Allí estuvieron presentes Henry C. Ball, William Faux, de la Secretaría de Misiones Extranjeras de las Asambleas de Dios en Estados Unidos, Demetrio Bazán, Guadalupe Flores, Cesareo Burciaga, Francisco Pacheco y Francisco Arbizu de El Salvador [33].

Juanita Medellín recuerda emocionada este evento:

 

Esta Convención fue maravillosa. Cuatro creyentes fueron llenos del Espíritu Santo. El hermano Ruesga fue el primer Superintendente y en el periódico nosotros vimos el anuncio de la venta de un terreno localizado en La Calzada de la Villa, número 184, el cual medía 50 por 25 metros. Lo compramos y el primer Templo de las Asambleas de Dios en México fue construido allí [34][35].


Imagen de Anna Sanders (al centro) con su congregación de la calle Conchita

Anna Sanders aparece trabajando con Rubén Arévalo en Plomeros No. 81 y más adelante, por tres años, en Mérida [36]Hasta 1928 el trabajo de las Asambleas de Dios en México continuó bajo la dirección del Distrito Latinoamericano de los Estados Unidos. En 1929 las Asambleas de Dios en México fueron organizadas con un Comité Ejecutivo autóctono [37].

Según Luisa Jeter de Walker, Anna Sanders colaboró en 1930 con Rodolfo Orozco, Superintendente de las Asambleas de Dios en México; unieron fuerzas e iniciaron el Instituto Bíblico Elim. Sería uno de los tres que ya existían [38]

Estando enfrascada en esta noble labor le sorprende, en 1931, el llamado a Cuba…


Estudiantes del Primer Instituto Bíblico de las Asambleas de Dios en Ciudad México. Sentados, de izquierda a derecha: Hnos. Thomas, misioneros; Sra. Ruesga; Rev. Ruesga, director. Rev. Rafael Williams y esposa, misioneros. Anna Sanders, sentada a la extrema derecha.

         Anna Sanders y May Kelty, dos extraordinarias misioneras, han sido conducidas por los designios de Dios a encontrarse. Comparten el mismo llamamiento, han sido moldeadas en el yunque misionero hispano, arden de pasión, se desborda en ellas el Espíritu de Dios, unen fuerzas, vienen a Cuba. La fecha más próxima registrada con relación a la llegada de las misioneras a la isla es la del 1 de agosto de 1931 [39].


May Kelty (1883-1958)

Debe entenderse algo del contexto en que May Kelty y Anna Sanders inician su trabajo misionero en Cuba. El presidente de la isla ese año era el General Gerardo Machado Morales (1871-1939). Este había nacido en Camajuaní, Santa Clara, Las Villas. Procedía de una familia humilde. Levantó la suya propia al casarse con su prima, Elvira Machado Nodal, con la que tuvo tres hijas, Laudelina (Nena), Ángela Elvira y Berta. Ingresó muy joven al Ejército Libertador y ascendió progresivamente. Combatió con grados de comandante bajo las órdenes del entonces Teniente Coronel Juan Bruno Zayas. Participó en varios combates, incluyendo el de Cerro Pelado en que fue herido. Terminó la guerra con el grado de General de Brigada [40].
En mayo de 1903 ingresó en la Guardia Rural para ocupar el cargo de segundo jefe del Regimiento 2, en Santa Clara. En 1908 lo nombran segundo jefe del Ejército Nacional. El 4 de noviembre de 1909 fue nombrado Inspector General del Ejército Nacional. Desde aquí ocupó, interinamente, la jefatura del Ejército. El 25 de septiembre de 1911 renunció para ocupar la Secretaría de Gobernación del gabinete del presidente José Miguel Gómez, a la cual también renunció meses después. Era miembro del Partido Liberal y como candidato de este se postuló para presidente a la salida de Alfredo Zayas, venciendo en los comicios electorales, por mayoría aplastante, a Mario García Menocal, del Partido Conservador, convirtiéndose así en el quito presidente de la República de Cuba. Ocupó el cargo el 20 de mayo de 1925 [41]

Su consigna inicial era: “agua, camino, escuelas” [42]. Durante su gobierno se construyó el Capitolio de La Habana, el Presidio Modelo, la Carretera Central, el Parque de la Fraternidad y la escalinata de la Universidad de La Habana. Se trabajó con efectividad en el dragado de los puertos, se construyeron escuelas rurales y se erigió el monumento a las víctimas del Maine. En otro orden de cosas se logró un préstamo de los Estados Unidos por valor de $100 millones de dólares y tuvo lugar la visita a Cuba, por primera vez, de un presidente norteamericano, Calvin Coolidge. Todo esto lleva a los historiadores a reconocer un período inicial positivo e impresionante en este gobierno.[43][44][45] 

No obstante a los éxitos alcanzados durante los primeros años de mandato, Gerardo Machado no consiguió controlar la creciente agitación social causada por el rápido deterioro de la situación económica bajo los efectos de la crisis mundial de 1929-1933. A través del Dr. Rolando Suffos Cabrera[46], el autor tuvo la oportunidad de conocer y conversar una larga tarde con Segundo Curtis [47] Senador de la República durante los gobiernos de Ramón Grau San Martín y Carlos Prío Socarrás. Era muy anciano ya, en la década de 1990, cuando fue posible compartir ese memorable encuentro. Increíblemente lúcido y agudo en sus observaciones, Curtis comentaba, para sorpresa de los presentes, que, aunque él se había sumado a las acciones contra Machado, después que asumió su puesto en el Senado nunca más lo persiguió porque entendió que la situación económica que tuvo que enfrentar hubiera sumido en el desastre a cualquier otro que hubiera ocupado su función [48].

Por cualquier camino que se quiera tomar el autor cree entender que Gerardo Machado, a diferencia de Alfredo Zayas o Carlos Manuel de Céspedes, hijo, no tenía la cultura que propende al civilismo. Era un general de la guerra. No era un político ni por escuela ni por aptitud. Su predecesor, Alfredo Zayas se había caracterizado por no perseguir a sus adversarios políticos, ni aun a los que, por medios armados, se le enfrentaron en sus cuatro años de mandato [49], lo que mitigó mucho la violencia. Machado no poseía sus dotes de paciencia y Cuba, a la par, se resentía bajo el peso de las incomparables presiones económicas internacionales.

 Pronto detonaban una interminable sucesión de huelgas, tentativas insurreccionales, atentados y sabotajes que él no supo manejar. A partir de 1929, en que hábilmente logró obtener una prórroga de poderes, se sostuvo mediante un régimen de terror, hasta que fue derrocado por una revolución. Prorrogado su período presidencial, pensaba hacerse reelegir y como algunos periodistas y escritores se habían permitido publicar, por aquellos días, algunos comentarios desagradables contra otros presidentes de América y de Europa —Mussolini—, Machado creyó oportuno eliminar toda propaganda al respecto, declarando: “Los pueblos más civilizados de la época actual han comprendido que el único gobierno posible es el de uno solo. Por ello florece la dictadura en todo el mundo. No quiero más campañas antiimperialistas. ¡Yo soy imperialista!”. Sobre esta frase, se inició en Cuba, en la década de 1930, una era de crímenes arbitrarios extrajudiciales y matanzas colectivas. La respuesta de la oposición política creció. Las bombas comenzaron a explotar en todos los barrios de La Habana. La asociación secreta ABC con participación en todas las clases, empezó a actuar violentamente contra la policía y los representantes del gobierno [50]. El 12 de agosto de 1930 una huelga general paraliza el país veinticuatro horas. La nación estaba sumida en un caos.

A finales de julio de 1933 comenzó la huelga de los ómnibus de La Habana que evolucionó con una paralización de todas las comunicaciones. La situación se generalizó desde La Habana a todo el país. Los periódicos suspendieron sus publicaciones; se suspendió la entrega de comidas y abastecimientos; se cerraron fábricas, talleres, tiendas, teatros y cines. Los empleados y los trabajadores de obras públicas abandonaron sus puestos. Telegrafistas y carteros dejaron de trabajar. A partir del 4 de agosto la huelga se extendió a todos los sectores de la economía [51][52].

Ante el colapso económico, la pérdida del apoyo del ejército y la presión ejercida por el gobierno norteamericano del presidente Franklin D. Roosevelt, el 12 de agosto de 1933, el Presidente Gerardo Machado decide abandonar el país y huye precipitadamente hacia Bahamas, con algunos de sus seguidores, en un Sikorski N.M.11, de la Pan American Railways, que despegó de la pista de Rancho Boyeros. Murió en Miami, Estados Unidos, el 29 de marzo de 1939 [53].

Este es, resumidamente, el contexto político-social que hay en Cuba a la llegada de las misioneras. Como ángeles de Dios llegaron en un momento en extremo crítico, de crisis social, peligro, violencia y muerte. Miles de personas lamentaban la pérdida de sus familiares. La economía doméstica estaba colapsada. El verde caimán mudó su color. La perla de las Antillas perdió todo su brillo. Todo el país se cubrió de una cúpula plomiza en cerradas tinieblas.

Con compasión Dios miró desde el cielo sobre Cuba. Largamente miró Dios, y en los espacios etéreos de su amor se oyó nuevamente su voz: “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?”. En todo el inmenso mundo solo May Kelty y a Anna Sanders contestaron: “Heme aquí, envíame a mí” (Is. 6:8).

La primera tiene cuarenta y ocho años, la segunda está a días de cumplir sesenta y dos.

 

Primera misión en Cuba. Tropiezos y escollos

 

El comienzo del trabajo misionero fue difícil en extremo. Conspiraba contra ello la ausencia total de una plataforma pentecostal en Cuba y la falta de garantía económica para la gestión misionera. A esto se sumaba el esperado choque transcultural y la comentada inestabilidad político social.

La Lic. J. Raquel Rojo detalla en Haciendo la historia:

 

Inmediatamente [las misioneras] alquilan una vivienda en la calle Figuras No. 18, y comienzan a dar cultos. Hay un dato relativo a May Kelty (...), aparece en agosto de 1931 en la calle Dolores No. 189, en Lawton [54],  como misionera. Esto parece indicar que las hermanas se separaron al poco tiempo de su llegada a Cuba, quedando Anna Sanders en la misión de Figuras No. 18 [55]. Esto concuerda con las referencias de Samuel Feijóo, escritor costumbrista cubano, quien solo menciona a Anna Sanders [56].

 

La ubicación exacta de la casa en que estuvo situada la misión es motivo de polémica. Algunas publicaciones la ubican en Figuras esquina a Monte. El miembro fundador de La Iglesia de El Moro, en 1932, Ramón Gutiérrez Berenguer [57], cuando se va a referir a la misión de la calle Figuras lo hace escribiendo Monte y Figuras [58]. La Comisión de Historia de las Asambleas de Dios en Cuba se ha inclinado, en los últimos años, por una localización en la calle Figuras entre Belascoaín y Escobar basado en el hecho de que en Figuras y Monte la numeración de casas es superior a 200. Nótese sin embargo la dinámica que existe en las renumeraciones de las calles con el paso del tiempo. José Martí vivió en Amistad No. 42 entre Neptuno y Concordia [59][60]. En esa localización, sin embargo, cien años después, la numeración es alrededor de 172-176. Con todo esto el autor quiere reflejar que todavía hay un arduo camino que andar en la precisión del lugar exacto en que se abrió la primera misión de las Asambleas de Dios. No existen testigos en la zona de aquellos tiempos. Actualmente se están haciendo investigaciones.

El nivel de resistencia del mundo espiritual contra la entrada del poderoso y necesario movimiento pentecostal alcanza un punto cenital con un penoso accidente de Anna SandersTres años después de aquellos hechos lo describiría así Henry. C. Ball:

 

Parece que el diablo había estado opuesto a todo intento de dar a Cuba el mensaje pentecostal. La hermana Anna Sanders apenas había comenzado a obrar para el Maestro cuando se cayó y se partió la cadera. El doctor en el hospital norteamericano le dijo que probablemente nunca más caminaría, pero ella sí caminó —gracias a nuestro Médico Divino, y camina muy bien para su edad—. Para el tiempo en que pudo hacer algo para su maestro estalló la terrible revolución [contra Machado] en Cuba. Alrededor suyo caían hombres y mujeres muertos en las calles y en sus casas. Ella defendió la obra, predicando a Cristo con su vida en peligro; El Señor la protegió y las almas fueron salvadas, llenas con el Espíritu así como bautizadas en aguas, y los enfermos fueron sanados [61].

 

Una revista evangélica de la época reportó el 3 de octubre de 1931:

 

Queremos avisar a los amigos de la hermana Anna Sanders que ella tuvo un accidente mientras estaba en Cuba, pues se cayó y se fracturó la cadera. . .  Es triste que ahora esté confinada a un hospital sin dinero o amigos a quienes pueda ir. Si alguien siente que puede ayudar a nuestra hermana en su necesidad, Dios ciertamente se complacerá en ello. Los fondos pueden enviarse al Departamento de Misiones...[62].

 

Pese a que los médicos pronosticaron una invalidez definitiva, en el Señor la misionera se levantó [63]. En sus cartas no se transparenta una sola queja personal. No hay plañideros reclamos de atención a su salud. Detrás de cada palabra que escribe está la dignidad de un ministro que tiene en el punto central de su sufrimiento no las claudicaciones de su cuerpo sino los sufrimientos y peligros de la obra de Dios. El 5 de noviembre de 1932 escribe:

 

Las condiciones aquí desde el punto de vista político son inestables. Muchos han muerto. Agradecemos a Dios de que tenemos perfecta libertad aun para predicar el evangelio y ya muchos han entregado sus corazones a Jesús. Desearía que les escucharan orar. ‘Oh Señor ¿qué sería de nosotros si la misión se cerrara?’ Tengo $32.00 de retraso del alquiler. Si se pagara, podríamos luchar un poco más. Son almas por quienes Jesús murió que están complicadas y hemos hecho muy poco por Cuba. . .

Tengo una sola vida y la ofrezco con mucho gusto por Cuba. . . [64].

 

Anna Sanders

 

Puede tenerse una idea del contexto en que se está predicando el “evangelio de la paz” cuando se leen detenidamente las palabras que escribió un año después, el 30 de diciembre de 1933: “(...)  es en medio de balas de cañón y disparos de rifles que estamos proclamando la verdad de la Santa Palabra de Dios. Más de trescientas personas fueron asesinadas el otro día a solo cinco cuadras de aquí, sin embargo, nosotros nunca nos perdemos un servicio, a pesar de que algunos tienen miedo de asistir. Pero el Señor ha quitado todo temor de mi alma” [65].

En el análisis contextual-histórico de este momento al que se refiere Anna Sanders, acerca de la muerte de trescientas personas a solo cinco cuadras, uno de los investigadores históricos de las Asambleas de Dios en Cuba, el Lic. Julio García Sanz, comenta:

 

Es difícil distinguir a qué hecho histórico se refiere Anna en su escrito: aquellos fueron años violentos y de mucho derramamiento de sangre. La historia cubana registra que una multitud fue ametrallada en la calle Reina el 29 de Septiembre de 1933, cuando se rendían honores a las cenizas de Julio Antonio Mella. (Enciclopedia de Cuba, Prensa Latina, Agencia Informativa Latinoamericana S.A. enciclopedia@pubs.prensa-latina.cu.) Otro evento importante, registrado por Samuel Feijóo fue el alzamiento del Cuartel de Dragones entre los días 7 y 10. Los soldados sublevados después de breves combates se refugiaron en el Castillo de Atarés, a solo ocho cuadras de Figuras No. 18. Allí fueron ametrallados y bombardeados por los aviones y soldados del ejército, después de dos días cesó el combate y muchos murieron y otros fueron hechos prisioneros (Feijóo, Samuel; El Sensible Zarapico, selección y prólogo de René Batista Moreno, Editorial Capiro, Santa Clara, Cuba, 2009. ecapiro@cenit.cult.cu / www.cubaliteraria.com. p. 171) [66].

 

El 3 de marzo de 1934, Anna Sanders escribe:

 

El Señor está bendiciéndonos, un número de personas han sido salvadas, seis han recibido el Espíritu Santo, y muchos han sido salvados de forma maravillosa. Por favor oren por aquellos que han comenzado en el camino recientemente, y en especial por dos jovencitas, cuyos padres amenazan con mudarlas lejos para que ellas no puedan asistir a los encuentros. La condición de Cuba está peor que nunca, y los combates continúan. Los pobres están sin comida y sin vestido y el sufrimiento está por doquier [67].

