“Las ideologías ya le han hecho mucho mal al mundo (…). Izquierda y derecha son solo los costados de un camino”, así decía el viejo Cabral (1). Maoísmo, estalinismo, nazismo, totalitarismo católico... ¿Qué más?
¿Para qué sirven las ideologías?
1. Para enmascarar la naturaleza humana.
2. Para demostrarnos a nosotros mismos que somos un fracaso cuando los postulados no se verifican.
3. Para engendrar confianza en uno que no la merece. Ochenta y cinco millones de alemanes creyeron a Hitler. “Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre…” (Jer. 17: 5).
Las ideologías empujaron la llegada del posmodernismo: nadie cree en nada. Un presidente es “el idiota de turno”. Frente al tribuno que expone la gente se levanta y se va. Alza el presidente de los Estados Unidos una Biblia y una periodista pregunta con total irrespeto: “¿Es suya?”.
El mundo tiene que agradecerles a las ideologías la gran decepción de los tiempos modernos, y es muy difícil desandar ese camino. Inútil tarea la de los populistas.
Las ideologías han demostrado ser no más que estériles redireccionamientos, harto anacrónicos ya. “Conventillos ideológicos”, así los llamó en 2015, el papa Francisco en La Habana.
Quiera Dios que tales decepciones lancen cada vez más personas de bruces en los brazos del Señor...
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(1) Facundo Cabral-Testimonio. Canal de Carlos Maynor Salinas Santano. https://youtu.be/DNzEIe6c4nY Publicado: 28 de julio de 2000. Accedido: 3 de agosto de 2022, 4: 36 p. m.
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