Ha muerto Luis Eduardo Aute (1). Como escribiera Antonio Iraizoz, el excelso académico cubano, a la muerte de Ricardo Miró, el noble poeta panameño: «Ya nació a otros albores» (2). Hurgo tras su partida la metáfora que nos deja, porque se fue del mundo en un momento muy extraño. Una vez más nos deja confundidos.
Poeta, escritor, músico, cantautor, director de cine, actor, escultor y pintor, su extraño magnetismo despertaba en las multitudes vítores que nacían de la intuición y no de la comprensión, porque se movía en esferas de un arte metaético, no reglado, y por momentos antitéticos.
Hablaba español, inglés, catalán, francés, italiano y tagalo, y en todas sus lenguas cantó a las esencias de la vida. «La década prodigiosa», de 1960 le recordará en su búsqueda utópica de «Rosas en el Mar», en boca de Massiel, y La Habana se resiente sonora todavía con aquella fusión de todos los miedos que dejó entrever, cuando cantó «Al Alba», en el Concierto por la Paz, 2009 (3).
Respetaré el ángulo que elija para recordarlo, pero no podré negociar el mío, porque sentí que, como nadie, le cantó a la belleza, que es, después del amor, el misterio más profundo. Mi pobre pueblo aplaudía eufórico a la llegada de aquel octosílabo: «¡Viva la Revolución!», sin percibir la finísima ironía, y el delicado reproche que nos dejó entretejido en lo que siempre creí era la más elevada oda que alguien pudo, alguna vez, cantar a la belleza. Al postrer latido, quiera Dios, la haya encontrado.
Enemigo de la guerra
y su reverso, la medalla.
No propuse otra batalla
que librar al corazón
de ponerse cuerpo a tierra
bajo el paso de una historia
que iba a alzar hasta la gloria
el poder de la razón.
Y ahora que ya no hay trincheras,
el combate es la escalera,
y el que trepe a lo más alto
pondrá a salvo su cabeza,
aunque se hunda en el asfalto,
la belleza.
Míralos, como reptiles
al acecho de la presa,
negociando en cada mesa
maquillajes de ocasión;
siguen todos los raíles
que conduzcan a la cumbre,
locos porque nos deslumbre
su parásita ambición.
Antes iban de profetas
y ahora el éxito es su meta;
mercaderes, traficantes,
más que nausea dan tristeza,
no rozaron ni un instante,
la belleza.
Y me hablaron de futuros
fraternales, solidarios,
donde todo lo falsario
acabaría en el pilón;
y ahora que se cae el muro
ya no somos tan iguales,
tanto vendes tanto vales,
¡viva la revolución!
Reivindico el espejismo
de intentar ser uno mismo,
ese viaje hacia la nada
que consiste en la certeza
de encontrar en tu mirada,
la belleza.
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(1) Luis Eduardo Aute nació en Manila, Filipinas, el 13 de septiembre de 1943. Murió en Madrid, España, el 4 de abril de 2020. CMTV.com. “Artista. Luis Eduardo Aute”. https://www.cmtv.com.ar/biografia/show.php?bnid=1615&banda= Accedido: 4 de abril de 2020, 9:30 PM.
(2) Antonio Iraizos. Hombres y libros pasan. Madrid: Afrodisio Aguado, p. 150.
(3) Luis Eduardo Aute. “Al alba”. Concierto “Paz sin fronteras”, La Habana, 2009. https://www.youtube.com/watch?v=rRsWuzrR0FM Publicado: 23 de septiembre de 2009. Accedido: 4 de abril de 2020, 10:30 AM.
(4) Luis Eduardo Aute. “La Belleza”. Letra. https://www.youtube.com/watch?v=8WEWPk9q4Xg Accedido: 4 de abril de 2020, 11:30 AM.
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