Toda la vida escuché pronunciar la palabra icono como un término llano, con el acento prosódico colocado en la penúltima sílaba. Por treinta años para nosotros fue así, y el cambio lo trajo la revolución informática; los nuevos sistemas operativos necesitaron hacer uso del término, y la palabra se hizo súbita y mayoritariamente esdrújula. En misteriosa consonancia cuasi universal, todo el mundo comenzó a decir y a escribir ícono. El celo de los lingüistas conservadores libró una batalla en favor de la tradicional voz llana, pero la nueva hornada de técnicos, en avalancha incontenible, validó el principio de que no hay revoluciones tecnológicas sin cambios y ajustes semánticos. Se impusieron entonces reconsideraciones.
La palabra icono [del francés icône, este del ruso ikona, y este del griego εἰκών (eikṓn)], se usó en la historia básicamente con el significado de representación religiosa en relieve o pintura; era algo propio de las iglesias cristianas orientales (1), que compensaban con ellos la incapacidad de leer que sufrían sus feligreses. De la palabra derivaron términos como iconoclasmo, para referirse a un movimiento que apareció en la iglesia oriental en el siglo VIII, opuesto fuertemente al uso de imágenes en el culto, catapultado por acusaciones de musulmanes y judíos que endilgaban a los cristianos de idólatras. Por extensión apareció el término iconoclasta para usarlo en aquellos que insanamente disfrutaban destruir opiniones de aceptación generalizada. La controversia iconoclasta, protagonizada por el emperador bizantino León III, el Isaúrico, al ordenar este la destrucción de una imagen de Cristo a la que se le conferían poderes milagrosos dejó una estela de disensiones en la historia. A los iconoclastas se opusieron los iconodulos; término que trajo el significado de “siervo de las imágenes” (2).
El uso de iconos no fue exclusivo del cristianismo; mientras el islamismo los prohibía, el hinduismo creció como una religión de iconos, a los que llamó murti, murthi, vigraha o pratima. Usaban para hacerlos piedra, arcilla o cerámica, madera o metal (3).
La importancia que se le dio a la fuerza expresiva de la imagen se prolongó en el tiempo, y aparece subrepticiamente novelada por Víctor Hugo en Nuestra Señora de Paris, en el capítulo “Esto matará a aquello”, donde se refiere a la resistencia que muchos hicieron frente al invento de la imprenta, en favor de conservar el lenguaje de la arquitectura, que tenía que ver con las imágenes presentadas en las fachadas de las catedrales, viniendo a ser estas el “gran libro de la humanidad” (4).
El tiempo extendió la connotación de la palabra y se reconocieron como iconos representaciones que iban desde deportes olímpicos hasta regulaciones viales que, preventivamente, indicaban al conductor la aparición de un badén o curva en las carreteras. Por su parte, la gran invasión de los ordenadores y sus sistemas operativos se hizo acompañar de una semántica propia, y una de las expresiones más usadas desde entonces vino a ser la de icono, con un uso esdrújulo, es decir, ícono. Los especialistas se refirieron así a un símbolo gráfico pequeño que aparece en la pantalla de la computadora o dispositivo electrónico, representando programas, sistemas operativos, redes sociales y demás (5). Los conocidos emoticones, que tanto usan los jóvenes para expresar emociones en los mensajes de textos, son iconos gestuales (6); note que la palabra está formada por la unión de los términos emoción e icono.
Como puede entenderse todos los significados de la palabra tienen en común el asunto de la representación visual, solo que las connotaciones del término se han extendido con el tiempo, siguiendo la dinámica propia del lenguaje humano, en permanente expansión. Científicamente hablando el fenómeno icono se estudia dentro del llamado campo de la semiótica [del griego: σημειωτικός, (sēmeiōtikós)], que es la rama de la filosofía que aborda el sistema de la comunicación en la sociedad (7). Los que prestan atención al término afirman que la palabra icono y sus derivados se han vuelto excesivamente familiares en los medios de comunicación. El escritor Mark Larson afirmó: “Mi nominación para las últimas palabras usadas en exceso incluyen ‘icónico’ y ‘asombroso’. Es como si todo el país recibiera una nota informativa que instruyera a todos sobre el uso frecuente. Acabo de hacer una búsqueda en la web de la palabra ‘icónico’. Encontré más de dieciocho mil referencias solo en las noticias. Agregué el icono de palabra a icónico y hay otras más de treinta mil referencias de historias” (8).
