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jueves, 30 de abril de 2020

Leyendo a Lee Strobel

The case for Easter (El caso de Pascua), de Lee Strobel, es un extracto de su celebérrima obra The case for Christ (El caso de Cristo). Lo conservo autografiado por el Profesor Larry McNeill. Lo traje desde Cuba, y para honrar su memoria lo estoy leyendo en inglés. Bueno…, aunque la redacción de Strobel es sencilla voy despacio. Tiene una introducción algo dramática que desemboca de pronto en una expresión que se me antoja graciosa: “Then the unthinkable happened —my wife became Christian” (“Entonces sucedió lo impensable: mi esposa se volvió cristiana”) (1).
Inicia entonces este célebre reportero investigativo, graduado en Missouri, una investigación con todo rigor, tendiente a demostrar a su “ocurrente” esposa lo insustancial de la resurrección de Cristo, pericialmente hablando. Y sucedió entonces lo verdaderamente unthinkable (impensable): Lee Strobel se convirtió. Uno de los ateos más notables fue derribado por la incontenible evidencia histórica de la resurrección.
Cuando Dios habla a través de aquellas cosas que están en tu área de interés. Con Moisés habló desde la zarza que ardía en el desierto e insólitamente no se consumía (Ex. 3:2). Con Josué habló, en vísperas de la toma de Jericó, a través de un “Príncipe del Ejército de Jehová”, épicamente aparecido, espada en mano (Jos. 5:14).
Quiera Dios en estos tiempos tan difíciles, podamos oír Su voz, como la oyó Moisés, como la oyó Josué, como la oyó Strobel... Así lo quiera Dios.  


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Lee Strobel. The case for EasterGran Rapids, Michigan: Zondervan, 2003, p. 8.


miércoles, 29 de abril de 2020

Acerca del polémico artículo de Katherine Stewart

Algunas voces desde dentro de la iglesia se levantan en favor de una reinterpretación del artículo de la periodista y escritora norteamericana Katheryn Stewart, aparecido en The New York Times, el pasado 27 de marzo de 2020, bajo el título: “The road to coronavirus hell was paved by Evangelicals” (“El camino al infierno del coronavirus fue pavimentado por los evangélicos”) (1). La publicación ha sido ampliamente comentada en redes, y las voces que se levantan en defensa de la periodista han llegado al extremo de resaltar un valor apologético cristiano en el contenido del artículo. En contraposición, un grupo numeroso de portales cristianos responden a lo que consideran un descarnado ataque contra el movimiento evangélico conservador de los Estados Unidos, que apoyó al presidente Donald Trump. Reiteradamente, la periodista usa el término: “movimiento nacionalista cristiano”.
Comience por decirse que uno de los énfasis más notables de la labor periodística de esta profesional de las letras es la separación de la iglesia y el estado, pero la argumentación que utiliza evidencia una completa hostilidad al enfoque conservador del evangelio. El 9 de octubre de 2017, desde The American Prospect, Katherine Stewart publicó un artículo que casi se explica completamente desde el título; un valor profesional que no se le puede negar es la gran capacidad que evidencia para condensar en el título todo el artículo. Aparecía redactado en los siguientes términos: “Should Government Save Religion from Acts of God? (¿Debería el gobierno salvar a la religión de los actos de Dios?”) Así lo titula. En un lenguaje profano está llamando “actos de Dios” a los huracanes Harvey e Irma, y a los desastres naturales por extensión. El artículo citado comienza con un ataque frontal a las nobles palabras del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Así afirma Stewart: “Entre los huracanes Harvey e Irma, Trump se tomó el tiempo para colocar una bomba de tweet bajo la Primera Enmienda. ‘Las iglesias en Texas deberían tener derecho al reembolso de los fondos de ayuda de FEMA [Agencia Federal para la Gestión de Emergencias] por ayudar a las víctimas del huracán Harvey (al igual que otros)’, dijo en Twitter” (2).
A lo largo de su argumentación, Stewart analiza las demandas financieras frente a las catástrofes mencionadas de parte de varias organizaciones cristianas y, abordando un tema paralelo, sintiéndose con derecho a definir cuáles son los móviles de la iglesia cristiana frente al desafío global de la agenda LGBT en los Estados Unidos, afirma:

La avalancha de legislación anti-LGBT (…) demuestra que las organizaciones religiosas están motivadas por algo más que sus sistemas de creencias. En la superficie, los proyectos de ley de “pastelero”, que están destinados a permitir que las personas y las organizaciones discriminen a los miembros del público de acuerdo con “creencias religiosas sinceras”, parecen reflejar una homofobia directa. Pero otro objetivo de estas propuestas que a menudo se detalla en el texto de los proyectos de ley es garantizar que las organizaciones religiosas que practican la discriminación no puedan ser despojadas de sus lucrativas exenciones de impuestos (3).

Con fría ironía e irrespeto bíblico, termina el artículo en cuestión: “Hubo un momento en que la mayoría de las organizaciones religiosas del país entendieron este punto, y apoyaron la separación de la iglesia y el estado. No vieron esa separación como un ataque a la religión, sino como una garantía de su propia libertad. Pero el derecho religioso es ciego a esa distinción. El dinero es demasiado bueno. Si las iglesias siguen ganando estos casos, los dólares lloverán de los cielos” (4).
El 1 de septiembre de 2016, Katherine Stewart, publicó un artículo, al que tituló: “¿Qué sucede cuando las personas LGBT son excluidas del vecindario?”, que resume afirmando: “Los hombres y mujeres LGBT que ayudaron a establecer las identidades modernas de ciudades como San Francisco y Filadelfia están siendo expulsados”. Leí con calma el extenso artículo. En él afirma: “Al haberse negado el derecho a casarse, a las parejas del mismo sexo se les han negado innumerables beneficios conyugales. Las personas mayores LGBT también se han visto en desventaja por las leyes discriminatorias relacionadas con la herencia, los impuestos sobre el patrimonio y los beneficios para veteranos. Esta falta de igualdad de condiciones tiene efectos duraderos en la seguridad financiera, especialmente en los años de jubilación” (5).
¿Apologeta cristiana dijo usted que era? ¿No se le evidencia como una apologeta de la comunidad LGBT? Otros artículos publicados, cuya lectura recomiendo si se quiere tener una idea del perfil publicitario de esta reconocida escritora, rubricados bajo títulos grandemente sugerentes, y al alcance del lector crítico, son:

Katherine Stewart. “El museo de la Biblia es un espacio seguro para los nacionalistas cristianos”. The New York Times, 6 de enero de 2018.