 

Las referencias de Samuel Feijóo 

 

Para las alturas de ese tiempo, aquel que sería definido por Ciro Bianchi Ross[68] como “la figura más inquieta y desconcertante de la actualidad cultural cubana”, el escritor costumbrista Samuel Feijóo [69] era un joven estudiante. Aunque sería poeta, narrador, ensayista, dibujante, pintor y folclorista, sería más que todo conocido, en el medio popular cubano, como el autor de Juan Quínquín en Pueblo Mocho, serie televisada y llevada al cine. Es curioso cómo esta importante figura de la cultura cubana fue impactada por los acontecimientos relacionados con el nacimiento de la primera misión pentecostal en Cuba. De los comentarios que dejó en su autobiografía han quedado importantes referencias históricas. Él ubica sus primeros contactos con los pentecostales en un momento cercano a la fecha en que murió el líder estudiantil Rafael Trejo[70], el 30 de septiembre de 1930. Debe recordarse, sin embargo, que las misioneras llegaron a Cuba en 1931 de modo que Feijóo no trata de ser preciso y solo hizo una aproximación. Debió impresionarle aquella muerte porque Trejo tenía veinte años y Feijóo apenas dieciséis. De ahí la fijación que hace de esos luctuosos hechos que aún palpitaban en sus impresiones cuando conoció a las misioneras. 

Una tía de este escritor se llamaba Herminia[71] y asistía a los cultos de los “que hablaban en lenguas”. Bajo esta renovadora influencia abandona el catolicismo y quema sus “santos”. Con el tiempo, la misionera danesa, Anna Sanders, terminó alojando a Herminia y a su esposo en la casa que servía de templo en la calle Figuras No. 18, toda vez que ellos le servían devengando a su vez una pequeña ayuda económica de la misionera [72].

El propio Feijóo, frisando los dieciocho años, era un asiduo asistente a los servicios que se realizaban allí, e interpretaba al español los mensajes de un misionero canadiense que, según él, era “muy simpático, muy creído de su fe, y de veras transparente y abnegado (...), vivía en una habitación muy incómoda, comía mal nuestras comidas, y se moría de calor. Sin embargo, era feliz viviendo su religión” [73].

En su autobiografía Feijóo nos deja ver sus impresiones acerca de algo tan novedoso en el ambiente cristiano cubano, como venían a ser las nuevas lenguas de los pentecostales:

 

Durante su sermón traducido [refiriéndose al misionero canadiense], yo escuchaba de su inglés rapidísimas y extrañas lenguas, relámpagos verbales, raros que me asustaban. Ni él ni nadie sabían lo que decían aquellas lenguas. No había intérprete presente para ellas. Aquello era “lo sobrenatural”. Se trataba de un llamado “descendimiento del Espíritu Santo”. Por esto se nombraban pentecostales, porque el día de Pentecostés, según el libro del Nuevo Testamento, “Hechos de los Apóstoles”, el Espíritu Santo había descendido sobre los cristianos que oraban, en un “aposento alto”, y se había manifestado en forma de lenguas extrañas, produciendo confusión dentro del pueblo que los escuchaba.

En otra ocasión vi algunas personas poseídas por estas lenguas, entre ellas, un niño. Todo esto, sencillamente, me asustaba, produciéndose gran malestar, pues desde niño he sentido horror por todo lo que no sea natural y sencillo, y ante las exclamaciones histéricas en lenguas extrañas de personas de rostros transportados, me sentía muy mal y me hubiera marchado al momento de no ser porque una curiosidad muy sana y atenta me hacía atender tan extraordinarios casos de pasión religiosa [74].

 

En un momento muy cercano a aquel en que se abre la misión de la calle Figuras No. 18, en La Habana, bajo el ministerio de las misioneras, se convierte un joven que haría historia porque llegó a ser el primer pastor pentecostal cubano. Se llamaba Roberto Reyes. Este dejó una grata impresión en el corazón del citado escritor costumbrista cubano. A él se refería en los siguientes términos:

 

En la Iglesia Pentecostal, conocí, junto a mis padres, a Roberto Reyes, un joven de nobles pasiones, que testimoniaba, con elocuencia y muy férvidamente. Yo observaba todos aquellos fenómenos con cuidado, pero no me hice miembro de la iglesia. En mis dieciséis años, ya me cuidaba. Pero aquella prédica apasionada, a veces con grandes gritos de exhortación, histérica a ratos, no me ganaba, no la entendía, me alarmaba. No obstante, su aura de misticismo influenció, como se verá después, algunos años de mi juventud. . . .

Aquel Roberto Reyes era un religioso apasionado y cada vez se distinguía más. Fue enviado, para hacer de él un líder en Cuba, a San Antonio, Texas, a estudiar su religión, etc., en un edificio para seminario que allí poseía la secta [75]. Entre mis papeles, conservo una carta “de iluminado” que este joven me dirigió, respondiendo a una mía. Esa carta es un gran documento que revela el apasionado carácter que imprimía ese tipo de religión a sus adeptos.

Fragmentos:

San Antonio, noviembre 7 de 1932.

Apreciable amigo y hermano en la fe de nuestro Señor Jesucristo. Recibí tu atenta y esperada carta en la que me aconseja a que busque el bautismo con el Espíritu Santo, te diré que el jueves estuve desde las 3 de la tarde hasta las 6:30 de rodillas pidiendo al Señor que me sellara con su promesa y te diré que estuve bajo la vivificación del fuego del Espíritu Santo. Al principio no resistía el fuego del cielo, era muy fuerte para mí, pero gracias a Dios que ya lo resisto y el jueves sentí el gozo más grande que jamás en mi vida haya sentido; también por la noche oramos de 7 a 10 y también caí bajo el poder de Dios. Cuéntaselo a la hermana Sanders y en el nombre del Señor te exhorto a que ores con la hermana Sanders y le pidas al Señor que te bautice, él está presto a hacerlo, solo resta que tú te humilles ante su presencia y él te bautiza, pues el Señor te dio una prueba [Nota de Samuel Feijóo “A lo mejor se refiere al cólico nefrítico que sufrí meses anteriores. Así los supersticiosos toman las enfermedades, como “avisos de Dios”, etc.] de que él te necesita para su noble causa.

Cede a su llamamiento y él te hará sabio en la palabra de Dios. Samuel, no juegues con el Señor, pues sus latigazos son mortales [Nota de Samuel Feijóo: Mediante el miedo a un “Señor” violento, bíblico se trataba de convencerme. No cedí, claro] cuando no obedecemos Su Voz, pues tú y yo pudiéramos levantarle al Señor una iglesia, y prepararle y guiarle un rebaño de almas para el día de su gloriosa venida. Quisiera que vieras cómo el Señor bendice a su pueblo aquí. Te acuerdas que te dije que yo quería oír un mensaje del Señor dado por el Espíritu Santo, pues aquí he oído tres. La hermana Kritz lo recibió y el hermano Rosales lo traducía. En mi vida he oído una lengua parecida a la que habló la hermana Kritz y ella no habla más que inglés, el castellano muy poco. Y esta es la iglesia que pienso levantar en Cuba y en el nombre del Señor la levantaré con la ayuda del Señor y no solo yo puedo ser un vaso de honra, tú puedes serlo también (...).  No tomes a ofensa estas palabras, simplemente quiero hacerte ver cómo obtendrás bendiciones del Señor (...).  tenemos lo que no tienen las otras iglesias, la guía del Espíritu Santo [76].

 

Esta carta tiene, al análisis, fragmentos muy interesantes. Resalta primero que todo el hecho de que, pese al rechazo no disimulado del evangelio que Samuel Feijóo hace en sus anotaciones marginales, él está exhortando a Roberto Reyes a buscar el bautismo del Espíritu Santo. El consejo que Feijóo le da por escrito a este joven apasionado que ha llegado al evangelio es que busque el poder de Dios. Reyes es evidentemente movido por ese consejo, independientemente de que móviles propios le hayan llevado a buscar a Dios. La carta le hizo bien.

La misiva de aquel joven, que estaría entre las primicias del futuro ministerio pentecostal cubano, está llena de afecto, nobleza, amor y gratitud. Llama a Feijóo: “hermano en la fe de nuestro Señor Jesucristo”. Este último puede querer desentenderse de aquellos días y pretender, desde un presente marxista, que comprometió a tanta gente, torcer la identidad que tuvo con la iglesia en el pasado, pero no podrá borrar nunca del recuerdo las palabras con que le reconocieron aquellos que le amaron en Jesucristo, las palabras que definieron lo que un día fue: “hermano en la fe”.

“...Pues el Señor te dio una prueba”, le escribe Reyes; comenta entonces Feijóo: “A lo mejor se refiere al cólico nefrítico que sufrí meses anteriores. Así los supersticiosos toman las enfermedades, como ‘avisos de Dios’, etc.”. Olvida el escritor al usar este lenguaje ligero que aquel cólico nefrítico que sufrió fue horrible y le llevó a hacer (...) “una oración a Dios, a gritos, para que me calmara aquellos espantos, sin haber recibido consolación alguna. Al fin, pasó, y expulsé una piedra por la orina del tamaño de un grano de arroz, piedra que conservé durante años, no sé por qué (...)” [77].

¿De veras no sabría por qué la conservó? Sufre un espantoso cólico nefrítico, levanta un desgarrado clamor a Dios, el dolor termina por pasar, expulsa la piedra… ¿Sabía Samuel Feijóo cuantas personas no pueden expulsar sus cálculos y terminan, tras interminables crisis que muchos comparan con los dolores del parto y de la angina de pecho, en un quirófano? Creo que sí lo sabía. Era una persona culta y su problema no estaba en el intelecto sino en el corazón. Aquel cálculo que guardó fue, desde entonces, una pregunta de Dios, y le interrogaba cada vez que lo veía. Por eso lo conservó. En el fondo de su corazón sabía que Dios lo ayudó.

Anna Sanders escribió en las misivas que enviaba y que han quedado en la historia como: “Un ruego por Cuba”, el 5 de noviembre de 1932: “Hay aquí un joven inteligente quien ha venido a escuchar la voz de Jesús. Él estaba desesperadamente enfermo con cálculos en sus riñones y Dios le sanó maravillosamente. Ahora está enseñando a los chicos más jóvenes. Por favor escuchen el clamor por Cuba” [78].

Juzgue el propio lector.

Cuando Samuel Feijóo escribió su autobiografía habían volado sobre los cielos de Cuba décadas del mal llamado “ateísmo científico”. Para los escritores que aspiraban a ser publicados y reconocidos se vivieron tiempos especialmente difíciles y para persona alguna es un secreto que, figuras reconocidas hoy en el mundo de las letras, fueron virtualmente marginadas, especialmente en el llamado “quinquenio gris”: 1971-1976. El escritor cubano Cintio Vitier, con inigualable maestría, lo describe:

 

Cuando en 1979 triunfa el sandinismo pudimos advertir que allí se superaron contradicciones que subsistían en Cuba. En Nicaragua, ser sacerdote no era obstáculo para ser ministro (...), nos provocaba honda satisfacción la forma en que el sandinismo asumió a Rubén Darío, como el gran poeta latinoamericano y universal que es (...) por encima de los errores políticos coyunturales que el autor de Azul cometiera como diplomático y como poeta. No había allí sectarismo cultural, como aquí, donde los funcionarios veían mal a Casal, a Heredia, a Lezama (...). Todos éramos mal vistos porque no hacíamos una poesía de consigna que ellos entendían como poesía social [79]. 

 

Nunca sabremos a ciencia cierta cuánto de esto influyó en que Samuel Feijóo, un pionero del movimiento pentecostal cubano abandonara el camino de la salvación y se refiriera a ella en términos donde recababa comprensión y remitía excusas al lector: “Hay que imaginarse a un joven nervioso, soñador, solitario (...), observando a los creyentes poseídos hablar en lenguas extrañas” [80], así escribió.  Indelebles permanecerán, sin embargo, en el recuerdo, aquellas manos benditas de Anna Sanders, de Roberto Reyes, de los hermanos de la misión, manos que se impusieron sobre él en la crisis, en la enfermedad, cuando nadaba en los conflictos existenciales de la juventud. “Abandoné las visitas a la rara iglesia pentecostal, pero no olvidé nunca cuanto vi y oí allí...”[81], sentenció.

Ojalá y un día le encontremos en el cielo y allí podamos volver a llamarle, como lo hizo un día Roberto Reyes: “hermano en la fe”.

 

Roberto Reyes García

 

Como se ha descrito ya, Roberto Reyes García[82] fue el primer pastor pentecostal de origen cubano. Conoció al Señor a muy poco de haber sido abierta la misión, a través del ministerio de Anna Sanders. Su testimonio, fruto y vocación ministerial eran tan grandes desde el comienzo mismo de su vida en Cristo, que Anna Sanders toma una decisión arriesgada: le envió a estudiar al Seminario Bíblico de San Antonio, Texas, a donde llega en el otoño de 1932 [83].

Perdían temporalmente las misioneras a una de las columnas más fuertes para el trabajo y deben haber interactuado mucho, antes de tomar la decisión. Apremiaba, por otro lado, la necesidad de preparar consistentemente a pastores autóctonos, primicia de lo cual estaba siendo Reyes, a quien en solo dos años podrían volver a tenerle sirviendo al evangelio en su tierra con la potencialidad de ser instructor bíblico para los ministros que nacerían de la obra misionera. Se estaban dando pasos agigantados de fe.

En Texas, Roberto Reyes conoció a la mexicana Florinda Hernández, hija de Asael Hernández, un experimentado y fiel diácono. Deciden casarse. Reyes se gradúa en 1934, imparte durante un breve tiempo clases en el Instituto y a finales de 1935 regresa a Cuba. La Luz Apostólica da cobertura a la noticia: “En los últimos días de 1935 llevamos a Roberto Reyes y su esposa, Florinda, a Florida, pues iban a Cuba…” [84]. Ministraría varios años en Cuba antes de regresar al terruño de su amada esposa en San Antonio, Texas, donde sería pastor de la Asamblea “La Luz Apostólica”. Finalmente, fundó una nueva Asamblea en Betesda, No. 1710, Southcross [85].

El Rev. Pedro Torres, de México, que posteriormente sería Superintendente de las Asambleas de Dios en Cuba, entre 1954-1956, desde Los Ángeles, California, dejó una refrescante semblanza de quien fuera el primer pastor pentecostal cubano, el Rev. Roberto Reyes:

 

En el mes de agosto de 1934 cuando ardía en mí el deseo de responder al llamado divino de predicar el evangelio, vi por primera vez una fotografía de estudiantes del Instituto Bíblico Latino Americano ubicado en las calles El Paso y Sur Cíbolo, San Antonio, Texas. Era la foto de los graduados de ese año, eran unos seis. Sobresalía un joven, quizá no tanto porque era alto, sino que era cubano; pues hasta entonces yo no conocía ningún cubano (...).

Entro al Instituto, aparecen unos cuantos estudiantes y luego los maestros, les veo, y ese es el cubano que vi en La Luz. Efectivamente iba a ser unos de los maestros. Joven alto, muy reservado, de poco hablar (nada típico del cubano en su tierra). Hablaba diferente, pero que bonito nos leía la historia del misionero Francisco Pensotti. Voz fuerte y sonora era la de Roberto, cuando él no la leía, no tenía sabor. Con Roberto ni jueguito ni enojito, pues hablaba poco y muy serio.

Pronto regresó a su tierra, pero no sin antes llevarse una mexicanita, Florinda (La prieta). ¡Qué boda tan humilde pero tan atractiva fue aquella, allí en el centro del plantel! El hermano Ball les unió en matrimonio el día de acción de gracias [86] del año 1934. La luna de miel [fue] en La Habana junto con los hermanos Ball, quienes les fueron a llevar en su carrito “Essex”. No había tiempo que perder, el campo nuevecito de Cuba para las Asambleas de Dios apremiaba.

Once años después, Dios nos llamó a Cuba. ¡Qué bueno! dijimos, por lo menos conocemos a un cubano, tal vez todos son así. Llegamos a Cuba, qué de cosas que aprender, pues nunca habíamos salido de Estados Unidos. Nunca habíamos estado en escuela de enseñanza castellana. Acudimos al maestro Roberto, para otro cursillo breve. Cursillo de sacrificio nos mostró Roberto enseguida, pues Florinda hacía mucha costura para el sostén de ellos y de la obra, Los creyentes eran pocos, el campo difícil, la obra crecía con mucha lentitud. Roberto era estricto, Roberto conocía a su pueblo. Entre antojitos nos enseñó a comer “Churros” (Los Habaneros saben) y a tomar “Ironbeer”. No le decían Iron Beer, sino ironber y tampoco era tomada embriagante sino un refresco parecido al “Cream Soda”.

Nos visitó en nuestro primer punto de trabajo la ciudad de Camagüey. Nos ayudó en la predicación y estableció en la iglesia el día del pastor, que agradó mucho a los hermanos y más a nosotros por supuesto.

