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sábado, 17 de diciembre de 2022

Borges y la tauromaquia

El espectáculo sangriento del torero en la plaza, burlando al toro con la capota roja, maltratándolo con las banderillas y ultimándolo al final del dinámico ir y venir, con la fría espada, ha sido en el tiempo diversión selecta de varias culturas. A la luz de las consideraciones éticas contemporáneas la práctica empieza a despertar mucho rechazo en todos los que aman la vida animal como creación de Dios. Esta fue traída a la existencia para el sustento y no para el sufrimiento que le infringen los que convierten tal espectáculo en una fiesta sádica.

En 1979, en el contexto de un homenaje que hicieran al escritor y poeta argentino Jorge Luis Borges (1899-1986), con motivo de sus 80 años, el locutor y periodista Antonio Carrizo en su programa «La vida y el canto» le preguntó a su compatriota: «Señor Borges, ¿qué opina de la tauromaquia? ¿Cuál es su concepto sobre la figura del torero?». El más universal de los escritores argentinos contestó:

 

La tauromaquia es una de las formas vigentes de la barbarie. En cuanto a la figura del torero, creo que es esencialmente un cobarde. Un hombre que, con todo un aparato racional de estrategias, entrenamientos, armas, estocadas practicadas, clases y mucho estudio premeditado, se mide frente un animal pasmado por la sorpresa, por la ansiedad; un animal que no tiene otro recurso que los reflejos de su instinto primario…

Bajo esa disparidad podemos medir el valor de los toreros. La valentía verdadera no soporta desniveles tan abusivos. Por eso para mí los toreros no son valientes, sino más bien bufones; los bufones de la valentía (1).

 

Dios tiene compasión también de los animales. Es curioso, en el último versículo del libro de Jonás, en la amonestación que hace el Señor a su profeta, le dice, a modo de cierre: «¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?» (Jon. 4: 11).

Tratando el tema del afán y la ansiedad, Jesús atrae la atención de sus discípulos acerca del cuidado que tiene Dios de su creación, cuando les dice: «Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta» (Lc. 12. 24).

La creación es la creación de Dios y el hombre es tutor de la naturaleza para su bienestar y desarrollo, no para su maltrato y destrucción. Nos ayude el Señor a entenderlo.

 

 

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(1) Editorial. La Crónica de Chihuahua. 12 de noviembre, 19:00 p. m. http://www.cronicadechihuahua.com/Borges-y-la-tauromaquia-una-de-las-formas-vigentes-de-la-barbarie.html Accedido: 17 de diciembre de 2022, 12: 58 p. m.



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