Translate

martes, 6 de diciembre de 2022

La teleología y el «para qué»

La teleología (lea bien, no es teología, es teleología) es un concepto antiguo, según el cual todo tiende a un fin. Se le reconoce desde los tiempos de Platón y Aristóteles. En la Edad Media los cristianos escolásticos lo incorporaron a la teología (recuerde que: cristianismo + filosofía griega = escolasticismo). Ellos distinguían entre «causa eficiente» y «causa final». La «causa eficiente» era la mediata: una bola de billar golpea a otra y la empuja a la tronera. La «causa final» es la meta hacia la cual algo se mueve (1). Para los escolásticos Dios está en ambas. El Rey del cielo lo creó todo con leyes que regulan y ordenan la «causa eficiente». A la par, Dios es el propósito final de todas las cosas; todo va a Él, como «causa final».

De este modo, por este camino, los libros no tan antiguos de fisiología, algunos de aquellos por los que estudié a principios de la década de 1980, esencialmente norteamericanos, usaban expresiones teleológicas que desquiciaban a los profesores, obligados por la inercia marxista a reducirlo todo a aquel rancio materialismo en el que ya nadie cree. «La presión arterial cae, entonces aumenta el gasto cardiaco para que la presión arterial suba otra vez». Cuando los estudiantes repetíamos conceptos así, a ellos les daban ataques. «Tiene que decir —anunciaban ellos, con una especie de donaire que estaba a medio camino entre Confucio y Lao- Tse— tienen que decir, ‘la presión arterial cae, entonces el gasto cardiaco aumenta y la presión arterial sube otra vez’».

Por esos caminos reducían el cuerpo a la máquina de engranajes aleatorios en que lo convirtió Darwin.

«Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos» (Ro. 14: 7, 8); «para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él» (I Co. 8: 6).

 

 

__________


 

(1) J. González. Diccionario manual teológico. Barcelona: Clie, 2010, p. 278.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Su comentario a este artículo se recibe con respeto y gratitud.