Después de un tiempo regresó Roberto a San Antonio, ciudad que gusta mucho a Florinda y a los hermanos Ball, ciudad preferida de ellos donde han laborado mucho y donde Roberto trabajó hasta el día que Dios le llamó. Parece que de esa estación también quieren partir los hermanos Ball.

La labor que el hermano Roberto hizo en San Antonio y su ejemplo en nuestras vidas nos serán siempre de inspiración (Sic.) [87].


          En 1967 el Señor le llamó a su presencia [88]. Henry C. Ball da cobertura a la noticia en La Luz Apostólica:
 

El día 26 de octubre sepultamos los restos mortales de uno de nuestros queridos pastores en la ciudad de San Antonio, Texas —Roberto Reyes.

Roberto era cubano. Vino a San Antonio para estudiar en el Instituto Bíblico— y graduó de él. Era Evangelista y Pastor.

Se casó con Florinda Hernández y ministraron en Cuba como en los Estados Unidos. Le sobreviven su esposa y dos hijos, una niña y un niño.

Esperamos que el Señor consuele a todos los miembros de su familia y vivan de tal manera que le vuelvan a ver en la presencia del Señor (Sic) [89].


Rev. Roberto Reyes, primer pastor pentecostal cubano. Le acompaña su esposa y compañera de ministerio, Florencia Hernández


Lázaro Domínguez

 

En aquel dramático sábado 12 de agosto de 1933, día en que la revolución que derribó al presidente Gerardo Machado llegó a su acmé y este decidió huir de Cuba, un miembro de la organización ABC [90], llamado Lázaro Domínguez [91], en medio del caos y la confusión total que reinaba en la ciudad, se encontraba persiguiendo a un oficial de la policía. Por disposiciones de Dios y quién sabe con qué intenciones, este abecedario entró en la misión de Figuras No. 18. Contrastaría grandemente su agresividad, el clima que se respiraba en las afueras, la revuelta toda, con la sensible paz interior que allí percibió. No ha llegado hasta nuestros días el relato con detalles de lo que pasó o de lo que hablaron las misioneras con él. Solo podemos saber que este agresivísimo hombre rindió allí su vida a Cristo [92].

A cuántas cosas tendría que morir para venir a Cristo lo podemos intuir si consideramos que la organización ABC llevó los métodos de violencia a límites extremos. El célebre historiador cubano Julio Le Riverend argumenta al respecto: “La línea de lucha primordial de los abecedarios fue el terrorismo. Atentados (...) y estallidos de bombas y petardos eran sus acciones predilectas” [93]. Esta asociación publicaba mensualmente un boletín en el que se ofrecían las señas de las personas que debían ser ejecutadas en días próximos. De esta forma murió el Capitán Calvo, jefe de los expertos de La Habana, perecían policías, detectives, agentes confidenciales y espías. En plena calle, frente al Hotel Nacional, fue ametrallado Clemente Vázquez Bello, presidente del Senado [94], por el solo hecho de que era cercano a Gerardo Machado y este último iría al cementerio, de modo que, previo al atentado tenían ya dinamitada la necrópolis de Colón, con suficiente carga explosiva como para volar por los aires medio cementerio, con todo el que estuviera allí…[95]

Esta era la organización —siete veces terrorista− a la que pertenecía y en función de la cual estaba Lázaro Domínguez cuando vino al evangelio. Se convertiría en pionero del movimiento pentecostal cubano, fiel colaborador de las misioneras y gran amigo de Roberto Reyes, a quien conoció tras el regreso de este, en 1935. Atrás quedaban las bombas, los petardos y las ráfagas de ametralladora. Conducido a Cristo, por las misioneras, Lázaro Domínguez había nacido de nuevo.

 

Abelardo Rodríguez Moragas y Adis Rodríguez Delgado

 

A la misión levantada en Figuras No. 18 asisten, desde su fundación, además de visitantes locales, miembros de otras iglesias tradicionales, ya establecidas en la capital desde el siglo anterior. Resalta en la historia, entre estos recordados hermanos, el ministro bautista oriental Abelardo Rodríguez [96], quien devino en inestimable ayuda para las misioneras en cuanto a la organización de las reuniones, la predicación y la obra personal. Con los años se trasladaría a la provincia Oriente, donde cultivó siempre relaciones fraternales con las Asambleas de Dios. El Rev. Eolayo Caballero, Superintendente de la obra en Cuba (1961-1979), lo reflejó entre los apuntes de sus memorias: “También comencé a trabajar en un campo llamado Los Pozos, a cuatro leguas de Guayacanes [97], donde había un grupo de convertidos bajo el ministerio del Rev. Abelardo Rodríguez, quien nos entregó esa obra para que la pastoreáramos” [98].

El testimonio de la hija de Abelardo Rodríguez Moragas, Adis Rodríguez Delgado, es muy enriquecedor con relación a los pasos iniciales de las misioneras y a los puntos donde se colocaron las primeras misiones. Téngase presente, sin embargo, al leer sus recuerdos, que estaba evocando memorias de sucesos de los que la separaban cerca de cuarenta años, lo que explica las lagunas y equívocos que refleja en algunos datos que da, y que se rectifican en las acotaciones que se hacen en auxilio del lector. El Rev. Eolayo Caballero es la fuente secundaria de la referencia. Este donó un documento, de su puño y letra, a los Archivos de Historia de las Asambleas de Dios en Cuba, donde se lee: “Con fecha 2 de octubre de 1977 recibí unos datos que hubo de enviarme la Hna. Adis Rodríguez Delgado, miembro de la Iglesia Bautista de Santiago de Cuba. Ella me dice lo siguiente”:

 

Hermano en Cristo:

En el año 1932, conocí a la hermana Anna Sanders. Y mi padre, Abelardo Rodríguez Moragas, que la conoció en la calle Figuras No.18, en La Habana, me llevó a vivir con ella cuando se mudó para otra casa más grande en Arroyo Apolo.

En cuanto a mi padre, la conoció por mediación de un amigo de él, llamado Vicente Turcio. La hermana Sanders le dijo a mi papá que la ayudara y puso toda la obra en sus manos.

Cuando esa casa, fue pequeña para la congregación, nos mudamos a la calle Santa Catalina[99] a una casa de dos plantas donde vivíamos arriba, y los cultos se celebraban en la planta baja que tenía un gran salón lleno de sillas de tijeras de madera y un piano grande y de algunos bancos; y los cuartos se utilizaban para las clases de la Escuela Dominical y oficina (Sic) [100].


 


 

Vista superior: ubicación de 10 de Octubre No. 801, esquina a Santa Amalia, segunda misión de las Asambleas de Dios en Cuba. Todo el complejo está en un estado de visible deterioro. La imagen está tomada desde el separador de la Calzada de Santa Amalia. Imagen inferior: vista ampliada de la entrada de 10 de Octubre No. 801. Imagen tomada por el auto el 1 de julio de 2014, 11:00 a.m. 

Hay una renovación de la credencial misionera de May Kelty con fecha de 25 de julio de 1932. La dirección que tenía para entonces era ya la de Mantilla, La Habana [101], lo cual la vincula territorialmente con la misión de El Moro, que se encuentra allí. Esta misión se levanta luego de abrir la de Santa Amalia; es fácil entender entonces que esta última misión —la de Santa Amalia— fue abierta en el primer semestre de 1932, como fecha tope. Sabemos, por el testimonio de Adis Rodríguez, que la casa de Figuras No. 18 llegó a ser pequeña para la creciente asistencia de miembros que tenía, por lo cual se lanzaron a abrir otra misión en una pequeña estructura biplanta, situada en la actual Calzada del Diez de Octubre No. 801, esquina a Santa Amalia [102]en la acera izquierda si el observador se sitúa de espaldas al mar y de frente a la división que hace de sí la Calzada del 10 de Octubre en La Palma [103]. Para más ubicación el modesto inmueble, usado por las hermanas, está situado en la misma acera de la actual Oficina Nacional de las Asambleas de Dios, a solo tres manzanas de esta importante referencia, que se encuentra en 10 de Octubre No. 769 entre Bellavista y San Leonardo. El Templo actual de Santa Amalia se encuentra en la calle Armando No. 55 entre Alberto y Mario. Fue la sede pastoral del autor entre los años 1998 y 2017.

En esta modesta estructura de dos plantas correspondiente a 10 de Octubre No. 801, se levantó la segunda misión en Cuba de las Asambleas de Dios. Anna Sanders y Adis Rodríguez se alojaron algo hacinadas en la planta alta. Los cultos tenían lugar en la planta baja [104].

Desde esta última diminuta estructura se lanzaría, en 1934, Francisco Rodríguez Agosto a abrir las obras de Regla y Párraga, como se verá más adelante, obras estas que perduran hasta nuestros días. A Párraga llegaría luego Belén Nieves, en 1937, buscando la orientación y el apoyo de Francisco Rodríguez, que le enrumbaron a Camagüey. Puede hacerse un árbol inmenso y muy ramificado a partir de esta misión segunda en Santa Amalia, árbol que impresionantemente llena hoy todo el país.

May Kelty abriría El Moro en 1932, a escasos kilómetros de esta ubicación de Santa Amalia, en que estaba Anna SandersA El Moro llegaría Kenzy Savage, para luego abrir la Obra en La Habana.

Para este año 1932 en la planilla de renovación de credenciales de May Kelty aparece la dirección: Dolores No. 189, Lawton, ubicación en la que actualmente parece estar el espacioso parque de la calle Dolores entre San Anastasio y Lawton, Reparto Lawton, Municipio 10 de Octubre, La Habana.

Del examen que se hace en el terreno se puede observar actualmente que la calle Dolores, esquina a San Anastasio tiene como su último número de dirección Dolores No. 177. La farmacia que se encuentra en la esquina de Dolores y San Anastasio, que puede haberse correspondido en el pasado con el No. 179, está actualmente registrada como San Anastasio No. 476, esquina a Dolores. La manzana siguiente es el Parque Dolores (toma su nombre de la calle) y la próxima manzana que empieza en Dolores y Lawton se inicia con los números de direcciones de 251 en adelante. Es decir, que las direcciones de la calle Dolores entre los números 179 y 249 no existen actualmente. Esos inmuebles debieron estar ubicados donde actualmente está el parque de Dolores.


Tarja de bronce colocada en el parque de la calle Dolores entre San Anastasio y Lawton. Allí se puede leer claramente: República de Cuba. Ministerio de Obras Públicas. Parque Dolores. Construido bajo el plan de obras del gobierno del Dr. Ramón Grau San Martín. Ministro de Obras Públicas, Arq. José R. San Martín. 1947. Imagen tomada por el autor, 3 de julio de 2014, 4:00 p.m.

May Kelty vivió allí desde el 18 de agosto de 1931 hasta 1932. A partir del 25 de julio de 1932 su dirección aparece en Mantilla [105]. El parque fue construido en 1947, como se evidencia en la tarja de bronce de la fotografía, que el gobierno del Dr. Ramón Grau San Martín colocó. Se recuerda al lector que este presidente tuvo dos períodos de gobierno: uno entre 1933 y 1934, gobierno de los cien días, y el otro entre 1944 y 1948 [106].

Continúa relatando Adis Rodríguez Delgado:

 

Estando en ese lugar, [Santa Amalia] abrimos una misión en Mantilla, El Moro. Allí yo cargaba con un organillo de pedales y lo tocaba de oído y así ayudaba en los cultos; Papá y ella predicaban y siempre estábamos visitando para los cultos.

En la casa yo la acompañaba [a la hermana Sanders], y ayudaba lo más que podía pues solo contaba con once años o doce años, a pesar de lo cual limpiaba, fregaba y hacia los mandados pero sobretodo nos queríamos entrañablemente pues ella era una mujer de oración, muy consagrada y enérgica a pesar de que tenía una pierna más larga que la otra y creo que tenía noventa años o más [107]. Me enseñaba mucho del Señor y con su ejemplo me ganó para el Señor y fui bautizada a los once años en el Río Calabazar.

Viviendo ahí en esa casa, vinieron de Puerto Rico el Hno. Francisco (Panchito) Rodríguez con Esther su esposa y sus niños (tres), y con ellos también su suegra (creo que se llamaba María Antonia) [108]; entonces le cedimos la planta alta y nos mudamos a dos habitaciones abajo, la Hna. Sanders y yo.

Meses más tarde surgieron algunas diferencias entre Esther y la Hna. Sanders, por lo que el Hno. H.C. Ball vino a tener una entrevista con ellos en la cual yo estuve presente y también mi padre. Allí se acordó dejarle los campos al hermano Panchito y a la Hna. recién llegada May Kelty; ésta última se mudó para El Moro, Mantilla y yo me fui con ella, pues el Hno. Ball se llevó a la hermana Sanders para el extranjero.

Estuve con la hermana May hasta finales de 1934 que vinimos toda mi familia para Oriente.[109] (Sic).

May Kelty  fue quien abrió la obra en El Moro, pero fue, según Henry C. Ball, forzada a abandonarla transitoriamente por una seria enfermedad [110]. Quizás por esta razón Adis señala que ella era “recién llegada”. Desde el 28 de agosto de 1934, May Kelty, se encontraba en los Estados Unidos. En El Evangelio Pentecostal, número del 29 de diciembre de 1934 se puede leer el anuncio: “Harriet May Kelty nos notifica que abandona Florida en este mes para retomar su obra en Cuba, su dirección allá será: Mantilla, Habana, Cuba...” [111]. Sin embargo en la planilla donde se contemplan los datos de su renovación de credenciales, avalado por H. C. Ball, la fecha que define su entrada a la isla es la del 22 de agosto de 1935, con dirección en Mantilla, La Habana y también en Subirana No. 24, La Habana [112].

 

La Iglesia de El Moro 

 

Sus orígenes

 

La Iglesia de El Moro, mencionada por la hermana Adis Rodríguez Delgado fue fundada por May Kelty, quien, por motivos de enfermedad y regreso temporal a los Estados Unidos, tiene que entregarla a la hermana Anna Sanders. Bajo el liderazgo de esta última la Obra creció considerablemente [113].

De este tiempo y de este humilde lugar se conserva la fotografía más antigua de una congregación de las Asambleas de Dios en Cuba. Data de 1932. Esta procede de los archivos personales del Rev. Eolayo Caballero González. La identificación de los nombres en la misma fue hecha por Ramón Gutiérrez Berenguer, miembro fundador de esta grey. Este comenta que fue publicada en la Revista La Luz Apostólica, y que el frontispicio de la casa de esta foto es la llamada “casa de los mejicanos”, donde tenían lugar los primeros cultos [114]. El autor encontró esta fotografía publicada en el artículo de H. C. Ball “The Gospel in Foreing Land. Progress of the Gospel in Cuba”, en The Pentecostal Evangel, No. 1073, 10 de noviembre de 1934, p. 18. El original se encuentra en los Archivos de Historia de las Asasmbleas de Dios de Cuba.


Fotografía más antigua de una congregación de las Asambleas de Dios en Cuba. Reparto El Moro, La Habana. 1932. Aparecen identificados algunos hermanos en el Tomo I de O. Ríos, "Historia de las Asambleas de Dios de Cuba", a su alcance en Amazon. Anna Sanders está de pie, es la segunda de derecha a izquierda.

Ramón Gutiérrez Berenguer

 

Ramón Gutiérrez Berenguer fue miembro fundador de la Iglesia de El Moro. Estuvo apartado muchos años del evangelio. Estudió psicología en la Universidad de La Habana ejerciendo en ella como profesor. Su esposa se orientó en una dirección confesional católica. A mediados de 2005, en la gracia de Dios, como consecuencia del  trabajo territorial organizado y realizado por la Iglesia Evangélica Pentecostal de Cuba (Asambleas de Dios), Templo “Palabras de Vida” en Santa Amalia, bajo el pastorado [115] del autor y su esposa, la líder territorial, Biria Legrá Jardines, detecta en la calle María Auxiliadora, a la persona de Gutiérrez Berenguer como miembro antiguo apartado y fundador de la Iglesia de El Moro. Se le invita a restablecer la comunión, la cual poco a poco comienza a tener. Era para entonces un anciano de mediana estatura, andar rápido, pelo casi blanco ya, y espejuelos polarizados. Se contrariaba con facilidad. Muy seguro de sí, compartía con soltura los temas históricos de la Organización, acerca de lo cual le gustaba hablar. Había tenido relaciones cercanas de diálogo e intercambio de información con el Rev. Eolayo Caballero.

En su hogar se colocó una célula de estudio y oración y se le ofreció amistad, apoyo y hermandad particularmente cuando vivió la triste experiencia de la viudez. Pasó los últimos años de su vida como miembro en plena comunión del Templo “Palabras de Vida” de la Iglesia Evangélica Pentecostal de Cuba (Asambleas de Dios) en Santa Amalia, bajo la cobertura pastoral del autor.

