La explicación es sencilla

Me decía un día el anciano Librado Hernández: “Mientras usted haga las cosas chapuceramente, como el promedio de la gente, no tendrá ningún problema con nadie; ahora, trate de hacer las cosas correctamente, y verá lo que es tener problemas con todo el mundo”. Vaya verdad, y se cumple lo mismo fuera que dentro de la Iglesia. No lo mire como una condenación, más problemas tendrán a la postre los que hagan las cosas mal.

“Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados” (II Ti. 3: 12, 13).