Al mediodía del sábado 3 de agosto de 2013, después de ocho meses de reposo temático en el tema de historia de la iglesia, reabro el libro a medias de El avivamiento de Madruga. Lo reviso un buen rato. Me impacta su precisión y belleza. Decido que debo continuarlo para publicarlo solo, o como parte del tomo II de Historia de las Asambleas de Dios de Cuba. Hay que ir a Pinar del Río a entrevistar a Justo Regueira Crespo, que era el pastor de esa sede en aquellos memorables días y el siervo bajo cuyo ministerio continuó aquel avivamiento por un año. Es complejo en aquel momento ir hasta allá, y este trabajo siento que debe continuar de inmediato. “¿Cómo hacer, Señor? Si él viniera a La Habana... ¿Cómo haré…”, le dije al Señor?
Suena el timbre del teléfono. Me está llamando el diácono Bismel Labañino Osoria. Hay que hacer una obra social. Vamos; a las tres horas regreso. Me siento un rato, descanso; tocan a la puerta. Me asomo a ver de quién se trata. Sorpresa total: es Justo Regueira.
Ordené la cámara de video. Le hice una larga entrevista que todavía conservo. Completo la información sobre el avivamiento de Madruga.
Paso el resto de la noche pensando: “Las cosas del Señor…”
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