 

Primeros bautizados en agua

 

Los primeros bautizados en agua de la Iglesia Evangélica Pentecostal (Asambleas de Dios) en la Iglesia del Reparto El Moro, bajo el pastorado de Roberto Reyes García, quién lo ofició en el río Calabazar, en la Finca, fueron:

 

Esquimalda Bello de la Peña

Gilberto Peña

Olga Peña Bello

Arturo Bello   

Sara González Bello

Carmen Faure

Pascual Peñalver

Ulpiana Toledo González

Ángela Martín

Virginia González

Rosario Torres

 

Ángela Jiménez     

Anastasia Iglesia González

María González

Lázaro Oscar Domínguez Rabosa

Daniel Padilla Torres

Luis Ruiz Fernández

Ramón Gutiérrez Berenguer

Ofelia Granet

Ofelia Pagés

Vinicio Domínguez Rabosa

  

Viene a ser esta, así, la lista más antigua de membresía de una Iglesia de las Asambleas de Dios en Cuba. Ramón Gutiérrez Berenguer acota aparte una nota según la cual a esta lista debe agregarse el nombre de una hermana a quien él recuerda como Reglita, obvio diminutivo de Regla, que había trasladado su domicilio, visitando desde entonces la Iglesia de Regla, para entonces pastoreada también por Roberto Reyes García [116].

 

 

Los primeros bautizados con el Espíritu Santo fueron:

 

Carmen Faure

Ulpiana Toledo González

Ángela Jiménez

María González

Anastasia Iglesia González

Angela Martín

Ramón Gutiérrez Berenguer

Luis Ruiz Fernández [117]

 

 

1.      Anna Sanders

2.      May Kelty

3.      Roberto Reyes García

4.      Kenzy Savage

5.      William Lorenzo Perrault

6.      Gabriel Carides

7.      Ramón Gutiérrez Berenguer

8.      Luis Ruiz Fernández

9.      Dolores Martínez [118]

 

Figuras de la historia ministerial como Roberto Reyes García [119], Kenzy Savage, William Lawrence Perrault y Gabriel Carides estuvieron casi simultáneamente abriendo obras y ministrando en otras zonas de la capital y del resto del país, por lo cual no se puede interpretar un pastorado estable de parte de ellos en El Moro. De la lectura entrelíneas que se hace de esta lista puede inferirse que después de la retirada de Anna Sanders en el año 1934, hubo fluctuaciones con relación a los líderes que atendieron o visitaron aquella obra. May Kelty permaneció en este lugar durante varios años y es recordada por los miembros de aquella iglesia. Kenzy Savage, según el testimonio de Rafaela Inche, ministró varias veces en aquella localidad, aunque debió ser solo por períodos breves. Perrault, debió visitarles en varias ocasiones, pero rápidamente abrió una misión en La Habana; lo mismo debió suceder con Gabriel Carides, a quien después es fácil seguirle en el visor histórico por varias provincias de Cuba, ministrando esforzadamente [120].

 

Un testimonio de sanidad divina


Para el mes de octubre de 1934, tiene lugar, en la gracia de Dios, lo que es hoy el testimonio de sanidad divina más antiguo del que se ha conservado memoria en El Moro. Ocurrió en la vida de Epifanio López Herrera [121]. Desde 1932, este había comenzado a asistir a los cultos que allí tenían lugar. En su vida pasada había buscado opciones entre el espiritismo y el catolicismo. Era totalmente ciego. Paleaba las penas de su irremediable amaurosis con un inveterado tabaquismo, compartido con su esposa durante más de cuarenta años. Epifanio conoció el evangelio allí en El Moro y junto a su esposa vino al Señor. Abandonó aquel pernicioso hábito, Jesús comenzó a zurcir los remiendos de su alma y de pronto, en octubre de 1934, después que se ora nota que comienza a ver; según él, ya podía ver suficientemente bien para ir caminando hasta los servicios. Decía que “poder ver mejor cada día”. El autor encontró esta fotografía publicada en el artículo de Henry C. Ball “The Gospel in Foreing Land. Progress of the Gospel in Cuba”, en The Pentecostal Evangel, No. 1073, 10 de noviembre de 1934, página 18, de donde se ha tomado y en el que se documenta esta victoria de la fe.


 

 

Dentro de la zona de El Moro aquella congregación estuvo ubicada en diferentes direcciones. Son, en orden, las siguientes:

                                     

1.      Santa Flora, entre Miguel Viondi y Bernalt, en una vivienda conocida como “la casa de los mexicanos”.

2.      Viondi e/ Rodríguez de Armas y Concepción, casa de Esquimalda Bello de la Peña, conocida como “Quina”, quien fuera una mujer muy activa, fundadora y sostén económico de la Iglesia. Su esposo de llamaba Jesús.

3.      Giral No. 22 e/ Sta. Celia y Concepción.

4.      Giral e/ Concepción y Rodríguez de Armas, casa de Luis Ruiz Fernández.

5.      Frente a la cuarta ubicación se construyó el templo, bajo la dirección del Pastor Manuel Lamas, de la Primera Iglesia Pentecostal de Cuba, quien años después se trasladara para las Asambleas de Dios [122].

 

 


Evolución de su afiliación

 

Según el testimonio histórico de Ramón Gutiérrez Berenguer, la Iglesia de El Moro fue separada de las Asambleas de Dios e integró otros concilios como el de la Primera Iglesia Pentecostal de Cuba, la Iglesia Cuadrangular y posteriormente la Iglesia Bautista Pentecostal. Actualmente pertenece a la Primera Iglesia Pentecostal de Cuba y tiene relaciones fraternales con las Asambleas de Dios.

 

El precio pagado

 

El Moro, aun hoy día, no es un lugar para vivir que se pueda comparar con otras localizaciones residenciales medianamente aceptables. Su sola mención causa cierta reacción de desaprobación entre los que oyen. Para los lejanos tiempos en que se abrió allí la misión de las Asambleas de Dios era un lugar de Mantilla donde los terrenos se vendían a precios muy bajos. Allí se trasladaban personas pobres. Pese a estar en la ciudad su fisonomía geosocial era fundamentalmente rural. Sus calles eran verdaderos terraplenes y cuando llovía se volvían intransitables por el fango. Solo estaba asfaltada, si se le podía llamar asfalto a aquello, la calle Giral. No había agua potable ni estructura de alcantarillado. Esta se extraía de pozos que los habitantes construían en los portales de las casas, lo más alejados que se pudiera de las letrinas, que a su vez se hacían detrás, en los patios, tratando así de que no se contaminara el agua de beber con el albañal subterráneo, lo cual es difícil pensar cómo no sucedía siempre. La iluminación se lograba en las bodegas mediante lámparas de carburo [123] y en las casas, por demás, mediante humildes quinqués [124], que al decir de Yiye Ávila [125], “…echaban más humo que luz” [126].

No es difícil entender la razón por la que los misioneros se enfermaban, iban a su país, volvían… En un contexto así vivió por años May Kelty en El Moro. Nunca le oyeron quejarse y Dios bendijo su trabajo. Rafaela Inche, quien fuera una de las jóvenes convertidas de aquella época, en aquel recóndito paraje, donde pocos llegaban y menos resistían, describe a May Kelty:

 

May era una mujer de lo más recogida, muy americana ella, con pelo recogido hacia atrás y muy humilde (...), predicaba muy pausadamente, como la mayoría de los extranjeros (...), nosotros le llevábamos medio litro de leche de vaca un día sí y otro no y ella fue quien más trabajó aquí en El Moro. Muy cariñosa nos preparaba tostadas con mantequilla, porque tenía una tostadora, vivía muy humildemente, a la derecha tenía la sala y a la izquierda un pequeño cuartico donde tenía su catre. No vino como algunos misioneros que vienen a vivir con comodidades, ella vino a vivir a Cuba, como cualquier otro cubano [127].

 

Nos quedan palabras de la misionera que nos ayudan a entender dónde estaban puestos sus ojos:

 

El mes pasado mientras estaba descansando en un banco en el parque cerca de la misión, una dama de la mejor clase caminó de prisa por mi lado y luego dio vueltas alrededor y se sentó junto a mí. De pronto, me di cuenta de que era un alma preciosa y hambrienta necesitando de Dios para su cuerpo, así como para su alma. Cuando le dije de Jesús y de su poder para salvar y sanar ella lloró allí mismo en la calle. Yo la llevé a la misión para orar y ella rindió su corazón a Él. Ahora sé que fue Dios quien me hizo sentarme a su lado. Ella dijo que había llorado en todo tiempo sin tener una causa. Ahora es una de nuestras más fieles creyentes.

La Srta. H. May Kelty [128].

 

 

Francisco Rodríguez Agosto

 

En 1934, Henry C. Ball escribía acerca de su recorrido por Cuba:

 

…En mi camino a América Central hace dos años encontré solo dos misioneras luchando, con las hermanas Sanders y Kelty al frente. Ambas estaban pidiendo al Señor por un Pentecostés ya que ninguno de los creyentes había recibido el bautismo en el Espíritu. Ellas también le estaban pidiendo al Señor por misioneros y obreros nativos para que la isla de Cuba, con sus casi cuatro millones de habitantes, pudiera recibir el mensaje.  El Señor en parte ha contestado sus oraciones, habiendo bautizado a muchos creyentes en el Espíritu, también dándoles un nuevo pastor, el hermano F. Rodríguez de Nueva York. Otro esplendido joven quien fue salvo en los primeros días de ministerio de la hermana Sanders en La Habana, había sido levantado y lleno con el Espíritu. Su nombre es Roberto Reyes. Él se graduó recientemente del Instituto Bíblico Latinoamericano en San Antonio, Tejas, y esperaba regresar a Cuba pronto para ayudar con la obra en Cuba [129][130].

 

 Evaluaba con merecido encomio el trabajo de las misioneras, recordaba al pastor Roberto Reyes e incorporaba en su comentario a Francisco Rodríguez.

 

 

Según el propio testimonio que luego daría Francisco Rodríguez Agosto, procedente de Puerto Rico, este acepta a Cristo en julio de 1926, en la Iglesia Metodista de la calle 13 y 7ma avenida, en Nueva York, a donde había acudido invitado por un primo suyo. En 1928 se une en matrimonio con Esther Sivagnoli y empieza a asistir a la misión pentecostal de Greenpoint. Su esposa Esther era hija de Ángela García de Sivagnoli; esta había sido años atrás misionera de la Iglesia de Dios Pentecostal en Puerto Rico [131]; convertida en 1916, bajo el ministerio de Juan L. Lugo, primer misionero pentecostal a Puerto Rico [132], fue una de las pioneras de pentecostés en la ciudad de Ponce [133].

Pronto F. Rodríguez recibiría el bautismo en el Espíritu Santo, y el llamado al ministerio de la predicación del Santo Evangelio. De esta experiencia diría: La noche de mi bautismo espiritual Dios se reveló de una manera tan cierta en mi corazón que recibí también el llamamiento a predicar ese glorioso evangelio completo en poder y demostración del Espíritu Santo. Aquello jamás podrá borrarse de mi memoria y la llama de fuego pentecostal continuó intensificándose en mí más y más [134].

El Rev. Tomás Álvarez, pastor de aquella misión pentecostal, le envió con el propósito de abrir una misión en Manhattan. Del esfuerzo de Francisco Rodríguez en el Señor, devino lo que con el tiempo sería la primera misión pentecostal en Manhattan, de la cual fue fundador y pastor [135].

Más adelante en el tiempo Melitón Donato abre una misión a los hispanos en la zona de Harlem, en la calle 118 e/ Quinta Avenida y Lenox. Era esta una iglesia de hermanos de color, recuerde el lector las condiciones de segregación racial de la época en que estas historias se están desarrollando. Ambas misiones venían a estar bajo la supervisión del Rev. Tomás Álvarez [136].

Según el propio testimonio de Francisco Rodríguez, a principios de 1933 recibió el llamado para servir a Dios en la obra misionera en Cuba. El 2 de diciembre de ese mismo año fueron despedidos en el muelle de New York. Tres días después, el 5 de diciembre de 1933, avizoraron la Fortaleza de El Morro, en la bahía de La Habana [137][138]. 

Este proyecto misionero no tenía el respaldo económico de la congregación del matrimonio Rodríguez. Dependerían del Señor. Acompañaba a Francisco Rodríguez su esposa, Esther Sivagnoli que tendría para entonces unos veinte años de edad y sus tres pequeños hijos: José (Pepe), Evangelina (Eva) y Ronald [139].

En breve se reuniría con ellos aquí Ángela García, madre de Esther, quien ya había estado en Cuba en la década del veinte, acompañada de su hija, con siete años de edad para entonces, quedando la primera muy asombrada en su corazón al no encontrar ninguna obra pentecostal [140][141].

La llegada del matrimonio Rodríguez trajo a las misioneras un mensaje de esperanza. Ambas le vieron como respuesta a sus muchas oraciones. Traía consigo una importante experiencia como misionero desde Manhattan, Nueva York y venía cargado de entusiasmo. Anna Sanders se desbordó de gratitud cuando escribió:

 

De cierto Dios está respondiendo la oración. Creo que vemos señales de un gran avivamiento en La Habana y en toda Cuba. ¡Alabado sea Dios! Él nos ha enviado un verdadero evangelista y a su esposa quienes hablan inglés y español. Me mudé a una casa mejor pero es también pequeña para acomodar a la multitud. El domingo pasado por la noche había alrededor de sesenta dentro de la casa, y la misma cantidad afuera y unos veinticinco se habían ido a casa sin poder escuchar nada. Doce personas vinieron al altar, entre ellos estaba uno que había sido uno de los peores, que había ayudado a lanzar bombas, pero ahora ha orado en serio por perdón. También en los últimos servicios de oración hubo uno quien antes se había reído y despreciado, pero ahora viene a Jesús. Por favor oren por estos nuevos convertidos [142].

 

Las misioneras se las ingenian y les instalan en la planta alta de la naciente misión de Santa Amalia. Adis Rodríguez Delgado lo explicó ya, en su testimonio: “Viviendo ahí en esa casa, vinieron de Puerto Rico el Hno. Francisco (Panchito) Rodríguez con Esther su esposa y sus niños, tres, y con ellos también su suegra (...); entonces le cedimos la planta alta y nos  mudamos a dos habitaciones abajo, la Hna. Sanders y yo” [143].

En el libro, Pioneros del Pentecostés, de Roberto Domínguez, tomándose como fuente de información una entrevista realizada a Francisco Rodríguez, se evidencia un extraño y pretendido desconocimiento de la existencia de las misioneras y Rodríguez se arroba todo el crédito de los comienzos de la labor pentecostal en Cuba. Realmente son raros los que aceptan con alegría las palabras de Jonatán: “…y yo seré segundo” (I Sa. 23:17). Desde 1931 May Kelty y Anna Sanders estaban trabajando en condiciones harto difíciles para la Obra de Dios en la isla. May Kelty venía acreditada por H. C. Ball.  A la llegada de Francisco Rodríguez estaban abiertas las misiones de Figuras No. 18, la de Santa Amalia, donde reclinó su cabeza con los suyos y la de El Moro. ¿Sabría alguna vez Francisco Rodríguez que su llegada a Cuba fue respuesta a la oración de aquellas ancianas? ¿Sabría que aquel llamamiento que oyó de Dios desde el cielo tenía el olor del incienso que subió desde Figuras No. 18 y Santa Amalia, cuando las ancianas derramaban sus almas pidiendo ayuda al Señor? 

Por el testimonio de Adis Rodríguez Delgado sabemos ya que, en poco tiempo, habían surgido problemas relacionales [144] y, por más que se traten de minimizar en la historia, fueron de tal envergadura, que obligaron a H. C. Ball, en su carácter de Superintendente del Distrito Latinoamericano [145] a moverse en un viaje transcontinental e interoceánico desde Texas hasta Cuba, teniendo lugar en 1934 —unos meses después de la llegada de Francisco Rodríguez— una reunión donde se decide que May Kelty pasara a atender la misión de El Moro, Anna Sanders regresaría con H. C. Ball por motivos de enfermedad y Francisco Rodríguez permanecerá en Santa Amalia. Fueron los acuerdos [146].

  

La triste historia de la primera división

 

 

Todas las divisiones son tristes pero la primera debe de serlo más, andando por el mismo camino desde donde se entiende que todas las pérdidas se lamentan más cuando ocurren por primera vez.

