Decía J. M. Serrat durante su visita a México en 1987, que desechar a un viejo era como quemar un libro, destruir un archivo, pisotear el conocimiento o despreciar la experiencia (1). Cuánta razón tenía el cantautor catalán al hablar así. Con cada anciano se nos va un voluminoso libro de historia. En el instante en que termina esa vida desaparecen miles de páginas para siempre.
Al común de los humanos no le importa leer en el pasado de la gente. Los dictados que le hacen los historiadores que no vivieron los momentos que cuentan les resultan más confiables. Y esa mixtura de registro novelado y cristalización politizada deforma mucho la percepción del pasado.
Qué bueno sería si alguien se ocupara de registrar la memoria y percepción de cada anciano. Qué gran libro nos quedaría por legado. Qué formidable historia se escribiría.
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(1) Joan Manuel Serrat. "Llegar a viejo". https://youtu.be/Mj6NIMf9lyE?list=RDEM1iP8TE7FFIHS093oCeAHmg Publicado: 3 de junio de 2009. Accedido: 22 de abril de 2022, 10: 47 p.m.
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