Translate

jueves, 18 de junio de 2020

Cuando la ciencia descubre que no tiene la última palabra

Albert Abraham Michelson (1832-1931), fue laureado como el primer premio Nobel de física, en 1907. Trece años antes, a las alturas de aquel remoto 1894, durante su discurso en la ceremonia de dedicación del Laboratorio Físico Ryerson, en la Universidad de Chicago, él afirmó: “The more important fundamental laws and facts of physical science have all been discovered, and these are now so firmly established that the possibility of their ever being supplanted in consequence of new discoveries is exceedingly remote”. (“Se han descubierto las leyes y hechos fundamentales más importantes de la ciencia física, y ahora están tan firmemente establecidos que la posibilidad de que sean suplantados como consecuencia de nuevos descubrimientos es extremadamente remota”.) (1)
Al hablar así apuntó hacia bases incambiables y fundamentos científicos innegociables. Veinte años después de aquellos días en que el profesor Michelson pronunciara las tales palabras, en 1915, el más importante físico del siglo XX, Alberto Einstein, se encontró defendiendo, exitosamente, el más grande absurdo: la gravedad no era una fuerza, sino una consecuencia de la deformidad en la curvatura espacio-tiempo (2). Esta reinterpretación del mundo físico era tan revolucionaria que pronto el científico alemán fue encontrado diciendo: “Perdóname Newton. Los conceptos que tú sentaste guían aún nuestros pensamientos, pero hoy sabemos que para ahondar en el conocimiento de las interacciones universales es necesario sustituir tus concepciones por otras” (3).
Están muy distantes los días en que el hombre pueda, siquiera soñar, con acercarse a la más cercana estrella. Mientras Alfa Centauro, a cuatro años luz (4), desafía plena la arrogancia de los hombres, las preguntas esenciales de la vida perduran sin respuesta: ¿quiénes somos?; ¿de dónde venimos?; ¿a dónde vamos? “...Y he visto todas las obras de Dios, que el hombre no puede alcanzar la obra que debajo del sol se hace; por mucho que trabaje el hombre buscándola, no la hallará; aunque diga el sabio que la conoce, no por eso podrá alcanzarla” (Ec. 8: 17).
A la espera del día en que sean develados todos los misterios, la humildad del investigador contemporáneo, es la única actitud coherente. Como a nadie, al hombre de hoy le ha tocado ver cambios: teorías científicas inamovibles, que se derrumbaron como un monte de espuma; ideologías políticas que pretendieron ser un asidero universal, venidas abajo con verdadero estrépito; filosofías aplaudidas por corales de élite que, a poco, fueron puestas a un lado del camino porque estorbaban el andar de la humanidad... “Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad” (Ec. 12: 8).
Campo alguno del saber puede arrobarse para sí la prerrogativa de tener la última palabra. Como al patriarca Job, Dios dice hoy a la arrogancia del científico moderno:

¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra?  Házmelo saber, si tienes inteligencia. ¿Quién ordenó sus medidas, si lo sabes? ¿O quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué están fundadas sus bases? ¿O quién puso su piedra angular, cuando alababan todas las estrellas del alba, y se regocijaban todos los hijos de Dios? ¿Quién encerró con puertas el mar, cuando se derramaba saliéndose de su seno, cuando puse yo nubes por vestidura suya, y por su faja oscuridad, y establecí sobre él mi decreto, le puse puertas y cerrojo, y dije: ‘Hasta aquí llegarás, y no pasarás adelante, y ahí parará el orgullo de tus olas?’ (Job 38: 4-11).


__________

(1) Matthew C. Kartch Pompton Plains, N.J. Is This the Twilight of the Scientific Age?” (“¿Es este el crepúsculo de la era científica?”) The New York Times. 28 de julio de 1996. “Discurso de Michelson en la ceremonia de dedicación para el Laboratorio Físico Ryerson en la Universidad de Chicago en 1894”: https://www.nytimes.com/1996/07/28/books/l-is-this-the-twilight-of-the-scientific-age-016950.html  Accedido: 18 de junio de 1920.
(2) S.a. “Tema 1. Concepto de gravitación”. https://www.iac.es/cosmoeduca/gravedad/temas/g1general.htm Accedido: 17 de junio de 2020, 8: 10 PM.
(3) E. Voiskunski y I. Lukodianov. La tripulación del Mekong. Editorial Mir, Moscú, 1972, página de dedicatoria.
(4) Eduardo García Llama. El Mundo. Apuntes de la NASA. “¿Cuán lejos está la estrella más cercana al Sol?” 31 de agosto de 2016. Accedido: 17 de junio de 2020, 8: 20 PM.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Su comentario a este artículo se recibe con respeto y gratitud.