Los principados de las tinieblas de Cuba habían fracasado. Ni las enfermedades de las misioneras, ni las sorpresivas ráfagas de ametralladoras que cegaban sin distinción las vidas de los que se aventuraban a estar en las calles en los inciertos días del Presidente G. Machado, a solo cinco manzanas de la primera misión de las Asambleas de Dios, ni los petardos lanzados contra la sede de Perrault, o los humillantes impactos de huevos, que ofrecían elocuente lectura de rechazo, nada, nada pudo detener la obra misionera y el establecimiento de las Asambleas de Dios en Cuba. Los principados de las tinieblas habían fracasado; de modo que no pudiendo evitar la entrada de la organización pentecostal y su expansión, optaron por usar el segundo camino que, de hábito, transitan en los derroteros de la oposición: la división.

Finalizaba 1940 y su otoño traería una doble sombra, la del triste gris de que se tiñen los cielos, como si de la tierra se hubiese olvidado el sol, y la plomiza separación de hermanos y congregaciones valiosas en uno de los momentos en que más se necesitaba la unidad.

Roberto Reyes ya había regresado de estudiar en el Instituto Bíblico Pentecostal de Texas donde, por recomendación de las misioneras norteamericanas en Cuba, May Kelty y Anna Sanders, había sido admitido. Había comenzado a trabajar en Cuba. Hizo un pastorado exitoso en la Iglesia de El Moro y ahora era pastor de la floreciente Iglesia de Regla, abierta por Francisco “Panchito” Rodríguez Agosto. Todo marchaba bien y es difícil ser históricamente preciso respecto a describir lo que pasó. Todo lo que se puede decir con exactitud es que Francisco Rodríguez decidió la separación. Nada valieron llamados al orden o persuasiones. Llevó consigo tres de las Obras más grandes: Párraga, Lawton y Regla, esta última con su pastor, Roberto Reyes [147]. En 1941 las Asambleas de Dios se vieron peligrosamente reducidas a siete congregaciones. Era posible contar solo doscientos feligreses en todo el país [148]. Esta crisis tuvo que sufrirla, en carácter de superintendente, el heroico y esforzado William Lawrence (Lorenzo) Perrault [149].

 Rebeca Sánchez [150], Secretaria General de la Primera Iglesia Pentecostal de Cuba, afirma haber conocido a los hijos de Francisco Rodríguez, quienes dice, le relataron, ante las inevitables preguntas históricas respecto al origen de la Primera Iglesia Pentecostal de Cuba,  que su padre se alejó de las Asambleas de Dios porque los líderes querían reubicarle en otra nación de Latinoamérica [151]. La pastora de la Primera Iglesia Pentecostal de Cuba, Magalys Pérez Inche [152], afirma que Francisco Rodríguez quería ser el superintendente de la Obra en Cuba y no aceptaba a otro líder, así fuera nombrado por las Oficinas Centrales de las Asambleas de Dios en SpringfieldMissouri, EUA [153].

En enero de 1940 había estado en Cuba Noel Perkin, Secretario de Misiones Foráneas y había organizado una Comisión Directiva integrada por Lawrence Perrault, Enrique Guerra y Francisco Rodríguez. El número más antiguo de La Antorcha Pentecostal que se conserva en los Archivos de Historia de las Asambleas de Dios en Cuba, el No. 6, correspondiente a septiembre de 1940, destaca entre los miembros del Comité Ejecutivo General, a Francisco Rodríguez como Secretario General [154]. Era el segundo o el tercer hombre —como el lector lo quiera mirar—, en toda Cuba en la cadena de liderazgo de las Asambleas de Dios. Tenía el reconocimiento nacional, el respeto y la admiración de todos. Olvidando que él tampoco era cubano ¿entró en pugna con la dirección foránea?

 

 

 

Para las alturas de 1929 el pastor y líder David Genaro Ruesga fue nombrado como primer Superintendente del Consejo General de las Asambleas de Dios en México y entró de inmediato en conflicto con la organización de Asambleas de Dios de los Estados Unidos. En 1930 David Genaro Ruesga decide la separación de las Asambleas de Dios [155]; retiró su congregación con su templo de la organización y arrastró tras de sí a varios ministros [156]. Este, en la reunión ministerial, había preparado un formato, en el cual se firmaría que: “Las Asambleas de Dios trabajarían en el Norte, hasta San Luis Potosí, y el hermano David Ruesga todo el Sur, desde Querétaro”. Esto era, funcional y estructuralmente, dividir la obra. Algunos lo firmaron con mucho dolor, sin embargo, otros se resistieron ya que entendían lo que todo esto involucraba [157].

Se ignora a ciencia cierta cuál fue la causa real de la división. El escritor Gabino Gallardo lo explica desde la perspectiva de un conflicto de gobierno, cuando dice:

 

El hermano Ruesga había preparado bien su separación, ya que cuando fue la segunda Convención en la que fue electo el Rvdo. Rodolfo Orozco C. [158], este no recibió del hermano Ruesga los documentos de los templos que estaban sin registrar. En 1930 decide separarse [David G. Ruesga] y se apoderó de los terrenos que pertenecían a las Asambleas de Dios. La causa es que no quería que los norteamericanos gobernaran las iglesias mexicanas [159].

 

Otros lo explican desde una perspectiva de daño personal. Los que siguen este rumbo afirman que se había decidido nombrar como pastor titular de la Calzada de Guadalupe a Rubén J. Arévalo,  aquel a quien Guillermo Fuentes Ortiz llamara “El más conspicuo discípulo de Anna Sanders” [160], y esto no le gustó a D. G. Ruesga, porque ¿dónde estaba el reconocimiento a todo el esfuerzo que Ruesga realizó junto a Anna Sanders? De hecho, Anna Sanders y David Genaro Ruesga eran los que habían ordenado al ministerio a Rubén Arévalo el 15 de septiembre de 1924, mediante imposición de manos [161]. Ruesga se sentiría preterido y desplazado por los norteamericanos.

El Rev. Guillermo Fuentes Ortiz, Superintendente General de México entre los años 1960 y 1980, testigo vivencial de aquellos lejanos hechos, parece esclarecer definitivamente ante la historia, la raíz motivacional de aquellos hechos, cuando narró al autor, en el contexto de su visita a La Habana, en 2014: “En 1953, caminábamos por la playa David Genaro Ruesga y yo, y este me dijo, rememorando aquellos sucesos, que el verdadero motivo de aquella división fueron los problemas que él tenía con Henry C. Ball y Ralph William, es decir, con los norteamericanos”[162].

Por cualquier camino que se quiera andar en la interpretación de los móviles de esta división el resultado era el mismo: el desconocimiento de todo liderazgo foráneo. Puede ser que en este asunto haya una clave para descubrir las razones que determinaron, un año después, el viaje misionero de Anna Sanders a Cuba, donde estuvo entre 1931 y 1934. ¿Cómo estaría el corazón de la misionera ante aquellos exclusivismos del liderazgo autóctono? Recuérdese la interpretación en el Espíritu que hizo el pastor consultado por ella en los Estados Unidos, acerca de la visión recibida por la misionera danesa: “El llamado es a México. Allí va a sufrir y a ser humillada en gran manera” [163]. Guillermo Fuentes Ortiz, explica: “Esta situación de división y exclusión venía a ser para Anna Sanders la gota que llenaba la copa. Téngase presente que a ella no la querían nombrar pastora porque era divorciada. Por la misma razón tampoco la querían reconocer como misionera, es decir, no le querían hacer un nombramiento oficial…” [164].

 

Un análisis

 

Mirando retroactivamente los días de aquella división parecen definirse dos escuelas frente al agravio, en los caminos trazados por David Genaro Ruesga y Anna Sanders. El primero respondió dividiendo la Organización, la segunda se fue… y vino a Cuba. No disputó cargos o puestos; siguió adelante con el llamado misionero que Dios puso en su corazón. Lo que sería interesante saber, aunque estemos entrando en el peligroso mundo de las conjeturas, es si Anna Sanders no se estaba apartando de su llamamiento central, que era México. Independientemente de lo efectiva que fue en La Habana ¿cuánto de la voluntad de Dios estuvo en su viaje a Cuba? Esa es una pregunta que solo en el cielo se podrá contestar. Apenas pudo permanecer tres años, sufrió una penosa fractura de cadera, enfrentó una diferencia grave con Francisco Rodríguez; H. C. Ball tiene que venir a la Isla y disponer su regreso…, el regreso de A. Sanders, regreso que terminará, en 1940, en la tierra de su llamamiento: México.

Las Asambleas de Dios de Cuba recordarán siempre con gratitud el esfuerzo inmenso que esta insigne misionera hizo para que los cubanos fueran llenos del Espíritu Santo y el apoyo que representó su compañía para May Kelty. Los criterios que emite el autor son pura elucubración histórica y no deben ser tomados como sentencias definitivas, pero tal vez nos aboquen al reconocimiento de la existencia de una tercera escuela; no es la escuela de los que dividen, ni la de los que se van, es la escuela de los que sufren el agravio y permanecen hasta que Dios calma la tempestad.

Esa es la escuela mayor. 

 

Conclusiones

 

En 1930-31 en las Asambleas de Dios de México se reproducía la tragedia del Rey Lear ‘Shakespeariano’ que al llegar a la vejez repartió el reino entre sus hijas y estas le echaron a la calle como un mendigo [165]. Han roto los líderes norteamericanos las tenebrosas barreras de las tinieblas y a riesgo de sus vidas, han vaciado el tiempo entre latinos, en un descomunal esfuerzo de adaptación. Se ha recibido de sus manos la ayuda misionera en literatura, finanza, enseñanza, acreditación… Llega la hora en que el liderazgo autóctono crece, se fortalece, y se crea entonces una contradicción cuando se mezclan entre los nativos la amnesia y la ingratitud...

 

Sucedió en 1930 en México. ¿Estaba sucediendo ahora, en 1940, en Cuba?

 

REGRESO A MÉXICO. 1935

 

La hermana Anna Sanders trabajó como misionera en Cuba desde 1931 hasta 1934. Por razones de enfermedad regresó a México en 1935, siguiendo órdenes de H. C. Ball y acompañada por él [166]. Comentan Los Vereau en La Luz Apostólica, reconstruyendo en un artículo de historia las memorias de aquellas jornadas: “En los últimos días de 1935 llevamos a Roberto Reyes y su esposa, Florinda, a Florida, pues iban a Cuba y de Florida trajimos a la hermana Anna Sanders, que había estado en Cuba en obra misionera” [167] [Sic].

Desde 1935 hasta 1939 estuvo en Dallas, Texas, cooperando en el trabajo de la Obra con Floyd Baker. Desde allí pasa a servir al Señor en San Antonio, Texas [168]. En 1940 regresa a Ciudad México y apoya a Rubén J. Arévalo. De esos tiempos Guillermo Fuentes le recordará: “En el año de 1940 en el mes de noviembre en que yo me convertí aquí en la Ciudad de México en la iglesia Gethsemaní, una de las primeras personas que conocí y que me impresionó muy fuertemente fue la hermana Anna Sanders, porque ella era una anciana ya de setenta años, si no recuerdo mal, a pesar de lo avanzada de su edad ella estaba dirigiendo todas las tardes en la Iglesia Gethsemaní, el ministerio de la oración de las 16:00 a las 18:00 horas” [169].

Calculan sus biógrafos de tierra mexicana que haya sido entre 1947 y 1949 que funge como responsable de servicios misioneros en Mérida, Yucatán, toda vez que para esa fecha envía fotografías de los hermanos de ese lugar, y escribe: “Nada enciende más el corazón de los misioneros que ver los frutos de su labor esforzándose juntos en una compañía. Aquí está la congregación en Mérida, Yucatán, México, donde Anna Sanders ha sido encargada en los servicios de misioneros” [170].

A un tiempo ayuda en Mérida a la fundación del Instituto Bíblico Bethel [171]Frisando los 80 años, en uno de los reportes que envió al Comité de Misiones Extranjeras del Consejo General de Asambleas de Dios en Springfield, Missouri, encuentra fuerzas para hacer un ruego personal en favor de los demás:

 

Encuentro muchos corazones hambrientos, pero es muy difícil aquí en tanto solamente tengamos nuestras juntas al aire libre y sobre todo cuando llueve o hay tormentas. Deseo ver a los convertidos rogando para reunirse, ya que eso significa mayor fuerza en el nombre de Dios. Después de muchas oraciones, Dios nos mostró dónde construir la misión. Le pedimos que se una a nosotros en este camino y tenga su corazón dispuesto para testificar a favor de estas personas.

Anna Sanders [172].

 

La mayoría de las publicaciones que se hacen acerca de la insigne misionera fijan el año 1948 como el de su retiro [173], el cual le sorprende en el Instituto Bíblico.

 

ANNA SANDERS CON EL SEÑOR

 

Permanece en México un año más, hasta que cumple los ochenta. Sabe que está en el epílogo de su vida. Mirará atrás; recordará los lejanos días cuando vio en el espíritu “…una ciudad muy grande, todas las gentes vestidas de negro y las mujeres con la cabeza cubierta”… [174]; aquel día en que, cual efluvio de Dios, brotó México en su corazón misionero. Echará una última ojeada a este pueblo donde vació tanto de sí, a la Ciudad de México donde nadie oraba en el Espíritu. Recordará las noches de vigilia, luchando al lado de sus hermanos mexicanos para que fueran llenos del Espíritu Santo. Recordará con lágrimas aquel pentecostés que Dios les dio.

 Adiós México... La misión ha sido cumplida. Miles en Ciudad México hablan en nuevas lenguas.

Cansada ya de batallar, con su cuerpo físico resentido por tantas heridas de guerra, es internada en 1950, por el departamento de benevolencia en una casa para ministros y misioneros retirados de las Asambleas de Dios, en el parque Pinellas, de Florida, Estados Unidos [175]. Estaba dispuesto este como un lugar paradisiaco donde la ancianidad retirada del cuerpo ministerial de la organización era atendida con amor. Uno de sus huéspedes resumía sus vivencias allí, escribiendo:

 

La casa de Parque Pinellas está creciendo. Hay veintiuno de nosotros ahora, incluyendo a los ayudantes. Nuestros nuevos superintendentes (…) lo están haciendo espléndidamente bien y somos una familia muy feliz. La hora más feliz del día es nuestro tiempo de oración por la noche. Cantamos, leemos un capítulo de la Palabra, (…) la mayoría de las veces con gran entusiasmo y animación (…) siempre terminamos juntos en un agradable compañerismo. De vez en cuando los visitantes se nos unen, cantando para nosotros o trayéndonos un mensaje de la Palabra [176].


A los ochenta y cinco años, Anna Sanders se encuentra enferma y muy débil. Aquellas manos augustas que tantas veces dieron fe de la gloria de Dios bajo el ruido ensordecedor de la metralla y el escalofriante silbido de las balas ahora rubrican palabras de gratitud en los minutos finales de su vida en la tierra:

 

(...) Nos hemos retirado y nuestro ministerio ha cambiado, eso es todo. Y todo esto nos hace sentirnos muy contentos. Agradecemos a Dios por nuestros amigos que han hecho posible esta casa. Estamos también agradecidos por sus cartas, tarjetas y regalos llenos de precioso amor ¡Que Dios los bendiga a todos! “Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún”. (He. 6:10.) (Sic) [177].

 

El 3 de octubre de 1955, a los 86 años de edad, el Señor le llamó a Su Presencia. Sus restos mortales descansan en Florida [178], en el Memorial Park Cementery. Su espíritu descansa en la presencia de Dios [179].

El Instituto Bíblico Pentecostal de las Asambleas de Dios de Ciudad México lleva su nombre,[180] en memoria de su inmmensurable vida misionera.

Los que dirigieron aquel memorable servicio entendieron que nada mejor para escribir allí, que las palabras del incomparable poema de Lord Tennyson: “Cruzando la carrera” [181]

 

Cruzando la Carrera [182]        

 

La puesta del sol y la estrella nocturna,

Y un claro llamado para mí,

Y podría no haber lamento

al cruzar la barrera

Cuando salga el mar.

