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sábado, 6 de agosto de 2022

La tierra es una carreta con las ruedas cuadradas

Los que han tenido la ventura de estar en el cielo cuentan que una de las cosas que más les impresionó es que todo fluye allí. Uno decía querer oler una flor y esta de pronto vino a él… No es en modo alguno la pesadez de la tierra en que todo es abotagado, lento, torpe. Nuestros propios pensamientos qué estorbados están. Cuánto trabajo se pasa para hacer un cálculo de dos cifras.

Si de hacer gestiones se trata, para qué recordar. Uno llega a sentir la impresión de que la tierra entera es como una carreta de ruedas cuadradas.

Luchemos para llegar allí, a ese lugar bendito que Jesús llamó “la casa del Padre”, donde hay lugar para nosotros. Bendita promesa del Señor Jesús: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Jn. 14: 2, 3). 

Hay lugar para ti. ¿Quieres venir al cielo conmigo? Hay algo que debes hacer para que eso sea posible: recibe a Cristo como Salvador personal. Él murió por ti. El infierno no fue hecho para ser tu destino eterno. Tu lugar es el cielo, pero para que eso sea posible tienes que recibir a Jesús como Salvador personal. Hazlo ahora. No pierdas una noche más y vente conmigo al cielo. Allí te espera el Señor. Él te abrió el camino aquella tarde en que murió por ti, pero le tienes que recibir como Salvador personal porque no hay otro camino al Padre.

“Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvo” (Hch. 4: 12).

Hazlo ahora y vente conmigo al cielo. Me encantará verte allí.



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