Katherine Stewart. “Los proselitistas y los privatizadores”. The American Prospect, 8 de noviembre de 2017.

Katherine Stewart. “El ochenta y uno por ciento de los evangélicos blancos votaron por Donald Trump. ¿Por qué?” The Nation. 17 de noviembre de 2016.

Katherine Stewart. “La propuesta de After School Satan Club estimula el debate sobre la actividad religiosa en las escuelas públicas”. The Washington Post. 4 de agosto de 2016.

Usted no necesita pasar por un instituto bíblico para advertir que Katherine Stewart es una de las tantas voces públicas del Anticristo, “el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto…” (II Ts. 2:4a). No me asombra ver cristianos pidiendo un balance de criterios en su favor: Anticristos como Hitler fueron vitoreados ya como mensajeros del cielo.
Al término de este breve análisis, frente a los que desde la iglesia tratan de minimizar el ataque, nada sutil, al evangelio conservador norteamericano de parte de esta escritora, hechos en este, y en un sinnúmero de publicaciones adicionales, no recordé a Nerón, el italiano, como en el pasado artículo; extrañamente me vino al corazón un siciliano: Michael Corleone. Nunca creí encontrarme citando algo de él, pero fue la extraña imagen que vi, tal vez por las muchas madrugadas que llevo sin dormir. Tras la fuerte discusión de este devenido jefe mafioso, con Moe Greene, personaje ficticio en que Mario Puzo representa a Bugsy Siegel, popularmente asociado al desarrollo de Las Vegas, al terminar la escena en que Fredo Corleone tercia en favor de Greene, Michael Corleone le dice, con severa y tensa calma: “Fredo, eres mi hermano mayor, y te quiero, pero jamás vuelvas a apoyar a nadie en contra de la familia, jamás” (6).


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(1) Douglas Ernst. The Washington Times. “Trump, Christians ripped in NYTs op-ed: ‘The road to coronavirus hell was paved by Evangelicals’”. https://www.washingtontimes.com/news/2020/mar/27/trump-christians-ripped-in-nyts-op-ed-the-road-to-/ Publicado: 27 de marzo de 2020. Accedido: 29 de abril de 2020.
 (2) Katherine Stewart. The American Prospect. “Should Government Save Religion from Acts of God?” https://prospect.org/culture/government-save-religion-acts-god/ 9 de octubre de 2017. Accedido: 29 de abril de 2020, 9:22 AM.
(3) Ibíd).
(4) Ibíd).
(5) Katherine Stewart.  The Good News Club. “What Happens When LGBT People Are Priced Out of the Neighborhood?”
(6) The Godfather (1972). “I'm Moe Greene”. 9/10 (HD).
 https://www.youtube.com/watch?v=9DZNDEqcSi0 Accedido: 29 de abril de 2020, 10:22 AM.


martes, 28 de abril de 2020

Se llama hombradía

Hombradía. En aquella “década prodigiosa” de 1960 era el valor más grande que nos inculcaban a los niños. Penosamente se relega, cada vez más, a los confines de una curiosidad museológica en este trepidante galopar hacia la destrucción total de los valores.
En mi generación escasearon pianistas y bailarines. Eran ocupaciones vetadas para un hombre. Los referentes de virtud e hidalguía para Cuba eran Ignacio Agramonte, «el más bizarro caballero de la República», y Antonio Maceo, «el titán de bronce», ambos en el más alto rango del Ejército Libertador.
Perdura el recuerdo de aquellas horas, en que los generales no mandaban a sus soldados a morir, morían con ellos. Eran los tiempos en que la escolta de Máximo Gómez vivía sofocada, porque, a la par que este ordenaba la carga, salía desbocado en su caballo, como el primer jinete de la avalancha. Eran los tiempos en que un pueblo valía más que un hombre, y un hombre era más que su palabra.
Serafín Sánchez Valdivia (1846-1896), llegó a ser el tercer general de la guerra. El 18 de noviembre de 1896, en la batalla de Paso de las Damas, mientras estaba sobre su caballo, fue alcanzado por un pesado proyectil que le cercenó la arteria aorta. No pidió ayuda. De un plumazo evaluó el rango de aquella herida, y al advertir la llegada del final, pronunció la última orden con que se recuerda a este modelo de hombradía espirituana: “¡Me han matado…! Eso no es nada, siga la marcha” (1) (2).
Es extraño que piense en aquellos tiempos como si los hubiera vivido, con un sentido de añoranza, tal vez porque extraño a esa clase de hombres. Si, ya sé cuál es el adjetivo que acompaña al dedo que levanta: “¡machismo!, ¡homofobia!”. Ajuste el control de su semántica: no se llama machismo u homofobia; se llama hombradía, y es un valor que se pretende desconocer. Lo necesitaron los jóvenes que desembarcaron en Normandía, el 6 de junio de 1944. Los héroes de aquel día D, se movieron en el más denso infierno de artillería alemana desatado contra ellos en lo que fue la operación anfibia más grande de la historia. Murieron miles en los minutos que precedieron a la ocupación de la costa. En aquel momento supremo en que, irrenunciables, tocaron la orilla, el mundo lo supo: la guerra estaba decidida. Muchos de aquellos soldados no rebasaban los veinte años, pero no fueron niños en lloriqueo, o criaturas feminoides los que desembarcaron allí, en la costa francesa de Omaha Beach. Fueron Hombres. Los anales que registran aquellos hechos les recuerda como “la gran generación” (3).
José Martí pasa a la historia como el más preclaro pensador cubano. Al escribir alcanzó a todos los estratos humanos. Los tabaqueros de Tampa le entendieron, a la par de Rubén Darío, el eximio poeta nicaragüense que, a su muerte en batalla, escribió conmovido lo que siempre he pensado pudo ser el más grande epitafio: “¡Qué hiciste, Maestro!”. También le entendieron los niños. A ellos les legó su percepción de la vida, y su modelo de la hombradía temprana:

Para los niños es este periódico, y para las niñas, por supuesto. Sin las niñas no se puede vivir, como no puede vivir la tierra sin luz. El niño ha de trabajar, de andar, de estudiar, de ser fuerte, de ser hermoso: el niño puede hacerse hermoso aunque sea feo; un niño bueno, inteligente y aseado es siempre hermoso. Pero nunca es un niño más bello que cuando trae en sus manecitas de hombre fuerte una flor para su amiga, o cuando lleva del brazo a su hermana, para que nadie se la ofenda: el niño crece entonces, y parece un gigante: el niño nace para caballero, y la niña nace para madre. Este periódico se publica para conversar una vez al mes, como buenos amigos, con los caballeros de mañana, y con las madres de mañana: para contarles a las niñas cuentos lindos con que entretener a sus visitas y jugar con sus muñecas; y para decirles a los niños lo que deben saber para ser de veras hombres (4).

Nada más bíblico que la hombradía. David fue el rey más grande que tuvo Israel. Delante de amedrentadas tropas él derribó al más gigantesco paladín filisteo, Goliat (I S. 17: 49-51). A la cabeza del ejército tomó Jerusalén de los jebuseos (I Cr. 11: 4, 5), expandió las fronteras a límites inimaginables, y puso impuestos a sus enemigos. Hasta hoy su estrella está en la bandera. Ese referente en la historia, de cuya casa y descendencia nació Jesús, en la indicación postrera que hiciera a su hijo Salomón, al tiempo que legaba el trono, dijo palabras que, por su importancia, perduran en el registro bíblico: “Yo sigo el camino de todos en la tierra; esfuérzate, y sé hombre” (I Re. 2:2).
Pablo, el apóstol de los gentiles, tan pertinente hoy día en que la iglesia está, como nunca, a la expectativa del rapto (I Ts. 4: 16, 17), escribió a los desordenados corintios, y apuntó al tema cuando les ordenó enfáticamente: “…portaos varonilmente, y esforzaos” (I Co. 16:13 c, d).
Tales perspectivas, llenas de la mayor nobleza, no parecen estar muy a tono con la percepción moderna de algunos que tienen por meta un reinvento moral de la sociedad. A veces la iglesia cree que, tras caerse las barreras de la hostilidad e intolerancia a la predicación y al culto libre, terminó la oposición. Debo decirte que, mientras estés en este mundo, si expresas una fe consecuente, que descanse en los fundamentos de la Palabra, estarás nadando contra la corriente. Te volverás incómodo, impopular y para nada aceptado. Pensando tal vez en eso nos decía un día mi pastor, el Rev. Hugo Vidal: “Si para algo hace falta ser un carácter es para ser cristiano”. Es el precio del siervo. Jesús enseñó: “El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán” (Jn. 15:20b).  Para Alas en el corazón, escrito por encargo del superintendente general de Cuba, Rev. Eliseo Villar Acosta, en 2016, escribí, en el acápite concerniente al epílogo de un gigante de la fe:

La vida del pastor y misionero Onelio González Figueredo tiene para el entendido una sola lectura: el verdadero siervo sufre. Desconfíe de la espuma que se arremolina con hilaridad, y sube pretenciosa, anunciando una sustancia que no tiene. Desconfíe porque solo es eso: espuma. No busque al siervo en el trono; no es lugar para él. Cuando lo quiera encontrar diríjase al yunque; allí le verá golpeado de la forma más inclemente, con la pesada maza de la infamación, la cárcel, compartiendo los vituperios de Cristo, a cuya semejanza está siendo formado, muchas veces en un estado de perenne soledad. Desconfíe de aquel que vaga triunfal e impertérrito por la senda ancha. No son los derroteros del siervo. Cuando lo olvide, recuerde la vida de Onelio.
Una y otra vez Aquél que le llamó ha tenido que recomponer los jirones de su alma porque sería la suya la voz más alta del evangelio en la Amazonía ecuatoriana. Estaba destinado por Dios para enfrentar caciques de dura cerviz, en el más cerrado paganismo amerindio, escarpada montaña para subir la cual le preparó el Señor. Como Maestro incomparable del cielo, sabía Dios que no podía cincelar el alma de este siervo en seminarios palaciegos climatizados, ornados de estabilidad. Su currículum, nunca homologable con el de instituto alguno, serían las cárceles hacinadas, las destituciones deshonrosas, los rechazos crueles, las estrecheces claustrofóbicas, las penurias lacerantes, los golpes demoledores, tras los cuales el siervo estuvo listo, graduado y calificado para el hórrido escenario ministerial de la Amazonía.
Las peores fieras de la selva respetaron su paso cansado. Los más salvajes plantígrados se hicieron esa tarde criaturas inermes que contemplaron curiosas su andar solitario. La boa, discreta, regresó a su nido. La tarántula y el alacrán negro retrajeron su ponzoña, y el Pastaza cabrilleante, en sus díscolos recodos, se negó a tragarlo, y le devolvió respetuoso a la orilla, donde le aguardaban las flores naturales, que hicieron más vivos sus colores, en confesa expresión de simpatía (5).