 

Excepto una marea tal

Que su movimiento sea como dormido,

Demasiado lleno

Para el sonido y la neblina

Cuando lo que se dibuja desde afuera

De la profundidad sin límites

Que regresa otra vez a casa

 

El crepúsculo y la campana nocturna,

Y después la oscuridad

Y puede que no haya tristeza de despedida

Cuando me embarque;

 

Aún cuando salgamos de nuestro encierro

de tiempo y lugar

El torrente puede molestarme por mucho,

Espero ver a mi piloto cara a cara

Cuando tenga que cruzar

 

Alfred Tennyson

  

 

ANNA SANDERS EN LAS MEMORIAS DE LA FAMILIA RAMÍREZ

 

El pastor Salatiel Ramírez Montalvo, ministro de las Asambleas de Dios de Ciudad México, visitó el Templo “Palabras de Vida” en Santa Amalia, La Habana, Cuba, el 15 de febrero de 2015, ministrando en la Escuela Dominical. Al cierre de esta actividad el autor, a un tiempo pastor local de esta sede, le entrevistó. El pastor Ramírez sirve al Señor con las Asambleas de Dios desde 1989. Comenzó a ministrar a los once años de edad. Es cristiano de cuarta generación y sus raíces familiares están vinculadas con el ministerio de Anna Sanders. Al respecto relata:

 

Mi abuelo se convirtió bajo el ministerio de Rubén Arévalo. Mi abuela también se convierte siendo muy niña y ella, con sus hermanos, formó parte del equipo pastoral de aquella época. Teodoro Martínez, el hermano de mi abuela, fue uno de los pastores fundadores de las Asambleas de Dios de México. Arévalo se había convertido temprano con Anna Sanders y fue de los primeros mexicanos en salir y compartir el evangelio.

El barrio de Ciudad México donde Anna Sanders llegó, aun hoy en día no concentra personas de muy buen nivel; hablo de droga, mucha violencia; allí se meten mucho las cuestiones piratas, como le llamamos nosotros: fayucas, cosas ilegales. Ella predicó a hombres que estaban en la calle, Dios los alcanza y se convierten en predicadores; sus testimonios eran impactantes porque de verlos ebrios, fuera de sus casas, tirados en las calles, de ahí a verlos vestidos con corbatas y con una Biblia debajo del brazo… Muchas personas entonces se convirtieron y fueron hombres que Dios usó grandemente en aquellos momentos.

Anna Sanders aprendió el español más crudo con los maestros menos indicados, pero eso le facilitó acercarse a personas a quienes nadie se acercaba, se atrevió a hablarles a personas a quienes nadie les hablaba. La ayuda y la gracia de Dios sobre ella hizo que estos personajes se convirtieran, y ella les hablaba en un “idioma” que ellos entendían bien. Decía mi abuelo que ella hablaba y decía groserías mientras predicaba; desde el púlpito les decía: “Ustedes se tienen que convertir ¡hijos de…!”; con todas sus letras… Luego la llamaban: “¡Hermana…, eso no se dice…!”. Ella replicaba: “Si hermanos…, si así es como ustedes hablan…”. Bueno…, todos se quedaban asombrados, y decían: “Esta mujer habla con mucha autoridad”, la cuestión es que ella no sabía lo que decía…, y hablaba muy abiertamente y eso hacía que ellos se impactaran. Era impresionante oír a una mujer hablar tan fuerte, y era un tiempo importante donde “mujer” era sinónimo de estar en la casa, y ver a una mujer extranjera y sola hablar con esa autoridad era fuerte. Definitivamente fue Dios el que la respaldó para tocar los corazones de muchos hombres que fueron claves para la expansión del Reino.

Ella vino en tren, de modo que tuvo que haber visto el edificio donde está el seminario bíblico; definitivamente ella tuvo que haberlo visto porque vino en tren. Donde está el Seminario era la estación del tren, muy cerca. Ese era el edificio más grande de la comunidad, de modo que al bajar del tren tuvo que ver ese edificio cuando llegó por primera vez a Ciudad México. Nunca creo que pensó que, pasados los años, ese mismo edificio se convirtiera en el seminario teológico. Está construido de una forma barroca como lo están los edificios coloniales de la ciudad de México. Ese edificio del seminario se vendió como un patrimonio de la nación, no se puede destruir por la antigüedad que tiene. La hermana Sanders forzosamente tiene que haberlo visto. Lo que no sabría es que pasados tantísimos años sería el seminario bíblico y mucho menos que llevaría su nombre. No lo sabemos, pero de que lo vio lo vio. Era el único edificio de ese entonces, muy grande.

Conversando con la profesora Donna Bustos me decía: “Yo considero que soy una persona llamada por Dios a través de la intercesión de Anna Sanders para que se levantaran misioneros que quisieran servir aquí”. Dios llamó a la hermana Donna y ha sido una bendición muy grande para mí. Toda su vida se ha entregado a México al igual que la hermana Sanders. El Instituto se fundó en 1970, el 5 de mayo. Lo fundó el hermano Guillermo Fuentes; él tenía 40 años de edad para entonces, y a los pocos años de fundado el Instituto llegó la hermana Donna. Me contaba lo difícil que fue para ella integrarse a la visión. Quién la recibió allí fue precisamente el hermano Fuentes. Ella entró y vio las oficinas centrales y el nombre de Anna Sanders en la puerta. El hermano Fuentes le preguntó si quería trabajar y ella le dijo: “Pues…, claro”, e inmediatamente empezó a trabajar, siempre en la docencia y formando a pastores. Era muy joven. El ministerio de la hermana Donna ha sido tan fuerte e importante en el país que muchos ministros hemos sido bendecidos por la formación que Dios nos ha dado a través de ella. Cuando Dios tocó a la hermana Donna tan fuerte con el poder del Espíritu Santo, que fue una experiencia tremenda en Pensacola, Florida, ella llegó a la ciudad de México y llamó a todos los alumnos y exalumnos y pastores que la conocían y nos ministró y decíamos: “¡Esta es otra mujer!” Ella había sido enviada a hacer un estudio allí de lo que estaba pasando con el avivamiento, y pensó que todo aquello era muy bonito, pero nunca pensó que Dios la iba a tocar como lo hizo. Era otra mujer. No digo que lo que antes hacía no era correcto porque siempre fue una persona muy pegada a la Palabra, pero ahora venía con una vivencia con el Espíritu increíble lo que despertó una experiencia y un hambre por buscar, en nosotros los que la conocemos y respetamos. Ella fue parte vital para que las Asambleas de Dios estén viviendo el tiempo que están viviendo [183].

Profesora Donna Bustos, ministrando en la sede del autor, Escuela Dominical del 3 de abril de 2016. Templo "Fuente de Vida", La Habana, Cuba. En la  batería Dra. Viria Ríos de la Cruz. En el teclado, Dra. Elízabeth Ríos de la Cruz. Imagen tomada por el autor. Asambleas de Dios en Santa Amalia, La Habana, Cuba


Profesora Donna Bustos y Revda. Elízabeth de la Cruz de Ríos, esposa del autor. Imagen tomada por el  autor en la sede la Universidad Teológica Pentecostal de Cuba (UTPC), 2 de abril de 2016. 

 

ANNA SANDERS EN LAS MEMORIAS DEL REV. GUILLERMO FUENTES ORTIZ

 

El 22 de febrero de 2014 el autor escribió a la Profesora Donna Bustos, en su carácter de directora del Instituto Bíblico Pentecostal Anna Sanders, de Ciudad México y le preguntó si existía alguna persona viva que tuviera memorias de Anna Sanders. La Profesora Bustos, amablemente contestó: “La única persona viva que yo conozco que conoció a Anna Sanders es Guillermo Fuentes Ortiz. Puede escribir a él. El Hno. Fuentes acaba de perder a su esposa la semana pasada, entonces puede tardar un poco para contestarle” [184].

Animado con la posibilidad de una respuesta se le enviaron al pastor Fuentes, con el mayor tacto posible, espaciados en el curso de varias semanas, algunos ruegos, respecto a sus memorias personales de Anna Sanders. El 19 de mayo de 2014, a las 7:05 p.m. el autor escuchó el timbre del teléfono y al descolgar el auricular, para su sorpresa, descubrió que se trataba del Rev. Guillermo Fuentes Ortiz, el cual llamaba desde Ciudad México. Con una lucidez total este le dejó saber:

 

Conocí muy de cerca de Anna Sanders y me considero un nieto espiritual de ella porque yo me convertí con Rubén Arévalo que fue, a mi criterio, su más grande discípulo.

Anna Sanders era mediana, delgada, tenía los ojos azules y el pelo muy largo. Mi esposa, María Arrona, le ayudaba a veces a peinarse. Ella se recogía el pelo cuidadosamente. Era una anciana simpatiquísima, muy, pero muy agradable, bellísima. Me regaló muebles cuando se fue de México; me dejó su escritorio de madera, sillas, un ropero y un sofá. Mire si conservo memorias de ella.

Era toda una pentecostal. Hablaba lenguas con soltura. Le gustaba predicar sobre la segunda venida de Cristo y se vestía toda de blanco. Así le recuerdo, predicando sobre la segunda venida de Cristo, vestida toda de blanco.

He estado en Cuba más de catorce veces, desde principios de la década de 1970 hasta 1992. Conocí a Eolayo Caballero, a Humberto Martínez Sabó, a Adimael Rodríguez, a Jaime Rodríguez, a Alvio García y a los demás ejecutivos. Tuve acá y dirigí los recorridos por las damas de la Dra. Noemí Morales de Vila. He compartido mucho con los cubanos. Me encantaría darle más memorias de Anna Sanders y de mis experiencias con Cuba, pero me gustaría hacerlo personalmente, así es que quisiera ir allá… Hoy mismo empiezo a ver el costo de los boletos… Nos vemos en Cuba [185].

 

De izquierda a derecha: Rev. Teófilo Aguillón, Rev. Octavio Ríos Verdecia (autor de este artículo), Rev. Guillermo Fuentes Ortiz (sentado). Imagen tomada por la Revda. Elízabeth de la Cruz de Ríos (esposa del autor de este artículo). Springfield, MO., EUA. Sede de la Celebración Mundial del Centenario de las Asambleas de Dios. Agosto de 2014. 


El pastor Guillermo Fuentes cumplió su palabra. Vino a Cuba en julio de 2014. El autor y su esposa le acompañaron por todo el país hasta Camagüey, y tramitaron para él las reuniones con el Comité Ejecutivo General y la Universidad Teológica Pentecostal de Cuba (UTPC). Nos dejó, en las entrevistas que se le realizaron, las más increíbles historias, y un sinnúmero de fotografías que anexamos a los Archivos de Historia de las Asambleas de Dios de Cuba.


Anna Sanders, quinta de izquierda a derecha. Imagen de 1948, una de las últimas que se le tomó. Gracias a Dios por su vida y por lo que significó para el evangelio pentecostal de Ciudad México, Cuba y EUA.

________________________________

 

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS. LA BIBLIOGRAFÍA COMPLETA LA PUEDE OBTENER TAMBIÉN EN: OCTAVIO RÍOS VERDECIA. HISTORIA DE LAS ASAMBLEAS DE DIOS EN CUBA. TOMO I. A SU ALCANCE EN AMAZON: Amazon.com: Historia de las Asambleas de Dios en Cuba (Spanish Edition): 9781729039083: Ríos Verdecia, Octavio: Libros 


[1] Bornholm, isla, región y condado de Dinamarca situada en el mar Báltico. La mayor parte de la isla es una llanura accidentada y rocosa a ochenta y dos metros sobre el nivel del mar. El suelo es moderadamente fértil y ha permitido el desarrollo actual de la industria lechera, cultivos de cereales, lino y la cría de cerdos. Entre las industrias se incluyen la manufactura de porcelana y loza de barro, la textil, la relojera, la pesca y las canteras de piedra caliza, mármol azul y arenisca. Antes del año 1000 d.C. Bornholm estaba habitado por los vikingos. Perteneció, sucesivamente, a Dinamarca, la Liga Hanseática, Lübeck y Suecia. En 1660, volvió a estar bajo control danés. Su superficie es de 588 km²,  con una población en 2000 de  44.337 habitantes. (Artículo: “Bornholm”, Microsoft ® Encarta ® 2009.  Microsoft Corporation.)

[2] Donna Bustos, Semblanza de Anna Sanders, p. 1. Documentos. Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[3] Un hermano y una hermana de Anna Sanders mueren en la infancia (Health Questionnaire, Foreign Missions Department of the General Council. Assemblies of God, p. 1). Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[4] Donna Bustos, Semblanza de Anna Sanders, p. 1. Documentos. Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[5] Ibíd.

[6] Ibíd., p. 2.

[7] Donna Bustos, Anna Sanders, Datos biográficos, p. 3.

[8] Donna Bustos, Semblanza de Anna Sanders, p. 2. Documentos. Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[9] Se recibieron para los Archivos de Historia de las Asambleas de Dios de Cuba, como cortesía de la Profesora Donna Bustos, Directora del Instituto Bíblico Anna Sanders, de Ciudad México, fotocopias de los avales hechos en favor de Anna Sanders por parte de los citados hermanos. (Nota del autor.)

[10] Ibíd.

[11] Ibíd.

[12] Ibíd.

[13] Ibíd.

[14] John Peck, “The story of an illustrious missionary: Anna SandersTold by sister Juanita Medellin de Hernández”. Gavilllas Doradas, julio-agosto de 1971. (Documentos donados a los Archivos de Historia de las Asambleas de Dios de Cuba por la Profesora Donna Bustos, directora del Instituto Bíblico Pentecostal Anna Sanders de Ciudad México, 2009.) Traducción de O. Ríos.

[15] Datos aportados por Anna Sanders en su Application for Appointment as Missionary by the Foreign Missions Department, el 15 de febrero de 1926, aseguran que la misionera tuvo dos hijos que murieron en la infancia. Se conservan fotocopias de este documento ingresados, por gestiones del autor, a los Archivos de Historia de las Asambleas de Dios de Cuba. (Cortesía de la Profesora Donna Bustos. Decana de la Facultad de Teología de las Asambleas de Dios de América Latina y Directora del Seminario Anna Sanders de la Ciudad de México. Usado con permiso.)

[16] Existe una solicitud que habla sobre su divorcio, alegando fornicación. Las palabras de Anna Sanders fueron: “Me separé de él bajo los términos del Registro 5-32-19”. (Donna Bustos, Semblanza de Anna SandersDocumento, p. 2.)

[17] Documentos de la época aseguran que Anna Sanders había sido ordenada en Winnipeg, Canadá. (Donna Bustos, Semblanza de Anna SandersDocumento, p. 2.)

[18] Donna Bustos, Semblanza de Anna Sanders, Documentos, p. 2.

[19] John Peck, “The story of an illustrious missionary: Anna SandersTold by sister Juanita Medellin de Hernández”. Gavilllas Doradas, julio-agosto de 1971. (Documentos donados a los Archivos de Historia de las Asambleas de Dios de Cuba por la Profesora Donna Bustos, directora del Instituto Bíblico Pentecostal Anna Sanders de Ciudad México, 2009.)

[20] Ibíd.

[21] Donna Bustos, Anna Sanders, Datos biográficos, p. 4.

[22] Donna Bustos, Semblanza de Anna SandersDocumentos, p. 3.

[23] Guillermo Fuentes Ortiz y María Arrona Fuentes en Los orígenes del movimiento pentecostal en México, Documentos, p. 1. (Cortesía de la Profesora Donna Bustos, directora del Instituto Bíblico Pentecostal Anna Sanders de Ciudad México, 2009.)

[24] En 1912 Romana Carbajal recibió el bautismo del Espíritu Santo en Los Ángeles, California. En 1914 vino con su esposo a Villa Aldama, Chihuahua a ganar a su familia para el Señor y el 1 de noviembre de 1914 doce personas reciben el bautismo por el Espíritu Santo. Se forma la primera Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo en el país. En 1915 Fermín Escárcega llega al valle de Sahuaripa, al pueblo de Tacupeto de Sonora y funda la primera Iglesia de las Asambleas de Dios en México. (Guillermo Fuentes Ortiz y María Arrona Fuentes en Los orígenes del movimiento pentecostal en México, Documentos, p. 1.) El día 4 de julio de 1915 el Espíritu Santo bautizó a nueve personas en la aldea de Ricardo, Texas, ubicada seis millas al sur de Kingsville. Entre ellos estaban Lamberto y Manuela Garza, Loreto y Paulita Garza e Isidra Garza. Antes de 1915 los hermanos George Montgomery de Oakland, California, habían iniciado un trabajo entre los habitantes de Nacozari, Sonora, México, lugar donde había una mina, pero esta obra no formó una Asamblea. La Obra en Ricardo tuvo su principio en Kingsville, en octubre de 1914, el mismo año en que se organizó el Concilio General de las Asambleas de Dios en Hot Spring, Arkansas. Estos eran Félix Hale, Charley Mosaley y Hamilton. (“Historia de los primeros cincuenta años de las Asambleas de Dios Latinas”, La Luz Apostólica, marzo de 1966, p. 2.)

[25] Entiéndase que Anna Sanders hablaba el danés (su lengua natal), el suizo y el inglés. Ahora se estaba esforzando por aprender un cuarto idioma. (Anna Sanders, Application for endorsement as missionary, p. 2.)

[26] Roberto Domínguez, Pioneros de Pentecostés. T. II. Barcelona: Libros CLIE, 1990, pp. 49-58.

