«El que canta canciones al corazón afligido es como el que quita la ropa en tiempo de frío, o el que sobre el jabón echa vinagre» (Pr. 25: 20). El dolor humano debe de ser tratado con tacto. Suele mirar desde un estrado triunfalista, el que nada sufre, al que se está moviendo en medio de la crisis. Ese primero es el que «canta canciones al corazón afligido»; lo hace sin empatía, sin la menor comprensión «del otro», desde una perspectiva malsana e irresponsable. Expresa, en general, inmadurez y ausencia total de previsión respecto a los desbalances de la vida: mañana le tocará a él.
«Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran» (Ro. 12:15). Ese es el equilibrio. Que pocos lo alcanzan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su comentario a este artículo se recibe con respeto y gratitud.