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viernes, 30 de diciembre de 2022

Pablo, el náufrago

«…Una noche y un día he estado como náufrago en alta mar» (II Co. 11: 25), así contó Pablo a los revueltos corintios. Él «apóstol a los gentiles» nos enseñó que, mientras flotamos en una tabla en medio del océano, entre tiburones, podemos contar con la Presencia y Protección de Dios. Nos enseñó que tales pruebas son estaciones, sofocos temporales que pulen la fe en aquel a quien Jesús llama. Nos enseñó que no es el pecado el que nos lleva allí, sino el compartir los vituperios de Cristo, aquel que anduvo los soleados y desérticos caminos de Judea, que conoció como nosotros el hambre y la sed, el rechazo y la desestimación de los que no le merecieron nunca.

El andar apostólico de Pablo es, para nosotros, una lección de vida y la antítesis más grande que se pueda escribir frente al acomodo de los tiempos modernos.



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