Para algunos, Ben Hur es el libro cristiano más influyente del siglo XIX. Nació de la pluma del general norteamericano Lewis Wallace (1827-1905) y fue un boom en el mundo de las publicaciones. Harper & Brothers lo lanzó el 12 de noviembre de 1880. En los siguientes diez años se vendieron trescientos mil ejemplares. La adaptación teatral de la novela se estrenó el 29 de noviembre de 1899, en el Teatro Broadway de Nueva York. Se mantuvo veintiún años en cartel, con cerca de seis mil representaciones (1).
El libro logró treinta y siete exitosas ediciones y dio al cine cuatro largometrajes. Perdura en la memoria de todos la incomparable presentación fílmica de William Wyler en 1959, premiado con once Oscar (2).
Lew Wallace fue agnóstico y el propósito principal de Ben-Hur fue investigar cuánto de cierto podía haber en el cristianismo. Aquel libro le llevó de la mano al evangelio. Fue el camino por el que conoció al Señor (3).
La vida de este general fue toda una convulsión, pero escribió Ben Hur a la tranquila sombra de un haya (4). Por siete años se le vio allí, bajo la quietud de aquel árbol, construyendo pensamiento a pensamiento uno de los libros más grandes de la historia, aquel que despertó en sí la fe en el Hijo de Dios.
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(1) C.L. / ReL. “Lew Wallace era agnóstico, escribió «Ben-Hur» para aprender sobre el cristianismo... y se convirtió”. Religión en libertad.
Publicado: 31 agosto 2016.
Accedido: 30 de julio de 2022, 5: 37 p. m.
(2) Ibíd.
(3) Ibíd.
(4) Ibíd.
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