Leo con reservas las traducciones bíblicas de equivalencia dinámica, esas que buscando legibilidad traducen pensamientos, más que palabras. Tiene el peligro latente de deformar la idea original y eso debe atenderse. Hoy, sin embargo, me sorprendía la belleza de la Nueva Traducción Viviente en las palabras de Daniel 12: 3. Allí leí: "Los sabios resplandecerán tan brillantes como el cielo y quienes conducen a muchos a la justicia brillarán como estrellas para siempre".
Es deslumbrante la belleza que expresa. ¡Qué grandiosa promesa! ¡Qué hálito de resplandor y eternidad fundidos en un solo pensamiento!
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