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martes, 26 de julio de 2022

Hubiera querido ser...

En una oportunidad le preguntaron a Ronald Reagan quién hubiera querido ser. El finado presidente norteamericano contestó, sin pensarlo dos veces: "Hubiera querido ser Adán, para ver las cosas por primera vez". 
No estaría solo el célebre estadista en tal añoranza. Muchos expresaron ese sentir. Creo que a todos nos hubiera gustado un algo así, y a veces, me he encontrado en el camino de haber querido ser aquel hombre primero, pero por razones que nada tienen que ver con la contemplación de la naturaleza primigenia: hubiera querido ser Adán para no tener perspectiva histórica; para no saber que Manasés aserró a Isaías o que Alejandro Magno crucificó dos mil tirios; para no tener idea de lo que hacían los asirios a los prisioneros de guerra; desconocer, siquiera imaginar la pesadilla de Ruanda o el genocidio armenio, la desoladora hambruna de Ucrania, las guerras mundiales, el nazismo y su par estalinista. Para no saber... 
"Y tuve por más feliz que unos y otros al que no ha sido aún, que no ha visto las malas obras que debajo del sol se hacen" (Ec. 4: 3). 
Es tarde ya... No pudimos serlo. Seis mil años de historia aplastan la memoria y el pensamiento y no podemos menos que sentir pena profunda por aquel que será el último hombre de la historia. Sobre él viene el peso incomparable de los recuerdos de todos los tiempos. 
Nos queda una sola esperanza para por ella vivir, para por ella morir. Una sola: "Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento" (Is. 65: 17). 


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