Es la hombradía del siervo, del misionero, del ministro llamado por Dios para vivir a la semejanza de Su Hijo Jesús: “varón de dolores” (Is. 53:3); “el más hermoso de los hijos de los hombres” (Sal. 45:2); “el varón cuyo nombre es el Renuevo” (Zac. 6:12); “…el hijo de hombre que para ti afirmaste” (Sal. 80:17).
 Antes de mirarlo como una reminiscencia cultural, un apéndice en la memoria ancestral de los abuelos, una moneda devaluada, o un legado anquilosado con tintes de descrédito, recuerde: es un valor humano, es un valor social y es un valor bíblico, indispensable para la virtud, el evangelio y el equilibrio todo de la vida: se llama hombradía.


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(1) Enrique Loynaz del Castillo. Memorias de la guerra. Ciudad de La Habana: Editorial de Ciencias Sociales. 1era ed. 1989, p. 388.
(2) Apuntes biográficos del Mayor General, Serafín Sánchez. Habana. Cuba, 1986. https://www.amazon.com/Apuntes-biograficos-general-serafin-sanchez-habana/dp/B06WRTCY6S Accedido: 27 de abril de 2020, 8:20 AM.
 (3) France 24. "La gran generación", los héroes del Día D en Estados Unidos. 9 de junio de 2019. https://www.france24.com/es/20190609-reporteros-normandia-soldados-eeuu-generacion
Accedido: 27 de abril de 2020, 8:27 AM.
(4) José Martí. La Edad de Orohttp://www.josemarti.cu/publicacion/a-los-ninos-que-lean-la-edad-de-oro/ Accedido: 27 de abril de 2020, 8:39 AM.
(5) Octavio Ríos. Alas en el corazón.  2da ed. 2018.  Independent Publisher: Columbia, EUA., pp. 300, 301.  Disponible en: https://www.amazon.com/gp/product/1724199307/ref=dbs_a_def_rwt_bibl_vppi_i3


lunes, 27 de abril de 2020

Leyendo la Biblia con el pastor Agustín Campos

Desperté sin sueño en la temprana madrugada del pasado martes 14 de abril de 2020; oré, revisé apuntes bíblicos, actualicé la correspondencia y miré de corrido algunas publicaciones de Facebook, cuándo, de pronto, casi al salir, tropecé con la lectura bíblica matutina del pastor Agustín Campos. En las mañanas se le ve con frecuencia. Él hace, en vivo, una lectura comentada de la Biblia a la que asisten on line decenas de miembros que comentan animados acerca de las cosas que dice. Andaba por los capítulos 23 y 24 del libro de Los Hechos de los Apóstoles, y del modo más natural dramatizaba con la voz los diálogos; más que dramatizarlos, los vivía intensa y contagiosamente. Así es que me quedé todo el tiempo conectado allí con él, en lo que fue la hora más refrescante de todo el día.
Al término de aquella lectura sentí pena de que el mundo entero no estuviese allí, porque nunca oí a alguien leer la Biblia así. Entre risas e inesperados quebrantos, bromas de camino y reflexiones muy profundas, subiendo y bajando, absorbió a toda su audiencia, hasta hacerla vivir los emocionantes avatares ministeriales de Pablo. Todos estuvimos con el apóstol en el Sanedrín, y presentando el Evangelio ante Claudio Lisias y Félix, enfrentando las conjuras judías, y refutando a Tértulo, viviendo la gloriosa experiencia de fe que llevó en cadenas hasta Roma al más libre de los hombres.
Estuve hasta el final. Vaya si fue de provecho ese tiempo, en días como estos en que solo se escuchan malas noticias. La lectura bíblica matutina en boca de mi amigo, el Pastor Agustín Campos, es una verdadera “buena nueva”; es la gran noticia del Eterno; es una tierna remoción de preocupaciones que dejan lugar a la llegada de un abrazo del cielo.
Eso fue la mañana con mi amigo Campos: un abrazo del cielo.


Por qué escribo

¿Por qué escribo? Llevo años preguntándomelo. Pocas cosas ocurren por una sola razón; escribir no está entre ellas.

1. Escribo para que las cosas cobren sentido. No basta con tener sentimientos, es necesario ordenarlos y entenderlos. Isabel Allende escribió Paula, a la penosa muerte de su hija. Al hacerlo trataba de entender qué pasó. Nunca comprenderemos mejor algo que cuando tratemos de explicarlo a otros. Eso estamos haciendo al escribir.

2. Escribir hace más pleno al hombre. Al hacerlo somos más completos. Crecen los horizontes de la vida cuando nos extendemos usando la noble facultad de la razón. Al pensar desarrollamos la templanza educativa que nos separa del hombre salvaje; nos distanciamos entonces de la bestialidad y la violencia.

3. Escribo porque formo parte de la sinfonía universal. Todo forma parte de ti, y tú formas parte de todo. Fernández Retamar, en “Deber y derecho de escribir sobre todo”, dejó a la posteridad un poema donde explica el inexplicable acertijo de tu universalidad. Allí se lee: “Absurda la idea de que solo puedes escribir sobre lo que te ha ocurrido / (…) Como si todo no te hubiera ocurrido, como si/ Hubiera una tarde que no cayera para ti, (…)/ Como si todos los imperios destruidos, aventados por los desiertos, devorados por las selvas, / No hubieran conducido hasta ti (…)” (1)Definitivamente hay cosas que solo pueden explicar los poetas. 

4. Escribo porque es necesario defender la verdad. Antes de escribir, la tendrás que investigar. Serás entonces doblemente pleno: al investigarla, y al conocerla. Esta última tendrá efectos definitivos en ti. A ellos se refirió Cristo, cuando dijo: “…y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn. 8:32).

5. Escribo porque es necesario ser la voz de los que no tienen voz. Por eso los tiranos odian tanto al escritor: necesitan gobernar multitudes enmudecidas. Al escribir te darás cuenta de que eres visor de los que no ven, y voz de los que no hablan. Tal cosa Dios la puso en ti como misión y como deber. Jesús dijo: “…porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará; y al que mucho se le haya confiado, más se le pedirá” (Lc. 12:48). 

