El texto más conocido de las Escrituras, aquel al que Martín Lutero llamó “la Biblia en miniatura”, se encuentra en Juan 3: 16. Allí se lee: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Estas palabras deben entenderse en dos direcciones: una tiene que ver con la salvación eterna; la otra con la vida de este mundo. Es penoso ver a mucha gente morir sin salvación, pero también es penoso verlas vivir perdidas en laberintos de los que, muchas veces, nunca salen.
No basta el brillo del genio para orientarnos con atino. El alemán Martin Heidegger (1889-1976), para muchos el filósofo más influyente del siglo XX fue un nazi consumado, y un completo antisemita, y por más que intentó redimirse tras la guerra perdida conservó su carné del partido nazi siempre muy cerca de sí desde 1933 (1). Jean-Paul Sartre (1095-1980), uno de los escritores y filósofos más notables del mismo siglo XX apoyó en sus obras la revolución cultural china que acabaría con la vida de millones de personas. La llamó: “fenómeno purificador” (2). El afamado pensador alemán, Friedrich Nietzsche (1844-1900), que tanto marcó la filosofía de su tiempo en la metafísica, la epistemología, y ética, murió loco.
Perdidos; así vivieron, y Cristo murió para que nadie se pierda, ni en lo tocante a la salvación eterna, ni en lo referido a esta vida. Él dijo con claridad meridiana: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Jn. 14: 6).
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(1) Rosalía Sánchez. “La doble cara nazi y antijudía de Heidegger”. EL Mundo. https://www.elmundo.es/cultura/2014/03/11/531ee49ee2704ec7078b456f.html Actualizado: 11 de marzo de 2014. Accedido: 29 de julio de 2020, 8:30 AM
(2) Mario Vargas Llosa. El País. “La batalla de un hombre solo”. https://elpais.com/elpais/2015/05/29/opinion/1432916049_367629.html Publicado: 30 de mayo de 2015. Accedido: 29 de julio de 2020, 8:00 AM.
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