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viernes, 26 de agosto de 2022

El valor de Aquel Hombre

En el contexto de una conferencia universitaria, un estudiante preguntó a Paul Washer, en su carácter de expositor, cómo era posible que la muerte de un solo hombre, la muerte de Cristo pudiera limpiar los pecados a toda la humanidad pasada, presente y futura. ¿Cómo podía el sufrimiento de unas horas de un solo hombre en una cruz salvar a una multitud incontable del juicio eterno? ¿Cómo uno solo podía lograr un algo así en el gran tumulto de la humanidad? El estudiante que hacía la pregunta señalaba hacia algo que suponía para él un completo absurdo. El conocido predicador bautista le contestó:

 

¿Quieres saber cómo un hombre, muriendo solo, por «un par de horas en una cruz» puede salvar a una multitud de hombres de una eternidad en el infierno? ¡Porque ese único hombre vale más que todos ellos juntos! Si tú tomas montañas, montes y todo lo demás; si tú tomas todo, cada planeta, cada estrella, cada forma de belleza, todo lo que canta, todo lo que resplandece y lo pones en una balanza, y pones a Cristo en el otro lado ¡Él pesará más! ¡Él pesará más! (1).

 

Es una gran verdad. Basta saber que a través del Hijo de Dios fue hecho todo lo que existe. Él sostiene el universo. Así lo establece la Epístola a los Hebreos:

 

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas (He. 1: 1-3).

 

Jesús sostiene la creación. Si en algún momento Él se detuviera, todo regresaría a la nada. Se apagaría hasta el brillo de la última estrella.

No es «el sufrimiento por un par de horas de un hombre cualquiera en una cruz»; es la muerte del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Jn. 1: 29); es la muerte del Sumo Sacerdote de la humanidad, «santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos» (He. 7: 26).


 

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(1) Paul Washer. “Cristo sobrepasa toda comparación”. Cristianismo auténtico. https://youtu.be/pqEwM3YV4cE Publicado: 1 de enero de 2017. Accedido: 26 de agosto de 2022.



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