6. Escribo porque de este lado de la vida no soy eterno. Se agota el tiempo y llama el deber del legado.

7. Escribo porque tengo algo que decir. Todos tenemos una experiencia que compartir, una historia que contar, y un sueño que inspirar. Visto así, todos tenemos algo que decir. Muy pocos lo hacen, por la soledad en la que te sumes, y lo poco gratificante que, a veces, resulta el esfuerzo. Pese a todo, una parte escribe por oficio; escriben por escribir, y sigue siendo noble el hacerlo, pero desde mi perspectiva, y más allá de cualquier otra razón he tenido que escribir sin ser escritor, porque tengo algo que decir: el evangelio eterno desde mi Biblia Santa llevado a la vida de personas desesperadas, es algo de lo que me urge hablar, hasta el día que Dios me llame.

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(1) Roberto Fernández Retamar. “Deber y derecho de escribir sobre todo”. http://www.literatura.us/roberto/arder.html Accedido el 24 de abril de 2018, 16:21 hrs.


domingo, 26 de abril de 2020

De gracia en gracia

Con letra y música de Joel Houston y Chris Davenport, en la memorable interpretación de Majo Solís“Hermoso Dios/ Eterno Rey/ Mi Salvador/ Glorioso es/ Mi libertad/ Comprada fue/ Me rescató/ Su gracia hallé”.
No lo confiesa con su boca en esta oración cantada, lo eleva desde el estrato más profundo de su alma. Percíbalo:  “…porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren” (Jn. 4:23). “Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza” (I Ti. 4:12). 

Letra y Música: Joel Houston y Chris Davenport

Su amor cargó aquella cruz.
Preciosa sangre de Jesús.
Con mi vergüenza Él se vistió.
Su muerte es la prueba de su amor.

Por mí soportaste el dolor.
Sufrir en la cruz no te importó.
Con toda mi alma cantaré:

Hermoso Dios.
Eterno Rey.
Mi Salvador,
glorioso es.
Mi libertad,
comprada fue.
Me rescató.
Su gracia hallé.

La tumba vacía ahora está.
Eterna esperanza tú me das.
Tu muerte partió el velo en dos.
Tu resurrección la historia cambió.

Si todo lo diste por amor, Jesús,
no hay más vergüenza no hay temor, no.
Con todas mis fuerzas cantaré:

Hermoso Dios.
Eterno Rey.
Mi Salvador.
Glorioso es.
Mi libertad,
comprada fue.
Me rescató.
Su gracia hallé.

Al mirar la cruz yo soy libre.
Con poder la muerte venciste.
Por la eternidad yo te adoraré,
y de gracia en gracia iré.

Con mi alma cantaré,
y de gracia en gracia iré.
Con mi alma cantaré

Hermoso Dios.
Eterno Rey.
Mi Salvador,
glorioso es.
Mi libertad,
comprada fue.
Me rescató.
Su gracia hallé.


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(2) https://hillsong.com/es/letras/de-gracia-en-gracia/ Accedido el 27 de marzo de 2020, 4:23 PM.


sábado, 25 de abril de 2020

Antonio Pupo González (1936-1992)


A finales del año 1992, el 11 de diciembre, llega a todos la triste noticia de la partida a la eternidad del pastor Antonio Pupo González. Pocos días antes habíamos recibido una llamada telefónica del superintendente, Rev. Humberto Martínez Sabó. Estaba muy preocupado por el estado del pastor, que se agravaba por día, y querían se le brindara la mejor asistencia posible. Es así que hicimos coordinaciones en la sala de cuidados intermedios del Hospital Docente Clínico Quirúrgico “General Calixto García”, donde trabajamos diez largos años. Nunca olvidaré la triste escena de la llegada de la ambulancia, a la que esperé en la entrada, el cuerpo casi inerte del pastor, y las palabras del superintendente, que venía con él, y me dijo, tal vez porque me ensombrecí: “…sabemos que la vida y la muerte son de Dios”.
 Con el mayor respeto y amor acomodamos al Rev. Pupo, en la mejor ubicación de la sala. Personalmente le instalé un monitor. Le pregunté cómo se sentía; casi sin vida, me respondió: “Bien…” Muy pocos días después, en un contexto de calma y paz profunda, el Señor le llamó.
De origen muy humilde, nació el 18 de febrero de 1936, en un ambiente campesino. Hijo de Antonio Pupo Pupo y María Gonzáles Pupo, creció acompañado por tres hermanas y un hermano. Con solo diecisiete años vino a la fe, en la remota Aguada de Holguín, oriente cubano, bajo el pastorado de Argelio Sánchez. Con señales visibles de llamamiento, fue enviado pronto al Instituto Bíblico Pentecostal de Manacas, de donde egresó triunfal.
Todavía soltero, inicia un pastorado en la obra de Ranchuelo; allí se une en la vida y el ministerio con Rosaura Domínguez Domínguez. compañera de estudios del mismo Instituto Bíblico; juntos van a atender la obra en El Níspero, Las Tunas. Se trasladan posteriormente a Grúa Nueva, actual Ciego de Ávila, donde tienen un fructífero ministerio de trece años, desde 1966 hasta 1979, y desde allí inician su último pastorado, en El Rosario, municipio Arroyo Naranjo, La Habana, donde permanecen hasta que el Señor le llamó. Pastores enviados al ministerio, como Francisco García, Orlando Pérez, Ángel Toledo, Abraham Pupo y Moisés Pupo, son parte de su legado (1)Este último, hijo del pastor, y por muchos años directivo nacional del sistema educativo de las Asambleas de Dios de Cuba, nos deja sentidas memorias del ministerio de su padre, cuando relata:

