Una vez más, leyendo a Merrill Tenney, en Nuestro Nuevo Testamento. No puedo pasar por alto en el capítulo “La vida de Cristo”, la conmovedora alusión que hace a Dios como Padre, desde las palabras de Jesús.
A diferencia de cualquier religión pagana donde el dios que evocan es un dictador que debe ser aplacado, Jesús reveló al Dios Eterno como al Padre de todos los vivientes. El Señor Jesús apuntó al hecho de que toda relación de Dios con sus criaturas ha de ser, primero que todo, la relación de un Padre para con su hijo. Con este nombre y sus derivados aparece el Rey del cielo ciento setenta veces en los Evangelios: ciento nueve en Juan; cuarenta y dos en Mateo; cuatro en Marcos y finamente, quince en Lucas (1). Es notable que en el Evangelio dedicado a la Iglesia, el de Juan, el más tierno, el que contempla las más conmovedoras palabras del Señor, sea donde más aparezca la teología de Dios como Padre.
El carácter de Padre que está en Dios, tal como Jesús lo hizo ver, tiene implicaciones grandiosas. Dios es, desde esa perspectiva:
Amor y justicia (Mt. 5: 44, 45);
Cuidado de la creación (10: 29, 30);
Propósito (20: 23);
Perdón (Lc. 15: 11, 32);
Una invitación postrera a la casa del Padre (Jn. 14: 2) (2).
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(1) Arnold Omar Jiménez Ramírez, semanario.com.mx. “Dios es nuestro Padre, todos somos hermanos”. https://www.mercaba.org/ARTICULOS/D/dios_es_nuestro_padre.htm Accedido: 12 de febrero de 2021, 2: 25 PM.
(2) Merrill Tenney. Nuestro Nuevo Testamento. Gran Rapid, Michigan: Portavoz, 1989, p. 267.
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