Al presente los significados no han traído graves desencuentros. La disonancia a la hora de entenderse la gente tiene que ver más con la pronunciación, y he presenciado “llamados al orden” al ser pronunciada la palabra icono, en preferencia de la pronunciación ícono. Debe decirse que, según la Real Academia de la Lengua Española (RAE), es correcto pronunciar y escribir la palabra sin tilde y con tilde; sin embargo, la palabra ícono, es decir, con tilde, es más utilizada en los países hispanoamericanos, e icono, visto así, sin tilde, es más utilizada en España, que ha permanecido más próxima a la raíz etimológica del término (9).
Este cambio no es exclusivo para la palabra icono; una considerable lista de vocablos pasó por la misma suerte, y hoy están registradas con doble acentuación posible; algunos son términos médicos y finalizaron disputas semánticas que tuvimos en el pasado los profesionales de la salud. Ejemplos generales de doble acentuación aceptada, son: élite/elite; alérgeno/alergeno; amoníaco/amoniaco; atmósfera/atmosfera; búmeran/bumerán; cardíaco(a)/cardiaco(a); cénit/cenit; cóctel/coctel; dínamo/dinamo; electrólisis/electrolisis; fibrinólisis/fibrinolisis; fútbol/futbol; fotólisis/fotolisis; gladíolo/gladiolo; hemiplejía/hemiplejia; hemólisis/hemolisis; hipocondríaco(a)/hipocondriaco(a); kárate/karate; maníaco(a)/ maniaco(a); olimpíada/olimpiada; período/periodo; paraplejía/paraplejia; pixel/píxel; policíaco(a)/policiaco(a); vídeo (preferida en España)/video (preferida en América) (10).
Con la edad las personas nos hacemos un poco reticentes a los cambios, así es que, fiel a la Madre Patria, a la tradición y a los maestros que nos formaron, aunque algunos se contraigan al oírme, seguiré pronunciando icono.
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(1) Artículo: “Icono”. Diccionario de la lengua española. Edición del Tricentenario. Actualización de 2018. https://dle.rae.es/?id=KsRzX3u Accedido el 2 de junio de 2019, 8:49 PM.
(2) Artículo: “Iconoclasmo”. Justo González. Diccionario manual teológico. Barcelona, España: Editorial CLIE, 2010.
(3) Espiritualidad oriental. Definiciones: “Murti”. https://www.eastern-spirituality.com/glossary/spirituality-terms/m-definitions/murti Accedido el 22 de enero de 2020, 7:51 pm.
(4) Víctor Hugo. Nuestra Señora de Paris. Libro quinto. “Esto matará a aquello”. La Habana, Cuba: Editorial de Arte y Literatura. Tomo I, p. 213.
(5) Artículo: “Icono”. Ibíd.
(6) “Ícono”. Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/icono/ Accedido el 22 de enero de 2020, 3:18 pm.
(7) Julio Ostalé. “¿Semiótica o Semiología? Algo más que una cuestión terminológica”. https://www.academia.edu/3154826/_Semi%C3%B3tica_o_Semiolog%C3%ADa_Algo_m%C3%A1s_que_una_cuesti%C3%B3n_terminol%C3%B3gica Accedido el 22 de enero de 2020, 3:59 PM.
(8) Mark Larson. Christian Examiner on line. Comentario. Christian Examiner Newspapers. PO Box 2606. El Cajon, CA 92021. “El uso moderno de las palabras sorprendentemente nos deja anhelando los viejos tiempos gay”. https://web.archive.org/web/20101225101358/http://www.christianexaminer.com/Articles/Articles%20Aug09/Art_Aug09_oped2.html Accedido el 22 de enero de 2020, 8:28 PM.
(9) “Ícono”. Significados.com. Ibíd.
(10) Wikilengua del español. “Lista de palabras con doble acentuación”. http://www.wikilengua.org/index.php/Lista_de_palabras_con_doble_acentuaci%C3%B3n Accedido el 22 de enero de 2020, 8:28 PM.
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