Eran los primeros años de 1970, en Grúa Nueva, y mis padres enfrentaban las batallas que muchos de los pastores sostenían por mantener la iglesia viva, a pesar de la oposición y circunstancias de ese tiempo. Era necesario cambiar el techo del templo, guano y madera, y con los materiales ya sacados del monte y con los permisos necesarios para realizar el trabajo, llegan las autoridades y decomisan todos el guano y la madera que ya estaba lista, y se llevan o arrebatan los permisos para poder realizar la renovación del techo del templo. Frustración, enojo y cuántos otros sentimientos afloraban entre todos los feligreses de aquella congregación en un pequeño poblado de la provincia de Ciego de Ávila [centro de Cuba]. La historia terminó en que mi papá y los demás hermanos de la iglesia decidieron ir al monte, volver a cortar las palmas de guano y la madera para remodelar el techo. Me recuerdo perfectamente, a pesar de que tenía unos 4 años aproximadamente, caminando dentro del monte buscando lo necesario para la labor. Todos se pusieron de acuerdo, y en una noche se desmontó y se volvió a poner el techo del templo. Cabe señalar que, en esta ocasión, fue sin los permisos necesarios. Al otro día, cuando todos pasaban, y ya había nuevo techo en el templo...
En 1979 mis padres van a pastorear a la congregación, ubicada en el barrio de El Rosario, municipio Arroyo Naranjo, en La Habana. Las condiciones no eran muy diferentes. En ese tiempo no se respetaba a la iglesia, lanzaban piedras, huevos, entraban e interrumpían los cultos. Recuerdo que, muchas veces, se terminaba con la policía interviniendo en las grescas que se daban entre los hermanos de la iglesia y los inconversos que eran los iniciadores de estos hechos (principalmente mis hermanos eran los mayores defensores). Muchas veces mi papá era ofendido y agredido, pero agradecemos a Dios la victoria obtenida, el respeto alcanzado y el desarrollo futuro de esa congregación (2).
  

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(1) Sara Pupo, entrevistada por O. Ríos, vía electrónica, 18 de diciembre de 2018, 4:00 PM. Usada con permiso.
(2) Moisés Pupo Domínguez. Datos tomados de su comentario Facebook. 25 de abril de 2020, 10:50 AM. Usado con permiso.


viernes, 24 de abril de 2020

Cuando el profeta y la profecía eran una misma cosa

Mi gran amigo y hermano, Francisco Antuna es, en mi criterio, el egresado de más alto rendimiento de la Escuela Ministerial de Tyler, Texas. Explora en profundidad la Biblia, y a cada rato me pone a pensar a través de los mensajes que me envía, donde se transparentan inquietudes teológicas interesantes. Ayer lanzó un formidable ataque a través de un texto, donde pregunta: “¿Oseas se unió en matrimonio a una mujer de la calle, o esta vino a ser así después de casados?” Buena pregunta, a la que no responden de manera uniforme los teólogos.
Oseas pertenece a la hornada de profetas del siglo VIII a.C., momento en que se alcanza la cumbre de la profecía hebrea. Comparte con Amós la singularidad de profetizar exclusivamente al reino del norte, en tierra de Israel. Sus profecías se recogen en el pequeño libro bíblico que lleva su nombre, y en el comienzo mismo, se desarrolla la tragedia doméstica a que se hace alusión. En Oseas 1: 2-9, se lee:

El principio de la palabra de Jehová por medio de Oseas. Dijo Jehová a Oseas: ‘Ve, tómate una mujer fornicaria, e hijos de fornicación; porque la tierra fornica apartándose de Jehová’. Fue, pues, y tomó a Gomer hija de Diblaim, la cual concibió y le dio a luz un hijo. Y le dijo Jehová: ‘Ponle por nombre Jezreel; porque de aquí a poco yo castigaré a la casa de Jehú por causa de la sangre de Jezreel, y haré cesar el reino de la casa de Israel. Y en aquel día quebraré yo el arco de Israel en el valle de Jezreel’. Concibió ella otra vez, y dio a luz una hija. Y le dijo Dios: ‘Ponle por nombre Lo-ruhama, porque no me compadeceré más de la casa de Israel, sino que los quitaré del todo. Mas de la casa de Judá tendré misericordia, y los salvaré por Jehová su Dios; y no los salvaré con arco, ni con espada, ni con batalla, ni con caballos ni jinetes’. Después de haber destetado a Lo-ruhama, concibió y dio a luz un hijo. Y dijo Dios: ‘Ponle por nombre Lo-ammi, porque vosotros no sois mi pueblo, ni yo seré vuestro Dios’.

El asunto en discusión es: ¿cuán caída estaba ya la moralidad de Gomer al momento de su unión con Oseas?, y ¿cuánto de conocimiento de esto estaba en el profeta? Comiéncese por decir que muchos estudiosos de la Biblia interpretan esta unión como una alegoría; es decir, algo que nunca ocurrió. Las escuelas conservadoras, tienen presente la fuerza de la narración que, al análisis, arroja la presentación evidente de una historia. Entendamos entonces, para comenzar, que se está hablando de un hecho real. Al respecto, comentaristas bíblicos de la talla de Cyrus I. Scofield, o Donald C. Stamps asumen la improbabilidad de que un Dios santo indicara a un profeta apartado para Él, con relación a unirse a una ramera. Siguiendo a estos expositores bíblicos el camino que se asume es que esta mujer devino en tamaña perversión después de casada con Oseas. Con esta interpretación arrojan tranquilidad en las ronchas que levanta el asunto en una mente casta.
Ahora bien, como dice mi buen amigo, el teólogo cubano Luis Guerra, deben separarse “necesidades teológicas” de “conclusiones exegéticas”. Todos, en función de lo que creemos que debe ser “sano” teológicamente hablando, forzamos interpretaciones que no nacen de la exégesis directa de un pasaje. Este es un caso. Si vuelve a leer la cita transcrita arriba, Dios dice claramente a Oseas que esa mujer, a la que debe unirse, es fornicaria, y esto no puede entenderse de otra manera. La mujer lo era, y Oseas lo sabía. ¿Se complacía Dios con esa unión? Es clara en la Biblia la elevada santidad de Dios, pero eso no es lo que está en este asunto. Dios está aquí enviando a su profeta; este llevará un mensaje a Israel que, al tiempo de darlo, lo portará en su propia vida. Más de una vez, en la historia bíblica el profeta y la profecía se hicieron uno. Nótelo en Isaías:

