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miércoles, 18 de noviembre de 2020

Disfruto tanto las generalizaciones

Disfruto tanto las generalizaciones; poder reunir en un reducido haz de conceptos o afirmaciones un cúmulo extensos de verdades, nada disfruto como eso. Puedo recordar aquella mañana de 1978, cuando me encontraba matemáticamente perdido entre las fórmulas de las elipses, y la profesora afirmó: “Una circunferencia es una elipse cuyos focos coinciden con el centro”. Comprenderlo me produjo una experiencia de deslumbre.

Los filósofos afirman que el conocimiento va de lo general a lo particular. Así está en el libro, pero en la realidad de cada día, funciona diferente; cuántas veces fue al revés. A decir verdad, creo que el mundo me ha funcionado invertido: he pasado la vida tratando de integral lo que veo y aprendo, en alguna verdad generalizadora. Ha sido una y otra vez el ir de lo particular a lo general en esta antifilosófica existencia.

James C. Maxwell unificó la electricidad, el magnetismo y la luz. Albert Einstein, aquel artífice de la imaginación y el saber, integró la materia y la energía, dos cosas tan físicamente dispares, en su archiconocida fórmula: E= m.c2. Él fundió el espacio-tiempo en un enrevesado entramado tetradimensional y pasaría sus últimos treinta años tratando de integrar la gravedad y el electromagnetismo en «la teoría del campo unificado» (1). Es hermoso el solo hecho de pensarlo.

La integración del conocimiento organiza el pensamiento, sistematiza la información y lo hace todo más comprensible. No andan mal los científicos cuando hacen estos esfuerzos, porque todo en la vida se organiza en círculos concéntricos que no son otra cosa que niveles de integración. La tierra por su lado, las plantas por el suyo, los animales, el hombre. Luego se unen inseparablemente los cuatro... 

Una visión así nos lleva inevitablemente al Creador. Al final todo se integra en Dios, porque de Él emana cada cosa que existe. “Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos” (Hch. 17: 28).

A veces me pregunto si quizá Benito de Spinoza tenía razón cuando dijo que todo está en Dios; tú también.

 

 

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(1) Antonio J. Durán. “Einstein y el Quijote”.  La Gaceta de la RSME, Vol. 18 (2015), Núm. 3, Págs. 607–634. Ver en: http://gaceta.rsme.es/abrir.php?id=1295 Accedido: 17 de noviembre de 2020, 4: 28 PM.




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