[27] Anna SandersHealth Questionnaire. Foreigh Missions Department of the General Council Assemblies of God, p. 1. Documentos. Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[28] Juanita Medellín sería la esposa del pastor Ramón Hernández y cuenta cómo conoció a Anna Sanders: “Conocí a Anna Sanders a través del misionero sueco Axel Anderson (…). Anderson me dio la dirección de Anna Sanders que había abierto una iglesia en la calle Constancia No. 78, del Distrito Federal (…), encontré un anuncio en esta casa que decía: “Bienvenido”. Cuando el servicio se terminó la hermana Sanders me pidió mi dirección y al día siguiente, a las 6:00 AM ella estaba tocando a nuestra puerta. Fue una mañana inolvidable para mí. Conversamos y ella quería saber cómo yo acepté el evangelio. Desde ese momento recibí la invitación de trabajar con ella y ser su ayudante. Ella me contó su testimonio” … (John Peck, “The story of an illustrious missionary: Anna SandersTold by sister Juanita Medellin de Hernández”. Gavilllas Doradas, julio-agosto de 1971. (Documentos donados a los Archivos de Historia de las Asambleas de Dios de Cuba por la Profesora Donna Bustos, directora del Instituto Bíblico Pentecostal Anna Sanders de Ciudad México, 2009. S.p.) Traducción: O. Ríos.

[29] Guillermo Fuentes Ortiz y María Arrona Fuentes en Los orígenes del movimiento pentecostal en México, afirman que en aquella dramática jornada del 5 de mayo de 1923, recibieron el bautismo por el Espíritu Santo: Juanita Medellín, Rubén Arévalo, David Ruesga y su esposa, Daniel y Samuel Gómez Román, Agustín y Esteban Hernández. Preciosa primicia para México. (Cortesía de Donna Bustos, Documentos. Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.)

[30] Roberto Domínguez, Pioneros de Pentecostés, pp. 58, 59.

[31] Donna Bustos, Semblanza de Anna SandersDocumentos, p. 4.

[32] Julio García Sanz, Un Pentecostés para Cuba, La Habana, Archivos digitales de las Asambleas de Dios de Cuba.

[33] John Peck, “The story of an illustrious missionary: Anna SandersTold by sister Juanita Medellin de Hernández”. Gavilllas Doradas, julio-agosto de 1971. (Documentos donados a los Archivos de Historia de las Asambleas de Dios de Cuba por la Profesora Donna Bustos, directora del Instituto Bíblico Pentecostal Anna Sanders de Ciudad México, 2009.) Traducción: O. Ríos.

[34] Ibíd.

[35] El documento fuente de este dato tiene un paréntesis en que aparece la interrogación: “¿El primer Templo de la Ciudad de México o de todo México?” (Nota del autor.)

[36] John Peck, “The story of an illustrious missionary: Anna SandersTold by sister Juanita Medellín de Hernández”. Gavillas Doradas, julio-agosto de 1971.

[37] Melvin L. Hodges, 50th anniversary for Mexico City Assemblies, Documentos. Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[38] Anna Sanders, Documentos, Cortesía de la Profesora Donna Bustos de los Archivos de Historia del Instituto Bíblico Pentecostal Anna Sanders de Ciudad México. RecIbído por la Comisión de Historia de la Iglesia Evangélica Pentecostal de Cuba (Asambleas de Dios) en 2012.

[39] “Did you know?” The Cuban CallNoviembre de 1947. Documento. Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[40] http://www.ecured.cu/index.php/Gerardo_Machado  Accedido el 22‎ de ‎julio‎ de ‎2012, ‏‎10:07:18 p.m.

[41] Ibíd.

[42] Julio Le RiverendLa República…, p. 233.

[43] Diálogos con Segundo Curtis, principios de la década de 1990. Rolando Suffos y Octavio Ríos.

[44] Julio Le Riverend Brusone. Historia de Cuba. La Habana: Pueblo y Educación, 1975, p. 226.

[45] Ignacio Ramonet. Cien horas con Fidel. La Habana: Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, 2006, p. 84.

[46] El Dr. Rolando Suffos Cabrera, profesional cubano de la Medicina es especialista en Alergología. El Dr. Suffos es toda una autoridad en muchos temas poco trillados de la historia de Cuba. Con un gran bilingüismo para el inglés donde ha incursionado como intérprete y traductor, posee una gran cultura general. Es autor de varios libros de temática cristiana entre los que resalta: Medio siglo de lucha contra los demonios. Es también compositor musical. Su amistad con Segundo Curtis estaba relacionada con la cercanía de su hogar, en el residencial Miramar habanero.

[47] El autor recuerda haber oído decir al escritor, guionista de radio y televisión, teatrista y humorista cubano, Enrique Núñez Rodríguez (1923-2002), que Segundo Curtis fue el único Senador de la República que no se enriqueció con su cargo. (Memorias del autor.)

[48] Diálogos con Segundo Curtis, principios de la década de 1990. Rolando Suffos y Octavio Ríos.

[49] Julio Le RiverendLa República. Dependencia y Revolución, p. 194.

[50] http://www.ecured.cu/index.php/Gerardo_Machado  Accedido el 22‎ de ‎julio‎ de ‎2012, ‏‎10:07:18 p.m.

[51] Julio Le Riverend Brusone, Historia de Cuba, p. 114.

[52] Mirta Rosell. Luchas obreras contra Machado. La Habana: Ciencias Sociales, 1973, p. 268.

[53] http://www.ecured.cu/index.php/Gerardo_Machado  Accedido el 22‎ de ‎julio‎ de ‎2012, ‏‎10:07:18 p.m.

[54] Ver en Anexos: Renovaciones de credenciales de May Kelty.

[55] Ambas direcciones corresponden a ubicaciones de La Habana (antigua Ciudad Habana). (Nota del autor.)

[56] J. Raquel Rojo. Haciendo la historia, p. 4. Archivos digitales de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[57] Se habla con más detalle de Ramón Gutiérrez Berenguer en el acápite de La Iglesia de El Moro.

[58] Ramón Gutiérrez Berenguer. Documentos acerca de la historia de las Asambleas de Dios en la Iglesia de El Moro. (Manuscrito de su puño y letra). Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba. s.f.

[59] Ibrahim Hidalgo.  José Martí. Cronología. La Habana: Centro de Estudios Martianos, 2003, p. 82.

[60] Juan Gualberto Gómez, “Martí y yo”, Revista Bimestre Cubana, enero-febrero, 1933. Revista Cubana, vol. XXIX, julio 1951- diciembre de 1952, pp. 64-71. Ver ambas referencias en Carmen Suárez León, Yo conocí a Martí, pp. 75-82.

[61] H.C Ball, Superintendente de Concilio del Distrito de Latinoamérica, “Progreso de la Obra en Cuba”. 10 de noviembre de 1934, Un Ruego por Cuba. Documento. Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[62] Documento donado por las Oficinas Centrales de las Asambleas de Dios, Springfield, Missouri. Anna Sanders 3-octubre-1931. Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[63] Luisa Jeter de Walker. Siembra y Cosecha. T. III. Deerfield, Florida: Editorial Vida, 1996, p. 150.

[64] Anna Sanders, “Un Ruego Por Cuba”, 5 de noviembre de 1932, Documentos. Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[65] A. Sanders“Testificando entre disparos de rifle”, 30 de diciembre de 1933, Documentos Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[66] Julio García, Un pentecostés para Cuba, p. xv

[67] Anna Sanders, “Un Ruego por Cuba”, Cuba 3 de marzo de 1934.  Documentos. Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[68] Ciro Bianchi Ross (La Habana, 1948-      ). Periodista y escritor cubano. Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí, 1992; Premio de Periodismo Cultural José Antonio Fernández de Castro, 1999. Profesor de la asignatura de Géneros Periodísticos en la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Habana (1888-1998). (Datos tomados de la contraportada de: Ciro BianchiAsedio a Lezama Lima y otras entrevistasAlcanza este escritor el punto más alto de su celebridad en el pueblo de Cuba por su programa televisivo “Como me lo contaron, ahí va…”, donde narra la historia patria en términos amenos y refrescantes, rompiendo los esquemáticos, aburridos y trillados esquemas que otros usan. (Nota del autor.)

[69] Samuel Feijóo (1914-1992). Escritor cubano. Nació en San Juan de los Yeras, antigua provincia de Las Villas. Cultivó la poesía, la narrativa y las artes plásticas, además de desarrollar un importante trabajo como investigador literario y folklórico, coleccionista y editor. Dentro de su obra poética se encuentran: Camarada celesteEl girasol sediento, Cuerda menor y Ser fiel. En su narrativa se destacan: TumbagaJuan Quinquín en Pueblo MochoVida completa del poeta Wampampiro TimberetaMitología cubana y Cuentos populares cubanos. Tuvo un encomiable trabajo al frente de la revista Signos. (Artículo “Samuel Feijóo”, Prensa Latina, Frank González García, director. Enciclopedia de Cuba 2010.) Ningún escritor logró alcanzar una percepción más completa y acabada de él que Ciro Bianchi Ross, cuando le describe así: “…el campo cubano y sus hombres han nutrido buena parte de su obra–, Samuel Feijóo es la figura más inquieta y desconcertante de la actualidad cultural cubana. Alérgico al ambiente citadino y desconfiado del folclor de gabinete, su vida transcurre en los campos donde de boca de nuestros guajiros ha recogido mitos y leyendas, refranes y dicharachos, décimas y canciones, que a su juicio conforman el rostro más puro de la patria”. (Ciro BianchiAsedio a Lezama Lima y otras entrevistas. La Habana: Letras cubanas, 2009, p. 109.)

[70] Rafael Trejo González (1910-1930). Vicepresidente de la Asociación de Estudiantes de la Escuela de Derecho. Muere baleado por la policía en una manifestación realizada el 30 de septiembre de 1930 en que se exigía la rehabilitación de los estudiantes expulsados por sus actividades revolucionarias y la inmediata renuncia del presidente Gerardo Machado. (Artículo: “Rafael Trejo”, Ecured portable, versión 1.5, Universidad de Ciencias Informáticas, fecha de la fuente documental: 23 de mayo de 2012.)

[71] Marcos Antonio Ramos reporta en Panorama del Protestantismo en Cuba, Miami: Eagle Press, 1986, p. 322, que Samuel Feijóo era también “sobrino de Felicitas Hernández de Feijóo, una de las figuras más veneradas por los metodistas de la época, y de su hermana Norka, una de las predicadoras más conocidas del país”.

[72] Samuel FeijóoEl Sensible Zarapico, selección y prólogo de René Batista Moreno, Editorial Capiro, Santa Clara, Cuba, 2009. ecapiro@cenit.cult.cu / www.cubaliteraria.com., p. 145.

[73] S. Feijóo, “El Sensible Zarapico”, enero-diciembre de 1981, Signos. Santa Clara, Cuba, pp. 304-307.

[74] Ibíd.

[75] El término secta está siendo mal empleado por S. Feijóo. Las Asambleas de Dios no son una secta. Recuérdese la carga de exclusivismo que ese concepto supone. (Nota del autor.)

[76] Samuel Feijóo“El Sensible  Zarapico”, enero-diciembre de 1981, Signos, Santa Clara, Cuba, pp. 284-287; 311.

[77] Samuel FeijóoEl Sensible Zarapico, selección y prólogo de René Batista Moreno, Editorial Capiro, Santa Clara, Cuba, 2009. ecapiro@cenit.cult.cu / www.cubaliteraria.com., p. 145.

[78] Anna Sanders, “Un Ruego Por Cuba”, 5 de noviembre de 1932. Documentos. Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[79] Ciro BianchiAsedio a Lezama Lima y otras…. p. 176.

[80] Samuel FeijóoEl Sensible Zarapico, enero-diciembre de 1981, Signos. Santa Clara, Cuba, pp. 304-307.

[81] Ibíd.

[82] Su hermano Guillermo Reyes también fue predicador. (Raquel Rojo Martínez, “Anna Sanders. Pionera de la obra de la Iglesia Evangélica Pentecostal de Cuba”, p. 1.)

[83] Sunshine L. Ball, “Yo Me Acuerdo”. La Luz Apostólica. San Antonio, Texas: Concilio del Distrito Latinoamericano, enero de 1969, p. 9.

[84] Los Vereau, Historia, “Varones en marcha”, La Luz Apostólica, No. 11, julio de 1966, p. 11.

[85] Josué Cruz, Presbítero en la sección de San Antonio, “El Hemisfair en la sección de San Antonio, Texas”, La Luz Apostólica, Vol. 52, marzo de 1968, p. 10.

[86] Día de Acción de Gracias. Fiesta oficial en Estados Unidos y Canadá, celebrada por primera vez en Nueva Inglaterra en la época colonial. Probablemente derive de las fiestas de la Cosecha, tradicionales en muchas partes del mundo. En 1621, después de que los peregrinos puritanos de Plymouth Rock (actual Massachusetts) recogieran la primera cosecha, el gobernador William Bradford proclamó un día de acción de gracias y oración, compartido por todos los colonos y tribus indígenas. Gradualmente se impuso en Nueva Inglaterra la costumbre de celebrar una vez al año la acción de gracias después de la cosecha. En 1863 el presidente Abraham Lincoln designó oficial el día de Acción de Gracias en todo el país. Hoy se celebra el cuarto jueves de noviembre. Artículo: “Día de Acción de Gracias”, Microsoft ® Encarta ® 2009. © 1993-2008 Microsoft Corporation.)

[87] Pedro Torres, “Interesante relato”, La Luz Apostólica, Vol. 52, enero de 1968, p. 5.

[88] Sunshine L. Ball, “Yo Me Acuerdo”, La Luz Apostólica, enero de 1969.

[89] Henry C. Ball, “Roberto Reyes”, La Luz Apostólica, diciembre de 1967. Vol. 52, No. 4, p. 2.

[90] ABC. Creada a mediados de 1931 tenía como sus máximos representantes a Joaquín Martínez Sáenz, Jorge Mañach y Carlos Saladrigas. (Julio Le Riverend, Historia de Cuba, t. IV, pp. 101, 104.) Hasta 1933 fue una organización celular, secreta y piramidal. La célula directriz se identificaba por las letras que dieron nombre a la organización y en forma descendente cada miembro reclutaba y dirigía a otros diez, que solo conocían a su jefe lo que producía un crecimiento potenciado de la agrupación.  (José Tabares. La Revolución del 30. La Habana: Editorial Ciencias Sociales, 1973, p. 178.)

[91] Aparece en la lista de miembros bautizados en la Iglesia de El Moro. (Nota del autor.)

[92] Marcos Antonio Ramos, Panorama del Protestantismo en Cuba, p. 322.

[93] Julio Le Riverend, Historia de Cuba, t. IV, p. 104.

[94] http://www.ecured.cu/index.php/Gerardo_Machado.  Accedido el 22‎ de ‎julio‎ de ‎2012, ‏‎10:07:18 p.m.

[95] Para fortuna de todos los que visitaron aquel día el camposanto más famoso de Cuba el entierro de Clemente Vázquez Bello ocurrió en Santa Clara, de modo que el atentado previsto para realizarse en el cementerio Colón no tuvo lugar. Vázquez Bello fue el que propuso a Gerardo Machado para representar el Partido Liberal, camino por el que lo empujó hacia la presidencia. Eran grandes amigos. (Datos tomados de: Ciro Bianchi, “Como me lo contaron, ahí va…”, jueves 21 de enero de 2010, canal Multivisión, 8:30 PM.)

[96] Raquel Peterson. Cuba. . Documentos. Archivos de Historia. Asambleas de Dios de Cuba. p. 4.

[97] Zona de Palma Soriano, en el Oriente cubano. (Nota del autor.)

[98] Eolayo Caballero. Autobiografía. Archivos de Historia. Asambleas de Dios de Cuba. p. 6.

[99] Error. Se mudaron a Santa Amalia. Ver párrafo siguiente. (Nota del autor.)

[100] Eolayo Caballero, Datos Históricos del Comienzo de la Obra en Cuba. 18 de Diciembre de 1977. Archivo de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[101] Planilla de renovación de credenciales de May Kelty, avalada por H. C. Ball. Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[102] Se recuerda al lector que las numeraciones han cambiado y crecido con el tiempo. Desconocemos que número tenía para entonces la ubicación de Anna Sanders en la Calzada de 10 de octubre esquina Santa Amalia. (Nota del autor.)

[103] En esta bifurcación la Calzada del Diez de Octubre se convierte a la izquierda en Calzada de Managua y a la derecha en la Calzada de Bejucal (el observador continúa de espaldas al mar). (Nota del autor).