…en aquel tiempo habló Jehová por medio de Isaías hijo de Amoz, diciendo: ‘Ve y quita el cilicio de tus lomos, y descalza las sandalias de tus pies’. Y lo hizo así, andando desnudo y descalzo. Y dijo Jehová: ‘De la manera que anduvo mi siervo Isaías desnudo y descalzo tres años, por señal y pronóstico sobre Egipto y sobre Etiopía, así llevará el rey de Asiria a los cautivos de Egipto y los deportados de Etiopía, a jóvenes y a ancianos, desnudos y descalzos, y descubiertas las nalgas para vergüenza de Egipto’. (Is. 20: 2-4).

¿Cómo pone usted en armonía la santidad de Dios y de su siervo con la desnudez pública de un profeta de la talla de Isaías?
Dios dice a Ezequiel:

Y comerás pan de cebada cocido debajo de la ceniza; y lo cocerás a vista de ellos al fuego de excremento humano. Y dijo Jehová: ‘Así comerán los hijos de Israel su pan inmundo, entre las naciones a donde los arrojaré yo’. Y dije: ‘¡Ah, Señor Jehová! he aquí que mi alma no es inmunda, ni nunca desde mi juventud hasta este tiempo comí cosa mortecina ni despedazada, ni nunca en mi boca entró carne inmunda’. Y me respondió: ‘He aquí te permito usar estiércol de bueyes en lugar de excremento humano para cocer tu pan’ (Ez. 4:12- 15). 

¿Cómo armonizar todo esto con un Dios absolutamente santo? Para ambos casos solo hay una respuesta: el profeta llevaba en su propia vida la profecía. Mensajero y mensaje se fundían en uno solo. Puede resultar difícil de entender en una época tan cínica como la que vivimos hoy día, en que la profecía anda por un lado, y el profeta por otro, pero no era así en el auténtico profeta bíblico. El mensaje de la muerte y resurrección de Jesús colocó a Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, literalmente (Jon. 1:17). Él fue la presentación de tan magno mensaje aun sin saberlo.
Tal suerte corrió Oseas. Su destruida vida doméstica era el mensaje del fracaso de Israel en su relación con Dios, y el drama de aquella descomposición moral y espiritual de Gomer era la representación dramática de la perversión del reino del norte que corría en desenfreno, prostituyéndose detrás de los ídolos que le apartaban de un Dios santo y lleno de amor para empujarlos de lleno hacia una cultura totalmente pagana.
El capítulo 3 de Oseas se llena de un mensaje aún más difícil de entender, cuando el profeta rescata a su esposa, alejada de él y contaminada en toda suerte de fornicaciones, y la compra para traerla de vuelta por “quince siclos de plata y un homer y medio de cebada” (Os. 3:2b). En tales imágenes es de mayor importancia, ante Dios, el mensaje que la seria tragedia que protagoniza, en lo personal, el profeta.
Este es el único camino interpretativo que resulta coherente. Las demás interpretaciones mencionadas responden, como afirma el pastor L. Guerra, a “necesidades teológicas” que nos llevan, indetenibles, a distorsiones exegéticas.
Dura es la vida del profeta verdadero, y muy alejada del patrón que vivimos hoy, en que la “profecía” se llena de “decretos arrogantes,” y “órdenes dadas a un dócil cielo que espera sumiso” de parte de autoproclamados “profetas”, ninguno de los cuáles vio venir una pandemia mundial como la actual, que ha azotado ya a 185 países, y segado la vida de 195.920 personas.
Todos queremos que vuelvan sobre nosotros los tiempos en que el profeta y la profecía eran una misma cosa, pero, sin el ánimo de parecer negativo a mi amigo Frank, que ha sido tan bueno conmigo, creo que esto no será, porque Cristo viene ya.


jueves, 23 de abril de 2020

Es el tiempo de tu visitación

        El Rev. Orson Vila, Presidente del Centro de Avivamiento Cristiano de Hialeah, pronunció un mensaje hermoso, en ocasión del pasado inicio de Semana Santa, Domingo de Ramos: "Es el tiempo de tu visitación". 5 de abril de 2020. Recomendamos sea escuchado. Disponible en: https://www.facebook.com/cachialeah/videos/211603576795708/https://www.facebook.com/cachialeah/videos/211603576795708/


miércoles, 22 de abril de 2020

Oh, no…, ¡otra vez Nerón!

