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viernes, 26 de junio de 2020

Un guía

Hay una diferencia raigal entre un orientador y un guía. El primero dicta un rumbo, indica un camino, señala una ruta. El segundo es uno que, más que decirte dónde ir, va contigo.
Abundan los orientadores en la vida. Por doquier aparece gente que te señala posibles derroteros; llegan al extremo de imponerte un conveniente estilo de vida. 
Penosamente hay una notable escasez de guías. Tal carestía explica el sentido de soledad y desorientación tan grande que los humanos tenemos. La ganancia definitiva del cristiano al venir a la fe tiene que ver con la consecución de un guía. El mundo solo tiene orientadores; nosotros tenemos un guía. La Biblia dice que el Espíritu de Dios es nuestro guía: “Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; Él nos guiará aun más allá de la muerte” (Sal. 48: 14).


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