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sábado, 23 de mayo de 2020

Hermenéutica bíblica. Regla cuarta

Regla cuarta: es preciso tomar en consideración el objeto o designio del libro o pasaje bíblico en que ocurren las palabras o expresiones oscuras.

Ciertos salmos pueden ser comprendidos a plenitud si se tiene conocimiento de la intención del pasaje. Por ejemplo, en el Salmo 3, David huía de Absalón. En el Salmo 18, David es librado de Saúl. El desgarrador Salmo 51 fue escrito después de que David fuera confrontado por el profeta Natán. Los salmos comprendidos desde el 120 hasta el 134, titulados: Cántico gradual, fueron escritos para cantarse por los judíos en sus viajes anuales a Jerusalén. (Ver, especialmente los salmos 121 y 122.)
En Segunda de Pedro 3: 1, 2, aparece el designio de la carta: “Amados, esta es la segunda carta que os escribo, y en ambas despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento, para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador dado por vuestros apóstoles”. 
En el libro de Proverbios 1: 1-4, aparece el designio del libro: “Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel. Para entender sabiduría y doctrina, para conocer razones prudentes, para recibir el consejo de prudencia, justicia, juicio y equidad; para dar sagacidad a los simples, y a los jóvenes inteligencia y cordura” (1)


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(1) Eric A. Lund. Hermenéutica. Introducción bíblica. Sección 1. Miami: Editorial Vida.1989, pp. 53-57. 


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