Nada une tanto a los grupos dispares como un enemigo común; al decirlo me siento manejando una especie de jerga mafiosa, pero esa afirmación descansa en una experiencia práctica de sesenta siglos. Si no lo cree observe al presente como se detuvieron las diferencias políticas y todos los gobiernos unieron fuerzas en pro de lograr la derrota de lo que parece será la pandemia del siglo: el COVID-19.
Así fue en las primeras semanas; el sentido común enrumbó a los bien intencionados por este derrotero; sin embargo, no faltan ya los que maliciosamente orientan el visor a la búsqueda de un culpable. Nada más entretenido en esta vida que sentar a alguien en el banquillo de los acusados. Es así que, un funcionario iraní, aseguró, sin prueba alguna, que la epidemia podía ser un arma biológica de los Estados Unidos. Muchos, en la gran patria de Lincoln, afirmaron lo mismo de China. Arabia Saudita, con una imaginación muy contextualizada al ambiente medio-oriental, señaló que sus casos registrados eran culpa de Irán. Corea del Sur, desenterrando rencillas, arremetió contra Japón; la isla del sol naciente no tardó en reciprocar (1). Finalmente, todo el mundo acusa a la Organización Mundial de la Salud (OMS), y la OMS acusa a todo el mundo.
La columnista Vivian Wang afirma que, al presente, los dedos apuntan en direcciones muy predecibles (1). Bueno…, así era, hasta que, en un verdadero arranque de imaginación desbordada, digno de un Hércules Poirot embebido con los peores alucinógenos, el pasado 27 de marzo de 2020, Katherine Stewart, “a todo pulmón”, desde el prestigioso y nunca bien ponderado New York Times, anunció el hallazgo definitivo de los culpables. Estos son nada más y nada menos que… ¡los evangélicos! Sherlock Holmes habría colapsado de envidia ante tal ejercicio de inferencia.
Los evangélicos, no hay dudas. Si tenemos una pandemia de coronavirus que alcanza hasta la isla Papúa, en el archipiélago malayo, es culpa de ese grupito de alienados sociales que son los evangélicos. ¿Conoce alguno? El texto del artículo aparece arropado bajo el título: “El camino al infierno con el coronavirus ha sido pavimentado por evangélicos”. En él afirma: “…el Partido Republicano se ha unido a un movimiento espiritual cuyas creencias vuelan en contradicción con la ciencia…” (2). Por este camino quedó allá, muy lejos, en los anales de la desmemoria, James Clerk Maxwell, aquel evangélico devenido en padre del electromagnetismo, por cuyos trabajos esta dama tiene lavadora y batidora eléctrica, y algo más: un automóvil en que se traslada hasta la redacción para estructurar artículos contra los evangélicos. Esta laboriosa dama de pluma ligera obvió a Max Planck, el padre de la teoría cuántica. ¿Sabrá que Einstein existe, en una buena medida, gracias a ese evangélico luterano? ¿Recordará que, cuando nadie le iba a hacer caso al trabajito del desconocido físico judío en que fundamentaba la relatividad especial, con fina intuición Max Planck dijo a los demás: “Cuidado…, ahí hay algo…” ¿Sabe Katherine Stewart cuánto de Dios hubo en Newton, Galileo, Mendel y Pasteur... ¿Le serán familiares esos nombres? ¿Le parecen antiguos? Quiere actualidad. ¿Cuál? ¿La que tiene que ver con el hecho de que el proyecto “Genoma humano” fue dirigido por un cristiano comprometido, públicamente confeso, que se llama Francis S. Collins?
Agrega Stewart: “El nacionalismo religioso ha traído a la política estadounidense la convicción de que nuestras diferencias políticas son una batalla entre el mal absoluto y el bien absoluto” (…). “Cuando estás involucrado en una lucha entre el ‘partido de la vida’ y el ‘partido de la muerte’, como algunos nacionalistas religiosos ahora enmarcan nuestras divisiones políticas, no tienes que preocuparte por hacer políticas cuidadosas basadas en la opinión o análisis de expertos”, asegura (2), (3), (4).
La gran nación norteamericana está levantada sobre cimientos evangélicos. Estos ladrillos de fe dieron el sólido fundamento sobre el que se alzó, indetenible, la primera economía del mundo. Los padres de la nación norteamericana fueron hombres movidos por los más célicos sentimientos. La Declaración de Independencia de los Estados Unidos, firmada el 4 de julio de 1776, está llena de Dios. El epistolario de los padres de la nación norteña: John Adams, Benjamín Franklin, Alexander Hamilton, John Jay, Thomas Jefferson, James Madison, y George Washington, está desbordada de Biblia y Dios; no obstante, Stewart endilga a los evangélicos de idiotas, cuando se refiere a “la idiotez y las acciones extremas de algunos que desafiaron las órdenes de salud pública (…) para estigmatizar a la mitad del país” (2).
Mientras los evangélicos devenimos en idiotas culpables, fue olvidado el hecho de que la pandemia nació en el rincón más ateo del mundo: China.
“Los evangélicos son culpables de esta pandemia y del modo en que ha asolado a la gran patria del norte”. Esa inferida aseveración, más que todo, carece de originalidad porque no es la primera vez que el pueblo evangélico carga con la culpa de un gran siniestro. Ya Nerón nos acusó de incendiar Roma. A la lectura del artículo de Stewart no me nació otro pensamiento por respuesta: “Oh, no…, ¡otra vez Nerón!”             


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(1) Vivian Wang. The New York Times“El número de muertos aumenta y los gobiernos buscan culpables por el coronavirus”.Publicado: 8 de marzo de 2020. https://www.nytimes.com/es/2020/03/08/espanol/culpables-coronavirus.html  Accedido: 22 de abril de 2020, 12:12 p. m. 
(2) Joe Irizarry. “New York Times dice que la pandemia de coronavirus es culpa de los evangélicos”. https://www.joeirizarrynoticiascristianas.com/2020/04/01/new-york-times-dice-que-la-pandemia-de-coronavirus-es-culpa-de-los-evangelicos/?fbclid=IwAR3iDYT6WOPAzRNZvRMOLRMEDWQeDuvBvQcbLNBvvjeFGuxmtjd-maE7T58 Publicado: 1 de abril de 2020. Accedido: Accedido: 22 de abril de 2020, 1:12 p. m..
(3) Douglas Ernst. The Washington Times. Friday, march 27, 2020. "Trump, Christians ripped in NYTs op-ed: 'The road to coronavirus hell was paved by Evangelicals'" https://www.washingtontimes.com/news/2020/mar/27/trump-christians-ripped-in-nyts-op-ed-the-road-to-/  Accedido: Accedido: 22 de abril de 2020, 2:12 p. m.
(4) Libertad. USA. "El New York Times liberal culpa a los cristianos evangélicos y al presidente Trump por el coronavirus" 27 de marzo de 2020. https://libertadusa.com/2020/03/el-new-york-times-liberal-culpa-a-los-cristianos-evangelicos-y-al-presidente-trump-por-el-coronavirus/  Accedido: Accedido: 22 de abril de 2020, 3:12 p. m.