Asombrosamente todo se configura en una curiosa dimensión trina. Existimos en una confluencia inseparable de materia, espacio y tiempo. No es posible separarlos. La materia se expresa en los estados sólido, líquido y gaseoso; el espacio se describe en las direcciones largo, ancho y alto; el tiempo se contempla como presente, pasado y futuro.
Portales especializados afirman que el número 3 aparece en la Biblia en sus variantes 467 veces expresando un sentido de unidad perfecta (1):
- Tres días ayunaron Esther y el pueblo judío ante una inminente destrucción (Est. 4:16).
- Tres juicios en series de tres, decretó Dios contra David por haber censado al pueblo: “Escoge para ti: o tres años de hambre, o por tres meses ser derrotado delante de tus enemigos con la espada de tus adversarios, o por tres días la espada de Jehová” (I Cr. 21:12).
- El arca de Dios estuvo en casa de Obed Edom tres meses (I Cr. 13: 14a).
- Salomón ofrecía tres veces al año holocaustos y sacrificios de paz (I Re. 9:25).
- Elías se tendió tres veces sobre el cuerpo sin vida del hijo de la viuda de Sarepta de Sidón, antes de que este regresara a la vida (I Re. 17:21).
- En la visión de Isaías los serafines clamaron tres veces: “Santo, santo, santo (Is. 6: 3).
- Pablo estableció: “Contra un anciano no admitas acusación sino con dos o tres testigos” (II Ti. 5:19).
- El tabernáculo, y luego el Templo de Jerusalén, por disposición de Dios estaba ordenado en tres partes, el atrio, el lugar santo y el lugar santísimo.
- Somos bíblicamente seres trinos: “…y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo” (I Te. 5:23b, c).
- El Señor Jesús enfrentó la tentación del desierto por tres caminos: la conversión de piedras en pan, los reinos de la tierra, la caída voluntaria desde el pináculo del Templo (Lu. 4). Muchos vinculan esto con el hecho de que la acechanza destructiva que nos asedia viene por tres caminos: “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne [el pan en la tentación del desierto], los deseos de los ojos [los reinos de este mundo en la tentación del desierto], y la vanagloria de la vida [aquel lanzarse abajo en la tentación a Jesús], no proviene del Padre, sino del mundo” (I Jn. 2:16).
- Cristo resucitó al tercer día (Mt. 17:23).
- Tres puertas tienen en cada uno de sus cuatro lados los muros de la ciudad celestial (Ap. 21:13).
- Dios existe eternamente en la persona del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. “Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan” (I Jn. 5:7, 8). “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén” (II Co. 13:14).
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Marietha Góngora. “El número 3 y la Santa Biblia ¿Por qué es importante el número 3? Publicado el 1 de septiembre de 2014. https://nuestra-voz.org/el-numero-3-y-la-santa-biblia-por-que-es-importante-el-numero-3/ Accedido el 11 de febrero de 2020, 5:21 PM.
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