[104] Eolayo Caballero, Datos Históricos del Comienzo de la Obra en Cuba. 18 de diciembre de 1977. Archivo de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[105] Planilla de renovación de credenciales de May Kelty, avalada por H. C. Ball. Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[106] Artículo: “Ramón Grau San Martín”, Wikipedia, accedido el 14 de diciembre de 2013, 10:20 PM.

[107] Recuerde el lector que Anna Sanders nació el 22 de septiembre de 1869. Tenía entonces entre 60 y 65 años, no más. (Nota del autor.)

[108] La suegra se llamaba Ángela García. (Roberto DomínguezPioneros de Pentecostés, t. I, p. 343.)

[109] Eolayo Caballero, Datos Históricos del Comienzo de la Obra en Cuba. 18 de diciembre de 1977. Archivo de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[110] Henry C. Ball “The Gospel in Foreing Land. Progress of the Gospel in Cuba”, The Pentecostal Evangel, No. 1073, 10 de noviembre de 1934, p. 18.

[111] “The Gospel in Foreign Land”, The Pentecostal Evangel, No. 1079, 29 de diciembre de 1934, p. 10.

[112] Planilla de renovación de credenciales de May Kelty, avalada por H. C. Ball. Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba. (Puede ser consultada por el lector en Anexos.)

[113] H.C Ball, Progreso del evangelio en Cuba.10 de noviembre de 1934.

[114] Ramón Gutiérrez BerenguerDocumentos acerca de la historia de las Asambleas de Dios en la Iglesia de El Moro (Manuscrito de su puño y letra). Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba. s.f.

[115] Aunque la palabra pastorado no aparece en el Diccionario de la Real Academia Española se respetará su uso por lo reiterado de su aparición en el lenguaje cristiano y en sus medios de publicación. (Nota del autor.)

[116] Ramón Gutiérrez BerenguerDocumentos. Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba. 

[117] Ibíd.

[118] Ibíd.

[119] En la identificación que hace Ramón Gutiérrez Berenguer de Roberto Reyes García como uno de los pastores de El Moro,  acota al  lado del nombre que fue éste quien “la organizó debidamente”. (Nota del autor.)

[120] Julio García Sanz, Un pentecostés para Cuba, p. cc.

[121] Julio García Saenz identifica a Epifanio López Herrera con el miembro número seis de la primera fila descrita en la fotografía de los hermanos de El Moro. Ramón Gutiérrez Berenguer, miembro fundador de la congregación de El Moro, llama a ese hermano Epifanio González. El autor no dispone de otra información.  No afirmamos ni negamos que ambos sean la misma persona y haya error en alguna de las partes con el apellido. En la fotografía en que aparece Epifanio arriba con la esposa y en cuyo pie H. C. Ball describe la sanidad, ocurrida en él, H. C. Ball le llama Epifanio López Herrera. Su aspecto guarda gran semejanza con el número seis de la primera fila en la fotografía de la congregación de El Moro. (Nota del autor.)

[122] Gutiérrez Berenguer, Documentos. Ibíd.

[123] Con relación a este curioso medio de iluminación usado en otros tiempos el pastor Benjamín de Quesada comenta: “La iluminación de la casa se hacía con piedras de carburo. Eran estas unas piedras blancas que vendían por allí. Se les daba tratamiento con agua, se colocaban en un equipo apropiado para ese uso y el gas que expelían se transportaba por unos conductos que se distribuían por toda la casa como conductos de gas. Producía una luz azul muy agradable. (O. Ríos, Memorias del Pastor Benjamín de Quesada, p. 26.)

[124] Orlando Sánchez, entrevistado en su domicilio en El Moro por Julio García Sanz, 2004. (Entrevista registrada en video. Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.) Orlando Sánchez vino a vivir a El Moro el 28 de diciembre de 1941. Tenía para entonces unos veinte años. Se mantuvo viviendo en El Moro los próximos sesenta y tres años, hasta el momento de la entrevista, en 2004, en que tiene ochenta y tres años. Recuerda con notable lucidez algunos detalles y se expresa con mucho tino y serenidad. (Ibíd.)

[125] José Joaquín Ávila (Yiye Ávila). Destacado y muy querido evangelista internacional puertorriqueño, fundador del Centro Cristo Viene en Camuy, Puerto Rico. Partió con el Señor a mediados de 2013. (Nota del autor.)

[126] Yiye ÁvilaSermones, octubre de 1994, Centro Cristo Viene, Camuy, Puerto Rico.

[127] Rafaela Inche, entrevistada por Julio García Sanz, Oficina Nacional de Historia de las Asambleas de Dios. Existe constancia en video de esta entrevista. S.f. (Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.)

[128] May Kelty, “Un Ruego por Cuba”, Cuba. 2 de mayo de 1936. Documentos. Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[129] H.C Ball, Progreso del evangelio en Cuba, 10 de noviembre de 1934, Documentos. Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[130] Sunshine Ball, “Historia: Yo me acuerdo”, La Luz Apostólica, enero de 1969,  p. 9.

[131] Roberto DomínguezPioneros de Pentecostés, t. I, p. 191.

[132] Ibíd. p. 55.

[133] Ibíd., p. 196.

[134] Ibíd, p. 192.

[135] Ibíd.

[136] Ibíd.

[137] Roberto Domínguez, Pioneros del Pentecostés, t. I, p. 194.

[138] Alvio García, en “Historia de las Asambleas de Dios en Cuba”, La Antorcha Pentecostal. No. 4, octubre-diciembre de 1999, p. 4, fija la fecha de llegada del matrimonio Rodríguez para el 2 de diciembre de 1933. Este mismo error se arrastra a: Artículo: “Asambleas de Dios, Movimiento Misionero”. http://es.wikipedia.org/wiki/Asambleas_de_Dios_en_Cuba#Movimiento_misionero   Accedido el 12 de mayo de 2014, 10:00 p.m., y a otros espacios de Internet que recrean la historia. En esta publicación se rectifica el detalle de que esa fue la fecha de salida, no la de llegada, que fue el 5 de diciembre de 1933, según datos aportados directamente por Francisco Rodríguez en la entrevista que se le hace para la publicación de Roberto Domínguez, Pioneros del Pentecostés, t. I, p. 194. La diferencia de tres días entre la salida y la llegada se puede entender si se tiene presente la distancia tan grande que hay desde New York hasta La Habana y lo humildes que eran los medios de transporte marítimos de la época. (Nota del autor.)

[139] Rafael Miyares Delgado y Berta Eunice Miyares Delgado, Recuento histórico de la Primera Iglesia Pentecostal de Cuba, p. 1.

[140] Ibíd.

[141] Roberto Domínguez, Pioneros del Pentecostés, t. I, p. 194.

[142] Anna Sanders, “Brief Notes from Far and Near”, The Pentecostal Evangel, 27 de enero de 1934, No. 1033, p.11.

[143] Eolayo Caballero, Datos Históricos del Comienzo de la Obra en Cuba, 18 de diciembre de 1977. Archivo de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[144] Adis Rodríguez Delgado argumenta que se trataba de problemas entre Esther Sivagnoli de Rodríguez y Anna Sanders. (Adis RodríguezTestimonio personal, Documento, p. 1.) Se sabe, por el testimonio de Rafaela Inche, que Francisco Rodríguez, “como todos los puertorriqueños era de carácter fuerte”.  (Rafaela Inche, entrevistada por Julio García Sanz, Archivo de Historia. Asambleas de Dios. Cuba. S.f. Existe constancia en video de esta entrevista.) No es difícil inferir cuánto pudieron influir sus pretensiones hegemónicas en el liderazgo, para el desencadenamiento de estos problemas. (Rafaela Inche, entrevistada por Julio García Sanz, Archivo de Historia. Asambleas de Dios. Cuba. S.f. Existe constancia en video de esta entrevista.)

[145] Se recuerda al lector que Henry C. Ball ocupó el puesto de Superintendente del Distrito Latinoamericano de las Asambleas de Dios entre 1918 y 1939. (Gary B. McGee, “Pioneers of Pentecost…” Heritage, Vol. 5, No. 2, Summer 1985, p. 12.) La Obra en Cuba, para ese entonces, era parte del Distrito Latinoamericano de las Asambleas de Dios. (Luisa Jeter de WalkerSiembra y Cosecha, T. III, p. 151.)

[146] Eolayo Caballero, Datos Históricos del Comienzo de la Obra en Cuba, 18 de diciembre de 1977. Archivo de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[147] La Iglesia de Regla sería devuelta a la Iglesia Evangélica Pentecostal en Cuba (Asambleas de Dios) el 4 de julio de 1946, por Roberto Reyes, en el contexto de su salida del país. (Victoria Schott, “Noticias breves”, La Antorcha Pentecostal, agosto de 1946, p. 3.)

[148] Luisa Jeter de WalkerSiembra y Cosecha, T. III, p. 153.

[149] Marcos Antonio Ramos, Panorama del Protestantismo, p. 435.

[150] Rebeca Sánchez es hija del pastor Armando Sánchez, ministro veterano de la Primera Iglesia Pentecostal de Cuba que ha cultivado a lo largo de los años relaciones muy fraternas con las Asambleas de Dios. (Nota del autor.)

[151] Rebeca Sánchezentrevistada por Julio García Sanz, 29 de abril de 2009, casa pastoral de la Primera Iglesia Pentecostal de El Moro. Consta grabación en video en los Archivos de Historia de las Asambleas de Dios. Cuba.

[152] Magalys Pérez Inche. Pastora de la Iglesia de El Moro desde el 1 de septiembre de 1991 hasta 2011. (Magalys Pérez Inche, entrevistada por Julio García Sanz, enero de 2010. Ver en Julio García Sanz, Un pentecostés para Cuba, p. hh.)

[153] Magalys Pérez Inche, entrevistada por Julio García Sanz, enero de 2010. (Ver en Julio García Sanz, Un pentecostés para Cuba, p. hh.)

[154] Comité Ejecutivo General, La Antorcha Pentecostal, No. 6, septiembre de 1940, p. 2.

[155] Gabino GallardoHistoria de las Asambleas de Dios, Tesis. Ver en Ricardo Hernández Gómez, La Vida y Ministerio de Anna Sanders, Tesina, pp., 66, 67. Cortesía de la Profesora Donna Bustos, Directora del Instituto Bíblico Pentecostal Anna Sanders de Ciudad México.

[156] Luisa Jeter de Walker, Siembra y Cosecha, t. I. p. 24.

[157] Gabino Gallardo, Ibíd.

[158] Según datos tomados de:  Guillermo Fuentes Ortiz, entrevistado por O. Ríos, Templo “Palabras de Vida” en Santa Amalia, La Habana, Iglesia Evangélica Pentecostal de Cuba (Asambleas de Dios), 9 de julio de 2014, 2:00 PM., los Revs. Rodolfo Orozco, Rubén Arévalo y Juan Orozco, fueron sucesivamente Superintendentes Generales de México. El primero entre los años 1930-40; el segundo entre los años 1940-44 y el tercero entre los años 1944-60. A ellos seguiría el largo período de dos décadas en la Superintendencia General de Guillermo Fuentes Ortiz, entre 1960-80.

[159] Gabino Gallardo, Ibíd.

[160] El Rev. Guillermo Fuentes OrtizSuperintendente General de México entre los años 1960 y 1980, se convirtió bajo el ministerio de Rubén Arévalo. (Guillermo Fuentes, entrevistado por O. Ríos, vía telefónica, 5 de junio de 2014, 5:00 p.m.)

[161] Donna Bustos, Semblanza de Anna Sanders, Documentos, p. 4. Cortesía de la Profesora Donna Bustos.

[162] Guillermo Fuentes Ortiz, entrevistado por O. Ríos, Templo “Palabras de Vida” en Santa Amalia, La Habana, Iglesia Evangélica Pentecostal de Cuba (Asambleas de Dios), 9 de julio de 2014, 2:00 p.m.

[163] Donna Bustos, Ibíd.

[164] Guillermo Fuentes Ortiz, Ibíd.

[165] F. Konstantinov. Fundamentos de Filosofía Marxista-Leninista. T. I. La Habana: ciencias Sociales, 1976, p. 9.

[166] En septiembre de 1934, H. C. Ball estuvo en Cuba (“Progress of the Gospel in Cuba”, november 10, 1934, Document.) Luego oficia en la cuarta semana de noviembre (día de acción de gracias) en la boda de Roberto Reyes y Florinda Hernández en Texas, en 1934. Éstos hicieron su luna de miel en La Habana. (Ver en “Roberto Reyes García” las palabras de Pedro Torres.) Uniendo todos estos elementos y el hecho de que en 1935 ya Anna Sanders estaba en Florida, cuando Roberto Reyes viaja allí con destino nuevamente a La Habana, ahora a trabajar, es posible entonces que Anna Sanders haya regresado a Florida con H. C. Ball en oct-1934. (Nota del autor.)

[167] Los Vereau, Historia, “Varones en marcha”, La Luz Apostólica, No. 11, julio de 1966, p. 11.

[168] Artículo: “Historia. De los primeros 50 años…”, La Luz Apostólica, Vol. 50, No. 11, julio de 1966, p. 4.

[169] Guillermo Fuentes, entrevistado por Ricardo Hernández. 15 de agosto de 2002. Trascripción. México, D. F. (Ver en: Ricardo Hernández Gómez, La vida y ministerio de Anna Sanders. Tesina presentada para obtener el Título de Bachillerato en Biblia y Teología. Instituto Bíblico Anna Sanders. Directora: Donna Carol Bustos. México, D. F., mayo de 2003., p. 26.)

[170] Donna C. Bustos, Documentos personales de Anna Sanders, en inglés, p. 45. (Ver en: Ricardo Hernández Gómez, La vida y ministerio de Anna Sanders. Tesina, 2003.)

[171] Luisa Jeter de Walker, Siembra y Cosecha, Tomo 1. “Reseña Histórica de las Asambleas de Dios de México y Centroamérica”, p. 32.

[172] Ibíd.

[173] Alvio García, “Historia de las Asambleas de Dios en Cuba”, La Antorcha Pentecostal, oct-dic. de 1999, p. 10.

[174] Donna BustosSemblanza de Anna Sanders, p. 2. Documentos. Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[175] Luisa Jeter, Siembra y cosecha, T. I, p. 151.

[176] Donna C. Bustos, Documentos personales de Anna Sandersen inglésp. 53.

[177] Ibíd., p. 54.

[178] Artículo: “Historia de los primeros 50 años de las Asambleas de Dios Latinas”, capítulo 5, El Concilio de Distrito Latinoamericano, La Luz Apostólica, Vol. 50, No. 11, julio de 1966, p. 4. Archivos de Historia. Asambleas de Dios. Cuba.

[179] En La Luz Apostólica, Vol. 51, No. 3, noviembre de 1966, p. 12, entre los anuncios, se lee: “Vimos en Gavillas Doradas que en el mes de julio se celebró en la ciudad de Puebla, Pue. México, el aniversario del coro Anna Sanders en el templo que pastorea el hermano Nicolás Che. La hermana Sanders dio muchos años de consagrada labor a México y al pueblo latino. Está sepultada en Pinellas Park, Florida, es decir, sus restos mortales. Ella está con nuestro Redentor”.

[180] La directora del Instituto Bíblico Pentecostal de las Asambleas de Dios de Ciudad México, la Profesora Donna Bustos, actual Decana de la Facultad de Teología de las Asambleas de Dios de América Latina, Springfield, MO., ha hecho una gran contribución con los datos biográficos de Anna Sanders. (Nota del autor.)

[181] Lord Alfred Tennyson, (1809–1892). El más popular poeta inglés de la segunda mitad del siglo XIX. Se alza en la historia como una de las figuras más representativas de la época victoriana. Cultivó distintos estilos poéticos, creando algunos de los más bellos poemas líricos de la lengua inglesa. (Microsoft® Encarta® 2007 [DVD]. Ver Artículo: “Alfred Tennyson”.)

[182] La traducción de este hermoso poema se tomó de: Ricardo Hernández Gómez, La vida y ministerio de Anna Sanders. Tesina presentada para obtener el Título de Bachillerato en Biblia y Teología. Instituto Bíblico Anna Sanders. Directora: Donna Carol Bustos. México, D. F., mayo de 2003, p. 31.

[183] Salatiel Ramírez Montalvo, entrevistado por O. Ríos, Templo “Palabras de Vida” en Santa Amalia, Domingo 15 de febrero de 2015, 1:30-3:00 p.m.

[184] Donna Bustos, entrevistada por O. Ríos, vía electrónica, 23 de febrero de 2014, 6:13 a.m. Usado con permiso.

[185] Guillermo Fuentes Ortiz, entrevistado por O. Ríos, vía telefónica, 19 de mayo de 2014, 7:05-7:50 p.m. Usada con permiso.