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martes, 11 de febrero de 2020

Propósito del trabajo celular eclesiástico

Hace años, mientras evaluaba la entrada a Cuba de la Escuela Internacional de Ministerios, escuchaba el tema del trabajo celular de boca del Rev. Larry Stockstill. Este resumía los propósitos del trabajo celular de la iglesia en tres: 1. Pastorear a los creyentes. 2. Evangelizar a los perdidos. 3. Levantar líderes.  Me pareció acertado.
La célula es una pequeña comunidad de cristianos que tienen vínculos; a veces, con la vecindad de sus casas; en otras oportunidades con la profesión común que realizan. Estos se reúnen periódicamente, se atienden entre sí y se descubren unos a otros en lo relacionado a los talentos y dones que poseen, dones que no se pueden expresar y desarrollar en el grupo mayor que constituye la grey en el templo.
La célula de Jesús la formaban los doce discípulos. Ellos fueron el primer referente del trabajo celular, y sentaron de modo práctico el principio básico del iglecrecimiento. Las iglesias más grandes del mundo en Asia, América Latina y Norteamérica han crecido impulsadas por el trabajo celular. Todo buen pastor haría bien en atender este asunto, aunque las variantes de trabajo que se usen respondan a cuestiones propias del lugar y de la visión pastoral que debe siempre ser respetada.


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